Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9

Capítulo 9

Los días se fueron pasando rápidamente y finalmente había llegado el día en que su madre regresaría de su encuentro con el idiota de su padre. Tenía en mente hacerle algo especial, ya que había aprendido a cocinar otras cosas fuera de lo poquito que sabía hacer. Decidió ir por un buen filete y postres para celebrar. Necesitaba estar de buen humor y ponerse de malas no era lo indicado. La iba a perdonar de todos modos y aun así era su madre y la aceptaría como fuese.

Estuvo cocinando hasta tarde en compañía de Sam, quien le daba unos tips de internet de cómo preparar el filete. Bebieron un poco y todo estaba tranquilo. Una llamada hizo que la felicidad durara poco, Sam debía de regresar a su casa para ayudar a su madre con la cena. Se despidió de su mejor amigo dándole un beso corto en los labios. Prometió venir cuando Dina regresase a casa.

Ya tenía listo la cena y aprovecho de limpiar la casa y dejar todo arreglado y limpio. Paso la podadora, saco la basura, tendió su cama, arreglo el desorden en su cuarto y coloco aromatizantes por toda la casa para que oliese rico. Al fin dejo las cosas como debían de estar ante del regreso de su madre. Fue hacia afuera para fumar un cigarrillo y relajarse un poco, tomar aire fresco era lo que necesitaba en ese momento.

Un auto de color naranja se estacionó en su casa y se bajó un tipo alto, cintura de gallo y cara de estúpido; llevaba una maleta pesada y en la otra un gato negro con ojos penetrantes. Black se levantó de las escaleras y el hombre fue hacia donde estaba él. No vio señales de su madre, y quería saber que hacia ese tipo en su casa. Se suponía que ya vendría en camino hace un cuarto de hora y además estaba acompañada de su padre.

Con el ceño fruncido, Black lo intimidó. El tipo dejó que el gato husmeara por allí, y los ronroneos se escuchaban muy claros. Pensó que tal vez era el novio de su madre, pues era la única persona que desconocía y le parecía demasiado obvio. Nadie lo visitaba a altas horas de la noche. Era un tanto sospechoso.

— ¿Quién eres? —preguntó Black sin dejar que el tipo preguntara primero.

—Un amigo de tu madre —respondió el tipo cruzando los brazos—. Cosas que no te incumben, niño.

—Mi madre no está aquí. La estoy esperando desde hace rato. Por cierto, ¿qué estás haciendo aquí? —El tipo se sorprendió del tono en que le hablaba Black, no se imaginaba que el chico era capaz de todo y no tenía miedo de nada.

—Solo vine por tu madre. Ella me llamó diciéndome que estaba casi llegando a la casa y me dijo que la esperara porque vamos a salir. Tendré sexo con ella, por si no lo sabías. Dejó al idiota de tu padre muy lejos y yo seré quien lo reemplace.

—Pues para tu información, no vas a salir con ella y yo mismo lo voy a impedir. A mi madre no la toca tipos idiotas como tú. Si no impido que el estúpido de mi padre le haga daño, menos tú. Solo les hacen daño a las mujeres y se creen hombrecitos. No tienen las bolas para tratarlas como damas. Apuesto que no eres hombrecito y solo finges ser alguien que no eres, y lo haces para que todo el mundo te admire. Nadie reemplazara a nadie, así que es mejor que te vayas. ¡LARGO! —El grito de Black se escuchó por todo el vecindario y las luces empezaron a encenderse por todos lados, e incluso el faro de al frente se encendió en instantes iluminando la entrada de su casa. Cualquiera que pasara por allí en ese momento iba a tener problemas de la vista porque la luz era demasiado brillante.

Varios vecinos salieron a ver qué sucedía y cuando vieron a Black se habían asustado. Quizás pensaban que al joven lo iban a asesinar, pero él solo grito para que el tipo se fuera lo antes posible y lo dejase en paz.

—Niño malcriado, deja que te rompa la cabeza. Tu mamá es tan exquisita que le hago sexo oral y le doy latigazos de placer.

Black fue más ágil y con el puño de la mano izquierda le dio un golpe en el rostro tan fuerte que el tipo se tambaleo varias veces y al fin cayó. Estaba demasiado furioso y no controlaba su furia, su madre era lo más importante para él y cuando la mencionaban por algo o le decían algo de ella su demonio interior actuaba por sí solo. El tipo se levantó y esta vez le dio en todo el estómago, luego le dio unos golpes en la cara, que Black sintió que su rostro había quedado destruido por completo.

Black para seguir defendiéndose, llamo a la policía que no tardó más de dos minutos en llegar a su casa. Al tipo lo llevaron a la comisaria y le advirtieron a Black que se quedara tranquilo en casos como ese.

—No controlo mi furia. Le hizo daño a mi madre —dijo Black tratando de recuperar el aliento.

—Lo sé, Black. Traeré los primeros auxilios, no luces muy bien —dijo el oficial Terry.

Entre la multitud, Samuel abrió paso para ver a su mejor amigo que tenía el rostro demacrado, estaba golpeado por todos lados. La boca se le había hinchado un poco, al igual que la nariz que la tenía partida en dos. Moretones por todo su cuerpo, y cuando Black se quitó la camisa para poder coger aire fresco fue que vio a Sam que se acercaba con el corazón acelerado. Parecía estar enojado, pero a la vez emocionado.

—Vaya, tan valiente el hombrecito —comentó Samuel con sarcasmo.

—No es gracioso.

Black tambaleaba un poco, se sentía algo mareado y ya la ambulancia estaba por llegar. Aún tenía la certeza de que a su madre le había sucedido algo extraño durante el camino y pensaba que el tipo ese tenía la culpa de todo. Se dejó caer en la camilla, donde lo revisaron de pies a cabeza a ver si tenía algo malo. El chico había vomitado sangre luego de que lo revisaran y no sabía exactamente porque le había sucedido, ya iban varias veces y no era normal. Lo llegaron al hospital en compañía de Sam para hacerle los respectivos exámenes.

El hospital estaba vacío, no había nadie que estuviese enfermo y los únicos que estaban en algunas habitaciones ya tenían semanas en ella y eran casos específicos y delicados. Al chico lo pusieron en la sala de emergencias en las primeras habitaciones. Le hicieron los respectivos exámenes de sangre, de orina y de heces, también lo llevaron a radioterapia para ver cómo estaba.

Samuel se quedó en la habitación esperando a su mejor amigo. Apretaba mucho los labios por los nervios y no dejaba de ver si Black venía con el resto de las enfermeras. Quería saber que estaba sucediendo pues ya tenía media hora en tensión. Se dispuso a jugar en su celular para desviarse un poco de la realidad, pero le era difícil, no se concentraba muy bien en lo que hacía.

Al cabo de dos minutos, las enfermeras y Black ya estaban en la habitación. El chico lucía un poco mejor, pero vomitaba a cada rato. Sam preguntó que estaba sucediendo, pero nadie le supo responder, sabía que algo malo le estaba pasando a su mejor amigo y quería saber que sucedía, esperar no era una alternativa para el momento.

— ¿Qué tiene Black? —preguntó por tercera vez.

—Estará bien.

— ¿Y entonces?

—No estamos seguros —dijo el doctor que acababa de entrar con los resultados de Black. Sam los reviso uno a uno, con mucho detenimiento y todo parecía estar en orden, lo que no comprendía era porque su amigo seguía apareciendo la sangre por la boca y por la nariz.

Quizá había algo que no lo estaba haciendo bien y sugirió que le tomaran los exámenes de nuevo. El doctor negó con la cabeza, nadie dijo más nada y todo se quedó así.

—No comprendo. Mi amigo está mal, no es normal que alguien vomite sangre.

—Sé que estas desesperado, pero tu amigo está bien. Creo que necesita descansar un poco.

Samuel se fue a tomar una taza de café en el cafetín del hospital. Se lo tomó caliente y no le importó que quemara la lengua.

—Sam —la voz del padre de Black lo hizo derramar el café en sus pantalones. No gritó para no armar escándalos y se secó rápidamente con la servilleta.

—Señor Lee, ¿qué hace usted aquí?

—Pues vine a ver a mi hijo, tengo que decirle algo muy importante.

— ¿Qué cosa? —quiso saber Sam—. ¿Cómo supo que estaba aquí?

—Tu madre me lo dijo apenas llegue a la casa. Me conto la pelea y todo, vine cuanto antes. Algo le paso a su madre y debe saberlo de inmediato. ¿Dónde está?

—Durmiendo en la habitación 009. ¿Y qué le paso a su madre? —seguía preguntando olvidándose por completo del dolor que le causo el café caliente.

—Iré a verlo enseguida.

Sam fue corriendo tras el señor Lee, que parecía evadir a las enfermeras. Al llegar a la habitación, Black estaba despierto y tomando una sopa de verduras, una enfermera le tomaba la tensión y la otra le cambiaba el suero.

— ¿Qué demonios haces aquí? —preguntó Black con el ceño fruncido.

—Quise venir cuanto antes, pero tomar un avión hasta acá fue difícil.

—No me interesa saber tus excusas. ¿A qué viniste y dónde está mi madre?

—Te tengo que decir algo.

— ¿Qué te revolcaste con ella y la dejaste tirada en el camino? Eres capaz de hacerle daño. No te perdonare. Si quieres que te dé una buena paliza como lo hice con el otro sujeto.

—No sería capaz de hacerle daño.

—Eres un bastardo. No eres más que un mentiroso. ¿Qué tienes que decir cómo defensa?

—Sí, admito que estaba con ella. Solo permanecimos poco tiempo, me dijo que tenía que hacer algo importante y se fue. No me dejo que la acompañara y se vino sola.

Black se quedó más intrigado que antes, aunque no le creía mucho a su padre, igual necesitaba una explicación más exacta.

—Tu madre tuvo un accidente, Black. Cuando venía de regreso, el chofer se quedó dormido y pues todo sucedió muy rápido. Yo la había dejado en la estación de autobuses del hotel, pues sabes que detesta volar en avión, le advertí que las calles son peligrosas, pero no me hizo caso. Un oficial me llamo para decírmelo en persona y trate de llamarte. Me caía la contestadora de tu celular.

— ¿Dónde está mi madre? —dijo alzando un poco la voz—. ¿Cómo supiste que estaba aquí?

—La madre de Sam me lo dijo.

—Tu madre no se pudo salvar.

Los gritos de Black estremecieron a los demás pacientes que reclamaban la bulla que este hacía. Black tenía que ver a su madre, pues no le creía nada a su padre.

—Black, tranquilízate.

—NO. TÚ ERES EL CULPABLE DE ESTA DESGRACIA. POR TU CULPA MI MADRE NO ESTÁ Y NO SE SI ESTAS DICIENDO LA VERDAD. ERES UN MALDITO MENTIROSO, ¿DIME DÓNDE CARAJOS ESTA MI MADRE, MALDITO?

— ¡BLACK, CÁLLATE POR TREINTA SEGUNDOS! —grito Samuel —. ¿Por qué tu padre ha de mentir? Sabes que dice la verdad, pero quieres echarle la culpa a alguien. Cállate y termina de escucharlo, por el amor de Dios. Deja tu maldito orgullo hacia tu padre y escúchalo.

Black asintió y su padre terminó de hablar. No dijo más nada, salvo que el cuerpo de su madre estaba preparándose para velarse al día siguiente. Él mismo había visto el cuerpo de su esposa cuando el oficial había hecho la llamada, puesto que en la mano estaba el número del señor Lee y lograron contactarlo cuanto antes.

El misterio de porque Dina había estado apresurada era sin duda algo que dejo a Black pensando cuando fue camino hacia el velorio. Le daba vueltas al sujeto y si tenía algo que ver con la muerte repentina de su madre. Iba a matarlo y de eso estaba completamente seguro. Destrozarle el cuerpo y hacerlo cenizas.

—El hombre se quemó en la comisaria por si quieres saberlo —explicó su padre cuando se estaciono en el lugar donde velaban a su ex esposa.

El velorio fue muy sencillo y bonito. La mayoría de las personas eran familia de su madre y algunos amigos suyos. Había comida, pasapalos, postres y mucha bebida natural.

Para Black fue lo peor que le haya pasado en la vida. No se despegaba de la urna donde estaba su madre y lloraba en silencio. Samuel no quería acercarse a su mejor amigo, porque quería dejarlo solo para que se desahogara un poco. Luego de que Black se fuera de la urna para un lugar más tranquilo, Sam tuvo la oportunidad de hablar con su mejor amigo.

—Tu padre me ha presentado a tantos familiares que me confundo. Todos se parecen demasiado, ¿no lo crees?

Black no respondió y ni siquiera sonrió.

—Sabes que no estarás solo, Black. Me tienes a mí. Me tendrás a mí por dos meses y medio —Sam beso el cuello de Black con dulzura y luego lo abrazo. Black sintió el calor de su mejor amigo y se sintió un poco mejor.

**

—Mi madre no está —lloró sintiéndose peor.

Su madre ya no estaba para acariciarlo, para abrazarlo y decirle que se portara bien. No tenía una protección y tampoco con quien charlar en la madrugada. Ella ya no existía y cada vez que se acordaba empezaba a llorar como un niño pequeño. Quería gritar y maldecir a todos. Se sentía envidioso cuando veía a las personas pasar por la calle felices y sonriendo. ¿Por qué justamente antes de año nuevo ya Black no tenía madre? Era una pregunta que su mejor amigo se hacía mientras veía como Black esparcía las cenizas de cigarro en el techo de su casa.

Black siempre quiso a su madre, para él era su héroe, la persona que luchó por él y lo hizo todo un hombre de bien, caballeroso y humilde. Ella le enseñó a creer en la magia, también a leer y escribir. Ella era todo para él y ahora no estaba presente.

En la ventana oía las voces de su madre diciéndole cualquier cosa, solo que la voz estaba en su mente. Por un segundo pensó que era real y pufs, solo su imaginación.

—Black, ¿mira quién llegó? —gritó su madre y el niño pequeño la abrazaba como si fuera lo mejor del mundo.

—Te amo, mami.

—Yo te amo muchísimo más, mi pequeño Black. Tu mami siempre estará para ti, siempre. Nunca te voy a abandonar, siempre estaré a tu lado.

Al recordar todo eso, se sintió peor. Empezó a llorar más fuerte. No quería limpiarse las lágrimas pues su corazón estaba demasiado destrozado. Quería a su madre de vuelta, y que al menos lo besara por las noches como siempre.

—Mi pequeño Black, ya es todo un hombrecito. Como has crecido, todo un hombre. ¿Cuándo me darás nietos?

—Yo soy tu único bebe, madre.

—Yo quiero que te cases y me des nietos.

—Eso no sé si va a pasar madre, pero prometo adoptar uno o dos niños en caso de que no pueda.

—Te amo, mi pequeño rebelde.

— ¿Por qué te fuiste tan pronto? Tu pequeño está solo en el mundo. Te fuiste tan pronto que no tengo quien me abrace en las noches. ¿Por qué te fuiste, madre? ¿Por qué? Estoy solo, muy solo y necesito que me digas que todo saldrá bien y que siga adelante. Por favor, no me dejes solo, madre. TU NIÑO NO VA A PODER CRECER SIN TI —gritó Black a todo pulmón—. ME ABANDONAS PARA SIEMPRE. NO ME PUDE DESPEDIR DE TI, MADRE. TE EXTRAÑO. ESTOY SOLO.

—Claro que no, Black —apareció Samuel en la puerta de su habitación—. Me tienes a mí, amigo.

Black no dijo nada y se quedó dónde estaba. Veía como las estrellas empezaban a aparecer y las lágrimas salían solas, había una que sobresalía de las demás y brillaba muchísimo, según él era su madre que lo protegía. La ventana la cerró por completo y se acostó en su cama con la ropa que tenía en el velorio.

—Acaríciame, Sam —dijo Black quedándose dormido. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro