Capitulo 1: Los Cubos
Negro
Todo era negro.
El piso, las paredes, el techo, toda la habitación.
Lily sintió el frío y duro suelo oscuro. Se dio vuelta sobre si misma e intentó incorporarse, observando a su alrededor, sin recordar como había llegado allí. Esa no era su pequeña habitación blanca en el apartamento de su madre.
Apoyó la mano derecha y luego la izquierda en las baldosas color carbón, pero algo estaba mal. La piel de la muñeca le ardía como si fuera fuego, se llevó la mano a esta y soltó una maldición por el dolor que le ocasionaba.
Observó su muñeca, la cual estaba al rojo vivo, pero eso no era todo, había una pequeña inscripción. Tan diminuta e irreconocible que Lily tuvo que entornar los ojos para descifrarla: era una letra de color negro, una N se podía distinguir claramente entre el rojo de su piel.
Alargó el dedo y tocó la superficie del tatuaje con la yema, con cautela y algo semejante al miedo latiendo en sus oídos. Bastó con un solo roce para que el dolor aumentara y apartara el dedo rápidamente.
Recorrió la habitación con la mirada, escaneó cada centímetro, esperando que sucediera algo, que alguien saltara arriba suyo y la matara, o que se despertara en su cómoda cama y que el dolor solo fuera su celular recalentado.
La única fuente de luz era un agujero en la pared, de forma circular. Con temor, Lily se levantó y caminó con cautela hasta esta, alargó la mano preparada para toparse con el frio vidrio, pero no había presencia de este.
Su mano se encontró con una agradable brisa cálida, asomó la cabeza con más seguridad.
Arboles. Eran robles y nogales grandes y gloriosos.
Por todas partes.
Y dos personas.
Una chica de tez morena, con cabello castaño lacio que le llegaba hasta por abajo del hombro, era casi tan alta como el chico con el que conversaba. Este tenía el pelo algo ondulado, la piel pálida y ojos grises, que, desde donde estaba Lily parecían ser del color del cielo. La castaña estaba vestía jeans y una campera polar color blanco, mientras que el chico estaba cubierto de pies a cabeza de prendas negras.
Lily pasó por el agujero lentamente atenta a cualquier mínimo movimiento por parte de los dos chicos. Hojas caídas secas crujieron bajo sus pies y observó a todo el lugar con los ojos como platos.
Estaba en un claro de por lo menos unos dos o tres kilómetros de diámetro. Había robles frondosos que rodeaban este y se alzaban imponentes al cielo, y nogales rebosantes de sus frutos. El suelo era húmedo y estaba tapizado de hojas secas y nueces. Los troncos formaban una especie de muralla con pocas salidas, destellos blancos se veían entre las ramas. El azul del cielo desdibujaba las copas de los árboles, y sus hojas negras danzaban en sus ramas, calmas y extrañamente intimidantes.
Se dio vuelta para ver la construcción de donde había salido y abrió la boca, cinco edificaciones como la suya estaban dispuestas en una larga hilera. Eran idénticas, todas eran cubos simétricos con un perfecto circulo en la parte delantera como única salida y entrada. Pero había una cosa diferente: tres eran blancas y las otras tres negras.
Lily observó más a fondo el bosque y se dio cuenta que había una caja al final de la fila de ''cubos''. Camino rápidamente en dirección a esta bajo la atenta mirada de los dos chicos.
Estaba cerca de la ordinaria caja de cartón cuando algo la tacleó y la tiró al suelo, Lily sintió su cuerpo impactar con fuerza contra el suelo embarrado y blando. Algo había salido de una de las edificaciones de color blanco.
El terror le subió por las extremidades, deslizándose como una serpiente venenosa. Y la presencia de aquel sujeto desconocido le ponía los pelos de punta.
Un cuerpo pesado había caído sobre ella y ahora sostenía sus muñecas bruscamente. Lily soltó un grito de dolor cuando la mano del chico toco su misterioso tatuaje.
Observó el rostro del chico que la había inmovilizado, era pelirrojo, con una mata de rebeldes rizos, tenía ojos verdes que parecían cansados, pero la miraban con total desconfianza. Lily se sacudió intentando librarse de él, pero eso solo aumentaba la fricción que hacia la mano del chico en sus muñecas y causaba que le ardiera aún más la piel.
Dejó de revolverse cuando notó que eso no le serviría de nada y subió su rodilla bruscamente dándole en la ingle al chico que emitió un quejido de dolor y se apartó adolorido, mientras que Lily se levantaba con rapidez y corría veloz y torpemente a la caja de cartón que se encontraba a un par de metros.
Deslizó en el suelo y cayó sentada al lado de la caja. Oyó como algunas pisadas se acercaban, escuchó una voz femenina gritar algo, pero no le prestó atención. Abrió la caja de un tirón rompiendo parte de esta.
Armas. Habían de todos tipos, desde cuchillas filosas hasta estacas y lanzas.
Tomo una pistola que se encontraba allí y apuntó torpemente con esta al chico de ojos verdes que caminaba pesadamente, pero enfadado, en dirección a ella.
-No te acerques - dijo con firmeza Lily, sin dejar de apuntar al pelirrojo quien suspiró irritado.
La morena y el otro chico se acercaron corriendo, la chica se aproximó hasta Lily y se agachó al lado de ella, sin importar la determinación de Lily y el hecho de que estuviera armada.
-Tranquila maratonista, suelta eso - suspiró la castaña frustrada, Lily se aferró aun más fuerte al arma de fuego – Soy Rose Sallow y él es Luke, estuve hablando con él y, al igual que yo, sabe poco y nada de por qué estamos aquí.
Lily levantó la mirada molesta y con desconfianza, no se creía una palabra de lo que decía aquella chica.
-Lily - musitó enojada, sus nudillos se estaban volviendo blancos de apretar tanto la pistola. Miró con frialdad al chico que la tacleo, el único que no se había presentado.
-Steven – escupió este aun con una mueca de dolor en el rostro al mismo tiempo que tiraba del cuello de su camiseta blanca. Luego su mirada de odio se transformó en una de preocupación - ¿Dónde está Lucy?
- ¿Lucy? - preguntó Rose confundida.
-Mi hermana.
Un grito femenino resonó en el claro.
Steven murmuró algo incomprensible y corrió a uno de los cubos de color blanco. Había un cuerpo asomado por el gran círculo del cubo. Steven corrió más rápido y se paró junto a la chica.
Lily dejó la caja en los brazos de Luke, a quien por poco se le cae y recogió la pistola.
Rose se la quitó y le mostró el cargador.
-Está vacía - musitó Lily viendo el lugar donde deberían estar las balas, y se sintió solo por un corto momento muy estúpida.
Steven volvió acompañado de una chica de ojos verdes y pelo rojo sangre que caía en una cascada de rizos, el parecido entre los dos era innegable, Lily supuso que debería de ser la tal Lucy.
- ¿Qué había ahí? – preguntó Rose con curiosidad y Lily miró expectante a la recién llegada y a Steven.
Ambos hermanos se vieron mutuamente e intercambiaron una mirada significativa.
-Un chico - la pelirroja soltó, tragó en seco y añadió una palabra detonante – muerto.
Lily abrió la boca, presa de la sorpresa ¿Qué podía matar a un chico en ese lugar? ¿A ellos también los mataría? ¿Qué misterios escondía ese extraño bosque en donde se encontraban?
Pero un ruido la distrajo, Luke revolvía la caja examinando su contenido con notable curiosidad, el castaño apartó balas, filos y flechas.
-Aquí hay armas y seis mochilas, bastante agua y un poco de comida, creo que es fruta y latas – informó el chico.
Lily se preguntó de donde habría salido una caja de cartón repleta de instrumentos mortíferos como hachas, cuchillos, navajas, flechas y dagas.
Luke levantó la mirada y sacó algo de la caja mientras fruncía su ceño con extrañeza. Steven también miró confundido el pequeño trozo de papel amarillento que Luke sostenía en su embarrada mano.
-Hay una nota.
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