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capitulo 4 - ¿Dejarás que ellos te destruyan?

Katarina

Si tuviese que describir como me siento hoy, sería "aburrida", odio estar aquí en casa oyendo a mis padres pelear y escuchar como me describen como si fuese nada. Aveces, mis padres son muy hirientes y hacen comentarios acerca de mi cuerpo y que por qué no empiezo a cuidarme mas, que por qué no me maquillo y cosas así. Es frustrante sentir que no eres lo suficiente para ellos, sentir que no eres ni la mitad de lo que es tu madre o que no eres la princesita de papá.

Hoy, había venido a comprar algo de ropa a una boutique. Todas las prendas eran realmente pequeñas y para acabar con mi poca autoestima los vestidos me quedan horrible. Veía a todas esas mujeres perfectas con peinados altos caminando de un lado a otro, no podía evitar sentirme inferior que ellas.. mi cuerpo era distinto y con distinto me refiero a que me veía mucho mas grande que ellos debido a mi peso.

- ¿En que te puedo ayudar? - Levanté  mi mirada de una prenda a la que me habia quedado viendo.

Una señora mayor, robusta y baja era la que me habia dirigido la palabra. Me acomodé mi falda hasta las rodillas y la miré con una sonrisa.

- Solo miraba aquel vestido.. - sonreí y lo miré - ¿Lo tiene en talla grande? - dije con esperanzas.

- No. - contestó seria. - Tengo uno mejor. - sonrió y me tomó la mano.

No estaba segura de si esto era una broma o si ella hablaba en serio, pero la seguí. Entramos a la galeria donde habían infinidades de vestidos y ropa que estaba de moda, fuimos a la parte mas alejada del lugar y al llegar vi un hermoso vestido de color pastel que se veía pequeño, pero al parecer era de mi talla.

- Pruebatelo, apuesto que te quedará genial. - sonrió y me entregó aquella pieza.

- ¿Cree que se me vea bien? - estaba insegura y nerviosa.

- Claro que sí. - se hizo a un lado para darme paso al vestidor.

Me lo probé y me gustó, aunque mis piernas se vieran de mas entre otras cosas. Me senté fuera de la tienda luego de haber comprado el vestido y compré algo de comer, estaba tan aburrida ahí y veía a todas aquellas parejas felices yendo de un lado a otro y aquellas personas que me parecían conocidas acercandosé a mi.. esperen ¿Sara?.

- ¡Sara! - grité y me levanté dejando a un lado el vestido.

- ¡Katy! ¿como estás? - me sonrió mientras acariciaba mi mejilla.

Sara, solía ser mi niñera cuando era un niña y mis padres la echaron de casa por ser negra.. eso es algo que realmente me molestó pero gracias al cielo eso no impidió que nos siguieramos viendo.

- Muy bien, estaba de compras ¿como está, Adrienne? - pregunté mientras me sentaba en la banca nuevamente.

- ¡Muy bien!, ya vivimos solos y estamos buscando un bebé.. ¿como están tus padres? - sonrió y cruzó sus piernas.

Algo que realmente la caracterizaba, era su elegancia y aunque varias personas digan que las personas de color son olgazanas o ignorantes eso no era del todo cierto. El marido de Sara es un gran arquitecto ademas de ser un buen esposo y ayudar en la iglesia de los testigos de Jehova en Indiana.

- ¡Eso es maravilloso! - sonreí y me puse seria al recordar su pregunta. - ¿que puedo decir? - suspiré y miré mis manos.

Jugué un poco con ellas, no me apetecía hablar de ellos ahora.

- ¿Ellos aún siguen haciendote sentir mal contigo misma? - la miré y solo asentí.

- Tienen razón. Su madre a mi edad era la Miss Manhattan y yo soy un fracaso, he estado pensando en una dieta.. tengo diecisiete, mido un metro sesente y siete y peso mas de setenta ¿eso es normal? - miré hacia otro lado.

- ¿Dejarás que ellos te descubran? - preguntó mirandome - Tus padres te han hecho sentir mal contigo desde muy pequeña, miraté Katarina, eres preciosa y tu cuerpo es tan lindo.. lo unico malo es la mente de estas personas, tu vales mucho y no debes dejar que no ser como ellos te afecte. Ellos son monstruos aveces. - tocó mi hombro. - ¡Vamos, no estés triste!

- Gracias, Sara. - relamí mi labio. - Aveces quisiera ser al menos mi propio orgullo.

- Lo serás. - besó mi mejilla. - Escucha tengo noticias, esta noche hay una fiesta en Gary ¿te gustaría ir? - la miré algo interesada.

No salgo desde ya hace mucho tiempo y aunque a mis padres no les agrade que este cerca de gente de color yo amo estar ahí, ellos son tan divertidos y los muchachos son tan lindos aveces.

- Claro que sí, creo que has venido en buen momento.. usaré el vestido - reí - ¿Crees que está bien si llevo una amiga?

Pensé inmediatamente en Zoe, ella es menor que yo y está afligida por la sobreprotección de sus padres, quiero hacerla cambiar de opinión acerca del mundo en general y quiero que conozca por ella misma a las personas a las que sus padres llaman "salvajes".

- Claro, siempre y cuando no te delate ni a mi. - encogió los hombros. - ¡Adrienne! - gritó con una sonrisa.

Su esposo se acercaba a nosotras con grandes bolsas, el siempre tenia una sonrisa agradable que te hacia sentir parte de la familia. Al verme abrió sus brazos, el era como un padre para mi.

- ¡Pequeña! - dijo con una gran sonrisa.

- ¡Papá Adri! - corrí y lo abracé.

Era tan agradable estar cerca de ellos, tienen tanta buena energía.

- ¿Que haces por aquí?¿la invitaste a la fiesta? - le preguntó a Sara mientras despeinaba mi cabello.

- Justamente estaba diciendo que llevaré a una amiga, ¿a que hora es? - pregunté mientras me acomodaba un poco el cabello.

- Sal de casa a las ocho y que tus padres no te vean, el comisario asusta. - bromeó Sara.

- Lo sé.

Sonreí y tomé mis cartera, junto con el vestido recíen comprado. Hablamos sobre el punto de encuentro y llegamos a un acuerdo, solo debía decirle a Monica acerca de la fiesta y llevarla engañada.

Llegué a mi casa unas horas despues, mis padres no estaban o al menos no los habia visto. Llegué hasta mi cuarto y tomé mi telefono, comencé a marcar el numero y me senté sobre la cama mientras acariciaba mi pierna.

- ¡Llegaste! - dijo mi madre con cara de pocos amigos. - ¿Donde estabas?¿con quién? - frunció el ceño.

- Estaba en el centro comercial, comprando ropa y estaba con Monica. - suspiré - Por favor, vete de mi habitación tengo que hacer una llamada.

Sé que soné muy desubicada e irrespetuosa, pero mi madre es la persona menos respetable que he conocido. Me ha hecho llorar incontables veces, me ha hecho vivir calvarios  y no, no estaba dispuesta a seguirlo soportando.

- ¿Te has comprado un vestido? - me lo arrebató. - ¡Wow! ¿esto te queda?.

Me miró de forma burlona.

- Sí. Si no, no lo hubiera comprado. - suspiré y se lo quité. - Por favor, mamá.

- Ya me voy... ¿a quién estas.. - la interrumpí al escuchar a monica del otro lado.

Me ha salvado la vida.

- ¿Diga?

- Moni.. - miré a mi madre y le dije con la cabeza que se fuera.

Solo rodó los ojos y salió de mi habitación, es increible que ella parezca la mas inmadura.

- ¿Katarina?¿que pasó? - preguntó timidamente.

- Es que esta noche me han invitado a una fiesta en los suburbios ¿quieres ir? - pregunté con curiosidad.

- Mis padres no me dejaran ir...

- Tranquila, diles que vendrás a mi casa a dormir. - sonreí.

Solíamos hacerlo tantas veces y me extrañaría que ahora no lo hicieramos.

- Bien.. te llamaré al rato para avisar. - esturnudó. - ¿Donde será la fiesta?

- Emm... - piensa Katarina, piensa. - Será una sorpresa, pero te encantará.

Prefiero hacer eso a decirle y que comience a repetirme todo lo que sus padres le inventaron acerca de la gente de color, yo realmente odio oír que los desprecían.

- Bien. Nos vemos.

- Adios, nos vemos en la noche.. ahhh es a las ocho pero ven a las siete en punto.

- Okay.

Corté la llamada y me recosté hacia atrás a pensar un poco en mí, estaba realmente lastimada por todo lo que me había pasado recientemente. La gente me ha hecho sentir tan miserable, mi familia me critica por mi cuerpo y hasta me desprecían por no ser una modelo o algo por el estilo. ¿Que es lo que quieren de mi? He sido una buena niña y temerosa del mundo por su culpa, ni siquiera soy yo misma porqué mis padres estan haciendome sentir que no valgo ni la mitad de un dolar.. aveces solo quisiera cambiar las cosas, me encantaría hacer sentir a las mujeres que todas somos hermosas y unicas, tengamos el cuerpo que tengamos.. es ridiculo que haya una talla ¡Vamos, son los años cuarenta esto debe cambiar!.

- ¿Que has hecho hoy? - levanté mi mirada y vi a mi padre serio.

- Estuve haciendo compras. - me senté derecha y oculté el vestido.

Mi padre tiene una idea tan machista en la cabeza.

- ¿Que compraste? - frunció el ceño.

Bajé la mirada, el me hacia sentir miedo.. es algo idiota ¿quien demonios le tendria miedo a su padre? Se supone que debería sentir afecto.

- Un vestido. ¿Por qué? - pregunté mirandolo seria.

- Tu madre me ha dicho que has comprado algo muy corto.. ¿sabes lo que pasa cuando los hombres te ven con algo así? - me tomó del brazo.

- ¡No todos son unos cretinos! - fruncí el ceño. - ¡Merezco vestir como me gusta!

- ¿Me estas contestando? - agarró mi cabello.

- ¡Papá, sueltame! - dije sintiendo ganas de llorar.

- ¡No vuelvas a contestarme y tira a la basura ese vestido! - me soltó y arrojó a la cama.

Cuando el salió al fin pude respirar, comencé a llorar del enojo que sentía.. ¿por que no puedo vestir como quiero?¿por que no puedo hablar como deseo?¿por que todos tienen una idea de monja para las mujeres?, jamas he intentado coquetear con mi forma de vestir y asumo que varias mujeres hacen lo mismo. Creo que esta sociedad esta tan marcada por el machismo y que ellos piensan que los hombres son quienes deben tener poder sobre nosotras.

- Somos mas que un pedazo de carne.. somos mas que madres para sus hijos.. - susurré mientras me secaba las lagrimas.

Tengo la esperanza de que el mundo cambie para bien, que todos podamos vivir como iguales y que no haya distancia entre los homosexuales, los negros y las mujeres ¿por que todos creen que ser uno mismo está mal? Estoy cansada de ver como ellos lastiman a personas solo porque en su cabeza esta una idea equivocada de lo "correcto".

El telefono comenzó a sonar y aclaré mi garganta.

- ¿Aló?

- Katarina, ¿estas bien?

- Oh, Monica, si lo estoy.. es que estaba durmiendo un poco, ya sabes.

- Entiendo, si me dieron permiso asi que nos veremos en unas horas.

- Bien, espero que tengas un buen resto del dia, voy a ducharme y a prepararme.

- Igual para ti. - cortó.

Me levanté de la cama para dejar de llorar como una idiota y entré al baño que tenía en mi cuarto, aquella bañera amplía siempre me ayudaba a calmarme cuando sentía enojo con el mundo. Prendí el agua caliente y me metí lentamente, sentí tanto relax en aquel momento.

- Espero que esta noche sea distinta. - susurré antes de sumergirme un poco.

Los minutos fueron eternos en aquella bañera, fue lo suficiente para liberar todas mis frustraciones y preocupaciones. Espero no estar pensando en cosas malas cuando vayamos a la fiesta, espero estar positiva y bailar.. aveces es dificil huir de las preocupaciones e inseguridades, cuando tienes que vivir con ellas dia a dia. Solo espero que un milagro pase o algo parecido.

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Espero que lo disfruten

Comenten, gracias.❤

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