~Luke~

No pensaba volver con los marines, no porque me diera miedo luego del accidente, más bien porque ya no quería alejarme de mi familia. Las cosas había mejorado bastante con papá, visitabamos regularmente la casa de todos.

Cassie y yo, claramente vivíamos juntos, esta vez como un matrimonio real, como lo fue el de mis padres, ambos cuidando el uno del otro en todo momento.

—¿Luke? —La voz de Cass me regresa de mis pensamientos y giro mi vista para ver la frente a mi, apenas había despertado y yo recién llegaba de correr.

—Buenos días dormilonas—Habló terminando de quitar mis zapatos para acercarme a ella y a Peaches.

—¿Por qué fuiste sin esperarme? —me reclama a lo que antes de responder dejó un beso en sus labios y una caricia en el pelaje de Peaches.

—Bueno, se que tuviste un día agitado ayer. No quise despertarte—Aclaró caminando ahora a la cocina.

—Eso es muy considerado de tú parte pero...

No la dejó terminar y la interrumpo.
—Lose, Lose... Me dijiste que querías verme siempre que fuera a correr. Pero es más importante que descanses.

Sonrió leve para ella, espero una respuesta pero solo recibo una mirada de negación. Bien, eso quería decir que gane la discusión.

Había mejorado su a diabetes y no quería que empeorará de la nada, así que bien prefería cuidarla, ella sabía eso.

—¿Tocaras en el bar hoy? —Tomó un vaso para servir agua.

—Si, hoy hay otra presentación. Billy ya no quiere que deje de tocar la banda ahi—Ríe leve y se recuesta en el mesón de la cocina.

—Eso es algo genial ¿o no?

—Lo es... Solo que, es gracioso, porque antes apenas si nos dejaba dar presentaciones y ahora—Respira hondo con tranquilidad.

—Estas cumpliendo tú sueño... No lo pienses mucho—Beso su frente y me siento en el sofá.

—¿Que hay de tú pierna?

Ah, ese odioso tema. No me gustaba hablar al respecto, aunque ya podía correr y caminar, la cicatriz estaba presente aún y era un amargo sabor para mi paladar.

—Ya lo sabes... —Habló bajo y siento como su peso hunde el sofá a mi lado.

—Es solo una cicatriz, no lo pienses tanto.

Me regresa mis palabras y le doy una sonrisa no muy convincente. Ella se levanta y camina hacia al baño, dejándome ahí en el sofá, sin mucho que decir.

Me levanto poco después y le doy de comer a Peaches, se veía con hambre.

Mi teléfono empieza a sonar y lo buscó mirando luego la pantalla, tenía el nombre de Armando, frunzo el seño porque hace un tiempo no hablabamos como antes.

—¿Armando?

—¡Hey! ¡Pero si es Luke! —lo escucho con el resto de los cadetes de fondo.

—Hola a todos.

—¿Que has hecho Morrow? —Esta vez es la voz de Armando.

—Ya lo sabes. Me retire de la Marina y todo ha ido bien—salgo hacia el balcón para hablar allí.

—¿Aun sigues casado? ¿Donde estas? —Había olvidado que varios no sabían que seguía con Cassie.

—Si así es. Estoy casado, con Cassie y vivimos juntos—enseguida se oye un escándalo y silbidos de fondo.

—Bien por ti Morrow—Armando sonríe y se aleja de los demás —Pero oye, en realidad te llame porque debo contarte algo, que tal vez te interese.

—Te escucho—Digo sin mucha importancia.

—Bueno, la Marina de Estados Unidos. Esta buscando reclutas y llamando a antiguos reclutas... Así que, desde ya, será mejor que le digas a Cassie que puede que tengas que venir.

—No es obligatorio y yo, ya estoy retirado—Habló firme y cierto la puerta, no quiero que Cassie escuche.

—Ahora lo es Morrow. Esta vez es algo grande, China y, quienes no vayan, iran a la cárcel al menos 2 años. No es mucho, pero bueno, será una guerra larga—Me afirma el y me preocupa lo que dice, si es cierto, podrían llamarme.

—Claro, gracias.

—Nos vemos Morrow—Como último cuelga la llamada dejándome pensativo, de una u otra forma, de nuevo me tendría que separar de Cassie si me llamaban.

Entró de nuevo a la casa y me siento en la cama. A los pocos minutos ella sale del baño envuelta en una toalla, que aun así, deja ver el tatuaje de su espalda.

—¿Te pasa algo? —Me pregunta y subo mi mirada a la suya.

—Nada, solo te veia—Me encojo de hombros.

Ella ríe y busca dentro del armario, toda su ropa sigue siendo un estilo simple, como lo ha sido siempre.

—Cass...

—¿Si?

Pienso un momento si decirle, pero me retractó porque podría afectarle.

—No hemos sacado a Peaches—Le hago una señal a Peaches para que venga a mi y ella obedece dejando que le acaricie el pelaje.

—La sacamos cuando salga. Porque me acompañaras al bar ¿Cierto? —se gira a verme y yo asiento viendo como se acerca a mi.

Me levanto y la envuelvo con mis brazos era más baja que yo, así que se me hacia adorable verla desde ese punto.

—Anda, vamos—Toma mi mano y yo entrelazo nuestro dedos caminando detrás de ella, seguido por Peaches.

Abre la puerta y mi vista encuentra el corazón morado que había decidido traer de la casa de mi padre. Despejó la mente de ese pensamiento y bajo las escaleras mientras escucho a mi ahora esposa hablar acerca de sus canciones, algo que me gustaba de ella.