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La luz de los Toros Negros

<Base de los Toros Negros>

El día era dificil en la base de la orden más extraña del Reino del Trébol. El ambiente estaba en cierta medida cargado de incertidumbre ante la situación de Asta y Nero. Ambos habian salido hacia unas horas a la capital buscando ayudar en su reconstrucción. 

Sin embargo, todos estaban intrigados. Más aun para una joven de hermosos cabellos plateados que iba de una lado a otro mientras la duda del paradero y estado de su compañero a quien en sus adentros le profesaba su amor, le carcomia en su interior.

Vanessa: Noelle tranquila. Seguro Asta y Nero se retrasaron o se perdieron en la capital-. Dijo mientras intentaba calmar a su "hermana" menor.

Noelle hizo caso omiso de las palabras de Vanessa, ella se hallaba en su mundo donde su mente daba vueltas entre la dolorasa intrigada y la aterradora incertumbre en un duro vaiven. Noelle sabia del jucio, pero no esperaba que Asta y Nero fueran sentenciados. Ellos junto a varios más lograron dar de muerte al demonio Zagred en combate, ello debia haberles ganado un reconocimiento, pero parece que no fue así.

Noelle: Ese Bakasta siempre preocupandome, cuando ese vea a este enano le dare una lección-. Decia con rabia, pero todo era para ocultar la terrible angustia que sentia del paredero de su compañero.

Vanessa se levanto del sillón y la abrazo para que se quedara tranquila, las idas y vueltas solo la harian estrezarse mucho más. Aquello fue lo que necesito Noelle para calmar sus sentimientos. Estaba asustada.

Un sonido se hizo presente mientras la puerta se iba abriendo, mientras la que ahora conocian como Nero en su orden, llegaba con los ojos rojos y marcas de lagrimas en sus mejillas. Tenia la mirada perdida mientras avanzaba con cuidado hacia la mesa.

Nadie hablo en ese momento. Si su compañera habia llegado en ese estado. No era una buena señal.

Magna: Nero-. Dijo mientras se acercaba con algo de miedo. -¿Donde esta Asta?

Nero no respondió solo se desplomo al suelo mientras su cara se volvia ha llenar de lagrimas, nadie queria saber. Pero esperaban que ella hablara.

Finral: Nero por favor. ¿Donde esta Asta?- Volvio a preguntar Finral con la voz algo asustada.

Nero: Asta. El... el fue- estaba intenando hablar pero sus lagrimas le dificultaban el formar palabras.

Noelle estaba empezando a sentir lo peor, sin que lo supiera, lagrimas comenzaron surgir de sus ojos.

Nero: ¡LO EXILIARON PARA SIEMPRE!- Respondio mientras estallaba en llanto en el suelo.

Los Toros Negros no daban credito de lo dicho por su compañera. Era inaudito lo que estaban diciendo ¿Asta habia sido exiliado? ¿Para siempre? Algunos no se lo creian, pero el llanto de Nero parecia confirmar sus palabras.

Noelle se acerco rápido a Nero, agarrandola de los brazos mientras ellá estaba llorando. Queria que le respondiera, no queria aceptarlo, debia ser un error... Nero debia decir la verdad.

Noelle: ¡Nero! ¡dime que no es cierto lo que dices! ¡DIME QUE NO ES CIERTO QUE EXILIARON A ASTA!- Exclamo con llanto en sus palabras.

Vanessa: Nero dino. ¿Que fue lo que paso con él?

Nero alzo la vista y trago saliva, reteniendo sus lagrimas y llantos para contarlo todo. Durante lo que parecio una eternidad, Nero conto todo lo que sucedio a los Toros Negros. Todo. Hasta el más minusculo detalle conto y al terminar una sencasción de vacío se abrio en los corazones de la orden. 

Todo por las ultimas palabras de compañero: Diles que los quiero.

Noelle no pudo aguantar más y salio disparada en lagrimas a su habitación, mientras sus compañeros lloraban o intentaban no llorar. Era imposible no hacerlo, su amigo habia sido enviado a no se que lugar por sus ideas y sueños, jamas volveria. 

Sabian que Damnattio y el Rey Kira se asegurarian de eso. Y si volvia, todos correrian peligro. No habia nada que hacer.

Magna y Luck se levantaron para salír de la base, pero se encontraron con el capitan Yami recién llegado a su sede.

Yami: He un momento ¿Que ha sucedido?- Dijo observando las caras de sus subordinados.

Nadie respondió, Vanessa se armo de valor y encaro a Yami mientras intentaba contener su dolor.

Y así paso, palabra por palabra, letra tras letra, Vanessa conto todo lo sucedido al enano, Yami no respondió, solo escucho con atención todo lo que Vanessa hablo. Al finalizar, su cigarrillo cayo de su boca y acto seguido un aura asesina surgió de su ser emanando con fuerza todo el odio y rabia que sentia.

Yami: MALDITO DAMNATTIO- Grito con rabia mientras se dio la vuelta. 

Sabian lo que iba a hacer. Magna, Luck y Gauche le siguieron.

Vanessa se alejo y vio como Nero era consolado por Gordon, Grey y Charmy. Decidio dejarlos solos mientras se dirigia con la otra novata de pelos plateados. Vanessa sabia que Noelle gustaba de Asta, habia intentando que ella confesara su amor por el cenizo musculoso pero solo consiguió que lo negara. Decidio darle tiempo para que ella se abriera para dar a ver y conocer sus sentimiento... pero ahora sabia que le seria imposible.

Llego a la habitación de la susodicha y solo escucho gritos y llantos a partes iguales, sabia lo que estaba sufriendo su amiga. Por lo que ella intento mantener cuerda para entrar y ayudar a la que veia como su hermana menor... ella debia ser la hermana mayor que Noelle necesitaba.

Entro sin avisar y allí estaba sollozando mientras sostenia una foto de Asta y ella, apreto el marco de la misma mientras lloraba, se podia notar la humedad de la almohada y las sabanas. Habia llorado demasiado.

Vanessa: Noelle-. Hablo mientras se sentaba a su lado. -No preguntare si estas bien, porque se que no lo estas. Solo te preguntare como ¿Te sientes? Puedes abrazarme si lo deseas-. No tuvo tiempo de terminar, pues la chica de pelo plateado abrazo con fuerza mientras lloraba en su barriga.

Noelle: ¡Lo perdi Vanessa!-. Respondió mientras sacaba lagrimas como cascada. -¡LO PERDI PARA SIEMPRE! ¡SOY UNA INUTIL, JAMAS PUEDE DECIRLE LO QUE SENTIA, JAMAS PUDE SER SINCERA CON EL. NUNCA PUDE MERECERME SU AMOR Y AHORA NO VOLVERA JAMAS!- Sus lagrimas mojaban las piernas de Vanessa.

La Bruja de los Hilos del Destino simplemente le sobo su cabeza mientras ella misma lloraba mientras su hermanita se desahogaba con ella. Era doloroso a más no poder para las dos pero nada podian hacer. ¿Que podian hacer a estas alturas? Asta se habia ido y no sabia donde, su paradero era tan incierto que simplemente seria imposible saberlo. No habia forma de saber donde se encontraba.

Solo podian rezar para que... algun día volvieran.

La noche cayo y los Toros Negros volvieron, Yami no asistio a la cena y se fue a su cuarto con una frustración palpable en su semblante, mientras tenia algunas heridas menores producto del altercado que habia tenido unas horas atrás con el Rey y el Juez. Los tres que acompañeron a Yami estaban igual de herido pero nada grave, solo estaban con miradas bajas y sus destrozados en sus corazones.

Era extraño. ¿Como un novato sin nada de magia habia conseguido hacerse de su cariño y admiración al punto de que lo extrañaran? ¿Como era posible que ahora se sintieran tan vacios por la ausencia del cenizo? Aunque nadie lo decia todos los sabian. Pues esa era la verdad.

Asta era... La luz de los Toros Negros

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