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Capítulo 44

Capítulo 44

El mundo no era tan mierda como Black pensaba, aun estado en el hospital recibiendo medicamentos y reposo, se sentía bien a pesar de todo. Recibió buena atención médica, las enfermeras se volvían locas por atenderlo y estaba contento.

Días después le dieron de alta, se fue a casa con sus padres, pues la casa que había comprado la tuvo que vender para costear todos los gastos de la operación, ya que no salía gratis como él pensaba. Lo bueno era que su tía quería vivir cerca de ellos y la compra fue rápida. Con la melancolía a flor de piel, tuvo que aguantar las lágrimas y contener la rabia hasta llegar a su habitación para soltar toda la ira interna.

Instalado en casa, se quedó dormido por varias horas y soñó muchas cosas de las cuales estaba preocupado. Había recibido varias cartas de solitud de empleo pero no quería trabajar para nadie, porque era un tiempo perdido el ir a una entrevista y que le dijeran que lo iban a llamar, cuando era mentira todo aquello. Quería tener su propio negocio, pero el asunto era que no sabía cuál. Era bueno dibujando, pero según él no ganaría nada y con la cocina no tenía mucha experiencia laboral.

Al levantarse fue hacia la sala y se recostó en el mueble. Vinz estaba en la cocina preparando algo y él alzó la vista. Sabía que su hermano había cambiado muchísimo porque Row ya no estaba en casa y la extrañaba muchísimo. Claro esta que la chica se había comprometido con Leo Wins, un chico de veintisiete años. Black no había estado muy pendiente de esos detalles debido a la operación y además quería que su hermana tomara sus propias decisiones y que fuese feliz.

—Y yo pensando que estaba despechado y veo que cierta persona esta peor que yo —dijo Black alzando la voz.

—No es gracioso —contestó Vinz—. No sabes la profunda tristeza que tengo encima.

—Aunque no lo sepas, si te comprendo. También la extraño muchísimo y si ese pendejo le llega a ser algo, va a recibir coñazos hasta en la medula ósea —opinó Black acomodándose en el mueble, pues se sentía incomodo en la posición en la que estaba.

—Aun no se han casado, eso es lo bueno.

—Aunque Row esta muy convencida del chico, sin embargo mi odio hacia el romance no va a cambiar. Es una mierda.

—Lo mismo pienso. Al fin te das cuenta que no sirve para nada —exclamó Black.

— ¿Tu te separaste? ¿Cuándo? —Preguntó Vinz—. No sirve de nada casarse, ni contener matrimonio.

—No —contestó Black sonriente—. Solo que siempre he odiado el romance, me parece una hipocresía que tengas que convivir con alguien por el solo hecho de no querer estar lejos de la otra persona. Si me gustaría vivir con Sam en un futuro, quien sabe si es lejano o próximo, pero eso de firmar unos papeles es ridículo, así que no gracias. Prefiero seguir siendo libre de hacer lo que me plazca sin compartir con nadie. Después te roban la casa, te quitan todo y uno se queda como el propio guevón viviendo con sus padres, porque ellos son los únicos que te soportan. Quien creó esa mierda fue San Valentín, las flores que la dejen en el jardín y los chocolates con la gente obesa y sin nada que hacer en su vida. El amor es demasiado abstracto, no tiene formas y es aburrido. Preferiblemente vivir sin ser como los demás, experimentarlo de otra manera y tratar de no ser tan básicos. La gente solo quiere tener a alguien a su lado para no sentirse sola, eso es estúpido y egoísta. Tengo conociendo a Sam desde hace muchos años y siempre hemos estado juntos, que esperemos para vivir y formar lo que todos llaman "familia" será en el momento preciso y cuando a mi me dé la gana de hacerlo.

—Sí, eso es cierto. San Valentín apesta.

—Es solo un carajo que no pudo tener una caraja y empieza a inventar estupideces sin sentido. Si amas a alguien eso es suficiente, me molesta que todo el mundo tenga que saber quien coño es tu pareja solo para que seas aceptado. Por eso no me gusta que nadie se meta en mi vida, me sabe a mierda la opinión de los demás. ¿Y que si estoy enamorado del imbécil ese? Es mi peo no el de nadie.

—Bien dicho —dijo Vinz—. ¿Cómo vas a lidiar con Leo? Trato de no ser amable con ese tipo porque te ha hecho cosas feas y ya no me parece tan simpático, ¿para qué demonios le voy a dirigir la palabra?

— ¡Me sabe a mierda! Que haga lo que le dé la gana, no voy a cambiar de opinión y si me odia es mejor. No quiero ser compadre de nadie.

Vinz le dio a Black una bebida burbujeante que él mismo había inventado. Ambos se quedaron charlando hasta el amanecer. Se sentían bien contándose lo que les acontecía en sus vidas, Vinz extrañaba a su hermana y también a Haimi, había admitido que aun seguía enamorada de ella. Black le confesó que no estaba listo para casarse aun y que solo lo había dicho por el mismo impulso de no perder a su mejor amigo. Entre risas, bebidas, se sentían bien desahogando sus penas, incluso habían estado ebrios, pero no a un punto crítico.

El señor Lee y Camila disfrutaban ver esa escena, habían oído una parte de la conversación y luego se acostaron a dormir dejando a los chicos solos en la sala.

**

La boda de Row se iba a efectuar en un hotel que poseía una playa privada, por lo tanto los invitados debían estar dos días antes por el tema de la reservación. Black bajó hacia la playa para darse un chapuzón y olvidarse de todo, al regresar a su habitación compartida con su hermano, vio que Sam estaba allí con una camisa y un short, los cabellos rubios se movían de un lado a otro por la brisa tan fuerte.

— ¿Y Vinz?

—Se fue hace rato. Dijo que debía hacer algo importante antes del gran casamiento.

—Seguramente fue a buscar a Haimi —dijo y Sam casi tumba el vaso de vidrio que tenía en la mano.

— ¿No me digas que te cae mal Leo? —preguntó de repente.

—Me da igual. Si Row es feliz y la mantiene así, no tiene ningún problema conmigo. Si le llega a hacer algo lo mando para la mierda y yo mismo lo ahogo hasta que fallezca. ¿Y que haces aquí? Creí que estabas con el imbécil ese.

—Se fueron esta mañana a Londres, oficialmente vivirán allá y mamá no estuvo de acuerdo, pero al final se calmó y lo dejo irse. Ya esta grande y puede hacer lo que le plazca.

—El hijo favorito se fue y ahora eres tú.

—Algo parecido, pero nunca me ha importado entonces me dio igual.

— ¿Y Nanami?

—Con mi madre. Le va a comprar un vestido.

— ¿Para qué? Ya tiene muchísimos.

—Le va a comprar el vestido para su bautizo.

— ¿Quiénes son los padrinos?

—Un primo de Trish y una amiga de ella.

Black se quedó en silencio y no opinó nada sobre el tema. Se sentía triste porque pensaba que él iba a serlo, pero ya no importaba. Recordó una ocasión en que su madre le dijo que si iba a tener un hijo, debía de escoger de padrino a Sam. Encendió un cigarrillo porque si no iba a llorar y no era el momento adecuado. Contuvo las lágrimas y se sentó en una de las sillas que daba hacia la paya.

—Hace tiempo que no fumaba.

—Si —contestó Black sin mirarlo a los ojos.

Sam se dió cuenta y no quiso echarle más leña al fuego. No era su decisión solamente y además pensaba que Nanami lo veía como un padre y por eso no quiso meterse en ese asunto.

— ¿Vendrá la madre de Row?

—No. Le envié la invitación y la rechazó.

— ¡Qué mal!

—Bueno no todo siempre tiene que ser feliz. Al menos queda de parte de Row haberla invitado a pesar de todo.

—Sí.

Vinz apareció de repente con una botella en la mano, se tumbo al suelo y luego se levanto para acostarse en la cama.

— ¡MALDITA SEA, CARAJO! ¡ESTOY DESPECHADO! ¡¿Por qué las mujeres joden tanto?! —empezó a llorar y cerró los ojos.

—Si dejas esa estupidez de embriagarte hare algo que nunca he hecho en mi vida —Vinz abrió los ojos y miro a su hermano quien tenía la cara seria.

— ¿No me digas qué?

—Algo parecido. Solo lo hare para que dejes de gritarle al mundo todo lo que te ocurre. Andando que tenemos trabajo que hacer.

— ¿Qué?

—Tú también vendrás —señaló a Sam quien estaba inmóvil y no sabía a que se refería con eso.

— ¿Por qué me tratas así? —se quejó Sam—. Yo no soy cualquier persona.

— ¡Te amo, Samuel Johnson! Eres lo mejor de mi vida —exclamó Black dándole un beso en los labios—. ¿Estás feliz ahora?

— ¡Wow!

—Siempre serás importante para mí. Solo que quiero ayudar a Vinz y hacer un acto en la boda de Row. Eso es todo el plan.

— ¿Qué se supone que vamos a hacer?

—Bueno, algo así como un baile. Yo voy a cantar y bailar, ustedes van a bailar solamente.

Bajaron hacia el gran salón. Había una tarima con sonidos y demás. Black saludó a uno de ellos estrechándole la mano. Preguntó si se podía usar para fines prácticos, ya que quería comprobar el micrófono y como era el suelo de la tarima. El muchacho asintió con la cabeza, se apartó de allí y salió por la puerta trasera.

— ¡Black! —un chico japonés se aproximó hacia ellos y saludo a Black con un abrazo. Samuel nunca lo había visto en su vida y se preguntó en qué momento Black hizo todo este plan y porque no le había presentado al resto de su familia. Según él los conocía todos, pero se dio cuenta que no—. ¿Cuánto tiempo tenemos disponible? —pregunto en un inglés ligado con japonés, casi no se le entendía bien lo que estaba diciendo.

Ellos se casan a las 7 de la noche —le explicó Black—. Ahora. La canción es muy simple, sin tanto rebusqué. Row le encantará porque es su canción favorita, pero yo quiero darle una segunda sorpresa y será cantar otra que ella no se espere. Al novio que se joda, la protagonista es ella y no él. Me sabe a mierda si se molesta.

—No tienes que ser tan sincero, cariño —dijo Sam—. Si es tu hermana, pero Leo no es tan mala persona. Hay que darle una oportunidad.

— ¿Para qué? —preguntó en tono desafiante. Estaba molesto porque no quería ver a Leo como parte del espectáculo ya que le caía muy mal—. No me digas cariño que no me gusta. Puedes decirme otro adjetivo.

—Amor, sería genial que lo hiciera porque ella no se lo va a esperar y si quieres verla feliz deja que participé con nosotros. De todos modos, ya le dije así que no te puedes echar para atrás.

Black estaba molesto, pero al final tuvo que aceptar la realidad y quedarse callado. Leo apareció a los pocos minutos dispuesto a ser lo que sea. Leo tenía buenos músculos, había resaltado una belleza británica inusual, tenía un aspecto caballeroso y maduro. Su cabello era negro azabache, portaba unas gafas oscuras y realzaba con la vestimenta que tenía puesta. La prima de Black no paraba de verlo y se sentía intimidada.

—Sam, un gusto. ¿Eres Black, cierto? —se dirigió a Black después de haberle estrechado la mano a su amigo. Él asintió desviando la mirada y poniéndose de espaldas hacia todos con el ceño fruncido.

Sam se dió cuenta de la incomodidad y trataba de calcular bien lo que iban a realizar en el acto. Organizó a todos y les enseño varios pasos que había aprendido recientemente, además de los viejos pasos que aprendió en la universidad. Muchos supieron llevarle el ritmo, excepto Black que se resignaba a bailar con Leo. Se sentó como espectador y se puso los audífonos para poder escuchar una canción cualquiera y que se le pasara la rabia que tenía por dentro.

Black era muy protector con Row debido a lo que pasó con el padrastro de ella y se prometió así mismo protegerla a toda costa, igual iba a dejarla que experimentará y que encontrará su camino por sí sola. Aún así no estaba convencido de ese chico y cada vez más lo intrigaba más, le habían dicho que era un poco egocéntrico y superficial, que eran dos cosas que Black odiaba por completo.

Sam observó la actitud de Black y decidió que tenía que acabar porque así no el objetivo no iba a ser cumplido. Se acercó hacia él y se sentó a su lado tomando la mano derecha que tenía disponible. Le quito los audífonos y apago el aparato reproductor.

—Se que no te cae bien, que quizás no sea el hombre perfecto para Row o quizás tenga más defectos de lo que piensas. Row lo escogió porque son diferentes, comprensivos, se aman el uno con el otro y no le da miedo estar con él, han pasado los meses más felices de la tierra y verla sonreír es gratificante —comentó Sam—. Recuerdo la ocasión en que me enamore de ti, tenía miedo, temor, desconfianza y perspectiva; porque siendo amigos éramos otra cosa y cuando en algún momento seamos novios seriamente, ya que lo nuestro ha sido una relación complicada y sin definición. Ni siquiera tenemos un aniversario ni nada por el estilo, tampoco quiero que me digas en este momento porque será cuando tú lo decidas. Cuando somos novios por llamarlo así, hacemos cosas sin sentido, no nos llevamos bien, hemos tenido problemas, ahorita no tanto pero no somos perfectos y dudo que Leo sea perfecto siendo hombre como nosotros, seguramente comete lo mismo —prosiguió—. Deja que los demás sean felices también, no te preocupes tanto, al final todo el mundo resuelve su vida y tú no le vas a dar hijos a ella, así que tienes que comportarte con su prometido. Es el mismo caso que mi hermano, sé que él no quiere perdonarte y que lo has intentado, pero ambos tienen la culpa porque prefieren odiarse que hablar sincero y descargar la ira. A Leo no lo conoces mucho, Black y debes hacerlo, para que después crees una hipótesis en tu mente.

—Me marean tus discursos tontos —dijo con sinceridad desviando la mirada de los ojos de Sam que los tenía puesto desde que empezó a charlar con él—. ¿Por qué no dejaste que fuera el padrino de Nanami? Sabes lo importante que ella es para mí y metes a gente imbécil.

—Porque eres como un padre para ella, Black. De hecho eres importante como Sirius en Harry Potter, pese a que fue su padrino, era más que eso, el ser padrino es solo un título, vale más lo que haces por ella que serlo. Eres distinto cuando estás con mi hija, la amas, te ríes, juegas con ella y la haces feliz a pesar de tu estado de humor. Nanami es lo que siempre quisiste en la vida, Black. Es la hija que siempre quisiste tener —contestó—. No soy el único que toma decisiones con Nanami, está su madre y respeto su opinión también.

— ¿No debe ser uno de tu parte y otro el de ella? —preguntó.

—Mi hermano no está. Así que ella escogió. ¿Cuál es el problema? Trish es amiga tuya, supuestamente.

—Eso no tiene nada que ver. Bueno al final es tu hija y tú decides.

— ¿Algún día dejaremos de pelear, Black? ¡Respóndeme!

— ¡Black!

Había llegado alguien pero no se lograba distinguir quién era. Cuando la persona se acercó más, era nada más y nada menos que una antigua amiga de él de la ciudad en donde había nacido. El chico no expresó alegría ni entusiasmo en ir a saludarla como se debe, estaba absorto de pensamientos y más cuando estaba peleado con su mejor amigo.

— ¡Cómo has crecido! —le dio un abrazo que Black no supo qué hacer—. ¿Qué haces aquí? ¿No me digas que conoces a Leo?

Arrugo la cara y miro hacia dónde estaba el prometido de su hermana. Negó con la cabeza sin hablar. La chica estaba demasiado emocionada para poder darse cuenta la actitud de Black. Además ella fue hasta allá para saludar a su amigo y darle un enorme abrazo.

— ¿Quién es? —preguntó Sam. Jamás la había visto en su vida y necesitaba respuestas.

—Amiga de la infancia —respondió Black—. Encárgate de todo, yo no puedo seguir.

— ¡Espera! —el gritó de Sam se escuchó en todo el salón y las personas que estaban dentro se les quedaron mirando curiosos de saber lo que estaba pasando—. ¿Por qué no enfrentas tus miedos? ¿Quieres que vivamos todo el tiempo de esta manera?

—Hay mucha gente y no deseo hablar —objeto Black—. Encárgate.

Salió corriendo hacia la playa y se quedó por un buen rato viendo hacia el mar, preguntándose si su actitud se debía a cosas insignificantes o porque estaba cansado de todas las situaciones y la gente no lo comprendía. Black era difícil de interpretar, cambiaba de humor constantemente y aunque fuera o no consciente, no era su intención hacerlo. Él era así. Odiaba estar rodeado de gente falsa, superficial, la incomodidad y la parte inhumana.

Vinz logró acercarse luego de ver quien estaba en aquella playa y preguntándose qué demonios hacían los invitados allí. Al ver a su hermano supo que le estaba ocurriendo. Se sentó a su lado.

**

— ¿Qué haces aquí? —dijo una voz conocible, tanto así que si la persona estaba lejos ya se sabía quién era—. Pensé que estabas con tu amigo.

— ¡Celia! ¿No me digas que conoces a Row? —ella negó con la cabeza—. Seguramente al novio.

—Sí. Leo es amigo de mi hermana y son mejores amigos desde siempre. ¿Y esa cara? ¿Te pasó algo?

—Algo parecido.

—Siempre supe tus estados de humor. ¿Cómo estás? Tu hija es hermosa. Black me comentó sobre ella el otro día que lo vi, supongo que no te dijo nada.

—Ahí voy, luchando para no suicidarme.

— ¿Y Black? Me dijo que estaría aquí —dijo Celia con naturalidad—. Veo que no te sorprende. ¿Qué tienes?

—No lo entiendo. Quisiera estar en su mente y comprenderlo. Nos reconciliamos, volvemos, peleamos, siempre la misma secuencia. Ya estoy cansado.

—No lo entiendo. Quisiera estar en su mente y comprenderlo. Me es tan difícil. Antes todo era más fácil y ahora las cosas no se, están raras. Nos reconciliamos, volvemos, peleamos, siempre la misma secuencia. Ya estoy cansado.

—No quería hacerte sufrir, Sam. Verás, al conocer a Black comprendí muchas cosas de las que no estaba segura, me parecía alguien difícil de explicar, no sabía cómo dirigirme hacia él. Dos meses estuve saliendo con Black por asuntos inexplicables, me comentaba que se iba a morir y necesitaba que tú fueras feliz sin él. Amablemente me pidió que te visitara. Invente un pretexto de tener una familia aquí, y mil excusas más. Al verte me enamore por completo, no sabía qué clase de hombre deja en mis manos a una persona tan intrigante como lo eres tú. Admito que me fue difícil aceptar su propuesta, y odiarlo tanto para que no te dieras cuenta de nada. Eres muy observador, pero yo actué mejor y funciono por lo menos. La cuestión era que por mi culpa y la de Black, nos separamos por tener problemas sin problemas. Me costaba demasiado aparentar normalidad y en un momento creí que en verdad le tenía envidia, aún así, supe cómo respirar y enfrentar la realidad. Sabía que no lo ibas a dejar por nada del mundo y que lo nuestro no podía funcionar jamás. Black es un ser humano como nosotros, sólo está preocupado por ti, y la única persona que lo hace realmente feliz eres tú.

—Es cierto. Celia tiene toda la razón del mundo. Aunque suene raro que lo diga.

— ¿Te dignaste a venir?

—Estaba ensayando algo. Primero te voy a besar y segundo te vienes conmigo, le haremos una sorpresa a mi hermana.

Black no lo pensó dos veces y lo besó con intensidad. Amaba sentir esos labios y le producían cosquillas en el estomago.

—Te amo muchísimo, Sam. Disculpa por todo lo que te he hecho pasar. 

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