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Capítulo 35

Capítulo 35

Salió del hospital a los dos días siguientes, le habían asignado unas muletillas debido al yeso del pie izquierdo. El doctor le dijo específicamente que no podía ir a ninguna parte hasta que estuviera curado, y eso significaba no bailar. Asistir a clases sin bailar, le producía tristeza, pues esa era lo esencial para él. No asistió a clases el resto de la semana y lo que hizo fue descansar e imaginarse que estaba bailando en su garaje.

El señor que lo atropelló se hizo responsable de su acto y le pago la estadía del chico en el hospital, gastos médicos y dinero por si necesitaba hacerse un examen en el hospital. Se mostro receptivo y muy amable, lo de Karmele agradeció eternamente.

Para bañarse su madre lo tenía que ayudar para que no se mojara el yeso, lo cual era demasiado incómodo y doloroso. En esa semana Sam ya no aguantaba estar encerrado y aprovechó de aceptar la invitación de Black para la playa. Karmele le preparó un maletín aparte con primeros auxilios para curar algunas heridas que tenía en todo el cuerpo y así seguir el tratamiento del médico. Sam asintió con la cabeza y en seguida Black ya estaba parado al frente con todo listo.

Ellos se iban a ir en un auto aparte, confortable y apto para Sam. Allí podía estirarse y dormir tranquilamente. El resto de su familia se iba en el auto de Camila con el resto de la comida y maletas. Cargó a Sam hacia el asiento trasero teniendo mucho cuidado y cuando ya estaba a salvo, respiro hondo.

Sam se quedó dormido durante el camino. Black aprovechó de manejar tranquilamente y con el volumen de la música en lo más bajo posible, para que su novio pudiese descansar un poco más. Hizo una parada para comprar unas cositas que faltaban y continuó el largo y estrecho viaje. Al llegar a la playa privada que había alquilado para la ocasión, bajo los macundales primero y luego despertó a Sam con un beso en los labios. Volvió a cargarlo hasta la silla y lo beso de nuevo.

— ¿Su nombre, señor? —preguntó la recepcionista mostrando sus senos de manera pervertida.

—Black Lee —respondió sin mirarla al rostro.

— ¿Es un chiste? —dijo en tono burlón.

—No es ningún chiste. Así me llamo. ¿Tiene algún problema con eso? —Black estaba a punto de enojarse y frunció el ceño mirándola fijamente a los ojos.

—Para nada, señor. Solo que me pareció curioso —contestó la mujer sin dejar de ver a Black—. Si tiene algún problema, trabajo en las noches con un buen precio.

—Lo siento. Pero tengo novio y justamente esta aquí conmigo. —aquella confesión hizo que la mujer se atragantara con el agua.

Black no sabía que expresión colocar, para no hacer hincapié en el coqueteo de la recepcionista y la mirada penetrante de Sam, quien estaba disgustado. Cogió las llaves sin decirle "gracias".

La habitación 002 estaba equipada con todo lo necesario: cocina, un bar, vista al mar, una nevera, dos baños y dos camas matrimoniales.

—Te esmeraste, ¿y tu familia?

—Row y Vinz en el primer piso. Mis padres en el mismo piso que nosotros. Mañana llegan tus familiares y les asigne dos habitaciones, una para tus padres y la otra para tu hermano y su esposa. Ya todo está planificado. Tuve que invitar a Trish para que trajese a Nanami. Ella se quedara solo por una hora y luego se va, dejándonos a la bebe.

— ¿Por qué lo haces?

—Porque te amo y eres importante para mí. Nuestras familias deben estar unidas y sin mentiras, Sam. Ya no somos adolescentes, sino adultos. Al ellos estar con nosotros, igual estamos juntos sin ir de casa en casa. ¿No es genial?

—Absolutamente.

—Ahora te pareces a mí y eso es extraño.

—Cada día me sorprendes más.

—Estoy lleno de dulzura cuando me conviene. Soy de pocas palabras, pero digo las correctas. Ahora, niño bonito, debes descansar un poco. Iré a bañarme y luego bajamos a la playa con los demás.

—Te espero. También te amo, Black.

**

El sol le pegaba de frente y se sentía libre y feliz. Estaba pensando cuando aquel día estaba a punto de suicidarse, arriesgar su vida por el hombre que amaba sin importar las consecuencias de sus actos.

— ¿Qué estabas tratando de hacer cuando tuve el accidente? —preguntó Sam, haciendo que Black dejase sus pensamientos tristes a un lado.

—Quería morir, Sam. Sin ti la vida no es la misma. No me gusta que estés lejos de mí, quizás soy demasiado obsesionado contigo. Estoy completamente enamorado de ti. No me interesa lo que piensen los demás, o lo que pensara Nanami sobre nosotros. No quiero seguir sufriendo y quiero vivir contigo hasta que me muera. No quiero despegarme de ti, jamás. Contigo soy diferente, puedo abrirme al mundo y puedo ser mejor persona —dijo Black viendo cómo una ola le pagaba a una chica que estaba montada en una tabla de surf.

— ¡Black está romántico! ¡Black está romántico! —Row estaba cantando y la canción se le pego a todos los presentes.

—Yo también te amo, japonesito sexy.

—Dejemos la cursilería que me está empezando a empalagar.

—No tengo la culpa que seas tan empalagable, Black. Cuando te veo necesito decirte cosas cursis.

— ¿Y entonces? ¿Me empalago o lo dejo para después?

—Solo quiero tus besos a la orilla del mar. Ese será tu regalo de cumpleaños. ¡Ya tienes veinticuatro!

—Mis padres nos están viendo, Sam. Y mi regalo ya está conmigo, o sea tú.

Samuel no se había percatado que Camila y el señor Lee estaban sentados cubriéndose con la palmera gigante. Se ruborizó un poco y desvío la mirada hacia ellos, riéndose a carcajadas.

— ¡Lo siento! ¡Amo a su hijo, señor Lee! —gritó Sam orgulloso y el señor Lee lo que hizo fue reírse—. Ni que tuviéramos sexo. Solo son besos. Y tú me dijiste que me ibas a besar cuando fuéramos a la playa, así que debes complacerme —dijo Sam en voz baja.

Black se levantó de la arena, sacudió un poco el trasero y se dirigió hacia su novio, quien tenía una sonrisa encantadora en el rostro y además se le notaban la comisura de sus labios. Le despeino el cabello a Sam, lo agarro por el cuello y le dio un tierno beso. Ambas bocas estaban embelesadas, no importaba si el chico estaba demasiado incómodo, lo disfrutaba al máximo. Jamás había besado de esa manera y sentía que su pecho iba a explotar de tantas emociones juntas.

El sol ardiente le quemaba la espalda y sentía ardores profundos. No le importó sentirse de esa forma, porque era el mejor cumpleaños que había existido en la faz de la tierra y con eso era más que suficiente. El beso culminó a los 10 minutos. Black volvió a su posición de antes, y se quedó dormido por varios minutos. Sam le tomaba la mano y se la besaba mientras el chico estaba durmiendo.

Veía como Black seguía durmiendo cabizbaja y babeando en la toalla. Sonrío al ver la escena y miro hacia el océano, que lucía cristalino.

—Sam, ¿puedo preguntarte algo? —apareció Vinz.

—Claro.

— ¿Crees que Row y yo debamos estar juntos? Es decir, somos hermanos ahora y no sé si eso es un problema.

—Hermanos de sangre no lo son, ya que tienen diferentes padres; sin embargo lo correcto sería preguntarle al señor Lee a ver qué piensa al respecto. De igual manera, para el amor no hay límites y el corazón decide a quien amar.

— ¡Aquí estás! Debemos hablar, Vinz. —Row tenía una bata delicada y un moño en la cabeza—. ¡Hola, Sam!

— ¡Row!

—Black parece un león, como ronca. Es buen momento para hacerle una broma y cobrar mi venganza.

—Te estoy escuchando, hermanita. Ni se te ocurra hacerlo, porque vas a sufrir las consecuencias. —Black tenía los ojos abiertos y se levantó para salir corriendo detrás de Row, quien se dispuso a huir de su hermano. A los minutos estaban de nuevo en el mismo sitio. Ella se fue con Vinz para hablar de un asunto importante y Black se quedó con Sam y volvió a besarlo con intensidad.

— ¿Qué les está pasando a estos dos?

—Vinz no sabe si seguir con Row por el tema de hermanos. —hizo unas comillas en el aire y señalando hacia donde estaban.

Black no respondió ni tampoco quiso opinar al respecto. Miró hacia el mar y le provocó meterse a esa hora, pero Camila no se lo permitió porque iban a picar el pastel y cantar cumpleaños. El chico detestaba que le cantasen cumpleaños, sabiendo que era bastante grande para esa ridiculez. Aceptó de mala gana y se cubrió el cuerpo con una camisa y un pantalón, pues el frío ya estaba empezando a sentirse. A diferencia de su hermano, Vinz amaba cantar el famoso cumpleaños y sonreír como si fuera lo más brutal del mundo. Cuando la canción finalizó ambos soplaron las 24 velas.

— ¡Es el mejor cumpleaños que he tenido en años! —exclamó Vinz abrazando a Row.

**

— ¿Qué pasa entre tú y Row? —preguntó Black.

—La quiero, bro, pero somos hermanos y eso está prohibido.

—Si quieres que te diga lo que pienso, no vayas a odiarme, solo es una opinión —aclaró su garganta y encendió el cigarrillo—. Lo mejor sería que siguiesen siendo hermanos. Sé que te gusta Row, pero no la amas. Amas a Haimi y cuando estas dormido la nombras a cada rato. Para hacerte la vida más fácil y que no cometas pendejadas como yo, invite a la chica para que hablara contigo. Tranquilo y no pongas esa cara. Yo estaré allí aclarando la situación. Las decisiones más difíciles, son las que nos hace más fuertes y eso lo dijo nuestra querida madre biológica. Sígueme la corriente y todo estará bien.

— ¿Y Sam?

—Está con su familia y su hija. Merece un descanso de mi persona. Como tú me necesitas, estaré allí. Así son los gemelos, ¿no?

Salieron de la habitación y se dirigieron hacia una cabaña cerca de la playa. Allí estaban Haimi y Row intercambiándose miradas asesinas; aquella escena hizo que el estomago de Vinz se revolcara en lo más profundo.

—Haimi, Row. ¡Gracias por venir! Ahora terminemos con esta pendejada de una buena vez, porque me causa migraña. Primero hay que decir un par de cosas, para que no se peleen como gatos: ninguna de las dos va a hablar hasta que yo lo diga, no se aceptan jaladera de cabello, tampoco gritos y falta de respeto, mis padres están aquí y ellos merecen que nos comportemos como adultos y no como unos niños inmaduros —explicó Black dándole una inhalación al cigarrillo—. Haimi, agradezco que hayas venido hasta acá. El tema contigo es el siguiente: Vinz esta molesto contigo porque le hiciste muchísimo daño y no es correcto hacerlo, todo dependerá de él si te perdona o no. Row, debes entender que eres su hermana y es algo prohibido tener un romance de ese tipo, así no sean de la misma sangre, es la misma paja. Ya tienes nuestro apellido y eso te convierte en familia. Vinz hablara en este momento con cada una de ustedes, pero por separado para que no haya conflictos.

Vinz se fue hacia un lugar más íntimo con Haimi, mientras Black y Row esperaban en la cabaña. Aquella conversación era muy extraña, fácil de entender y con posibilidades de reconciliación. Vinz aclaró que estaba enamorada de ella y aun sentía algo muy fuerte que no podía explicarlo, por otro lado no le gustó la manera en como lo engañó e hizo que su corazón se destrozara. Al culminar, ella lloraba tapándose el rostro con las manos. Haimi le tocó hablar acompañada de lágrimas, confesó su error y se disculpó por el daño causado. No dijo nada más y abrazó a Vinz, sintiendo el calor del chico.

—Lo siento —dijo la chica llorando con intensidad.

— ¡Demasiado drama para mi gusto! —exclamó Black acercándose a la pareja junto a Row, quien tenía el rostro sereno—. Ahora Haimi, te invito un café, mientras estos dos conversan un poco.

Haimi aceptó y se fueron hacia el hotel donde había una sala para tomar café gratis.

La conversación de Row y Vinz fue sin tanta intensidad. Ambos fueron sinceros en lo que sentían. Vinz le dijo que la quería, pero no estaba seguro de quererla más allá, confesó que aun seguía amando a Haimi y no podía dejar de pensar en aquella chica risueña. Row no hablo casi, solo le dijo que lo iba a apoyar en su decisión, no iba a ser un drama delante de la mujercita y prometió no insultarla.

—Es raro ver a un japonés tomando café.

—No nací en Japón y me considero un japonés amErikano. El té me gusta, pero me aburre tomarlo todos los días, por ello tomo café u otro tipo de bebidas.

—Aun es extraño, pero fascinante. ¿Tu novio cumple mañana?

—Sí. Ya le tengo la sorpresa, pero no puedes decírselo a nadie.

—No se lo diré. Si necesitas ayuda soy buena haciendo pasteles. A Vinz se los hacia todos y como él quisiese.

—Gracias. Yo soy malo con las sorpresas, se me escapan y termino por odiarme a mí mismo.

—Me puedo pasar por ti mientras se lo preparas. Soy bueno imitándote —sugirió Vinz incorporándose a la conversación.

—A ver. Di algo que suelo expresar en el rostro.

Vinz cerró los ojos y frunció el ceño cuando los abrió. Miro a Row como si fuera un asco y al final termino riéndose a carcajadas.

—Es difícil ser como yo.

—Yo soy tu, bro. Pero si, suelo reírme por todo.

—Apuesto 100 a que no puedes ser Black por medio día —lo retó Row.

—Apuesto 200 —apareció Basf y Penélope colocando varios billetes en la mesa—. Es más 300, para que sea más interesante.

— ¿El reto es con quien? —preguntó Black que estaba distraído con el café.

—Row y Haimi apuestan 300 contra nosotros. Él que gané se lleva doble. Yo creo que si puede hacerlo. Son iguales y con práctica lo puede lograr.

—Esto se pondrá bueno e interesante —dijo Black en voz alta—. Una acotación, antes de que estrechen sus manos: solo debes fingir ser yo, pero no puedes hacer cosas prohibidas porque yo solo lo hago con Sam.

—Seré más seco que una hoja.

— ¡Genial! Estrechen sus manos. A partir de las 7 de la mañana, hora en que se despierta debes estar en mi lugar. Omite las palabras cursis porque no soy cursi ni tampoco soy amoroso. Si lo logras te daré una recompensa, sino sufrirás las consecuencias.

—Hermano, eso es un reto que para mí no tiene complicaciones. 

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