Capitulo 8: Eira
CUANDO LA NIEBLA DESAPARECIO DE SU VISTA, Lily ya la había puesto en el puesto Nº1 de su ranking de cosas peligrosas que evitar de ese maldito lugar.
Cada paso hasta al lugar donde se encontraban ahora le había parecido una batalla, sentía como si sus pies pesaran diez veces más.
Luke dejó de forcejear cuando Lily y Lucy lo dejaron en el suelo tapizado de hojas caídas de los robles.
El chico, en opinión de Lily, se veía como si le hubiese pasado un tren por arriba. Tenía las mejillas rojas al igual que sus ojos grises por haber llorado. Lágrimas rodaban por su rostro, y temblaba con la mirada perdida en la densidad del bosque, para luego bajar la cabeza, aun tembloroso, sumándole el hecho de que se veía como muerto de hambre (y seguramente lo estaba).
Cuando Lucy habló, Lily se sorprendió de la dulzura con la que lo hizo, posando con suavidad su mano callosa de arquera en el hombro de Luke.
-Se que no estas bien... así que me ahorraré preguntas ¿Quieres contarnos quien es Eira?- preguntó la pelirroja.
Lily los miró con atención, se moría de curiosidad, pero se sentía incómoda allí, como si ella fuera la sobrante en esa conversación. El dicho de tres son multitud, tenía algo que ver con la situación en la que se encontraba.
-Yo... – Lily señaló un árbol atrás suyo – veré si hay algo desde la altura – se despidió rápidamente, antes de que Luke pudiese siquiera abrir la boca.
Se trepó a uno de los grandes nogales y subió las ramas con pesadez, le dolían las piernas.
Lily no tenía ningún espejo donde ver su reflejo, pero basándose en la apariencia de Lucy, quien tenía el pelo lleno de pequeñas ramas, Luke, tenía la remera negra embarrada, Rose, tenía la cara llena de tierra, y Steven, que parecía un muerto de hambre, algo le decía que ella debía estar igual o peor.
Seguramente con el pelo engrasado y sucio, la remera embarrada, el cuerpo lleno de heridas (lo podía comprobar por el dolor que sentía en todas las articulaciones), la tez llena de tierra y ya había notado como estaba mas delgada por la mala alimentación. Así que debía de tener aspecto de humana-en-trance-zombi.
Hasta ahora no habían encontrado nada lo suficiente confiable para comer aparte las pocas frutas que vinieron en la caja.
La garganta le picaba por la sed y sacó una de las botellas de agua que habían encontrado en la caja, tomó un sorbito. Esa agua era lo poco que tenían y no la debían desperdiciar. Era como si se tratara de oro líquido.
Asomó la cabeza entre las hojas de la rama y el paisaje la deslumbró. El sol brillaba radiante, iluminando las oscuras copas de los arboles del bosque, que contrastaban con el cielo azul. No había presencia de ni una sola nube. Lily nunca había pensado que algo tan terrorífico y peligroso podía llegar a ser realmente hermoso.
Lily estaba deprimida, débil, herida, cansada e irritada de su situación, pero por un segundo se permitió admirar el hermoso paisaje. Se sintió tranquila, a gusto con la soledad que se permitía tener en ese colosal nogal... hasta que Steven casi hizo que se cayera del árbol.
-Hermoso ¿no? – suspiró el pelirrojo a su lado contemplando la vista.
-Hummm ¿si? - Lily se sintió algo incomoda, no había estado a solas con ninguno de los chicos o chicas enviadas allí con ella, tampoco le gustaba la idea de socializar allí, todavía no confiaba lo suficiente como para estar divulgando información personal.
Steven pareció darse cuenta de su incomodidad. Lily no sabía cómo hacia ese chico para adivinar las cosas. La Niebla, las emociones, los sentimientos... parecía tener esos poderes telépatas de las películas de ciencia ficción que tanto le gustaban a Ivonne.
- ¿Cómo esta Rose? - preguntó Lily.
-Con hambre... dice que quiere una hamburguesa del McDonald's – Steven negó con la cabeza y sonrió.
Inconscientemente Lily sonrío, Rose le caía bien, era graciosa y simpática. Su estómago rugió y su sonrisa se borró. Malditas hamburguesas que le habían dado hambre.
Hizo una mueca.
- ¿Qué crees que era ese humo de allí?
-No tengo idea... pero debió alterar algo para crear una alucinación o una fantasía - dijo Steven. Lily lo observó con detenimiento.
La remera blanca de Steven ahora era más marrón que blanca debido a todo el barro que tenía, su pelo rizado y pelirrojo estaba completamente desordenado además de toda la suciedad de la remera, también tenía una gran mano de barro en la espalda... seguramente obra de Rose.
Lily observó el suelo que estaba a unos 3 metros por debajo de ellos, a ella no le molestaban las alturas. Lo que si la ponía nerviosa era esa neblina ¿Qué más habría en ese lugar que los hiciera sufrir? ¿Un terminator?
Miró a las hojas y las nueces que se camuflaban en el follaje. Ante la atenta mirada de Steven alargó una mano y tomó una nuez, sacó su daga y abrió la nuez: justo como lo hacía Owen. Se la ofreció al pelirrojo y luego abrió su mochila.
Mientras Steven masticaba el fruto seco, Lily recogió mas nueces, todas las que entraran en la mochila y, con la silenciosa compañía de Steven, las abrió una a una.
-Creo que debemos bajar con los demás, es mejor no desperdiciar las horas de luz – dijo Steven incorporándose luego de que Lily terminara y bajó lentamente del árbol.
Ella lo siguió a regañadientes, le encantaban las alturas y no le gustaba que le digan que hacer. Cuando estuvo en una rama baja saltó.
Rose tenía una mano apoyada en la rodilla de Luke con la mirada llena de profunda lástima y tristeza. Lily no conocía a la chica, pero en estos pocos días nunca la había visto tan seria como estaba ahora.
Lily soltó un grito cuando Steven aterrizó a su lado. Y una flecha se clavó a centímetros de su rostro. Lucy se llevó las manos a la cara, cubriéndola.
-¡Lo siento! Pensé que eras una de esas cosas, ¿estas bien? - preguntó la pelirroja acercándose a Lily.
-Si – dijo con frialdad, quitando la flecha del tronco donde se había clavado y se la entregó.
-Vamos... tenemos que continuar – dijo Luke con la voz ligeramente quebrada.
Lily pensó en contestar sarcásticamente, pero decidió que sería mejor cerrar la boca esta vez. No era momento para eso cuando el sufría, solo aumentaría su dolor.
Lucy ayudó a Luke a que se pusiera de pie y Rose apoyó su pie herido con cuidado.
-Ya no me duele tanto – informó empezando a cojear.
Steven la miró entornando los ojos y empezó a caminar a su lado, cuidando de que no cayera o tropezara. Lucy y Luke los siguieron y Lily se dispuso a cerrar la marcha, empuñando sus dagas plateadas.
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