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❝La única persona que está en tu camino, eres tú❞
-El Cisne Negro (Película)
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"Encuentrame...Descubreme antes de que sea tarde"
Sus dedos acariciaban las teclas cual si estás estuvieran hechas de seda, parecía volar sobre ellas, en un rosé etéreo, casi tocando el viento, el pálido tenía el poder para hacerte creer que el marfil era ligero como una pluma con su agilidad.
A diario pensaba que la libertad habría de sentirse así, cerrando los ojos, sabiendo de memoria cada nota y melodía, soñando despierto entre dulces claves de sol, que hermoso era ese momento. Su único momento de libertad.
Dentro de la academia se decía que Park nació dotado de la gracia y belleza de un cisne, tan puro que muchos querrían romper esa virtud, y Yoongi lo creía, seguía sus pequeños pasos sin preguntar, así como Jimin era obediente de su ritmo, doblegado su cuerpo a la voluntad de las teclas.
Los dos eran un equipo salido de un sueño, el pianista eximio y el bailarín maestro, nada ni nadie podía quebrantar aquella armonía que parecía creada por los mismísimos dioses. Hechos el uno para el otro.
El rubio y el castaño se conocieron transitando la adolescencia, una época repleta de transiciones, dolores y alegrías. Yoongi estudiaba piano, Jimin lo supo cuando decidió utilizar el salón de música para bailar. Desde aquel entonces unieron fuerzas en una sola creación, los dos gozaban de gracia en sus áreas, cautivando la atención de quien se detuviera a mirarlos, hipnotizado por la magia de Min al tocar, y de Park al bailar. La complicidad brotaba entre los dos, envidiada por algunos y adorada por muchos.
En sus resplandecientes diecinueve y veintidós decidieron darse la oportunidad de crecer, viajando juntos a la gran Seúl, donde no tardarían en ganar una beca para la escuela de artes más prestigiosa. Nadie que los viera tendría la osadía de desperdiciar tan magnífico potencial, ganando pronto muchos aliados, pero así también existen quienes fingen estar de tu lado.
Fue en Seul, un 27 de noviembre, cuando el auge de este relato tuvo lugar.
Jimin regresaba a casa luego de unas ultimas horas de clase, deseando encontrar a su dulce minino de nieve sentado en el taburete del piano, componiendo nuevas melodías que el bailaria.
Retiro la llave de su bolsillo y abrió la puerta, sacudiendo los rastros de escarcha en su nariz, dejó las botas nevadas reemplazandolas por unas cómodas pantuflas acolchadas.
―Gatito ya llegue ―alardeó en tono tranquilo.
Ninguna respuesta se hizo presente, despertando una alerta en sus sentidos, camino por la sala, la cocina y el comedor, más el silencio taciturno de la morada le hacía sentirse intranquilo, hondo por los cuartos de la planta baja, también el salón de música, vacío, oscuro y sin sonido.
―Gatito... ―musito pálido de la desesperación.
Recorrió incluso el pasillo estrecho del primer piso y las habitaciones del mismo, nada había allí para ver. Bajo corriendo hacia el living, asustado por el pitido insistente del teléfono que reposaba en la mesa ratona. Yoongi había dejado el móvil olvidado allí.
Pronto su propio móvil vibró en su bolsillo, encendido mostrando la llamada entrante de un número desconocido.
―Hola ―contestó ocultado el terror que sentía por dentro.
―¿Usted conoce a Min Yoongi? Hallamos este número en su billetera.
Jimin sintió sus músculos tensarse y su corazón latir rápido presagiando lo peor.
―S-Si, es mi...c-compañero.
Quería ignorar las fuertes ganas de llorar que lo invadían.
―Soy Kim SeokJin, mi esposo y yo encontramos al joven tirado en la calle, estamos en el hospital esperando que nos informen sobre su salud.
―¿D-Donde?
Quería preguntar en qué hospital, pero las palabras se rehusaban a salir de su boca.
SeokJin pudo sentir el desconsuelo del muchacho, partiendole el corazón, el era muy bueno con los temas del amor, su instinto le decía que aquella palabra "compañeros" tenía un significado especial.
―Respira, trata de mantener la calma -le habló, como una madre o padre le habla a su hijo después de una mala noticia. -Dame tu dirección, no puedes venir solo en ese estado, le diré a mi esposo que vaya por ti.
―G-Gracias.
Park no podía hacer más que acatar la sugerencia, el shock apenas hacía acto de presencia, quería llorar, gritar, pero primero debía saber que le ocurrió a su felino de seda.
Las lágrimas surcaron sus mejillas, no comprendía por qué tenía tanto miedo, o tal vez si. Gran parte de su vida transcurrió junto a Yoongi, a tal grado que era incapaz de imaginar una vida sin él. Y la respuesta a eso era sencilla, Min Yoongi era su vida.
Golpes suaves hicieron eco en la puerta de caoba, obligándole a dejar de llorar. Limpio su rostro con las mangas del abrigo que aún no se había quitado, sentía sus mejillas calientes por el cúmulo de temperatura, lo ignoro y abrió la puerta. Del otro lado un moreno alto con el gesto apenado le esperaba.
―Soy Namjoon, el esposo de SeokJin ―se presentó ante un aturdido Jimin.
Nam le abrazo, en un tacto breve pero reconfortante, y le condujo hasta el auto. Una vez que le coloco el cinturón y coloco el propio, introdujo la llave en el tambor, fijando rumbo al hospital.
―¿Qué le pasó? ―Jimin hablo por primera vez cuando el moreno detuvo el auto para cruzar una intersección.
―Mi esposo y yo regresabamos a casa, todo estaba oscuro, era una calle sin faroles ―al oírlo una triste sospecha inundó su mente. ―Un auto cruzó frente a nosotros, en ese momento detuve el coche, revisando a mi familia, dado que en el roce se rompió el parachoques. Jin volteo a ver en la dirección de donde venía el auto - sus ojos volvieron a cristalizarse - Tu amigo estaba tirado en la calle, sospechamos que el mismo auto lo atropelló, algunos vecinos dicen que ese auto merodeaba la zona desde hace rato.
Jimin no pudo pensar en otra cosa que no fuera el estado en el que Yoongi se encontraba.
―No sabemos cuánto tiempo llevaba tirado, pero el doctor Jung dice que tiene principio de hipotermia aguda, y el brazo izquierdo dislocado.
Esa fue la pieza que hizo a Park romperse en mil pedazos, en un llanto rabioso y desesperado, ¿Quien era capaz de hacerle eso a un ser tan puro? Más aun, dejarlo tirado como a un animal abandonado. Como si estuviera solo en este mundo.
―¿L-Los vecinos saben quién es? ―se refería al victimario, hablando atraves de la rabia que sentía.
―Solo saben que anda por ahí en su auto, dicen que no es del barrio, pero siempre está allí ―fue todo lo que pudo decirle.
Pronto se encontraban estacionando, Namjoon detuvo el auto en la puerta del hospital.
―Segundo piso, pasillo izquierdo, adelantate, yo estacionare, se que no quieres perder tiempo ―presiono su hombro, en forma de Consuelo.
Jimin agradecía la presencia del matrimonio, ambos eran como ángeles enviados justo a tiempo. Ingreso corriendo a la sala, siguiendo las indicaciones del moreno.
Dando por fin con el lugar indicado. Allí, un hombre de nomas de cuarenta se encontraba sentado en el pasillo de espera, con dos niños, uno que dormía con el cuerpo en la silla y la cabeza recargada en el regazo de su padre, y el otro mas pequeño en los brazos de este.
―¿SeokJin? ―pregunto para estar más seguro.
El nombrado asintió.
―Tu amigo está en terapia, es por la hipotermia, el doctor quiere tenerlo monitoreado hasta que su temperatura sea normal.
Explico para calmar sus nervios. Jimin apoyo la espalda en la pared y se dejo caer en el piso frente al mayor.
―No entiendo porque salió ¿que hacia tan tarde en la calle? ―murmuró.
―Se lo preguntarás cuando mejore ―Seokjin demostraba tener mucha convicción.
Park asintió, deseando tener algo de aquella esperanza, desvió la mirada a los más pequeños, sintiéndose apenado porque ambos tuvieran que dormir en una fría sala de espera.
―Ya hicieron mucho por nosotros, deberían irse a casa, por los pequeños. -sostuvo la mirada en ellos.
―Estaran bien, los llevaremos a casa en un rato más, Tae quería que lo despierte cuando sepa algo del "gatito" ―hizo comillas con su mano libre.
―¿Cuantos años tienen? ―esbozo una débil sonrisa con ternura.
―Taehyung tiene dos años y medio, Jungkookie es un bebé, apenas hoy cumplió los diez meses ―sonrio orgulloso de sus niños.
―Vaya forma de cumplirlos, Yoongi y yo lo compensaremos cuando mejore.
―¿Porque? No fue culpa de ustedes, la calle está llena de idiotas y locos sueltos ―. El mayor tenía mucha razón.
―Son muy amables, nadie se hubiera tomado el tiempo para esto ―suspiró.
―Solo hicimos nuestro deber, de por sí es inhumano el que haya estado abandonado en el pavimento, no podíamos dejarlo así.
Antes de que lograra articular otra sílaba Jimin lloraba otra vez. Le costaba entender cómo es que todo pasó, ni siquiera supo en qué momento Yoongi se había vuelto tan fundamental para él.
SeokJin aprovechó la llegada de Namjoon y le encargó sostener a los pequeños, para así poder acercarse y consolar al compungido Jimin.
El mayor lo acuno entre sus brazos como si fuera un niño pequeño.
―Él es muy especial para ti ¿Verdad? ―. Le acarició la espalda.
―Demasiado, no se que haría sin él ―confesó entre sollozos.
―Así se siente estar enamorado, no imaginas tu vida sin esa persona especial ―. Le sonrio con ternura maternal.
―Yoongi es todo para mí, no quiero perderlo ―musito, pensando para si mismo en lo que Jin había dicho.
Tal vez Jimin estaba más enamorado de lo que podía percibir, y eso comenzaba a preocuparle. De cualquier forma solo podía pensar en el bien estar de su compañero.
―No lo perderás... ―Jin quería decirle algo más, pero se retuvo al escuchar pisadas retumbando en el piso.
El doctor Jung, un hombre muy joven, de buena apariencia, se acercó a los presentes.
―¿Familiares de Min Yoongi? ―. Hizo la típica pregunta.
Jimin se levantó del piso apenas lo escuchó.
―Y-Yo, soy su mejor amigo.
―Bien ―, El doctor se paro frente a él―. Yoongi esta estable, no tiene heridas graves, pero debe cuidar mucho su hombro ya que sufrió una dislocación y esto podría traerle secuelas a futuro ―explico a detalle y prosiguió ―Por esta noche estará en terapia, hasta que estemos seguros de que su cuerpo entro en calor, luego de eso pasará unos días más en sala común.
El reporte del doctor tranquilizó un poco más a Park.
―¿Puedo pasar a verlo? ―preguntó apenas pudo hablar.
―No es recomendable, solo puede verlo desde la ventana ―respondió el profesional.
El médico indicó a una enfermera que acompañara al joven hacia la sala. Mientras le dedico una mirada compasiva a su hermano mayor y la pareja de este.
―¿Ustedes están bien? Puedo revisarlos si quieren ―sugirió preocupado.
―No te preocupes, solo tenemos algunos rasguños, los niños estaban algo asustados ―Jin suspiro.
Tae se removió en el regazo de su padre sollozando, el pequeño enseguida fue tomado en brazos por su tío, quien recostó la cabeza del menor en su hombro.
―Ya paso TaeTae, tío Hoseok esta aquí también ―acuno al pequeño bajo la atenta mirada de Jin.
El infante miró a su tío con ojos ojos entre abiertos.
―¿Gatito ta bien tio osok? ―indagó adormilado.
―El esta bien, tranquilo.
Acaricio su espalda hasta hacerlo dormir otra vez.
―Ya es tarde, deberían ir a casa ―comentó Hoseok.
―Me llevaré a los niños, Jin quería quedarse un poco más, y sabes que no puedo discutirle nada a tu hermano ―sonrió ganando una risa baja de los presentes.
―Por eso deje que Nam se casara contigo, sabia que iba a obedecerte en todo ―río.
―Mi pequeño Joonie es el esposo perfecto ―Tomo el mentón de su pareja plantando un beso en los labios carnosos.
―Ya ya, demasiada dulzura ―Los interrumpió el joven medico.
―Lo verás cuando te enamores hyung.
Namjoon estaba seguro de lo que decía, se levantó de la silla con el bebé en brazos, Jin le miró asintiendo, era hora de llevar a los niños a casa.
―Nam toma mi auto, mañana llevaremos el tuyo al taller ―propuso Hoseok.
―Esta bien hyung, mañana temprano te regreso el auto ―. Tomo las llaves, a lo que Hobi le respondió con una sonrisa.
Jin se fue con su esposo hasta la entrada, llevando al pequeño Tae consigo, así lo acompañó para que no tuviera que cargar con ambos menores. Una vez que los vio irse regreso donde su hermano, encontrando al menor muy pensativo.
―Tierra llamando a Jung Hoseok ―. Movio su mano frente al rostro ajeno.
―¿Eh?
Hoseok no entendía nada, hasta que recordó en donde estaba parado.
―¿En que tanto piensas? ―. Jin lo miro curioso.
―En el último paciente, llego en estado crítico, parecía un angel de nieve, tan frío y pálido ―suspiró.
―Mmm no me digas que te gustó ―. Abrió sus ojos un poco.
―Y ahora me vas a hablar del amor a primera vista ―, Río ―. Nunca me había quedado tan impactado por un paciente.
―Eso es tierno, creo que si te pareció bonito y lo es ―. Sonrio sin quitar la vista de su hermano.
―Lo es, pero creo que el chico que vino a verlo es más que su amigo ―suspiro algo pesado.
―Cierto, también lo creo, por cierto ya pasaron más de cinco minutos, deberías revisar ―. Le recordó que había una visita con el paciente.
Jimin siguió las indicaciones de la enfermera, la sala de terapia quedaba al final del extenso pasillo, su corazón palpitaba más y más fuerte cuando se acercaba. En toda tu vida jamas te mentalizas para ver algo así, nadie quiere ver a su ser querido en la camilla de un hospital y mucho menos en terapia intensiva.
Respiro profundo, esperando con aquel simple acto calmar sus palpitaciones, levanto la mirada, haciendo frente a la ventanilla tan temida.
Yoongi, su gatito de nieve estaba ahí, sereno, dormido...Le asombraba la palidez de su piel, se percibía incluso más brillante con el frío y las luces dándole calor, un cobertor de polar le cubría el cuerpo hasta el cuello, las enfermeras entraban y salían, colocándole mantas térmicas con el fin de restaurar su temperatura.
Su rostro, aquella pieza de arte estaba tintada por violáceos y marrones, moretones en la frente, y cerca del labio. No pudo ver su brazo, supuso que habían decidido acomodar el yeso, cubriéndolo también para que tomara calor más rápido.
Park quería llorar de nuevo, odiaba su sensibilidad en momentos como este. Donde deseaba ser fuerte y no un pequeño pollito asustado. Min no lloraria ¿O tal vez si? El pensaba que lo haría sin que nadie lo sepa.
Seco sus lágrimas y tocó el acrílico con los dedos, deseaba mucho estar ahí para él, pero de momento eso no era posible.
Hoseok le tocó el hombro, dándole a entender que debía volver. El menor se sintió incómodo por la forma en que el doctor miró a su Yoongi. No entendía porque sentía ese rechazo, pero lo hacía, por lo que quiso alejarse de ahí lo más pronto posible.
Pensar seriamente en cuanto amas a tu mejor amigo y tener celos por primera vez eran demasiado para un mismo día.
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