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capitulo 7- Eres igual a mi.

Katarina

- ¿Estás segura de esto, Katarina? - preguntó Zoe por tercera vez en el dia.

- Claro que sí, deja de fastidiarme. - bufé llevandola a rastras.

Zoe, es tan malditamente insegura que realmente me hace querer asesinarla. Le he hablado acerca de la invitación y me ha dicho que está mal que nos siguieramos viendo Michael y yo, pero ni siquiera tiene una excusa convincente. Nos dirigiamos a la iglesia mientras que seguiamos murmurando, ahora estaban todos aqui, hasta el sacerdote. Rayos.

- ¿Que horas son estas de llegar señoritas? - preguntó mi madre con el ceño fruncido.

La religión era todo para ella, pero no entiendo su doble moral. Dice que es una servidora de dios, pero ni siquiera acepta a las personas de color y a las personas que tienen otras orientaciones sexuales ¿hay algo mas estupido que eso?.

- Lo siento, me quedé dormida. - me excusé.

En realidad, nos habiamos quedado a elegir lo que nos pondriamos mañana en la noche, bueno aunque Zoe no me ha asegurado nada.

- Bien. - miró a Zoe. - Vayan a sentarse.

Asentimos y fuimos en silencio hasta las primeras bancas, el sacerdote seguía hablando y hablando, mientras  que yo intentaba darme una idea de como seria la salida de mañana. Me imagino a Michael, vestido de forma informal y fresca, sonriendome e invitandome a comer algo simple.. no debería aferrarme a las expectativas, pero no sé bien como es él en estos ambitos.

- Recuerden que tenemos que amar a nuestros padres y madres, y recuerden que la familia tradicional esta formada por un hombre y una mujer. - dijo el Sacerdote.

- Es ridiculo. - dije algo molesta y me puse de pie.

- ¿Que haces, Katarina? - preguntó Zoe mirandome.

Me subí al altar con el ceño fruncido y tomé el microfono del sacerdote, sé que me regañarán pero no puedo evitarlo.

- ¿Por que la familia tradicional es un hombre y una mujer? - dije mirandolos a todos.

Unos que otros murmuraban cosas y mi madre estaban a un lado, su rostro estaba rojo del enojo y ya podría imaginar el rostro de mi padre.

- ¿Por que no pueden ser dos hombres o dos mujeres? La sociedad nos ha impuesto todo esto, y si dios no aceptara esto, creo que la homosexualidad no existiría y lo siento, pero me parece estupido que alguien no pueda amar a otra persona solo porqué es del mismo sexo. - encogí los hombros. - Creo que mas de uno aqui, está atrapado dentro de su mundo y ocultando lo que realmente es solo porqué la iglesia y la gente tiene el cerebro del tamaño de una nuez.

Mi madre, estaba comiendome viva con la mirada y Zoe, estaba algo conmovida por lo que habia dicho. Pero yo solo dije lo que sentía, no puedo evitarlo y no me quedaré callada frente a una injusticia.

- ¡En mis tiempos las mujeres no abrían la boca a menos que sea para decir "Gracias, esposo mio."! - gritó alguien entre la multitud.

- ¡Los tiempos cambiaron, y si vivieramos en el pasado para siempre creo que mas de uno hubiera muerto! - le contesté molesta.

Odiaba, el pensamiento machista y racista de algunas personas. Realmente no entiendo con que fin intentan llenarte la cabeza de sus estupideces, no nos dejan ser nosotros mismos y eso es lo que nos hace falta, un poco de tolerancia. Apuesto a que este mundo seria mejor si las personas pudiesen hablar y amar libremente.

- ¡¿ Que demonios tienes en tu puta cabeza?! - dijo golpeando el escritorio de su oficina.

Yo solo suspiré asustada, mi padre se ha enterado de lo que ha pasado en la iglesia y probablemente ahora quiere matarme a golpes.

- Yo solo dije lo que pensaba, ¿que hay de malo en eso? - pregunté con tranquilidad.

- ¿Lo que pensabas? Estabas contradiciendo a un sacerdote y fuiste grosera con un hombre de alto rango.  - frunció el ceño.

- ¡¿Y eso que tiene que ver?! - me puse de pie - ¡Por dios, Papá!, mira a tu alrededor, este mundo está mal y debería cambiar.

- Tu eres solo una chica, jamas lograrias algo ni aunque te lo propusieras. - sonrió de lado.

- Y tu eres solo un corrupto, que no podría lograr nada sin su arma y sus soldados.

Su mano golpeó mi mejilla y con la otra me sostuvo el cabello.

- ¡Ten cuidado, por como me hablas! - me gritó y me dió otro golpe.

- ¡Ya basta! - rogué mientras sentia el sabor de la sangre en mi boca.

- Estás castigada, no saldrás con aquella rara por un mes y no saldrás a ningun lado o de lo contrario, creeme que no querrás saber.

Me soltó y yo lentamente me levanté del suelo, cuando lo ví salir me abracé a mi misma. No habia ni una pizca de razón por su parte, no puedo entender que un monstruo como ese es mi padre. Si tan solo hubiera podido cambiar algo en mi vida seria tener a padres con mentes tan cerradas e ignorantes.

- ¿Ves lo que has logrado? - levanté mi mirada.

Mi madre, estaba fumando un cigarrillo mientras que otra de sus manos tenia la biblia.

- No deberias pasarte de lista o de lo contrario habría consecuencias. - sonrió. - Hoy no comerás, me han dado una dieta excelente para personas obesas como tú.

Pude ver en sus ojos verdes el odio y la repugnancia, ella me odia apesar de haberme dado a luz. Ella me odia por no ser una princesa de talla pequeña, ella me odia por ser diferente.

- Mejor preocupate en prepararle la ropa a tu marido, que solo para eso es lo que sirves. - susurré con enojo.

Ella, se tragó sus palabras y salió de la habitación. Fui a mi habitación y me recosté en la cama, tenia hambre pero no voy a negar que tambien me sentia destrozada, las palabras de mi madre, las de mi padre.. me hacían pensar en que yo no era mas que un error, creo que lo soy de hecho.

- ¿Estabas llorando?- preguntó Zoe del otro lado.

- Ya no aguanto mas esto, mi padre volvió a golpearme y me castigó.

- ¿Dices que mañana no irás a ver a Michael?

- Michael.. - suspiré y lo recordé. - Claro que iré, no me importa lo que ellos digan.

- Pero si te castiga... noooo, Katarina, no se te ocurra escaparte.

- ¡Vamos, será divertido! - sonreí. - Ademas tambien tienes que ver a Genna.

Oí una risa tonta del otro lado, amaba que mi mejor amiga se sonrojara y yo sabia cual era la razón, a ella le gusta Genna, pero aun no está lista para confirmarlo.

Michael

Me encontraba descansando en mi habitación, mientras que pensaba en la cita de mañana. No sé como vestirme, apuesto a que esta acostumbrada a lujos y a cosas así y yo no tengo tanto dinero ¿le gustaran las rosas o que?¿le gustaran los hombres de traje? No tengo la menor idea, comienzo a sentirme asustado e insuficiente.

- ¿En que piensas? - preguntó Randy mientras comía una manzana.

- Que te importa. - dije molesto.

No ha parado de fastidiarme, pero no acabará con mi paciencia.

- ¿Es en la chica, no? - rió y lo miré - ¿Te la quieres llevar a la cama, verdad? Apuesto a que quieres saber que se siente estar atrapado en un blanquita.

- ¿Podrías dejar de hablar de esas cosas? - me puse de pie. - Yo no la veo de esa forma.

- Pero lo harás. - encogió los hombros. - Eres igual a mí, verás que te enamoraras de ella al punto de querer entregarle tu virginidad.

- ¡Ja! ¿igual a tí? Claro que no, no voy a darle algo tan valiosa a una prostituta como tu lo hiciste. - salí de la habitación sin decir nada mas y sin recibir alguna objeción de su parte.

Me molestaba el tener que recordarle que se acostó con una mujer de vida algo distorcionada, pero me da tanto enojo el tener que dejarle pasar por alto sus palabras.  Es demasiado desubicado, jamas vería a Katarina con otros ojos, jamas desearía tener su cuerpo. Yo no soy el.

- ¿Que pasó? - preguntó Janet mientras me miraba desde el sofá.

- El idiota de Randy y sus putas estupideces, me tiene harto. - me senté a un lado de ella.

En la televisión estaban dando la pelicula "Fiebre de sabado por la noche", era una de mis favoritas y apesar de que la televisión de casa era una porqueria y no tenia color amaba disfrutar cada escena.

- ¿Crees que alguna vez llegue alguien que me ame tanto como Olivia a John, en la pelicula? - pregunté de la nada.

No podía evitar sentirme nostalgioso aveces, no he tenido suerte con las chicas en toda mi corta vida, pero he amado tanto que realmente dolió.

- Quizás, yo quisiera un John Travolta - sonrió - Confio en que la chica indicada vendrá pronto, no tienes que pensar mucho en eso. Todo a su tiempo - golpeó un poco mi hombro.

- Supongo. - sonreí.

Seguí viendo la pelicula, mientras que pensaba en lo maravilloso que seria vivir una historia asi o tan solo vivir una historia de amor. Confio en que tengo mucho para dar en una relación, solo espero poder demostrarlo algun dia. Soy tan anticuado, que aveces da nauseas.

- ¿Janet? - dije viendola dormida en el sofá.

Mi pequeña hermana, haciá lo mismo todo el tiempo. La cargué y la llevé a su habitación, me sentía realmente como un padre y me gustaba serlo porque realmente estoy orgulloso de la persona en la que Janet se ha convertido gracias a mi y a mis hermanas mayores.

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Espero que lo disfruten.

Voten y comenten.

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