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Capítulo 40

Capítulo 40

— ¿Me vas a decir algo, Samuel? ¡Estás pálido! —dijo Black haciendo reaccionar a Sam quien estaba con el dibujo en sus manos.

—Este...no sé qué decir —dijo Sam leyendo una y otra vez aquella pregunta.

Luego se empezó a reír desesperadamente como si fuera un chiste lo que él mismo había dicho. Giró hacia la cama para ver si Nanami se había despertado, pero seguía durmiendo tranquilamente como si nada estuviese ocurriendo.

—Cuando quieras decirme la respuesta, estaré en mi cuarto dibujando —dijo Black saliendo de la habitación de Sam.

La pregunta le resonaba una y otra vez, inconsciente sobre que pensar, pues ya hace días estaba demasiado estresado por el bendito tema y no quería embarrarla más. Se recostó junto a Nanami, y recordó la vez que Black le había preguntado que querría hacer en el futuro.

Busco el álbum de fotografías que su madre le hizo desde que tenía un año de edad. Busco la foto que se había tomado con Black cuando pasaron a primaria. Una sonrisa se dibujó en el rostro, en ese momento eran felices, no estaban enamorados y todo marchaba muy bien. Ese algo no lo encontró en las fotografías y le hizo recordar la felicidad en aquel entonces.

—Si no me hubiese enamorado, quizás estuviera amargado —dijo en voz alta.

Guardo el álbum y se quedó dormido por varios minutos. El agotamiento lo tenía muy mal, después se levantó de nuevo y quedándose sin pensamientos, se dispuso a ver televisión en volumen bajo. Se extraño de que Nanami no se despertara, pero luego recordó que la niña había estado despierta durante todo el día y con razón dormía más de lo habitual. Le quitó la cobija de encima, porque sudaba demasiado y dejo que el cuerpo respirara un poco para que botara ese sudor. Le dio un beso en la frente y se volvió a recostar de nuevo.

Alguien tocó la puerta y con el mismo impulso se volvió a levantar. Su madre estaba allí y con el ceño fruncido. Se extraño de verla así y no quiso adivinar aquella sorpresa.

— ¿Puedo hablar contigo, Samuel? —le dijo su madre—. Vamos a la sala.

En la sala no había nadie, se sentaron uno al lado del otro. Sam no sabía porque su madre quería hablar con él y estaba nervioso, no había hecho nada malo en los últimos días y había sido responsable con Nanami.

—Te notó disperso. Estás entre aquí y allá y no sé qué te sucede. He intentado hablar con tu padre sobre esto, pero piensa que solo pasas por una crisis momentánea y se te puede quitar en cualquier momento. Sam, no sé qué ocurre entre tú y Black, pero no puedes estar todo el tiempo en las nubes y sin hacer nada. Amas bailar, te ríes, te diviertes y ya no estás siendo el mismo, y me preocupas, hijo. Eres un ser lleno de luz y quiero que sigas iluminando tu vida y seas feliz —resumió Karmele—. ¿Qué esta sucediendo entre ustedes dos, Samuel Edward? —pregunto su madre.

—Él no tiene nada que ver con mi comportamiento, mamá. Me pregunto qué quiero con mi vida, pero yo no supe responderle por temor. Me ofrecieron un trabajo para dar clases de baile en otra ciudad, amo bailar y me encantaría enseñar mis conocimientos, pero temo que no lo vuelva a ver y este lejos de mi. Suena egoísta pero no sé qué hacer y me tiene estresado. Él está dibujando y haciendo amigos, tiene todo lo que siempre quiso y no quiero que piense que no quiero estar con él por la decisión que tome. No sé qué hacer y no quiero perderlo —contestó Sam sin mirar a su madre directamente a los ojos.

No le daba vergüenza confesarlo con su madre, lo que quería era terminar esa pesadilla de una buena vez y triunfar. Sabía que Black era difícil para tratar asuntos como ese y aunque había demostrado ser más maduro que su mejor amigo, pensaba que era él quien tenía que madurar así le costase demasiado hacerlo. Ya era adulto y tenía una niña a su cargo, no podía pensar tanto en pájaros preñados y necesitaba lidiar con su decisión y hacerla fuerte y sin ataduras. Pero algo lo hacía retroceder y cambiaba planes de un día a otro sin consultarlo con nadie. Disperso de su familia, de sus demás amigos y solo se dedicaba a criar a Nanami sin pensar demasiado en lo que pudiese venir después.

Agachó la cabeza y unas cuantas lágrimas salieron de sus pupilas empañando todo su rostro. Así se sentía: angustiado, desesperado, loco por hacer lo que quisiese y dejar que el viento decidiese lo que realmente necesitaba. Su madre le dió unas palmaditas en el hombro y trató de calmarlo un poco, pero su hijo estaba realmente mal y no tenia palabras para ese momento. Esperó unos minutos a que Sam se calmara para ella poder hablar tranquilamente.

Le dio un vaso de chocolate y dijo:

—Hubieses consultado conmigo o con tu padre, Sam. No puedes tomar decisiones tan radicales, hijo. ¿En donde vivirás? ¿Con quién estarás? ¿Qué harás después? Seguramente ya lo pensaste todo, pero debiste habernos dicho. Sé que tu mismo las tomas, cariño pero aun así nosotros te queremos apoyar en todo, además tienes una hija y velas por ella. Queremos que crezca rodeada de su familia y sienta que es parte de nosotros. Debes pensarlo con más detenimiento, Sam. Si ya está decidido, debes arriesgarte a perder y a ganar, si es lo que realmente quieres hacer. Igual te vamos a apoyar y siempre estaremos para ti —dijo su madre y Sam empezó a llorar de nuevo—. He visto que ambos están dispersos, no se hablan como antes y hay mucho misterio. Sé que al principio no me convencía que estuvieras con él, pero aprendí a conocerlo. Tú lo necesitas para que te empuje a dónde quieres llegar, si no lo haces, él no va a seguir tampoco y le importara un comino lo que haga con su vida. Dudo que no quiera apoyarte en esto, Sam, solo debes decirle. Black me contó su preocupación y me dijo que si podía hablar contigo del tema porque estaba muy preocupado por ti. Ambos necesitan del otro y es bueno que te lo haya preguntado porque le importas muchísimo. Quiero que seas feliz, hijo y los obstáculos debes superarlo y crecer. Eres demasiado importante para él y para nosotros, necesitas sincerarte y continuar.

—No sé si sea capaz de decírselo.

—Solo cree en ti.

—No lo sé.

**

Dos días después...

Black tenía el ánimo por el suelo y aunque no lo compartía con los demás, se le notaba la tensión y preocupación en sus ojos. Sabía que era una mala decisión haberle preguntado eso por medio de un dibujo, pero era la única idea que tenía en mente y le pareció más fácil y no tener que explicar tanto el porqué de la pregunta. Aún así había querido que Sam le explicase lo que sucedía para poder entenderlo mejor y ayudarlo en lo que podía, pero no mostraba interés en acercarse y ya sus ideas se le habían agotado.

Esa paz no duró como quería. Vinz abría y cerraba la puerta de su cuarto incontables de veces y como necesitaba ayuda para buscar unos videojuegos en la habitación de Black, entonces la interrupción era desesperante.

Volvió a la quinta vez para buscar una ropa de Black, ya que necesitaba arreglarse un poco mejor. Escogió un pantalón de gabardina azul marino que su hermano no utilizaba y una camisa manga larga de rayas blancas y negras. Vió que su hermano estaba demasiado concentrado y se sintió mal por eso. Salió con la ropa directo a la cocina y frunciendo el ceño.

—Black anda demasiado serio últimamente. No sé que tendrá. Siempre se queja de todo cuando lo interrumpo en algo y esta vez no me dijo nada.

—Yo sé lo que tiene —respondió Vinz acercándose hacia los demás—. No se lo he preguntado, pero es instinto de gemelo. No tiene nada que ver con Sam, ni con nosotros, es un problema interno y creo que puede ser la falta de nuestra madre y el no saber cómo actuar en situaciones complicadas. Nos ama, ama a la niña de Sam, pero hay algo que no lo hace feliz y es encontrar ese algo que le preocupa y le hierve la sangre. Black es fácil de conocer, pero muy difícil de interpretar. Así que debemos ayudarlo a conseguir ese algo antes que sea muy tarde y lo perdamos para siempre. Debemos orientarlo a que haga lo que quiere en la vida.

—No creo que de eso se trate, si analizamos bien, Black nunca tuvo problemas con eso de no saber qué hacer con su vida. Para mí es que no sabe qué hacer con Sam. Si quedarse como amigo o como novio. Creo que es eso. Black ama dibujar y cocinar, dudo que quiera hacer otra cosa, quizás puede estar desorientado con el tema de mejor amigo y lo lleve a no saber que carajos desea —comentó Row—. Debemos sentarlos a los dos y que cada uno se exprese de manera tal que se den cuenta si son para estar juntos o no. Porque este tema me cansa y entiendo perfectamente cómo es Black, conocerlo se me hizo difícil pero sé que su temor es quedarse sin Sam o herirlo por sus palabras.

—Ya me hiciste sentir mal, Row. No se vale.

—Aquí nadie sabe lo que le pasa y como nunca nos dice nada, entonces nosotros debemos recordárselo y que se anime a decirnos. Black es demasiado desconfiado y ese es su punto débil.

—Voy a buscar a Sam y te encargo a Black.

—Al revés. Tú eres su gemelo y sabes cómo persuadirlo.

—Sabrá que vine por algo. Ya lo he interrumpido demasiado y además soy muy malo mintiendo. Él me conoce demasiado y sabrá porque vine de nuevo a su habitación.

—De acuerdo. Sé cómo hacer para que baje.

—A veces me preocupan ustedes dos y sus análisis con respecto a su hermano —comentó Camila.

— ¡Debemos estar unidos por la justicia! —exclamó Vinz riéndose.

—Menos mal que te conozco, porque si no pareciera que fuese Black riéndose —comentó Row— y podría ser una escena demasiado extraña para mi

—Vendría el Apocalipsis zombi y ya estaríamos contagiados.

Row le resultó tedioso convencer a Black, pues éste se rehusaba a bajar. Row ya no hallaba que inventar y tuvó que mentir a la última, diciendo que el gato estaba botando mucho pelo en los muebles y si no dejaba de hacerlo lo iban a mandar afuera por unos días. Se paró inmediatamente a buscar a su gato y después volvió a subir a su habitación cerrando está con seguro.

Vinz tuvó que esperar un rato a que Sam se dignara a bajar de su habitación, pues éste estaba durmiendo a Nanami. La desesperación lo carcomía por dentro y entre enviar mensajes a Row, soportar al gato de Sam y tomar café como desesperado, iba a explotar.

—Hay que admitir que me aterra verte sonreír —comentó la madre de Sam quien inspeccionaba a Vinz de pies a cabeza.

—Y a mí.

—Es escalofriante —comentó Basf viendo a Vinz de arriba a abajo.

—Sí, ya me lo han dicho muchas veces.

—Me aterra muchísimo. A veces lo odio, a veces me cae bien. Ya ni sé que pensar de él.

—También lo han dicho millones de veces. Pero cuando lo conoces y convives con él te acostumbras a su forma de ser. Por eso lo jodo demasiado y tiendo a no pararle mucho cuando está de mal humor.

Luego de media hora, Sam bajo y se extrañó de ver a Vinz.

— ¡Vinz! ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí?

— ¿Cómo lo puedes diferenciar? Por un momento pensé que era Black no sé por qué.

—Me costó muchísimo porque son idénticos en físico, pero si vi la diferencia. Vinz es más abierto y habla con todo el mundo, así como lo estaba haciendo hace rato, además se ríe demasiado. Black hubiese estado jugando con mi gato y esperando en el mueble con el ceño fruncido.

—Eso me asusta —dijo Vinz riéndose de nuevo y los demás casi que les da un infarto por eso—. Haremos una parrilla y bueno quería invitarte para que te relajes un poco, te veo demasiado agotado.

—No creo que sea buena idea, Vinz. Ando muy cansado y puede estar tu hermano allí y no quiero verlo en estos momentos.

—Él no está en la casa. Salió a no sé dónde. Estamos mis papas, Row y yo. Tenemos karaoke y eso. Aprovechando que no está en la casa, porque sino uno no puede hacer nada divertido. Bueno tú lo conoces más que yo, así que anímate.

—No sé.

—Anímate. Estás como en Júpiter. Aprovecha de salir un rato. No hay nada de malo con que vayas a la casa, ya has ido miles de veces, solo que esta vez el Innombrable no estará presente —Vinz se rió de su propio chiste y todos se le quedaron mirando como si no fuese algo normal—. Sam, por favor. No tienes nada que perder.

Sam aceptó la invitación y juntos fueron a la casa. Row no sabía cómo convencer a Black, el chico se resignaba a bajar y ya había agotado todas las ideas. Tranco la puerta y bajo hacia la sala con los demás.

—Ojalá fuera fácil hacerlo, ya estoy agotada de tanto insistir —dijo Row triste.

— ¡Buenas! —apareció Sam y Vinz—. Esto es inusual, pero ni modo.

—Row acompáñame al súper para comprar algunas cosas que nos hacen falta.

Entretanto Vinz estaba impaciente y miraba a cada rato hacia la habitación de Black, pensaba en arrastrarlo hasta la sala, pero eso era demasiado difícil y descartó la idea. Le ofreció jugo de moras a Sam y colocó una música de fondo para matar el tiempo mientras los demás llegaban.

— ¡Sam! —exclamó Black aproximándose a su amigo—. ¿Qué haces aquí? ¿Ya lo pensaste?

Black tenía los ojos llorosos y parecía como si estuviese llorando, pero en efecto era solo brillo. La serenidad con que hablaba mostró a los demás, un cierto interés en saber porque actuaba de esa forma y cuál era eso lo que estaba diciendo. Vinz dio un sobresaltó y casi se cae de la silla.

—Esto es demasiado incómodo para mi gusto.

—Quédate. No estropearé los planes que hicieron ustedes.

— ¿Planes?

—He estado una semana entera yendo a muchos sitios y nadie me ha preguntado que tengo. Ahora que están preocupados por mí, me vienen con la excusa de que el gato está botando pelos en el mueble, cuando siempre lo hace. Son muy predecibles. Supuse que iban a involucrar a Sam en esto para que yo pudiese bajar. Así que quédate porque eres importante para mí.

— ¡Viene el Apocalipsis zombi! —exclamó Vinz emocionado y abrazando a su hermano —. Sam empiezas tú, soy el orador de orden.

—Me sacaron de mi casa porque supuestamente había parrilla, pero supuse que tendría que ver contigo más allá de la comida —al fin decidió sentarse en el mueble, bajo la cabeza hacia el suelo y suspiro—. Tú me hiciste acostumbrarme a ti, Black. Siempre querías que estuviese contigo en cada momento y lo hice. A donde ibas, yo iba y lo hacía porque me gustaba estar a tu lado. Cuando supe que estaba enamorado de ti, las cosas cambiaron dentro de mí y el sentimiento me hacía más fuerte. Siempre quise un amigo de pequeño y cuando llegaste fue lo mejor que me había pasado en la vida. Eres la luz de mi oscuridad, Black sin ti no soy nadie y no puedo continuar. Eres quien me alienta y no quiero que nuestra amistad se acabe por tomar decisiones erróneas. Quiero estar contigo y si debo ser tu mejor amigo en vez de tu pareja, lo seré y no me importara. Me voy a mudar, Black. Daré clases en un instituto y ya tengo todo listo. No quería decírtelo porque temía que me odiaras por eso, pero son decisiones que tome de momento y no los voy a echar para atrás.

—Me alegro por ti —respondió Black—. Si eso es lo quieres, adelante. No te voy a detener, Sam. Yo espero que te vaya bien y que puedas hacer lo que siempre has querido.

— ¿No vienes conmigo? —preguntó sintiendo un terrible dolor en la garganta.

Black negó con la cabeza.

—No lo haré, Sam. Debes volar, crecer sin mí y después cuando estés listo nos volveremos a encontrar.

—Pero no es justo. No puedo volar si tú no estás. Te necesito a mi lado.

—No me necesitas. Necesitas de ti mismo y superarte. ¿Por qué estudiaste Arte?

—Porque quería estar contigo.

— ¿Por qué no estudiaste otra carrera? ¿Solo para estar conmigo? Sam, no me jodas.

—Porque no sería divertido si no estabas conmigo y necesitaba que lo estuvieras. Por eso me fui a Londres para cumplir mi sueño, pero siempre me retienes de alguna manera y estar lejos de ti es tormentoso.

—Lo único que me interesa es la pregunta que te hice.

—Te la acabo de responder, Black. Que no oyes.

—Esa no era la pregunta. La pregunta que te hice en la hoja de dibujo.

—Bueno era esa.

—La otra pregunta que esta en el dibujo.

Sam sacó la hoja de su bolsillo y empezó a buscar la pregunta.

—No está —se rindió al ver que solo estaba el dibujo y la pregunta de qué quería hacer en el futuro.

— ¿Qué te dice el dibujo, Sam? —preguntó Black señalando el rostro de Sam en lápiz.

—No soy filosófico de dibujos y no sé cómo interpretarlos.

—No se necesita filosofía, Samuel.

—Me rindo. Dímela tú y ya. No puedo seguir con esto, me desespero rápidamente.

— ¡Llegamos! —anunció Row sin darse cuenta que Black estaba en la sala junto con Vinz y Sam—. ¿En qué momento bajaste?

—Sabía que estaba en la casa y baje.

—Me perdí el show. Solo espero que no se separen de nuevo —dijo Row dirigiéndose a donde estaban ellos—. Me gusta verlos como pareja, porque no son típicos, más bien son compatibles y saben cómo entenderse con el otro. ¿Dime que no hiciste nada para herirlo y que todo estará bien entre los dos?

—No pareces la misma Row que conocí. ¿Estás fumando o te volviste otra persona?

—Al principio me costó entender tu situación y pensé que yo era como el conejillo de indias, pero resultó ser agradable una vez que me metí en tu vida. ¡No quiero que seas infeliz! —empezó a llorar desesperadamente mientras abrazaba a Black—. Odio verte triste y odio que estés así. ¡Te quiero, hermano! No quiero perderte y solo deseo que consigas el camino.

— ¡Row! No llores, por favor. Si quieres sígueme abrazando, porque me gusta que lo hagas, pero te voy a explicar el porqué soy así para que no llores más y así puedes atenderme un poco. Verás, cuando mi madre falleció me sentí inútil, sin visión del futuro, sin a donde ir y con los ánimos por el piso, ella era mi mentor, el alma de mi vida y al irse ya no quedaba nada en mi corazón. Me sentía un completo extraño en un mundo donde no existía. Antes de que mi madre se fuera al Cielo, yo era distinto en muchos sentidos: me gustaba festejar, disfrutar con mis amigos y ver el mundo feliz, pero al darme cuenta solo vivía una fantasía y me sentía absorto de todo. Ni siquiera los problemas con mis padres me afectaban, porque entendí que ellos eran así y no podía hacer más nada, pero mi madre sufrió demasiado por mí, ya que a veces ni sabía como alimentarme y se mataba trabajando sin tener tiempo para mí. Por eso había estado con Sam, porque necesitaba a alguien a mi lado para que me olvidara de mis problemas y fue tanta la fuerte conexión que empecé a sentir cosas por él. No quería que estuviese con más nadie que no fuese conmigo y me fui enamorando poco a poco sin darme cuenta. Empecé a sentir rabia, emociones encontradas, y veía como él relacionaba con los otros y me dejaba solo. Es egoísta de mi parte y lo admito, por eso me volví más seco de lo que era. Con eso él podía seguir su vida y yo la mía sin interrupciones —hizo una pausa—. La gente solo necesitaba de mí y nadie me ayudaba en mis problemas familiares, aun así nunca dije nada para no sentir responsable a ningún familiar. No quería que nadie se enterara de nada para no estropear la felicidad de cada persona. Con Sam fue así, por eso nunca le dije que lo amaba, tampoco quise darle importancia a su vida y trataba de ahuyentarlo para que no le afecte en absoluto lo que me pasaba a mí. Por eso soy así, Row. Fastidiar a alguien no es mi fuente, no me gusta que nadie se preocupe por mí y prefiero mil veces resolver mis problemas que cargárselos a los demás. ¡Lo siento si te hice daño alguna vez! Ahora he tratado de confiar más en mi familia y creer que ustedes que me pueden ayudar sin que yo lo desee, pero mi madre me hizo abrirme al mundo en estos días. Ustedes también me han abierto hacia el mundo, enseñándome cosas que no conocía. Gracias a ustedes, puedo ser completamente feliz.

—Ya viene el fin del mundo —opino Vinz—. Es increíble cómo puedes ser tan seco y tan romántico al mismo tiempo.

— ¡No soy romántico! Tú eres el romántico.

—Me encanta hacerlo. Abrazo de hermanos.

Apretujaron a Black y se sentía asfixiado.

—Ya suficiente por hoy. Me empalaga esto.

— ¡No nos importa! Te vamos a ladillar hasta el fin de nuestros días.

El celular de Sam empezó a sonar ruidosamente quitando el abrazo entre hermanos.

—Samuel Johnson, lo estamos llamando del instituto de Danza Contemporánea. Cuando llegues acá la próxima semana, estaremos esperándote gustosamente. Te enviaremos a alguien hacia el aeropuerto, esa persona estará ayudándote con todo.

— ¡Gracias!

—Estamos en contacto, Samuel. ¡Qué tenga excelente día!

Colgó y fijo la mirada en Black quien estaba mirando hacia el suelo.

—Me alegro por ti, Samuel. Espero que te vaya bien.

—Estás muy relajado últimamente.

—Yo los llame, Samuel. Les hable de ti y les envié un vídeo donde salías bailando con los demás. Ellos quedaron en contactarte. Ya yo sabía todo eso y te he guiado por el camino correcto. Solo necesitaba confirmar si de verdad era cierto que lo ibas a hacer. Los llame porque me encontré con la hermana de Celia, el día que estábamos en el parque, yo llevaba rato ahí y cuando la vi me contó que te vio y entonces decidí que era momento de ayudarte sin que te dieras cuenta. Ella me dio el número, me dijo que estaban buscando gente y pensé en ti inmediatamente. Y no me vengas con que es una ciudad, es en Londres, Sam. Por eso fui ese día y te puse a prueba, de repente soy muy serio con todo y mi llamada no te hizo muy feliz, pero mi intención es que emprendas tu propio destino y lo hagas con el corazón. Solo quiero que seas feliz, Sam. Que estés tranquilo sin mortificarte con nada. Tu mamá hablo conmigo también y estaba preocupada, por eso hice lo que hice sin pensarlo demasiado. Es tu destino enseñarle al mundo lo que sabes y sé que vas a estar bien sin mí.

— ¿En serio? —sorprendido no sabía que expresión colocar. Todos estaban pendientes de lo que seguía mientras la carne se cocinaba en la parrilla—. Diecisiete años de amistad, Black. No te quiero lejos de mí y estarás conmigo siempre. No me importa si debo rechazar el puto trabajo, solo quiero estar contigo, envejecer contigo. Quizás mi sueño sea diferente y quizás no. Pero tengo algo muy claro: me sacrifico por ti sin importar lo que piensen los demás, quiero estar a tu lado cada segundo, cada instante de mi vida y no me importa si eres seco, si tienes defectos. Amo cada partícula de tu ser, si eres bipolar, si eres gruñón, si no te ríes, te voy a amar sin condiciones, Black. Nadie me va a quitar de la cabeza que me perteneces, que eres solo mío y de más nadie.

— ¿Quieres ser mi novio otra vez, Samuel Edward Johnson?

Todos con la mirada fija en Black quien no tenía nada de expresión en su rostro y solo estaba sentado y viendo a los demás como si nada. Se levantó del asiento y se dirigió a Sam viendo sus labios. No supo cómo le entro ganas de besarlo, pero lo hizo sin aferrarse al miedo. Lo beso intensamente con los ojos cerrados, sin pensar, sin miedo, sin rencor, sin odio, solo necesitaba besarlo para encontrar la respuesta a su propia pregunta.

Se fue a la cocina sin mirar a nadie, sirvió una taza de té y se quedó viendo el vapor que energía de ella. Nadie comentó nada y se dispusieron a ser la parrilla improvisada dejando que Black se sumergiese en sus propios pensamientos.

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