Capítulo 46 (ESPECIAL)
Capítulo 46 (ESPECIAL)
Black
En mi vida he hecho algo tan ridículo como esto. La letra se me enreda, Vinz me ayuda, la sigo cagando y solo me queda sonreír y esperar a que la gente se retire para no escuchar mi voz. Me largo de allí con el propósito de no verle la cara a nadie, ya es suficiente humillación por hoy. Recuerdo que el pánico hay lo tengo desde niño y no creo que se me quite, al menos que me haga el valiente y haga mi figura tridimensional para que haga el ridículo por mí mientras yo me burlo de mí mismo.
En la fiesta todos están festejando y al parecer se olvidaron de mi acto tan estúpido. Me siento en una de las mesas, ya más calmado luego de mirar hacia el mar y darme un chapuzón del bueno. Empiezo a tomar licor, no sé qué demonios es, pero sabe muy bien. Vinz se me acerca y parece estar exhausto.
—He bailado demasiado —se queja—. Tenía rato que no lo hacía y me cansó muy rápido. Las mujeres me tienen loco. Menos mal que no te gustan, porque ya me las hubieses quitado hace rato.
—Así me gustaran las evado como sea. Me gusta bailar, pero no me apetece hacerlo —le comentó y él me mira como si supiera lo que estoy pensando en este momento.
— ¿Qué es lo que te preocupa? —una pregunta que nunca he podido decírsela a nadie. Al menos con Vinz puedo hablar sin ningún problema, él entiende todo—. Prometo no decirle a nadie, esta vez es en serio.
—No tener hijos, no poder ser padre. No cumplir la promesa de mi madre —respondo sin alzar mucho la voz. Vinz se queda mirándome y luego me da unas palmaditas en la espalda.
—Chicos —mi padre se sienta en nuestra mesa y nos mira a ambos como si estuviera analizando que estamos haciendo aquí sin divertirnos.
Camila llega a los segundos y también está sospechando como si se tratara de un crimen cometido por mi hermano y por mí.
—Un hijo te puede hacer cambiar desde un punto maternal, del resto serás el mismo de siempre. Una promesa no siempre se puede cumplir, ya que las decisiones que se toma están plasmadas dentro de nosotros. Has sacrificado muchísimo.
No tengo ni una sola réplica. Aunque no quiera admitirlo, es la verdad. Defraudar a mi madre puede ser terrible para mí, pero en su momento tuvo la oportunidad de enseñarme cosas, estar siempre a mi lado y eso es más que suficiente, aunque no soy un ángel tampoco un demonio y en el pasado la hice feliz por no haberme suicidado.
Sam viene y comparte con nosotros. No quiero que se preocupe por mí, tampoco que me pregunte nada y solo espero que mi familia mantenga la boca cerrada. En estos días puede que le diga lo que pasa por mi mente, pero mientras hay que dejar todo en calma. El estrés en este momento no es bueno, además es una celebración de mi hermana y no deseo ser el centro de atención.
Row viene hacia nosotros con la cara hinchada y los ojos rojos. Mi furia se activa en segundos y deseo matar a ese coño de su madre, hasta reventarle los sesos. Le pregunto qué tiene pero no me responde y ya yo sé lo que está pasando. Vinz, Sam, mi papá y yo nos dirigimos hacia dónde está él.
Para no armar un escándalo en plena fiesta nos lo llevamos hacia la playa para hablar "civilizadamente". De todos modos igual le voy a caer a golpes.
— ¿Qué le hiciste a mi hermana, imbécil? —le pregunto.
—No me acuses de algo que no he hecho. ¿Crees que soy fan imbécil para hacerle daño?
—Esta llorando y es tu maldita culpa. Habla de una buena vez.
—No le hice nada —ni siquiera esta nervioso el hijo de perra—. Lo juro —sigue mintiendo.
— ¿Qué le hiciste, Leo? —interviene Vinz.
— ¿Por qué me acusan a mi? No me cometido ningún delito. Tu hermano es quien lo está cometiendo. Es homosexual. Una marica.
Uno...dos...tres golpes en su cara y comienza la pelea. Estoy tan enojado que no controlo mi fuerza y me sabe a mierda si lo voy a asesinar, pero conmigo nadie se mete. Mi padre y Sam intentan agarrarme pero no pueden, no quiero que salga vivo de aquí. Ya es suficiente. Las lágrimas salen en mi rostro y mis manos dejan de golpearlo. Leo se levanta con dificultad, su cara está demacrada y llena de sangre. Me tapo el rostro y sigo llorando. Ya no resisto más. Esto ha ido demasiado lejos.
—No te metas con mi hermano —me defiende Vinz—. Jamás te vamos a aceptar en nuestra familia. No eres más que un maldito cobarde sin agallas para tratar a una dama. Sé que le hiciste daño a Row y te va a salir muy caro, terminaré de destrozarte tu cara si te acercas a mi hermana. Juro que te voy a matar.
—No hace falta, hijo —dice mi padre—. Esto se termino. Es lamentable, empezaba a divertirme en serio. Vinz lleva a Black para la habitación. Yo me encargo de todo con Samuel.
Me levanto y siento que todo mi cuerpo está herido. También recibí golpes de su parte. Observo a Sam y tiene ira en sus ojos, pareciera como si estuviera a punto de asesinar. Es difícil verlo en ese estado. Le afecta al igual que a mí. Lo conozco como para saber lo que está pensando.
Me voy con mi hermano a la habitación para que me calme y venga un paramédico a verme. Nos vamos por un camino donde nadie nos pueda ver, ya que el escándalo no está en mí y mi padre es muy delicado con eso. Ya casi perdimos de vista la hermosa playa para comunicarnos con la música tan ruidosa que hay en el salón. Seguimos caminando y mi madre está presente en la recepción para ayudar también. No veo a Row por ninguna parte.
—Esta esperándonos, cariño.
Caminar es lo peor y más si no hay ascensor para llevar más rápido. Me duele todo. Tanto tiempo sin pelear, ya no es el mismo efecto de antes, pues generalmente no duele casi nada, pero admito que ese hijo de puta es fuerte. Los escalones son cada vez más pesados e infinitos, subiendo con dificultades y tropezones llegamos a la habitación en donde está Row. Me apena que su boda termine así. Apenas me ve se balancea sobre mí, causando más dolor en la espalda, está llorando y me produce lagrimas también.
— ¡Es mi culpa! —exclama—. ¡Lo siento tanto! Soy una tonta. Debí darme cuenta antes que era un imbécil. Engañándome con su amiga.
—Todo estará bien, amor —la calma mi madre—. ¿Estás bien? —se dirige hacia mí y asiento. Pese al dolor, me considero estable.
—Es mi culpa. Lo asumo.
—No —dice Camila—. De nadie es la culpa. Necesito que descanses, cariño.
—Ya todo está bien —aparece mi padre y Samuel sin ningún tipo de rasguños—. No más bodas hasta que cumplan los treinta. O hasta que yo decida cuál es su pareja apropiada. No quiero más lágrimas en esta familia y seré muy exigente.
Todos asentimos, incluyendo Sam que también es para él.
— ¿Estás bien, hijo? —me pregunta mi papá y asiento sin moverme mucho. Me duele todo y cuando hago cualquier movimiento siento como si los huesos se estuvieran partiendo, es terrible—. Llevaré a Black al hospital junto con Sam. Los demás espérennos en la casa.
Pagar el desastre es gratis, el divorcio de mi hermana es tan rápido como comerse un maní y no atragantarse por eso. Todo lo costeó la familia de Leo, una deshonra para él. No es que sea un mayor enemigo, solo que no tiene la potestad de dar excusas inválidas cuando mucha gente lo vio teniendo sexo con una amiga suya. Lástima por él que se queda sin nada. En cuanto a los invitados, es chisme se riega más rápido que echarle agua a un jardín, muchos estuvieron decepcionados y otros felices. Celia vuelve a su país natal y Trish a su casa con Nanami pues se queda con ella los fines de semana.
No tengo muchas fracturas, me salve de poquito. Voy a rehabilitación todos los días y debo hacer ejercicios constantes. Hago jurar ante mi padre que no volveré a entrarme a golpes con nadie.
Vinz y Row vuelven a sus andanzas de estar juntos pero no revueltos. Mi hermano empieza a estudiar enfermería y Row trabaja en un museo de arte contemporáneo mientras saca una carrera corta sobre confección y costura.
Hacemos jurar a mi padre que ninguno se va a casar mientras estemos completamente seguros. Por mi parte, busco mi sueño, ese algo que me falta. Amo dibujar, cocinar, y hacer ambas cosas es difícil. Me atormento cada día buscando una respuesta, un fin.
Suena mi celular ruidosamente, otra vez le cambiaron el tono.
"Buen día, cariño. Te quiero. Pásala bien"
¿Qué? ¿Por qué me coloca mensajes tan ridículos como ese? ¿Acaso no entiende que eso de "cariño" lo detesto? Me preocupa que se la pase tanto con mujeres. Le pegan lo idiota. Aunque no tiene la culpa porque les da clases.
"Buen día, idiota. Déjame de estar mandándome mensajes así. "
"Si eres insensible, Black. Igual te amo y te quiero ;)"
"Me dará un coma diabético"
"Hablamos más tarde, ya que no te interesa"
"Tú empalagosidad me produce ganas de comer mucho chocolate. A veces te sobrepasas, idiota. Relájate"
"Lo sé, pero no puedo dejar de decírtelo"
Quedándome plantado en la cama, mirando hacia la nada, mi teléfono sigue sonando y no deseo contestarle a nadie. Me da fastidio.
— ¡Black! —grita mi madre—. Baja un segundo.
—Me da fastidio —le respondo con el mismo tono de voz. Capaz y me lanza una chancleta.
Ocurre la desgracia. Eso sí que duele. Me hace levantar y con flojera y sin ánimos voy bajando con el ceño fruncido. Allí está mi padre con alguien más que no sé quién es, seguramente es su familia que jamás los he visto o familiares de mi madre biológica. Son asiáticos como nosotros y me parece muy sospechoso todo.
—Hola, Black. Soy la abogada de tu madre. Ella me dejó a cargo el testamento. No te había podido localizar, ya que no sabía que te habías mudado. Aquí está, léelo con calma y si tienes preguntas me dices —resume y me entrega una hoja—. También a tu hermano Vinz.
— ¿Lo puede leer, por favor? —le pregunto. No quiero hacerlo, me produce nostalgia y terminó en un mar de lágrimas. Ella asiente. Se coloca los lentes y empieza a leer:
Testamento de la última voluntad Dina Nami Lee.
A mi hijo, Black Takeshi Lee le dejo mi colección de obras de arte, el auto donde vivimos nuestros momentos y la casa de Memphis. Hay una cosa que encontraras en aquella casa donde viviste todos los momentos felices.
A mi hijo Vinz David Lee, cariño sé que falle como madre y aún así eres mi amor por siempre. Sé que serás grande y fuerte, dulce y apasionado. Dejó en tus manos, el restaurante que dio inicio a mi vida, que por muchos años ingreso más de lo que pensaba y aún así es parte de mí. Quiero que lo conserves, que hagas el mayor de tus sueños.
Los amo a los dos. Confíen en cada uno al momento de conocerse y esmérense por ser grandes cristianos y honrados ciudadanos, los ama,
Su madre.
¿Para qué mama quiere que vaya a Memphis? ¿No se supone que vendió la casa hace mil años? ¿La habrá recuperado? ¿Pero cómo? Mi padre está sorprendido al igual que nosotros pero parece estar más tranquilo, porque su sonrisa refleja el sentimiento encontrado que tuvo con mi madre. Camila quien está a su lado, no lo juzga, no dice nada y sonríe como siempre.
La abogada se retira y nos deja a solas. Estoy prácticamente que en shock. No sé por dónde empezar. Mis manos me tiemblan, mi corazón palpita a millones de kilómetros y tengo las lágrimas a flote.
Callados sin decir nada, Row interrumpe nuestro pequeño momento. Nos mira con cara de pocos amigos y se sienta al lado de Vinz. Agarra el papel y se queda viéndolo con mucho interés.
—Debes ir, Black.
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