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capitulo 8- Escape.

Katarina

- Estás loca si crees que iré contigo esta vez, te han castigado.

¿Por qué Zoe tiene que ser tan cobarde?

- No importa, le prometí a Michael que estaría ahí. - suspiré. - Vamos.. por favor..

Intentaba sonar lo más suplicante posible, he estado esperando  por esta cita por mucho y no estoy dispuesta a quedarme en esta casa.

- Lo siento, Kath. - cortó.

Que gran amiga la mía.

Me levanté de la cama y me asomé a la ventana, tenia que buscar una forma de salir sin que mi padre se de cuenta. Para ser sincera estoy muy nerviosa, sé que no es lo mas arriegado que he hecho pero a como estan las cosas lo mas probable es que mi padre me golpee hasta matarme o encerrarme en una torre como Rapunzel.

- Okay, eso fue lo mas ridiculo que pensé. - reí para mi misma. - Solo me iré esta noche, volveré a las doce en punto y nadie sospechará nada.

《Estarás muerta》, me repetía mi mente.

- Probablemente, pero al menos habré visto a Michael despues de muchos dias. - sonreí.

Me metí a la ducha y comencé a bañarme mientras pensaba en las consecuencias de mi escape, la verdad es que lo valdría, sería un honor morir por haberme escapado solo para ver a Michael.

- ¿Que digo? El ni siquiera me debe ver de la misma forma y yo aquí como idiota creandome una historia de amor.. - borré mi sonrisa.

Acaricíe mi estomago, sentir esa masa hizo que mi autoestima se rebajara un poco. ¿Un chico como Michael podría fijarse en una chica como yo? Lo dudo, el es tan delgado y lindo, pero yo soy tan.. distinta.. prefiero decir eso a llamarme como mi madre solia.

- Katarina, eres hermosa.. hermosa.. hermosa - me repetí cerrando los ojos.

Mi psicologo me dijo que decirme cosas asi o escribirla en mi espejo servirían. Y por mas que lo intento no puedo, es algo dificil para mi, porque mi madre ni siquiera me ayuda y mi padre ni hablar.

Eran las siete en punto y comencé a arreglarme, queria estar natural o algo formal para Michael aunque no es lo mio.. pero me gustaría verme bonita, al menos para el.

- ¿Katarina? - me di la vuelta algo asustada.

Mi tia estaba aquí, ella será mi salvación esta noche, puedo sentirlo.

- Tia... tia - sonreí y la abracé.

- ¿Que te ha pasado en la mejilla, cariño? - me miró algo preocupada.

- No es nada. Pero necesito un super favor, por favor. - me senté en mi cama.

No me gustaba hablar acerca del maltrato fisico de mi padre, y mucho menos del abuso psicologico de mi madre, a nadie le gustaría saber que el jefe de la policia es un maldito abusivo que engaña a su esposa y maltrata a su hija. Sería una mancha para su expediente y un golpe muy grande a su "dignidad".

- Primero dime que es lo que te pasó. - suspiró.

- No es importante, por favor debo irme en una hora.. - dije algo nerviosa.

- Katarina, ¿no estás castigada?- preguntó algo confundida.

- Sí. Pero por favor, hoy tenia que salir con alguien y no..

- ¡Un chico! - dijo algo emocionada. - Dime ¿como es él?

- Por favor, tia. - sonreí.  - No puedo hablar de él aun, te prometo que lo conocerás pronto.

- ¡Oh dios! - se cruzó de brazos. - Al menos dime, ¿como es él? - sonrió como una chiquilla.

- Es alto, delgado, tiene el cabello afro y una sonrisa tan blanca que hace que su piel oscura se vea tan hermosa.. es.. - ella abrió sus ojos como platos.

- ¿Es negro? - preguntó seria.

No dije nada, estoy segura de que comenzará a decir cosas como mis padres, no quiero recibir eso de su parte.

- Katarina, ¿sabes lo que los negros pueden hacerte? - rió. - Y no me refiero a algo malo.

- ¿A que te refieres? - la miré confundida.

La verdad es que nunca habia visto a mi tia sonreir de esa forma tan.. no lo sé, ¿rara?.

- Hablo de que ellos tienen algo.. ya sabes. - golpeó mi hombro coqueta.

-... - no dije nada solo me quedé mirandola confundida.

- ¡Vamos, no me digas que no entiendes lo que te digo! - rió aun mas.

Me siento la persona mas ignorante de este mundo, realmente no entiendo que es lo que quiere decir.

- Olvidalo - sonrió - Te ayudaré, pero promete que me contarás todo con detalles.

- Lo haré. - dije mirandola aun extrañada. - Pero, ¿como haremos?

- Les diré a tus padres que hoy dormiré en tu habitación contigo y que no quieres ir a cenar porque estas estudiando.

La abracé fuerte, la amo.

- Gracias, gracias, gracias.. - besé su mejilla unas diez veces haciendola reir.

- No me agradezcas. - se acomodó su ropa. - Prometeme que solo saldrán a comer, por favor no quiero tener problemas con tus padres.

- Si, no sé a que te referías pero si. Solo eso.

Ella asintió, yo me arreglé lo poco que me faltaba y miré el reloj, eran casi las ocho y yo aquí como idiota.

- Adiós, cuidate y no quiero que tengas hijos aun. - sonrió.

- Adiós, muchas gracias y no, aun no. - me subi a la ventana.

Me escaparía por aquí, aprovechando que a estas horas probablemente mis padres esten en su habitación o en la biblioteca de la casa. Bajé con cuidado  y pude llegar al suelo, estaba algo oscuro pero no demasiado. Comencé a caminar mirando a mi alrededor ya que siempre hay alguien que esta vigilando por ahí.

- ¡Katarina! - comencé a gritar como una loca.

Cuando pude calmarme un poco vi a Zoe, maldita desgraciada.

- ¿Querías matarme? Cariño, casi me hiciste morir. - toqué mi pecho intentando respirar correctamente.

- Lo siento, pero.. lo pensé y iré. - la miré un poco y estaba bastante arreglada.

- Me hubieras dicho que ibamos a la academia - sonreí - Bien, vamonos deben estar esperandonos en el parque.

Asintió algo nerviosa, vaya.. esto es increible ¿En serio, Zoe, está aquí?.

- ¿Crees que le gustará a Genna? - preguntó y me di la vuelta.

Estaba sonriendo como tonta y tenía una gargantilla en la mano.

- ¿El gan y el gin? Algo asi - reí. - ¿Tu usarás el blanco y ella el negro?.

- Eres tonta. - rió. - Será al revés, me siento emocionada por eso..

- Amiga, sabes que siempre te apoyaré en todo ¿verdad? - dije tomando su mano.

- Lo sé.. - susurró sonriendo.

Quería hacerla sentir comoda, tranquila y confiada conmigo. Me gustaría que pueda confesarme eso de una vez, me gustaría hacerla sentir como en casa y hacerla sentir que no es malo ser diferente.

- Aquí estamos. - dije algo nerviosa.

Habían muchas parejas en el parque, era como el lugar mas libre de todo este pais en la noche. Se oía musica de Elvis Presley y podiamos ver como algunos bailaban.

- ¿Como están? - pregunté viendo que no estaban por aqui.

- Quizás se demoraron un poco, no te preocupes. - suspiró. - Sentemonos aquí, quiero sentarme un poco.

Le hice caso, pero no quité mi mirada del lugar, era raro que ellos no estuvieran aquí. Suspiré y me crucé de pies, varios muchachos pasaban por aquí mirando a Zoe y diciendole cosas, y a mi solo me decían que necesitaba rebajar unos kilos, son unos idiotas.

- Buenas noches, ¿estan solas? - nos dimos la vuelta.

Un hombre alto, de tez negra y cabello corto se nos acercó.

- Si, estamos esperando a unos amigos.. - bajé la mirada algo nerviosa.

- ¿Les gustaría venir a bailar con nosotros un rato? Mientras los esperan, tenemos refrescos y buena musica. - sonrió.

- Vamos, de todos modos nos verán. - dijo Zoe tomando mi mano.

Di un vistazo no tan convencida, no queria alejarme de aqui por si Michael venia y no nos veía. Zoe me haló del brazo y la miré, "Vamos" me susurró.

- Bien.... - dije dando una ultima mirada.

Esperando que lleguen pronto.

Nos acercamos al lugar de donde provenía la musica, habían varías personas aquí, bebiendo, bailan y una que otra besando a sus parejas. Bailamos un poco, pero yo aun no podía dejar de pensar en la demora de Michael y Genna. Me preocupaba un poco que algo malo hubiera pasado, pero tambien estaba la posibilidad de que se hayan arrepentido de invitarnos.

- Bueno, yo soy George, ella es Helen, José y Judith. - dijo el hombre.

- Oh, un gusto conocerlos a todos, yo  soy Zoe y ella es mi mejor amiga Katarina. - me golpeó el hombro.

- Oh, hola. - sonreí y volví mi vista hacia la calle.

- ¿Estas esperando a alguien? - preguntó una de las mujeres que se encontraba ahí.

- Estan esperando a unos amigos, Judith - dijo George.

- Si. - dije mirandolos atentamente a ellos.

Tal vez, Zoe tiene razón y Michael llegará en cualquier momento.

- Wow, eres muy bonita. - dijo uno de ellos.

Su cabello y  su piel era tan clara que podría jurar que era un copo de nieve.

- Nunca habia visto a alguien como tú.- dije con sinceridad.

- Oh, soy albino. - rió.

- Es increible, me encanta. - sonreí - Supongo que tu eres José.

- Si, yo  soy José.

Las otras dos chicas eran realmente iguales, lo probable era que fueran gemelas o algo asi. Ambas parecían ser asiaticas y eran de baja estatura.

- Son muy lindas. - dije sonriendo.

- Muchas gracias, adoro tu cabello rojo.

- Muchas gracias.. - bajé la mirada algo  sonrojada.

No estaba acostumbrada a escuchar cosas así.

- Y dime, ¿a quienes esperan realmente? - Miré a George.

- Esperamos a un amigo y a una amiga, creo que vendrán pronto.

- Bien.

Nos quedamos en silencio y yo volví mi vista hacia la calle, no los veía..

- ¡Malditos raros! - gritó uno de ellos.

- ¡Vete a la mierda!  - gritó una mujer mientras se acercaba a nosotros.

¿Por qué su voz  suena tan grave?.

- Hey, George - saludó a nuestro nuevo amigo.

Cuando pude verla bien me di cuenta de que no era una mujer, ¿por qué ahora me siento mas ignorante de lo normal?¿acaso me han encerrado tanto como para no darme cuenta que el mundo es distinto?.

- Oye, tu cabello es hermoso. - dijo mirandome.

Yo salí de mi trance y le sonreí.

- Soy Miles, ¿y tú? - bueno, ahora confirmo que si es un hombre.

- Me llamo Katarina, nunca habia visto a alguien como tú.. realmente creí que eras una mujer.. - sonreí algo nerviosa. - ahora me siento igual de timida que la estupida de Zoe.

- ¡Hey! - se quejó.

- Tranquila, seguramente no sales mucho. - tocó mi cabello - Soy trans genero para algunos una creación del diablo.

- Oh, ellos son idiotas si creen que tu eres satanico o algo asi.

- Satanica. - corrigió.

- Oh, bien, satanica. - miré el suelo. - ¿Creen que podrían darme un poco de jugo?

- Claro que si, niña tus caderas son excelentes. - dijo Miles mientras me daba un vaso.

- Gracias, aunque para mi madre esto es pura grasa y está en lo cierto.

- Claro que no, ¿sabes lo genial que es tomar a tu chica y apretar con tus manos su suave piel flacida? -  dijo George.

- ¿Cree que es algo bueno? - estaba algo curiosa.

- Claro que si, no hay negro que se resista a una  mujer como tú. - me guiñó un ojo.

Sentí por primera vez algo de felicidad conmigo misma al oír eso.

- ¡George, tu esposa! - dijo Judith.

- ¿¡Que!?¡¿Donde?! - dijo asustado.

Todos comenzaron a reirse del susto del pobre hombre.

- Tienes que tener cuidado con el, el ama a su esposa pero es un poco mujeriego. - susurró Miles en mi oido.

- Apuesto a que si, mantendré mi distancia. - sonreí.

Me di la vuelta con la esperanza de verlo cruzar la calle y venir hacia a mi, pero parecía ser algo idiota de mi parte. No habia ni señales de ellos.

Quizas ya no vendrán.

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Espero lo hayan disfrutado.

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