010
Rayos. Rayos y centellas. Rayos y centellas y relámpagos y truenos.
¿¡Por qué Yeonjun lo había llamado Niki!?
—¿C-Cómo dices? —titubeó, incluso en su mejor esfuerzo por reducir su sobresalto—. Mi nombre es Sunghoon...
—Tranquilo —dijo Yeonjun, bajando la voz—. Yo también soy... ya sabes.
—...¿Gay?
—¡No! —Rió—. O sea, sí, pero no es el punto.
Niki estaba demasiado aturdido como para reaccionar con más que un leve suspiro. Sus neuronas no parecían estar conectadas unas con otras.
—¿Aún no lo captas? —Yeonjun rodó los ojos, divertido—. Puedo oler una poción de transmutación a metros de distancia.
Okay, si Yeonjun sabía lo que era una poción de transmutación, podía olerla y podía reconocer que era Niki quien estaba dentro del cuerpo de Sunghoon, eso solo podía significar que...
—¡También eres brujo!
—Baja la voz —pidió en un murmullo, sujetando una de sus manos—. Mejor ven conmigo.
Sin darle suficiente tiempo para procesar la nueva información, Yeonjun dirigió a Niki entre el mar de estudiantes distraídos, vasos de plástico y pulseras neón, hasta llegar a una habitación oscura en el segundo piso.
Cuando encendió la luz, reveló una escena que perturbó a Niki.
En la cama estaba Jungwon... su querido Jungwon, sentado sobre el regazo de Jongseong, besándolo.
—¡Ah! —Gritó, lo que sirvió como segunda alarma para que se apartaran el uno del otro.
—¡Ah! —Jongseong gritó de vuelta, alzando las manos como si fuera inocente, aunque esas manos habían estado explorando el cuerpo de Jungwon segundos atrás.
—Woah... —Jungwon era el único que se mantuvo relajado, quizás muy relajado, hasta sonriente—. Hola, Sunghoon.
—¿Sunghoon? —De repente, la voz de Jaeyoon entró en escena, revelando que había estado recostado en alguna parte del piso—. ¿Estás aquí?
Niki le envió una mirada de pánico a Jungwon, quien lo ignoró por completo para recostarse sobre el hombro de Jongseong, quien convenientemente decidió volver a bajar las manos lentamente hacia su cintura.
—Hoonie, por qué no respondes mis mensajes... —siguió Jaeyoon, levantándose para acercarse a Niki y colocar las manos sobre sus hombros—. No es que no me divierta con Jongseong y nuestro nuevo amigo Jungwon, pero...
—No te gusta ser la tercera rueda, obvio —dijo Yeonjun, ya que Niki estaba básicamente paralizado—. Perdón, me robé a Sunghoon por un rato, ya se los regreso.
Antes de que Niki pudiera duplicar su pánico y preguntar qué rayos creía que estaba haciendo, Yeonjun sacó una varita de su chaqueta, lanzando una sonrisa cómplice en su dirección. Sin necesidad de detenerse a respirar o contemplar lo que estaba haciendo, logró evocar una luz turquesa en la punta del instrumento.
—¡Oblivium Multiplus!
Con un simple movimiento de su muñeca, guió la luz de su varita desde Jaeyoon hasta Jongseong y Jungwon, inmediatamente logrando que los tres se tambalearan hasta el desmayo.
Niki había leído sobre Oblivium, el hechizo del olvido, por medio del cual un brujo podía conseguir que su víctima olvide las memorias más recientes respecto al encantador. También había escuchado que habían algunos hechizos que podían transformarse para ser dirigidos a grupos de víctimas, pero ni siquiera Heeseung le había demostrado uno de esos. Al igual que todos los hechizos que no se dirigían a una sola persona u objeto, Oblivium Multiplus estaba en la lista de los más avanzados.
—Wow... —Impresionado, se quedó mirando la varita de Yeonjun, la cual aún conservaba un leve destello turquesa—. Jamás había visto este hechizo usado en varias personas a la vez.
—Es más efectivo así. —Yeonjun alzó su varita para soplar el polvo turquesa de la punta, logrando que se desintegrara en el aire—. Pero, vamos, van a despertar pronto.
—¿Cuánto van a olvidar? —preguntó Niki, mientras buscaban una habitación vacía.
—Desde que nos vieron entrar por la puerta, en teoría —explicó—, pero seguro que tú no vas a olvidar lo que viste.
—Jungwon y Jongseong... —Niki simuló un escalofrío—. Hazme el hechizo a mí también, por favor.
Llegaron a una suerte de depósito al final del pasillo, donde Yeonjun se encargó de encender las luces y cerrar la puerta con llave. Niki le echó un vistazo a los estantes llenos de cajas, pergaminos y libros gruesos, tomando la mala decisión de deslizar su índice por encima de uno de ellos, lo que solo le llevó a toser y tener un dedo cubierto de polvo.
—¿Por qué estamos aquí?
—Porque tus amigos están ocupando la habitación que quería usar, duh —dijo Yeonjun, jalando una caja grande para utilizar como asiento—. Y necesitamos total privacidad para hablar de nuestra magia.
A Niki aún le costaba procesar lo que estaba pasando, pero decidió copiar a Yeonjun al jalar otra caja y utilizarla de asiento, como si eso lograra hacerlo encajar mejor.
—No te preocupes, no te voy a hacer nada malo —dijo Yeonjun, lo que solo levantó las sospechas de Niki—. Nos tenemos que proteger entre brujos.
—¿Pero cómo supiste? —preguntó, echándose hacia atrás—. Entiendo que pudiste identificar la poción de transmutación, pero...
—¿Quieres la versión larga? —Niki asintió, así que Yeonjun continuó—. Bien, aunque no estoy en tu grado, he escuchado de los cotilleos que dicen que eres brujito. —Niki se tensó, irguiendo su espalda nuevamente—. Tranquilo, nadie cree en la magia hasta que la ve con sus propios ojos, y por la forma en la que hablan de ti, se nota que solo te ven como un chico raro y poco gregario. Era tu intención cultivar esa imagen, ¿no?
—Supongo...
—Tenía mis sospechas porque siempre andas de negro, pero consideré que quizás era parte de tu estilo y no una estrategia para ocultar tu magia. Te tenía en mi radar, pero aún creía que yo era el único brujo en la escuela... hasta que hace unos días olí una poción Paxum. —Es decir, la poción de reducción de la ansiedad y los nervios—. ¿Me imagino que habrás estado muy nervioso para un examen?
Niki tragó pesado y asintió, mintiéndole a Yeonjun. En realidad, no le ponían nervioso los exámenes, ya que no sentía gran presión por sacar notas envidiables. Lo que le hizo sentir ansioso fue tener que decirle a Sunoo que prepararía la supuesta poción de amor, así que escabulló una Paxum en un pequeño contenedor en su mochila para tomar al final del día. Por supuesto, no esperaba que nadie se percatara de que cargaba una poción mágica consigo.
—Bueno, mi primer instinto fue que eras tú, y lo confirmé porque cuando pasé por tu lado en la cafetería pude oler la poción en tu mochila. —Yeonjun sonrió ladino—. Espero que después de esto no se te ocurra seguir mezclando la magia con el mundo ippan.
—Definitivamente no, ya no más —dijo Niki, negando con la cabeza para enfatizar su punto—. Ya puse a Sunoo en peligro...
—¿Cómo así? —preguntó Yeonjun, frunciendo el ceño al inclinarse hacia adelante, atento.
Niki tragó pesado, mirando a Yeonjun por un segundo antes de volver a bajar la mirada. Las enseñanzas de Heeseung y Jungwon le decían que no confiara en él, porque no podía confiar en cualquier brujo, y mucho menos en uno que aparentaba ser poderoso. No cualquiera podía ejecutar un hechizo avanzado o detectar a otro brujo en su proximidad solo por el aroma.
Sin embargo, era precisamente ese poder el que lo hacía tentador para Niki. Heeseung y Jungwon eran buenos brujos, pero si Niki realmente quería proteger a Sunoo del profesor H y todos los cazadores de sangre pura, necesitaría más apoyo. Además, si Yeonjun estaba camuflado entre los ippan como él, debía haber escapado del mundo mágico por un motivo similar.
Sin dudarlo más, le contó todo. Inadvertidamente, comenzó por el recuerdo de que Sunoo le pareció lindo desde que lo vio en su primer día de clases, que sentía que tenía algo diferente pero no estaba seguro de qué, que aprovechó su primera conversación para introducirlo al mundo mágico...
—Y lo llevé a ver a las hadas, porque pensé que sería un momento lindo, pero... —Bajó la voz a un murmullo—. Una de las hadas le picó y le sacó sangre.
—Woah... —Los ojos de Yeonjun se ensancharon por un segundo en señal de sorpresa, pero logró contenerse. Por supuesto que sabía que las hadas solo picoteaban a los brujos de sangre pura—. En ese caso, es muy extraño que no se hayan activado sus poderes aún.
—Es difícil si no creces en el entorno correcto...
—¿Asumimos que sus padres biológicos están muertos, entonces? —La sugerencia cruda de Yeonjun hizo suspirar a Niki—. ¿Cuál es la otra opción? Seguro creció con una familia ippan que no tiene idea de cómo activar la magia.
—No lo sé, pero me gustaría empujarlo dentro del mundo mágico para que se activen sus poderes —dijo Niki, ignorando al Heeseung sobre su hombro que le decía que lo mejor era mantenerlo seguro en el mundo ippan.
—Hm, y para pasar más tiempo con él, ¿cierto? —Yeonjun sonrió de lado, juguetón.
Cambiando de tema lo más rápido posible, Niki siguió con la negativa de Heeseung a ayudarlo preparar una poción de amor, su ingenioso plan de preparar una poción de transmutación para cumplir con su palabra sin exponer a Sunoo al consumo de ingredientes mágicos, y...
—Y lo peor de todo es que lo único que me importa ahora es que Sunoo dijo que le gusto un poquito.
Tras su admisión, trató de ocultar la sonrisita en su rostro, pero no lo logró. Sabía que enfocarse en su crush juvenil cuando habían tantos problemas detrás suyo no era lo más astuto, pero es que a pesar de ser brujo, Niki también era un adolescente como cualquiera, y también quería experimentar el romance.
—¿Sabes? —Yeonjun colocó una mano sobre su hombro. —Salir con un ippan es difícil.
Niki notó cierta vulnerabilidad en su mirada, por primera vez. Se mantuvo en silencio, asintiendo para seguir escuchando su historia.
—Mi plan no era vivir entre ippan por el resto de mi juventud, pero hace dos años conocí a Soobin y... me quedé. —Sonrió, melancólico—. Aún así, no puedo dejar de entrenar mi magia, así que tengo que ir al mundo mágico frecuentemente, ¿y sabes lo que eso significa? —Negó con la cabeza y bufó, como fastidiado consigo mismo—. Significa que desaparezco por cierto tiempo, y ya me estoy quedando sin excusas lógicas para esas largas horas en las que no estoy disponible o esos fines de semana en los que no puedo salir con él.
Con el corazón en un puño, Niki apretó los labios, contemplativo. Debía ser difícil para ambos mantener la relación, pero llegaría un punto en el que Yeonjun tendría que elegir entre el mundo mágico y Soobin...
—Lo que quiero decir es que, si supiera que Soobin tiene al menos un atisbo de magia, no dudaría en llevarlo al mundo mágico e iniciarlo, porque sería mucho más sencillo para ambos. —Juntó las manos y se enderezó sobre la caja—. Si realmente te gusta, creo que deberías hacer eso con Sunoo.
Niki tragó pesado, pero no logró deshacer el nudo en su garganta. Ahora que Yeonjun validaba su deseo, sentía que el Heeseung sobre su hombro se hacía más fuerte, con una voz de precaución que le decía que no debía meterse en el proceso de descubrimiento de Sunoo.
Pero, si contaba con el apoyo de Jungwon y de Yeonjun, quizás introducir a Sunoo a la magia no podía ser tan terrible.
—Gracias. Creo que lo haré.
Se puso de pie repentinamente, lo que lo llevó a golpearse la cabeza contra un estante. Entre quejas, se llevó una mano a la cabeza, frunciendo el ceño del dolor...
—Sanitatem. —Con un simple movimiento de su varita, Yeonjun evocó una luz verde agua y la apuntó hacia Niki, quien inmediatamente sintió un estremecimiento en su cabeza. Así de sencillo, había evitado la aparición de un enorme moretón.
—Woah, gracias. —Niki se agachó para agradecerle y para evitar chocar de nuevo—. Por esto y por ayudarme a decidir qué hacer.
—De qué. —Yeonjun le sonrió, poniéndose de pie con cuidado—. Ahora, sería bueno que tú salgas primero, y yo esperaré unos minutos para–
—Antes de irme... —Sacó su celular y se lo entregó—. ¿Me podrías dar tu número, por favor? No sé si estás dispuesto, pero me gustaría... solo si puedes, uhm–
—¿Enseñarte algunos hechizos? —Adivinó, sonriendo más amplio antes de tomar su celular—. Claro, y si quieres ven con Sunoo también.
Niki suspiró, aliviado de que haya aceptado. A pesar de sus reservas iniciales, sentía que podía confiar en Yeonjun, y por qué no aprovechar para aprender un poco de él. Estaba absolutamente seguro de que sería un mejor mentor para Sunoo que él mismo.
Una vez que Yeonjun le devolvió su celular, Niki le agradeció una última vez antes de salir del escondite. Por suerte, nadie pasaba por allí, y la música había cambiado de electrónica y dance a clásicos pop, indicador de que la fiesta estaba por terminar. Aprovechó ese indicador para pedir un taxi y regresar a casa.
En el camino, decidió leer sus mensajes, y sus ojos se abrieron como platos con el más reciente.
Sunoo
> Niki, creo que tengo magia
Ally ✨
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