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Capítulo 14

Capítulo 14

La fiesta era en casa de Erik, a dos cuadras y media. Se oía la música y la gente iba caminando, pues no se necesitaba ir en ningún medio de transporte. El lugar era demasiado seguro y confiable, la mayoría de las personas se conocían. Así que todo estaba tranquilo por los momentos. El clima de la noche era frío y muchos llevaban fulares, chaquetas térmicas y vestimenta para el invierno. Los faros iluminaban las calles, haciéndola un poco más atractivas.

Los tres cruzaron la calle para dirigirse hacia la casa de su amigo. Celia estaba convencida que Black podía sospechar un poco, no había hablado en todo el camino, pudiese preguntar al llegar quién demonios era ese tal Samuel y por supuesto Sam sabia que para mentirle le debía costar un poco. Era demasiado sincero y pues en sus pensamientos formulaba planes sin éxito.

Erik tenía una casa de dos pisos, no muy grande pero espaciosa. Estaba pintada de azul cielo y los ventanales resaltaban el lugar. Había colocado adornos de fiesta llamativo para que la gente que no conocía el lugar llegara con más facilidad, algunos globos, serpentinas y un arco que decía bienvenido en letra mayúscula con luces.

Erik vivía con su madre, tenía 4 hermanos pequeños y 2 mascotas; un perro y un gato, separados completamente el uno con el otro. El padre de Erik había fallecido hace un año y acostumbrado a no mencionarlo, puesto que le dolía demasiado. Erik estudió con Black y Sam en secundaria. Conocía muy poco a Celia, había oído rumores sobre ella, pero no le interesó para nada. Tampoco sabía que ambos amigos estaban enamorados desde hace varios años atrás, incluso nunca sospechaba nada malo, al igual que los demás. Pero eso se tenía que acabar, pues Sam iba a reunirse con ellos para decírselo de inmediato, sin esperar demasiado.

Pensaba que si ya su padre sabía que era gay, pues pasó lo peor de todo. Sus amigos no eran de juzgar gente ni mucho menos menospreciarlos. Se adentraron en la entrada y pasaron tranquilamente con otro grupo pequeño. Varios saludaron a Sam con la mano y querían saludar también a Black pero era demasiado obvio y pues mejor dejarlo para después.

Black llevaba puesto una camisa azul marino, una bufanda y un blue jeans, zapatos extremadamente cómodos y su cabello con el mismo peinado de siempre. Era el único que no tenía una chaqueta de invierno y al verlo provocaba no estar en su cuerpo con el frío que pegaba esa noche. Muchas chicas pasaban a su lado y le lanzaban piropos que Black ignoró por completo. Su cabeza estaba llena de pensamientos y se preguntaba a menudo quién era Samuel Johnson.

Sam estaba vestido formal, una camisa de círculos blancos y un saco morado que le había regalado su padre en Navidades anteriores, su pantalón de vestir y unos mocasines que combinaban perfectamente con su vestimenta. Se había cortado un poco el cabello hasta el cuello, y se lo dejó suelto sin amarrárselo mucho. El rubio resaltaba en la multitud. Celia iba con un vestido de flores hasta las rodillas, unos tacones medio alto del mismo color de este y su habitual cartera de siempre. La chica no tenia frío al igual que Black.

La madre de Erik junto con los terremoticos, saludaron a los tres y le dieron una camisa, golosinas en una canasta y una caja de cerveza. Sam esperaba que sucediese eso, la señora era demasiado amable y le gustaba regalar cosas a quienes apreciaba.

Al pasar por la entrada principal, no del portón de la casa, varios amigos llamaron a Sam para que les explicase algo. Dejó en manos de Celia a Black que seguía distraído con sus pensamientos y no veía a nadie.

— ¿Desde cuándo esta así? —Erik señaló a Black que se sentaba en uno de los muebles sin reconocer a nadie y con la cabeza baja.

—Escuchen. Black escribió un diario y allí mencionó mi nombre. Quiere saber quién es y por qué esta escrito.

Sam explicó con lujos y detalles porque lo había escrito de esa manera y los tratamientos que implicaba la falta de memoria. No se saltó lo de su romance con Black, ninguno de sus amigos opinaba ni lo interrumpían, dejaban que Sam siguiese con la historia. También dijo que Black era un poco orgulloso y además no demostraba bien sus sentimientos hacia él, recalcó que había conseguido casarse por muchos medios con Celia por la misma razón. No dijo nada sobre besos ni acaricias, simplemente contó todo. Sam se sentía bien hablando con ellos, ya podía estar mejor que nunca; sin embargo y de alguna forma tenía que conquistar de nuevo a su mejor amigo.

Concluyó diciendo, que no iba a dejar de ser hombre al igual que Black. Era un chico enamorado de otro chico. Los amigos se quedaban asombrados con cada cosa que este decía, estaban intrigados por saber que más iba a pasar pero Sam lo dejó hasta allí.

El primero en intervenir fue Owen.

—Lo ocultan muy bien —opinó al respecto.

—Si —contestó Zac.

— ¡Increíble! —exclamó Kevin.

—Es demasiado triste, Sam. Pensé que los gays no sufrían como uno y ya veo que es peor —comentó Hunter.

—No lo esperaba —dijo Erik aun sorprendido con tanta información junta—. Amigo, usted siga adelante y por muy raro que suene, te ayudaremos con Black. Ahora lo interesante es que las chicas son mías, pues él las tenía a todas y bueno lo justo es lo justo. También prometemos no decirle nada, como bien lo señalaste hace minutos.

Sam sonrió. La misión parte 1 estaba hecha. Ahora tocaba asimilar posturas más arriesgadas. Se dirigió hacia el mueble donde Black estaba solo mirando un cuadro de la mamá de Erik. El chico se sentó a su lado y tomo un sorbo de cerveza.

—Esta casa me parece familiar, ¿es de alguien que conozco o solo es mi imaginación? —dedujo Black tronándose los dedos.

—Es de un amigo. Lo conoces desde la infancia y pues siempre hace fiestas a mediados de año. Le gusta reunir a todos —explicó Sam sin ir muy lejos.

—Desearía recordar tantas cosas. ¿Quién será mi mejor amigo? ¿Ese Samuel Johnson?

Sam asintió con la cabeza.

—Debe ser igual que yo o lo opuesto. ¿Está presente en la fiesta? Se supone que es mi mejor amigo, ¿no? Debería al menos saber que estoy acá.

Un nudo en la garganta hizo que Sam perdiese el sentido. Tomó dos sorbos más de cerveza, embuchándose por completo para evadir la pregunta de Black.

— ¿Tengo novia? Disculpa que te pregunte tanto. Lo que me parece extraño es que tienes el mismo apellido que Samuel. Aunque hay que admitir que los apellidos son iguales en muchos casos. Aun así, es extraño. Siempre estás conmigo y no me dejas solo, eso hacen los mejores amigos. No creo que un desconocido le interese ayudarme tanto. ¿Tú eres mi mejor amigo, Johnson?

Sam se atragantó con la cerveza, tosió varias veces y dejó el vaso en la mesa frente a ellos. Quería decirle que si lo era, pero tan difícil de pronunciar.

—Beber es bueno, pero a veces los accidentes pasan. Quiero que me respondas la pregunta, por favor —seguía insistiendo.

—Tienes muchos mejores amigos, Black. Aquí todos somos familia —dijo Sam evadiendo de nuevo la pregunta—. Samuel Johnson puede ser cualquier chico, solo es un nombre. Lo importante es que tienes mucha gente que te apoya y yo lo hago porque tu padre me lo pidió personalmente.

—No me jodas. Entre tú y yo sabemos que me estas jodiendo. Quiero que me respondas la maldita pregunta. ¿Te han dicho que eres malo diciendo mentiras?

—Digo la verdad, Black.

—No me convence tu respuesta. Si no fueses mi amigo, me dirías quien carajos es ese tipo, pero no me dices nada. Te quedas callado. Te pareces a alguien orgulloso que conozco. O sea a mí. Dime, Johnson. Quiero saberlo, eso es todo. Siempre lo mencionó en mi diario, según lo que escribí estoy completamente enamorado de ese ser, es una locura. Y quizás he rechazado invitaciones de chicas. Ya no me atraen tanto como antes. ¡Dios, esto es una pesadilla! Me estoy muriendo por dentro y no sé qué demonios hacer. En clases me siento perdido y cuando apareces de la nada, siento que eres especial y la forma en cómo me ayudas. Mi familia te conoce. Nadie se chupa los dedos en casa ajena y tú lo hiciste. Sí, soy demasiado detallista. Muero por saber quién es quién. Ya veo que en esta casa también soy bienvenido y no me dicen nada.

— ¡Sam! —gritó una chica castaña y se dirigió a donde estaban ellos—. Tanto tiempo.

Sam la reconoció de inmediato. Era una de las ex de Black. Ivanka Morder y con quien Black tuvo sexo por primera vez.

—Ivanka, ¿Cómo estás? Pensé que estabas en Rusia.

—Vine porque Erik me llamo y ya sabes me gusta este ambiente.

Ivanka no había reconocido a Black, luego de un par de minutos fue que se dio cuenta quien era el otro chico.

—¡Black Lee cuánto tiempo! —dijo la chica—. Como has crecido. Te ves bien.

Ivanka ya sabía que había perdido la memoria. No era un secreto para nadie.

—No sé quién eres. Estoy hablando con Johnson sobre algo importante y después de eso, podemos hablar y así conocerte mejor. ¿Te parece?

—De acuerdo. Iré a buscar a Celia. —Ambas habían sido amigas en la primaria.

La chica no lloró ni mucho menos se entristeció, ya había llorado días antes por la noticia y se sentía mejor viéndolo en persona. Fue hasta donde estaba Celia, y se puso a conversar con ella sin mencionar el hecho de ver a su primer novio.

—Para mí es importante. Puede que con el rompecabezas pueda recuperar la memoria poco a poco. Solo necesito que me digas si eres ese chico o no. Prometo no molestarte más si se que no eres él.

—No soy él —respondió tratando de ser sincero—. El chico viajó hace un par de días. Se sentía muy mal y pues se fue. Él me dijo que te cuidara, al igual que tu padre —mintió y esta vez sonaba un poco más convincente.

—No te creo, Johnson. No sé porque te cuesta tanto decirme de una maldita vez que eres tú —dijo Black llorando—. Lo sé, es una locura. Pero hay cosas que recuerdo, muy pocas, se ven borrosas en mi mente. Pero eso que haces con la nariz, vaya que lo he visto en alguien más. El discutir con profesores, no saber pintar. Eso lo había anotado en el diario. Todas tus mañas.

—No soy él, Black. No lo soy —dijo Sam muy serio. Tenía las lágrimas a flor de piel.

—Te haces daño a ti mismo y me haces daño a mí. No sé cómo fui contigo. Dímelo, por favor. Dime que eres él.

Sam estaba a punto de llorar. No sabía por qué, ya que también estaba sufriendo demasiado y necesitaba decirle a gritos que era ese chico. Pero había prometido no decirle nada y tenía que continuar con ese plan. Pues Black tenía que recordarlo poco a poco. Demasiada información en su cerebro no era muy buena.

—No me lo digas. Ya sé que eres tú.

— ¡SAM! —gritó Erik—. Trae tu maldito trasero y la guitarra acústica.

— ¿Irás o te quedaras aquí? —preguntó Sam.

—Iré.

Ambos pasaban por el pasillo de bebidas y se adentraron en el jardín donde todos estaban reunidos en círculo. Sam sabía cantar algunas canciones y tocar la guitarra, lo había aprendido en clases particulares.

— ¿Podrías cantar Here comes the sun? —pidió Black. Era su canción favorita de toda la vida.

—Claro.

Erik dió un discurso un poco cursi, todos aplaudían sin criticarlo. Black anotaba todo lo que decía para recordarlo, incluso dibujo el ambiente y a Sam que estaba a su lado afinando la guitarra. Al culminar su dibujo, lo guardo en su bolsito y se concentró en Sam.

Primero iba a cantar algo suave y lo segundo cantar la petición de Black. Todos estaban reunidos allí, Celia se acercó hacia los amigos y se sentó allí. Era la primera vez que veía a Sam cantando. No le parecía muy extraño, y le fascinaba la idea.

La guitarra sonaba muy bien. Los acordes los había practicado en sus momentos depresivos, en sus momentos de llanto total.

Here comes the sun

Here comes the sun,

And I say, it's all right

Little darling

It's been a long, cold lonely winter

Little darling

It feels like years since it's been here

La gente aplaudía y Sam solo sonreía. Black estaba extasiado y no tenía palabras. Sam empezó a bailar con otro grupo y formaron una coreografía improvisada mientras la canción de Chis Brown sonaba a lo alto. Sam le gustaba bailar como Michael Jackson, pero nunca lo había intentado en público y como Chris Brown tenía pasos similares, entonces lo perfeccionó. Tenía rato que no bailaba, sentía adrenalina en su cuerpo. Jamás había mostrado su talento por temor, pero luego de ese baile, quería hacer más y con eso podía ayudarle un poco la profesora de baile del instituto. Movimientos de bailarín masculino, y la gente estaba como loca. Celia tenía los ojos muy abiertos, no podía creer lo que estaba viendo. Jamás en su vida había visto a Sam de esa manera. Black no dejaba de ver a Sam y su baile.

Sam se sentó un momento. Estaba cansado.

— ¿Me vas a decir ahora, Johnson? —preguntó Black curvando los labios y apretándolos con fuerza.

—Vamos afuera. Necesito fumar.

Ambos amigos se fueron hacia el otro extremo de la casa, donde no había nadie y era un lugar más íntimo. Parecía un jardín, pero lo único que le faltaba para serlo eran flores y arboles a su alrededor. Los banquillos eran hermosos, y la poca luz era un lugar para enamorados. El ambiente demasiado romántico y más si la fuente brillaba de varios colores.

Sam encendió un cigarrillo.

— ¿Por qué te cuesta decírmelo? —preguntó Black—. No soy buena persona, eso lo sé. Daño a todo el mundo con mi carácter, me he dado cuenta en los últimos días. No recordar nada me hace sufrir más de la cuenta. Me siento vacío por dentro y más si me preguntan por ti, sin saber quién eres en realidad. Lloró en las noches y mi padre está preocupado por mí. Siento dolores en mi cuerpo y no sé qué hacer. Pierdo las esperanzas y más si no estás conmigo, Johnson. Sé que te cuesta decírmelo, porque si me dices la verdad seguirás sufriendo más que yo y nos veremos en un problema mayor que mi enfermedad. No te pido que me digas las cosas obligatoriamente, pero eres la única persona en quien confió. Eres como mi familia. Mi papá y mi tía Mei han hecho lo imposible, y los entiendo, pero sufren demasiado por mi culpa y solo quiero tener de vuelta a mi mejor amigo. No sé que hicimos en el pasado, porque no puedo recordarlo, y muero por saberlo. No quiero vivir tampoco del pasado, sino más bien del presente. Solo necesito que me digas si realmente eres mi mejor amigo. ¿Eres Samuel Johnson de quien tanto hablo en mi diario?

Sam terminó de fumarse el primer cigarrillo. Encendió otro y se sentó al lado de Black. Miraba a su amigo y el corazón le latía a mil, sentía que su cuerpo le hervía en lo más profundo. Esta vez quería besarlo y tenerlo para él. Amaba a su mejor amigo, lo amaba en serio. Tanto que dolía demasiado al enterarse de que tenía cáncer. Él también lo tenía pero su situación no era grave.

—No insistas, Black. Por favor.

—Insistiré hasta morir. Sé que lo eres y seguramente algo pasa en ti que no quieres decirme. Me muero por dentro. Entonces, ¿quieres ser mi mejor amigo otra vez?

—Eres difícil como siempre. Lástima que andas demasiado cursi. Me gusta más cuando eres insoportable —dijo Sam botando el cigarrillo bien lejos.

Black sonrió. No sabía que significaba todo eso, pero Sam sin decirle que era su mejor amigo diciéndole que si, lo dijo de otra manera más sutil.

— ¿Y la chica?

— ¿Qué chica?

—Pues, tu acompañante.

—Ah. Somos amigos.

—Sí, claro y yo soy el pendejo ahora.

—Éramos novios, pero se terminó.

— ¿Por mi?

—No, Black. Son muchas cosas.

—Es por mí, lo veo en tu mirada. Ella te ama en serio, se ve buena persona y sacrifica muchas cosas por ti. Es lo que vi ese día cuando me regrese, porque no recordaba donde quedaba mi casa. Aun no recuerdo, así que tendrás que llevarme de regreso.

— ¿Cómo dedujiste eso?

—Bueno no te voy a mentir. En mi diario lo escribí. He escrito muchas cosas y todas las noches leo un poco junto con mi tía Mei. Casi se muere cuando leyó que estaba enamorado de ti, o algo así fue que puse. Pero ese día, me di cuenta que estaba enamorada de ti. Es increíble, y se ve plástica, sin embargo solo quiero que seas feliz, querido amigo.

—Promete no ser tan poético ni tan cursi. Es nuevo para mí que seas así. Siempre te quejas de todo y eres un poco seco.

— ¿Me amas, Sammy?

— ¿Por qué me lo preguntas?

—Solo quiero saberlo. Responde y ya, por favor.

—Claro que te amo, Black.

—Eso era lo que quería oír. Ahora, puedes ir a buscar a tu chica y conquistarla.

— ¿Qué? No quiero estar con ella.

—Sam, te buscan en la entrada —era Erik. Black acompañó a Sam y cuando fue a ver quién era, se heló por completo. No tenía palabras y parecía un sueño.

La chica era la última novia de secundaria de Black. Era pelinegra, ojos marrones y con vestimenta sencilla. Black no tenia expresión en su rostro y el corazón le latía un poco, pero era de los nervios. La chica saludó a Sam con un abrazo de oso y luego miró a Black, el chico la recordaba un poco, un recuerdo muy extraño.

—Hola, Majorie —saludó Black extendiéndole la mano como símbolo de saludo.

— ¿Cómo estás? —preguntó la chica.

—Pues recuperándome un poco y no ha sido fácil. Tengo buenos amigos, no me puedo quejar.

—Me alegro.

— ¿Y a qué viniste?

—Tu padre me dijo que estabas aquí, así que quería saludarte, ya sabes.

Erik pasó delante de la chica y le dijo claramente Black es de Sam. No intentes conquistarlo o te caerá agua en tu hermoso cabello, preciosa, a continuación Majorie no respondió y se fue corriendo de la casa de Erik. Black empezó a reírse como loco y le daba risa. Sacó su diario y lo anotó como acontecimiento histórico. Quería dejar de hablar con la chica y para su sorpresa, alguien decidió por él.

Entraron a la casa de nuevo y se pusieron a hablar de todo. Sam tenía el rostro radiante, y los ojos no dejaban de mirar a los de su mejor amigo. Black le contaba lo mal que se había sentido en la universidad por los medicamentos que le habían mandado, incluso hablo con el director y le dijo que quería continuar. Era su sueño graduarse y además no estaba preparado para morir. Sam sonrió y estuvo orgulloso de cada cosa que le contaba su amigo. Black se había vuelto más fuerte, valiente y dejaba fluir los sentimientos de manera peculiar. Aun le costaba decirle a Sam que lo amaba a todo pulmón, además tenía que recuperar un poco la memoria para acordarse de las cosas importantes.

Ivanka apareció junto con Celia y se unieron a la conversación. Sam notaba como la chica veía a Black, dedujo que estaba enamorada de nuevo y no sabía cómo expresarlo. Tenía que relajarse un poco y tomar las cosas con calma. Prometió a sí mismo no darle más información a Black por su bien.

— ¿Tienes novia, Black? —preguntó de repente la chica.

—No —contestó con fastidio.

—Seguro tienes muchas chicas contigo.

—No exactamente.

— ¿Por qué estas tan seco conmigo? ¿Quieres que vayamos a una habitación y allí me lo demuestras?

—Amm. Lo siento, pero no ando muy bien y además necesito pensar muchas cosas.

— ¿Me vas a rechazar como la ultima vez? Quiero tener sexo contigo, Black. Te enamoraste. ¿Quién es? Dime.

—No quiero tener sexo ni contigo ni con nadie. Ya te dije que no tengo pareja, desconocida. Si quieres tener sexo, hay millones de chicos afuera que estarían encantados de estar contigo.

—Me hieres, sabes. Dijiste que querías conocerme mejor, aquí me tienes, Black. Dame una oportunidad.

Black miro a Sam buscando ayuda. Le hacía señas diciéndole que la quitase de su lado. Sam como pudo le dijo a Ivanka que Black estaba muy cansado y que necesitaba dormir. La chica hizo un puchero y besó a Black en la boca sin previo aviso. Al final la chica le dijo que aun lo seguía amando y se fue.

La fiesta estuvo buena, divertida y entretenida. Black regresó a su casa en compañía de Celia y Sam, se despidieron y cada quien tomó su rumbo. Sam al llegar a casa lo esperaba su padre sentado en el mueble, quería hablar con él y pues aceptó la invitación. Estuvieron hablando por varias horas de diferentes temas. El chico se acostó a dormir, pues necesitaba descansar luego de tanto ajetreo.

Black ya se había quedado dormido con la ropa de la fiesta, le daba mucho fastidio cambiarse y se sentía cómodo durmiendo así. El señor Lee lo arropó con la cobija y dejo que su hijo durmiese un poco.

A los días siguientes, las cosas habían mejorado un poco, sin embargo, Black iba a viajar a Japón para sus vacaciones respectivas de clase. No había visto a su mejor amigo en una semana entera, pues Sam tenía muchísimos deberes que hacer. Se acercó a su casa y tocó el timbre. La madre de Sam lo dejó entrar y Black esperó que Sam apareciese en el living.

Sam apareció a los 10 minutos, llevaba sus shorts de dormir y una playera. La madre los dejó solos y desapareció de la cocina.

— ¿Qué sucede, Sam? ¿Me estás evadiendo?

—He estado ocupado. No recordaba que me había metido en actividades extras, sabes que voy mal en pinturas y necesito recuperar todo.

—Bueno solo vine para decirte que voy a Japón por dos meses. Mi familia quiere verme y es una oportunidad única. Espero que pases un excelente verano, Johnson.

— ¡Vaya! Lo siento —se disculpó Sam sintiéndose mal al respecto—. ¡Qué bien!

— ¿Por qué todo es tan difícil? Eso me lo he preguntado todo este tiempo. ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no impides que me vaya? Odio que estés con ella. Mas sin embargo, conmigo vas a sufrir. Voy a morir, y no sé cuándo. Quiero que estés con ella por ese hecho. Necesito que alguien cuide de ti, ten hijos y conmigo es complicado.

—No me importa, Black.

Black agarró el cuello de su mejor amigo y le dio un beso sensible, apasionado, delicado. Era el beso de despedida. Los labios se amoldaban perfectamente y la sensación de mariposas estuvo presente en cada uno de ellos. Las lágrimas, la escena perfecta y el silencio de la inocencia romántica, era sin duda el mejor escenario romántico del mundo. Los chicos sentían miles de cosas, sufrimiento, dolor, felicidad y tristeza. Tantos años y aun seguían sufriendo por su amor. Era uno de los tantos besos esperados por Sam.

— ¿Te vas? —las lágrimas salieron de su rostro.

—Sí, Johnson.

— ¡No quiero sufrir!

Sam y Black también se le salieron varias gotas de lágrimas, empañando su rostro japonés.

—No vas a sufrir. Solo quiero estar en un ambiente diferente, y sin duda voy a regresar.

—Eso no es una promesa. Es una mentira. Sabes que no puedo ir contigo por más que lo desee, quiero que estés con tu familia sin mi presencia. Solo que no quiero seguir sufriendo por lo nuestro. Tengo ganas de asesinar gente.

Black besó a su mejor amigo. Ambos estaban llorando. Sentían pasión, fuego, mas dolor en el pecho y sentimientos encontrados. Black le gustaba besarlo, tenerlo para él solo y saber que jamás en la vida podía amar a alguien que no fuese Samuel.

—Si te digo lo que realmente siento por ti, Samuel Johnson no habría vuelta atrás. Citado por alguien que no tenía absolutamente nada que hacer. Además recuerda que quiero graduarme contigo, y Japón no me gusta tanto que digamos, pero necesito ver a mi familia aunque sea por última vez. Luego seré tuyo para siempre. Y otra cosa, no me gusta prometer ni decir cuando regreso, solo escríbeme cualquier idiotez que se te ocurra y te responderé en segundos.

Sam le dio su número a su mejor amigo. Black había botado sin querer su celular en una de las tantas perdidas que se hecho cuando iba a casa. Sam lo abrazó y sintió calor. Black lo besó por última vez y se fue hacia el taxi donde lo esperaban sus familiares. 

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