capitulo 29. - Es vergonzoso.
Michael
La miré a los ojos mientras abría la puerta nervioso, sus labios formaron una sonrisa para darme seguridad cosa que no fue posible ya que en mi mente me sentía tan poca cosa ahora. Abrí la puerta e hice que entrara sola, suspiré mirandola y ella estaba parada ahí con la mochila en su mano y mirando alrededor.
- Oye, me encanta tu casa.. se siente tan calida, tan tierna, es como un hogar. - me miró - ¿Puedo dejar mi mochila en el sofa?
- Claro. - sonreí aliviado. - A mi mamá le encantaba la porcelana, asi que si ves porcelana con polvo es de los años en los que ella estaba en eso. - Besé su frente. - Bienvenida a mi casa, iré por Janet.
- Está bien. - sonrió y tomó asiento.
Subí las escaleras en busca de mi hermana menor que estaba viendo la televisión con mucha emoción, golpeé su puerta un par de veces y al abrir la vi peinando una peluca.
- Parece que mataste al perro del señor Duncan y lo hiciste una peluca. - reí. - Traje a mi novia por si quieres pasar a saludar y quería preguntarte que te apeteceria.
- Me encantaría un buen sandwich de pavo con tomate. - la miré con el ceño fruncido. - Ya, solo prepara lo que quieras. - rió.
- Papas al horno con pollo, soy bueno en eso y será bueno para la primera impresión de mi novia. - mordí mi labio. - Baja y hazle compañía, muestrale tu peluca.
- Ay, dejame. - rió y cerró la puerta.
Iba camino a la sala cuando oí unos pasos en la habitación de mis padres, cuando miré estaba media abierta la puerta. Oh no, Katarina se metió ahi..
- ¿Que haces aquí? - dije algo molesto.
No quiero ser malo, es que este es un lugar realmente Bendito para mis hermanos y yo, si Jermaine estuviera aquí ya la hubiera sacado de los cabellos, pero yo no haría eso y mucho menos lo permitiría.
- Lo siento, solo vine a buscarte.. pero no sabia donde estabas y entré aqui.. creo que no debí. - bajó la mirada.
- No te preocupes, pero no vuelvas a meterte por aquí.
Sus ojos claros estaban mirandome con algo de vergüenza y arrepentimiento, creo que me estoy comportando mal..
- Lo siento. - la abracé. - esto es un lugar sagrado para todos nosotros y no nos gusta que se metan.. no lo hago por ser grosero, disculpa. - la miré a los ojos.
- No te preocupes, amor. - sonrió. - Las perlas de tu madre son hermosas, mi abuela tenia unas iguales y me las obsequio, me trajo un par de recuerdos.. y ella era hermosa. - miró hacia la mesa de noche de mi madre.
Ahí yacía un cuadro con el retrato de mi madre, era la unica foto que nos quedó despues de que nos echaron de nuestro anterior hogar.
- Era demasiado pequeño cuando la vi morir, hubiera deseado haber sido grande y poder protegerla.. pero ni siquiera pude impedir que aquel policia le quitara la vida. - suspiré. - Aveces, los recuerdos llegan sin avisar pero duelen como el maldito demonio cuando los viviste en carne propia.
- Lo siento mucho, pero debes saber que nada de esto fue tu culpa... tu mamá tampoco la tuvo, solo el hombre inhumano que le quitó la vida frente a su propio hijo. - me abrazó fuerte y me sentí mas tranquilo. - Estas en mis brazos y yo te protegere a ti, se lo prometo a tu madre.
- ¿Si? - dije mirandola a los ojos y ella asintió. - Te amo.
- Te amo mas de lo que tu me amas.. - besó mis labios.
Seguí su beso y metí mi lengua a su boca, sus manos estaban en los costados de mi cuerpo y sus dedos me acariciaban lentamente. Acaricié su hombro y lentamente bajé mi mano hacia su pecho, no tenia mala intención pero solo lo hice.. puse mi mano en su pecho y lentamente comencé a aumentar el beso, nuestras lenguas comenzaban a jugar y nuestros cuerpos estaban mas juntos que nunca.
- Quiero pensar que lo que estoy sintiendo en mi estomago es solo tu pierna. - susurró separando nuestros labios.
Sentí tanta vergüenza que decidí hacerme a un lado y mirar el suelo, no puedo creer que por primera vez en mi vida tuve una.. una.. bueno, ya saben, me da vergüenza.
- Vamos a la sala, quizás Janet ya bajó y nos espera. - tragué saliva abriendo la puerta.
- Claro. - susurró y salió.
No sabia como ocultar lo que nuestro beso y sus toques me habian provocado, tenia tanta vergüenza pero gracias a dios siempre tengo algo a mano y en este caso un cojín del sillón.. quiero sentarme y ocultarlo.
- ¿Que hay de la comida?, ¿no iban a estar cocinando? - preguntó Janet.
- Bueno, de hecho estaba pensando en pollo al horno con papas como Michael te dijo. - Kat encogió los hombros y me miró. - ¿Cocinas tu o nosotras?
- Lo haré yo. - suspiré. - Solo necesito un momento, regreso enseguida.
Ellas asintieron y la mirada de Katarina se dirigió hacia mi entrepierna, luego se encontró con mis ojos y sonrió picaramente. Ahora sinceramente es distinto, no entiendo porque estamos teniendo este tipo de encuentros.. dicen que la lujuria es algo normal entre un hombre y una mujer, pero es vergonzoso para alguien como yo el hecho de pensar en poseer a Kat.
Katarina
- A mi hermano le encanta la naturaleza, cuando eramos pequeños soliamos hacer dias de campo en las praderas a escondidas de los blan.. - me miró algo nerviosa. - De los tuyos.
- Puedes decir blancos si lo deseas, y creo que es muy linda la relacion que tienes con tu hermano. - encogí mis hombros. - Mi hermana me odia y es horrible, pero he aprendido a vivir con eso.
- ¿Por que lo hace? eres la chica blanca mas cool que haya conocido. - tocó mi hombro. - Puedes ser mi hermana y la de mis hermanos si quieres, eso si, no puedes de Michael. - Rió.
- El es mi bebé. - sonreí como tonta. - Es impresionante mirarlo y sentir que soy la mas afortunada de todas por ser su novia.
- ¡Ja, ilusa, yo soy su hermana y lo amo! - rió. - Creo que deberiamos prender la televisión un rato.
Asentí, al prender la televisión aparecia una noticia que me dejó realmente con un nudo en mi interior. Miles de personas estaban siendo atacadas por la policia al intentar conseguir comida para sus familias.
- Dios mio, me da tanta tristeza. - dijo Janet.- Aveces desearia que este mundo no existiera.. todos son tan malos.
- Lo sé, estoy cansado de soportar estas cosas.. me molesta ver que hay gente muriendo solo porqué luchan por sus derechos. - suspiré y tomé un cojín.
- ¡Chicas, necesito algo de ayuda! - gritó Michael.
- Voy yo. - dijo mi cuñada poniendose de pie.
Ella fue hacia la cocina mientras que yo miraba la televisión, me hace sentir tan mal ver eso, pero confio en que todos podemos cambiar eso.. solo es cuestion de tiempo.
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Espero que lo disfruten.
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