10.
Si los engendros Hashasins habían surgido de los famelicos y desnutridos adoradores que Nash había sacado de la montaña de su abuelo.
Estos terribles monstruos. Habían nacido de la gran guardia personal de asesinos con la que marchó dispuesto a cumplir su terrible propósito de servir a Nirrua.
[Exterminador oscuro ★2].
La carne de sus guerreros había sido atrofiada. Convirtiendo los huesos en una armadura de pinchos blindados que habían brotado hacia el exterior. Reparando y reforzando su nueva carne, de reluciente brillo blanquecino. Tal cual como el puro color de sus huesos.
Brazos, piernas y tórax. Lomo y rostros, todos tenían un patrón recubierto con una armadura hecha de su propio blindaje natural.
Deformados de forma natural. Estos horrorosos monstruos exudaban un instinto asesino mucho más terrible que sus hermanos de aspecto reptiliano.
No tenían grandes garras temibles..en su lugar, un grueso y grotesco apéndice con forma de cuchilla estaba biologicamente unido a sus muñecas. Ocultando unos dedos regordetes y fornidos capaces de romper cuellos..si es que sus pesadas armas no los cercenaban primero.
Pasmada..Aritza no podía creer lo que veían sus ojos.
Una repugnante bestia sacada del abismo se había atrevido a atravezarla con un sucio apéndice malformado.
Sabandija patética que no conforme con su agravio, se atrevía a mirarla a los ojos con un desprecio igual de grande que el que le dedicaba ella..pero incluso tenia el valor de sonreirle.
La guerrera valquiria no podía sentir más rabia..impotencia y asco, bulliendo con furia mientras permanecía de pie mirando a la verdadera escoria.
Y a pesar de todo.. era esa terrible criatura la que la mantenía erguida con los ojos muy abiertos y nublados por las lágrimas de pura rabia que le provocaba semejante agravio.
Aritza había creído estar segura al matar a aquel horrido grupo de engendros, y ahora. Se había topado de frente y sufrido en carne propia la letalidad de un monstruo de verdadera casta guerrera.
Esos ojos abisales no perdían su profundidad en los ojos de la valquiria, quien. Perdida en aquella mirada de pura muerte lasciva, temblaba mientras sentía como aquella cuchilla se clavaba más y más en su carne.
Jadeo, temblorosamente. Mientras se percataba con horror que era incapaz de mover un solo musculo. Su asesino, le sonreía tétricamente. Disfrutando del momento agónico de su presa, quien no podía hacer nada mas que sentir como la vida le era arrancada.
-Lo intentamos...al menos-.
Suspiro antes de sentir como sus piernas le fallaban como el resto del cuerpo. Pero antes de sucumbir, vio como un destello fantasmagorico, un movimiento detrás del asesino abisal que la aniquilaba.
¡!.
-¡¡¡GRRRAAAAAAJKH!!!-.
La abominación forjada en los corruptos abismos, bramo con furia y dolor. En un tono agónico en cuanto el filo de una espada corta le atravezo un punto débil en su espalda baja.
El arma entró y salió repetidas veces, ensanchando su herida y creando un borboton de sangre mayor al que el le había causado a la valquiria.
Espesa sangre negra se acumulo en el suelo, y al fin. El exterminador oscuro cayó de rodillas con la mandíbula tensa. Respirando pesadamente mientras su antes víctima, recobraba fuerza e ira para liberar su carne de la brutal cuchilla que la castigaba.
Con esfuerzo, Aritza sujeto la cuchilla y la empujo hacia afuera. Debilitandola más en cuanto una corriente de sangre comenzó a manar de ella a un ritmo incesante.
En cuanto un filo metalico atrevezo el cuello del exterminador oscuro, la guerrera pudo ser capaz de visualizar a quien la había salvado.
Ackress, con un aspecto igual de lamentable y aguerrido que el de ella. Le dedicaba una mirada fría y agonizante.
Aritza suspiro, antes de sonreír de forma complaciente, y se acercó al guardian encapuchado antes de ayudarse mutuamente a seguir de pie, mientras caminaban con dificultad e incertidumbre en esa bruma neblinosa que había resultado en una trampa mortal tan terrible.
-Asi que..se cumplió lo que tanto quería eh..-.
Reflexiono la valquiria.
-¿A que..te refieres?-.
Ackress escupió un gargajo de sangre, y se detuvo por un momento para mirarla confundido a los ojos.
Pero Aritza se guardo sus palabras. Ella, no había querido que ninguno de los dos cayera y muriese sin haberle hecho frente a esas terribles criaturas..y, ahora, a pesar de estar malheridos, habían demostrado la bravura necesaria para ser llamados guerreros en toda su palabra.
De su valor no había duda, y ahora, viéndose al borde de la muerte y aún así seguir sosteniendo sus armas en espera del que sería seguramente el monstruo que les diese muerte. No había sensación más reconfortante que tener a un hombre como aquel junto a ella, y para el, no había calidez más grande que luchar mano a mano con una guerrera tan brutal junto a el.
Ambos sintieron como las fuerzas se les hiban, en cuanto sus rodillas chocaron contra el suelo.
En vano intentaron recuperarse, pero estaban demasiado débiles.
No perdieron la fe ni el espíritu, pues el sagrado cielo pareció darles una señal.
En cuanto alzaron sus vistas, pudieron ver un cielo estrellado. Tan espléndido y hermoso como lo recordaban.
Y..cuando a sus visiones les fue imposible seguir viendo tan majestuosa vista.
Desmayaron en un campo de batalla horrido recubierto de cadáveres oscuros y cuerpos uniformados.
..............
Esta nueva oleada, aunque menos numerosa. Seguía sofocando al ya escarmentado ejército de la capitana Ulmaris, quien fuese a estar redirigiendo sus esfuerzos para aguantar el máximo tiempo posible mientras esperaba el apoyo del resto de capitanes.
La lider valquiria había reunido a tantos bloques de guerra como le fue posible en semejante confusión provocada por la niebla corrupta que se había alzado en la fortaleza.
Ulmaris organizó paredes de escudos y lanzas que alejaron a sus aberrantes enemigos, y batallo una y otra vez con cada horda que. Si alguna vez llegaba a salir con vida de ahí, nunca jamás vería la oscuridad de la noche con los mismos ojos.
Con un fuerte movimiento, hizo descender su poderosa hacha de guerra, y le destrozó el cráneo a un engendro Hashasin antes de cambiar de objetivo y destrozar la coraza blindada de tres exterminadores oscuros a la vez, partiendolos con suma facilidad.
-¡¡¡Sigan firmes!!!-.
Ordenó en cuanto una nueva oleada de terribles enemigos se les hecharon encima.
Ella y sus valquirias salían de la seguridad de los bloques cerrados, para liquidar a los rivales más peligrosos. Si estas terribles criaturas llegarán a abrir aunque fuese un poco las líneas defensivas de sus soldados, el caos se esparciria y más de esos engendros entrarían entre sus guerreros para darles muerte.
No podían quedarse en el mismo lugar, y era por ello que ordenaba moverse esporádicamente por toda la fortaleza.
De vez en cuando se topaban con grupos aislados que aun después de tanto tiempo habían permanecido firmes, y los integraban al grupo para asegurar más almas Star Hell para la batalla.
Poco a poco. La capitana Ulmaris recuperaba el grueso de su ejército, y se marcaba un triunfo personal por cada horda repelida y vidas salvadas.
Su brutalidad en el combate no tenía igual..y, aunque le sorprendió no ver el terror dibujado en los ojos de sus enemigos cada que desmenuzaba a grandes grupos de exterminadores o engendros sin problema alguno. No se dejó intimidar, y se propuso que a pesar de esto. Ella no pararía de aniquilarlos.
Haya esos bastarods si no veían la verdadera fiereza de una valquiria de Star Hell. Probarian el filo de su hacha y adornarian el suelo con sus entrañas.
-¡¡La niebla..la niebla!!!-.
-¡¡¡Se está..se está yendo!!!-.
¡!.
De repente. La capitana Ulmaris se percató de un hecho sin precedentes.
La espesa niebla que tanto los había sofocado. Al fin estaba desapareciendo.
Dejando al descubierto, una fortaleza repleta de cadáveres.
Algo debía sacarse de la ausencia de la antinatural bruma neblinosa..y eso era que ahora que ya no estaba. La potente peste de la sangre impregnaba demasiado el aire.
Cuerpos despedazados y grandes charcos de acumulaciones de sangre yacian esparcidos por todas partes.
Como aguas estancadas. La sangre oscura de los Hashasins corrompidos borboteaba fluyendo como un río hacia la entrada de la fortaleza. De donde parecian llegar nuevos refuerzos para los mermados Redentum, que tanto se habían aferrado a la vida. Con el costo de arrebatar muchas más.
Y fue..en esta breve pausa placentera.
Que la capitana se percató que a la distancia, dos guerreros caían de rodillas para posteriormente ceder ante sus heridas.
Uno era un guardian encapuchado, y la otra una formidable valquiria.
-¡¡Cuan dura es esta batalla..que incluso mis orgullosas hermanas fraternizan con la escoria de Star Hell!!...No.
Esa ya no es escoria-.
Volteó a mirar a sus filas, reconociendo a los guardianes encapuchados que no se acobardaron en ningún momento y lucharon valientemente junto a ella tan bien como cualquier soldado o valquiria.
Rápidamente, la capitana se enderezo y señalo a los heridos.
Justo en ese momento, cuando un pequeño grupo de guerreros de Star Hell se dirigía hacia Aritza y Ackress, un fuerte estruendo sacudió la tierra. Mientras que en lo alto de las murallas, Ulmaris logró distinguir de nuevo, a aquella figura temible que pertenecía al líder de aquella hueste abisal.
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