capitulo 34. - Te protegeré.
Michael
Habia tomado un baño luego del pesado dia, estaba con ganas de que el tiempo pasara porque queria ver a Katarina. Me miré al espejo y noté como estaba quedando mi nariz, estaba mas delgada que mi nariz normal.. al menos no tenia la horrible nariz gorda que mi padre siempre se encargó de recordarme como imperfección.
- Iré a casa de Jackie, pero puedes llamarme si necesitas algo. - Janet besó mi mejilla.
- Cuidate, cariño y procura comer bien, te quiero. - sonreí y ella lo hizo tambien.
- Te quiero, hermanito lindo. - saludó con su mano.
Al segundo en el que ella salió aproveché para quitarme la maldita camisa que me estaba haciendo morirme de calor, no es algo malo pero no me agrada que me vean sin camisa.. porque hay algo que estoy ocultando desde hace un par de años.
Tocaron la puerta y suspiré, fui a abrir porque quizas era Genna o mi hermana que se olvidó algo. Al abrir la puerta me encontré con la imagen mas dura para mi, Katarina tenia sangre en la boca y estaba llorando como loca, al instante que la vi la abracé.. ¿quien pudo hacerle esto?, al abrazarla me di cuenta que venia con maletas, estaba confundido.
- ¿Que.. que pasó, amor? - pregunté mirandola y examinandola. - Dime que no fue tu padre o...
- Si lo hizo, decidió creerle a el en vez de a mi... Michael, tenia miedo. - susurró en mi pecho. - Me fuí de la casa, creí que seria buena idea venir aquí.
No habia absolutamente ningun problema con eso, de hecho me encantaba la idea, pero aun no cumple la mayoría de edad y quizas sus padres hagan un escandalo.
- Si lo fue, pero dime ¿el otro idiota te hizo algo? - acaricié su mejilla y negó. - Ya no llores, amor ... entra, llevaré tus maletas a mi habitación.
- Gracias, cariño.. - susurró secando sus lagrimas.
Entró a mi casa y luego yo subí con sus maletas a mi habitación, se quedaría conmigo al menos hasta que solucionemos las cosas.
- ¿Tienes hambre o fr.. - me interrumpió.
- ¿Y esas manchas? - dijo mirando mi pecho.
Maldije mentalmente al recordar que no me habia puesto la maldita camisa, la tomé como pude y me cubrí.
- No es nada, mañana iremos al doctor a ver que pasa.. creo que es solo algo del sol. - Miré mis manos. - ¿Quieres comer algo?
- Michael, no me cambies de tema.. muestrame. - dijo acercandose a mi. - Por favor.
No tenia salida, ella estaba frente a mi.. no puedo ocultarle esto.
- No se porque estan en mi cuerpo.. - susurré y me abrí la camisa.
Su mano lentamente se deslizó por mi pecho, tocando las manchas que estaban en este y haciendo que mi piel se erizaba, sus pupilas estaban dilatadas por la poca luz y con su otra mano comenzó a acariciarme.
- ¿Desde hace cuanto las tienes? - preguntó frunciendo fijamente.
- No mucho, solo un par de años..
- ¿Cuanto es un par de años? - preguntó frunciendo el ceño.
Me rindo, no puedo mentir ante ella.
- Siete años. - dije avergonzado. - Nadie lo sabe, y creí que se irían con el tiempo pero no...
- Iremos al doctor, ¿te parece? - asentí mirandola a los ojos.
Ella sonrió y lentamente se acercó a mis labios, ese pequeño beso le dió paso a una de sus manos para posarse detras de mi espalda desnuda, haciendo que mi piel caliente sintiera el frio de sus manos.
- Nunca te habia visto asi. - susurró mientras miraba mi pecho con detenimiento. - Tu piel se estremece ante mi toque. - sonrió.
Fue un acto tan tierno que no pude evitar besarla nuevamente, puse mis manos en su espalda baja.. estaba dandome ese permitido de tocar su cuerpo, poco a poco para no hacerla sentir insegura. Su imagén semidesnuda vino a mi mente, haciendo que sienta el calor que habia sentido aquella noche cuando tuve una erección sin querer.
- Se siente bien tocarte. - confesé atrayendola lentamente al sofá.
Mi cuerpo estaba actuando, yo no tenia uso de razón y tampoco queria tenerlo por ahora. La recosté lentamente dejando besos en su mejilla, estaba sobre ella conteniendo mis impulsos, intentando dejar a un lado los pensamientos impuros que estaban en mi mente al tenerla de esta forma.
- ¿Y ahora que? - susurró mirandome con aquellos ojos grandes y especiales.
- Eres tan hermosa.. - dije besando su cuello.
- ¿Michael?
- ¿Sí? - pregunté mirandola.
- ¿Vamos a tu habitación?
Sabia la gravedad de todo esto, si llevaba probablemente pasaria algo de lo que nos arrepentiriamos, pero el deseo en su voz estaba revolviendome la piel.
- Está bien. - dije en un hilo.
Me levanté y le tomé la mano, estaba llevando a mi novia a mi habitación, estaba desesperado y algo avergonzado, no se que pasará. Al abrir la puerta dejé que ella entrara primero, pero no queria soltar mi mano e hizo que tambien entrara.
- No quiero que hagamos algo de lo que nos arrepentiremos. - dije sintiendo como su lengua pasaba lentamente por mi cuello.
- ¿Te arrepentirías? - dijo mirandome mientras mordía su labio.
Ahora no pensaba, ni siquiera estaba en tierra.. sentía que estabamos en el paraiso, los dos, solo los dos. Sus manos acariciaron mis brazos, haciendo que mi respiración se acelerara un poco.
- Es hermoso tocar tu piel, es tan suave y caliente.. - mordió su labio y sus manos comenzaron a bajar mas.
- ¿Que.. que haces? - pregunté mientras veía que su mano acariciaba mi abdomen bajo.
- Shh.. - susurré y sentí aquella mano posarse sobre aquel bulto que se habia formado en mi.
Fue un sentimiento raro, jamas habia dejado que alguien me tocara.. incluso ni yo lo habia hecho antes, me sentía en otro planeta literalmente.
- Michael, tengo miedo. - susurró en mi oido mientras sus manos abandonaban mi cuerpo para rodearse en mi cuello.
- Yo te protegeré. - dije correspondiendo a ese abrazo.
El clima incomodo se habia ido, estabamos abrazados en mi cama, mientras que ella dibujaba remolinos en mi pecho y me hacia preguntas como una niña pequeña.. ella es así aveces inocente, otras veces atrevida.. pero esto es lo que la hace sentir unica y lo que me hace amarla tanto.
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Espero que lo disfruten.
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