002; 🦢
❝Podrías ser brillante pero eres una cobarde❞
—El Cisne Negro (película)
Las semanas volaron como las hojas al viento, deshojando el mes de cada uno de sus días.
Yoongi mejoró, abrió los ojos y pasó a paso su brazo volvió a moverse.
Aún se veía sometido al tedio del cabestrillo, vistiendo ropa deportiva fácil de colocar, negándose de vez en cuando a ser una carga para su amigo menor.
Tal como Jimin dijo en un principio, días después de que Yoongi saliera del hospital se dieron el tiempo para llevar al bebé Jungkook a pasear y así compensar su fallido cumplemes.
―Nuestro pequeño amigo se esta divirtiendo ―. Yoongi miro con ternura al pequeño entre sus brazos, Jungkook jugaba con los collares del pálido enredando estos entre sí.
―Si, y creo que le agradas mucho. ― "Los bebes te quedan muy bien" pensó Jimin sin apartar la mirada de su amigo, mientras con sus manos sostenía la espalda del bebe para aminorar el peso en Min.
―A mi también me agradas Ggukie.
El bebe mencionado observo la sonrisa de encías que el chico le daba, comenzó a mover sus manos en la cara de Yoongi, sonriendo y soltando pequeñas risas mientras lo tocaba.
―Oye, oye, es mío. ―intervino Jimin con la idea de molestar al menor, quien respondió con una mordida en su dedo cuando el mayor trato de acariciar la mejilla del pálido. ―¡Ay! esta bien, quédate con Yoongi hyung.
―¿Me acabas de regalar a un bebe?
Yoongi rió incredulo.
―No es mi culpa hyung, él te quiere como regalo de cumplemes.
Ambos muchachos se echaron a reír, el bebe Jungkook se acurrucó en el pecho de su hyung y bostezó antes de cerrar sus ojitos.
Aquella había sido una linda experiencia, y el inicio de un vinculo de confianza mutua con la pareja que socorrió a Yoongi. Y también con su doctor, quien cada vez mostraba más interés en su blanquecino paciente.
Una semana después del paseo con Jungkook, Min tenía consulta con Jung, quien ese día según el bajito estuvo más nervioso de lo normal.
―¿Como te has estado sintiendo?
Pregunto realizando los procedimientos habituales de revisión, sin embargo la diferencia en el tacto era evidente. No era solo un toque profesional, Min podía percibir la delicadeza con que era tocado, su mente volaba, relajada, al sentir como el pulgar de Hoseok palpaba sus labios con suavidad, provocando vibraciones placenteras en su boca abierta, una vez que terminó deslizo sus dedos, disfrutando el hormigueo al delinear su mandíbula, descendiendo para ejercer una leve presión en su cuello, masajeando la vena aorta. Quizás no era tan necesario revisar sus signos vitales, pero Hoseok amaba escuchar sus latidos, nerviosos y constantes por su cercanía.
Lo mismo cuando finge que no pudo sentir nada, y toma su muñeca, acariciando la piel, activando descargas eléctricas sublimes en su sistema nervioso.
No existieron dudas de que ellos se atraían, ni de que Jimin odiaba esa situación.
El rubio se hallaba esperando fuera de la sala, imaginando con disgusto como Jung robaba sonrisas de su hyung, el modo en que lograba tornar sus mejillas sonrosadas, el momento incomodo en que abrían la puerta y Yoongi volvía riendo, solo para que el molesto medico lo abrazara. Si, Jimin insultaba mentalmente a Jung, pero el mayor problema era suyo, por no decir lo que sentía.
Yoongi tampoco estaba mejor que sus dos pretendientes. Por un lado adoraba a su mejor amigo, al punto en que aun conservaba aquella atracción juvenil de hace años, dudando en confesarse. Conocía de memoria el legajo amoroso de Jimin, era deseado y también deseaba. Salió con tantos, que el blanquecino comenzó a temer ser solo un nombre en su lista.
Por aquel miedo se nego a si mismo sus sentimientos, hasta el punto de enterrarlos y no dejarlos salir.
Hoseok es una historia diferente, por primera vez las mariposas volaron en su estomago, tímidas como pequeños capullos primaverales. Sus manos sudaron ansiosas, y su sonrisa floreció de la manera mas sincera. El mayor le hacía reír, sonrojar y emocionar. No comprendía que le sucedía al estar cerca suyo, solo por Jimin sintió algo así, pero su interior entendía que esto era aun más fuerte que el pasado.
Sonrió para su medico al concluir su revisión, creyendo que este era el fin, como todos los días. Hoseok en cambio espero un poco, en silencio escribió sobre su recetario favorito, el que mando a decorar con flores coloridas y sonrisas. Garabateo un rato, luego levanto la mirada, y se lo entregó.
El papel decía "Descubrí una medicina que nunca antes haz probado, deberías ser un paciente experimental, aun no se la cantidad de dosis, pero se que es muy efectiva, ¿Quieres salir conmigo? Lamento si la medicina experimental no es lo que esperabas"
Ambos se sonrieron, las mejillas del menor se colorearon de un suave rosa, como un cerezo recién florecido.
―¿Cuando me aplico la primer dosis doctor? ―respondió con inocencia actuada.
Hope soltó una carcajada de felicidad, abrazando el cuerpo ya sin cabestrillo.
Jimin apretó los puños desde fuera, torturado por el sonido de las risas. Aguantó la respiración y la soltó despacio. Tan lento que dolía, destenso las manos esperando que su hyung saliera de ahí.
Una vez que lo hizo pudo notar su evidente estado anímico. Sonriente, nervioso como un adolescente.
―¿Como te fue? ―preguntó mientras caminaban a la salida de la institución.
―Bien...Hoseok hyung, me pidió tener una cita y le dije que sí ―sonrió, aferrando sus manos al brazo de Jimin.
―Oh...Que bueno.
Jimin no estaba seguro de lo que decía, eso no era bueno, era un desastre. Hoseok daba pasos que él no dio. Ese acto no se quedaría así.
Tomo su mano sana y corrió, haciendo reír a su mayor en el proceso. Salieron al exterior del hospital, allí siguieron corriendo, mejor dicho, Jimin continuó llevando a Yoongi por el camino. Hasta llegar a la parada del bus y poder tomar un descanso.
―Estas loc...―Yoongi no pudo terminar de hablar, interrumpido por los labios de Jimin sobre los suyos.
Suaves, carnosos, como siempre los había imaginado. Sus belfos encajaron a la perfección, como una pieza de rompecabezas. Jimin acarició la cintura de su mayor con cariño. El mismo que reflejó en sus ojos después romper aquel beso por la necesidad de aire puro.
―¿Q-Que fue eso?
De nuevo la confusión, Min no sabía que pensar y Park acababa de reaccionar a su inesperado acto de valentía.
―Esto significa que me gustas mucho.
Ese recuerdo no pasa desapercibido en sus mentes, Yoongi prefiere no hablar del tema, Jimin intenta no ser evadido todo el tiempo, pero las desiluciones son inevitables y ellos habrían de aprender.
―Min Yoongi, deja de evadirme ―exigió Park, acorralando el cuerpo ajeno en la mesada de la cocina.
― ¿Qué esperas oír?.
Ese día en la parada de bus, Yoongi le dijo que no se ilusionara. Pero a oídos de Park esa no es la respuesta que hubiese querido oír.
―Que sientes lo mismo.
Acaricio sus muslos con ambas manos, ejerciendo presión sobre la carne, pegando la pelvis del pálido a la suya. Buscando mucho más que una fricción entre sus miembros.
―Sentía...Alguna vez lo sentí, pero lo enterre porque no soy para ti y tu no eres para mi.
Suspiro, colocando sus manos en el pecho de Jimin, con intención de apartarlo.
El peli rubio no retrocedió, al contrario, con una mano tomo posesión del cuello ajeno, besando los labios de Yoongi.
Le miro una vez más con los ojos brillosos.
―Desenterremos los sentimientos que guardaste, yo haré que me ames otra vez.
Respondió sobre sus labios, volviendo a robar otro beso. Yoongi suspiró, siempre anhelo el momento en que el menor lo hiciera suyo. Algo en su interior sentía que no era correcto, más sus sentidos fueron sobornados por el placer.
Jimin beso su cuello terso mientras su mano hacia maravillas bajo el pantalón del mayor, tocando, presionando y masajeando a su antojo. Los gemidos brotaban de la boca del pálido como notas musicales.
Las ropas fueron deshechas en ambos cuerpos. Deseosos el uno del otro, tocándose y besando toda la piel a la que podían llegar.
Esa tarde se pasó entre suspiros y estocadas, placeres e instintos enseguecidos. Que al día siguiente significaron el comienzo de la decadencia.
El trabajo regreso a sus rutinas, Yoongi no salía de la sala de prácticas, y Jimin se aprovechaba para tenerlo lejos de Hoseok. Aún sabiendo que después de su encuentro carnal Yoongi decidió enterrar el pasado por completo.
Jimin sintió un gran golpe en el pecho, el rechazo que tantas veces practico en otros, ahora estaba sobre si como un karma. Y no era algo que llego gratuitamente, su error fue alardear que por una tarde de pasión el mayor comiera de su mano.
Con el paso de los meses Yoongi experimentó diversos dolores, fruto de abandonar sus cuidados después del accidente. Su brazo dolía y con el su mano lo hacía también.
A veces se sentía incapaz de tocar el piano, pero se negaba a decepcionar a Jimin, moviendo los dedos con insistencia sobre las teclas.
Un día Jimin pudo notar que algo no estaba bien.
―¿Te pasa algo?
Pregunto preocupado por su mueca de dolor y el modo en que masajeaba su hombro.
―No es nada, solo estoy cansado.
―Entonces toca, el ensayo aún no termina.
Su voz sonó oscurecida, sin ganas. Yoongi solo asintió, culpandose a si mismo. Y es que sentía un peso por aquel rechazo. Que ahora trataba de reparar desgastando su vida para ver feliz al menor.
Toco el piano cuanto pudo resistir, cayendo rendido en los últimos minutos.
―Parece que hoy no podrás quedarte.
―Si puedo, solo dame unos minutos para descansar.
Pidió buscando algo de compasión en su mirada.
―No tengo tiempo para detenerme, solo vete, Rosé esta ensayando, ella tocara para mi.
Dicto sin dejar de moverse. Tenía la música incorporada en el cuerpo. No necesitaba un reemplazo, pero ver a su mayor triste de impotencia era una oferta que no podía rechazar.
―Te dije que puedo quedarme. Solo dame un misero minuto para respirar.
Jimin suspiro pesadamente y se paró frente a él.
―¿Un minuto? En vez de estar practicando pasas horas con ese doctor, y ahora lloras como niña por un simple dolor muscular. ¡SOLO VETE!
Ese grito fue algo que Min no pudo resistir, golpeando la mejilla de su compañero con la palma abierta. Dio media vuelta y se retiró.
Corrió por el largo pasillo hasta llegar a los baños, se encerró en un cubículo y dejó el bolso sobre el suelo. Sacando el teléfono para llamar a Hoseok.
Esa noche Jimin vio a Yoongi irse abrazado a Hoseok, y se juro a sí mismo que el infierno de su hyung apenas había comenzado.
La indiferencia, el destrato o las discusiones no era nada comparado a lo que vino después. Jimin nunca estaba en casa, salía con amigos, traía pretendientes al hogar. Perturbando la poca paz que quedaba en Yoongi.
El peli oscuro hacia todo lo que podía para recuperar la amistad de su menor, pero nada funcionaba. Solo generaba más rechazo y malos tratos.
Una tarde fueron partícipes de un evento importante, el conservatorio donde ellos cultivaban sus sueños dio la bienvenida a expertos en la materia que estaban en busca de nuevos talentos.
Jimin y Yoongi brillaron sobre el escenario, no es necesario describir que fueron el mejor acto de toda la ceremonia. Al final de esta, los expertos quisieron hablar con los dos. Pero antes hablaron con sus maestros. Entre tanto, Min aprovecho para ir al baño, acompañado por Jimin, quien aquel día se había portado bien.
Después hacer lo que le urgía, fue a lavarse las manos. Jimin se supone que estaba afuera, pero cuando Yoongi intentó abrir la puerta solo encontró que esta no se movía. Aparentemente trabada con algo.
No fue hasta después de mucho golpear que su llamado fue atendido. Un conserje le abrió la puerta, Yoongi corrió, desesperado por la reunión que tenían pendiente, pero vio a los especialistas partir en su vehículo. Suspiro frustrado, pensando que todo había acabado dio la vuelta, encontrando a Jimin que lo miraba sonriente.
―¿Donde estabas? Me quedé encerrado en el baño ―pregunto indignado.
―¿Enserio? Es que el maestro Lee vino a Buscarme, los expertos no podían esperar.
Yoongi respiro alivio, al menos Jimin pudo hablarles.
Park decidió que fueran a la casa antes de hablar; quería que el golpe mayor fuera un evento privado.
Una vez llegados a la casa Yoongi pidió ansioso que apuren su conversación.
―Les encanto nuestro acto ―Empezó con emoción. ―Dijeron que desean tener artistas así, pero... el ―el corazón de Min tembló ante esa palabra. ―Ellos me quieren solo a mí.
Jimin mintió, ocultando que el mismo dijo que Yoongi iba retirarse de la música por su lesión, sin decirle que lo dejó encerrado en el baño.
Esa noche Yoongi quedo en shock; sentado en el sofá, incapaz de responder.
―Me iré a celebrar, no me esperes.
Jimin se fue dejando los sueños de su mayor hechos pedazos. La oportunidad que tanto espero ya no existía, así como tampoco existía una explicación.
Los días y meses siguientes fueron diferentes. Yoongi abandonó la academia, derrotado por sus dolencias. Buscando la anestesia del alcohol y el consuelo de Hoseok, quien se sentía incapaz de sacarlo del todo.
Jimin sufría en silencio el ver de esa manera deplorable al chico que aún amaba, pero una voz dolorida en su mente le decía que se lo tenía merecido. Porque lo usó, por que solo quería su cuerpo y nada más. Por qué lo abandono después de satisfacer sus instintos. Y así como sus sueños se rompieron, los de Yoongi también debían estar rotos.
Pero ese había sido un golpe demasiado grande.
Un quince de noviembre Jimin armo sus maletas. Yoongi llego a la casa y no lo encontró. En su lugar solo quedó una carta de pocas líneas.
"Rompiste mis sueños y yo rompí los tuyos, arrancaste mi corazón para arrojarlo, y yo arranqué el tuyo también...Ahora estamos a mano, y tal vez ninguno de los dos sea realmente feliz. Te amo y te odio tanto.
Jimin".
Min lloró, roto en mil pedazos, habiendo perdido todo, incluso a su mejor amigo. Sintiendo que perdió todo por algo a lo que debió haber dicho que no.
Sintiéndose morir.
Vacío todo el alcohol que encontró sobre el piso, cada gota manchaba la alfombra y el parque de madera. Se encerró en su habitación, cuyo piso también desprendía la esencia del alcohol.
Activo su encendedor con decisión, harto de existir así, harto de haber pagado con su propio dolor. Harto de todo.
Previo a cualquier locura tomo el celular, enviando el que creyó seria su último mensaje.
"Perdóname si no pude escucharte y no logré salir, mi sol".
"Cuando regreses ya no quedará rastro de mi existencia, nuestro hogar morirá con nuestra historia y yo moriré con las dos".
Esos mensajes con destinatarios claros fueron enviados, el fuego fue encendido, el dolor intentó ser consumido, y quizás, pero tan solo quizás, el sol fue su más grande salvación.
_______________________________
Yoongi incendio la casa... ¿Se salvó o no? Eso queda en ustedes. Aunque si este two shot les gustó comenten y haré una secuela en forma de fanfic.
Espero que les haya gustado y hayan disfrutado la lectura. 💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro