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Capítulo 1

No sabia que era lo que me dolía más en éste momento, si mis pulmones al sentir el aire entrar tan rápido que no pueden procesarlo, mis piernas que me ardían al no haber parado de correr desde que salí de casa o lo que estaba pasando en este momento, la traición.

Tampoco sabia quien de los dos me dolía más, si el o ella, los mensajes o la verdad.
Hace algunos minutos atrás había recibido un par de mensajes acompañado de algunas fotos al final, donde me exponían a la verdad, donde me hacían saber que todo había sido falso.

Cuando llegue al edificio donde vivía él, el cual conocía a la perfección después de tres años de relación, abrí la puerta de la entrada del edificio. Subo los escalones uno tras otro, mi respiración era agitada, sentía como mi corazón latía tan rápido que podía sentirlo en mi garganta.

En mi mano derecha apreté mi teléfono con fuerza, la adrenalina corría por mis venas, estaba enojada pero también dolida, ¿Cómo pudo? ¿Cómo siquiera pudo hacerlo?

Imperdonable.

No, no lo perdonaría ni aunque me lo pidiera de rodillas.

Le había dado lo mejor que tenia de mi, había sido todo lo que había pedido, incluso había cambiado muchas cosas que me había pedido, corte mi cabello hasta los hombros porque a el le gustaba, lo hice aun cuando mi cabello era lo que mas amaba, lo teñí de negro, aun sabiendo que ese tono no quedaba en nada en mi. Había cambiado la forma de vestir, de hablar, de ser… había dejado de ser yo sin darme cuenta.

Subí los últimos escalones que me faltaban, y abrí la puerta de acceso, el maldito elevador dejo de funcionar en el mejor momento, por eso había tenido que seguir corriendo sin detenerme. Salí del acceso de las escaleras para entrar a un corredor, di vuelta a la izquierda y después a la derecha, seguí derecho hasta la quinta puerta, me planté frente a ella y empecé a golpear tan fuerte que el retumbar en mis manos se coordinaba con los golpes de mi corazón.

Solo quería que me diera una explicación, quería que me dijera la razón de esta traición, solo…

La puerta se abrió y solo tenía una palabra en la boca por decir en ese momento, una palabra que me estaba  amargando por completo mi boca.

—¡Eres un maldito desgraciado! — grite cuando abrió la puerta.

Sus ojos estaban desubicados, pues no daba a crédito que estaba frente a el, claro que no, el seguía pensando que seguía escondiendo a la perfección su traición.

—¿Mei, que haces aquí? — intento sujetar mis hombros pero retrocedí de inmediato.

—¡No me toques! — mi respiración era agitada, y ahora mis lagrimas  se empezaban a mezclar con todo esto. — ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! — vocifere tan alto como podía, pero sentía como mi garganta dolía cada vez mas, estaba traicionándome. —Pensé que me amabas, pensé que teníamos algo bonito y estable —

—¿Mei que te pasa? Claro que te amo — intento entender de lo que estaba hablando, lo veia en sus ojos.

—¡Mientes! — grite, levante mi teléfono solo para desbloquearlo y mostrarle la foto que había derrumbado todo. —¿A esto le llamas amor?—

La fotografía que había abierto no era nada mas y nada menos que él acostado dormido en la cama junto a una chica, la cual tenia su cabello corto y tan negro como la noche, una  sonrisa burlona se mostraba en sus labios, ella había mandado ese mensaje.

Se quedó mudo, no sabía que decir, claro que no, lo había atrapado en sus mentiras, había descubierto su infidelidad.

—Mei, deja que te explique esto es…— no fue necesario que dijera más.
Una voz detrás de él hizo que guardara silencio, se escuchaba algo soñolienta, me moví solo un poco para poder ver a la persona mejor. Era ella, sí, era quien me había mandado el mensaje, quién burlándose había enviado eso.

Quería decir muchas cosas, quería gritar blasfemias, quería sacar este dolor que sentía, pero no valía la pena gastar más de lo que ya había hecho todos estos años. Ya no valía la pena.

—Diego, fue más que suficiente eso, no necesito más prueba que esto, incluso has tratado de explicar algo que no necesita más prueba. Lo vi con mis propios ojos así que… sigue con lo que estabas haciendo y no me busques más, solo… déjame en paz— dije mientras daba un par de pasos hacia atrás, tenía que salir de ahí.

—No, espera, tenemos que hablar — Diego insistió mientras intentaba sujetar mi brazo, pero no lo dejé, con mi entrecejo fruncido lo mire mientras sentía que el nudo que estaba alojado en mi garganta se hacía cada vez más grande, no aguantaría mucho.

—Diego cariño, es mejor así, ¿No era esto lo que quería? Nos evito más problemas — la mujer detrás de él sonrió mientras lo abrazaba por detrás y trataba de meterlo al departamento.

—Pero… —

¿Qué más quería él? ¿No veía todo el dolor que estaba sintiendo ahora mismo? Y ella ¿No veía todo el sufrimiento que estaba pasando?

—No me busques más — repetí, está vez sin dar más tiempo, la mujer me miró y sonrió en son burlona, esto a ella le divertía claramente, para ella verme sufrir era algo que había estado buscando al parecer.

No, no solo ella había sido la culpable, él también lo era por permitir todo esto desde un principio.

Tenía que regresar a casa, tenía que alejarme lo más rápido de aquí, tenía…

Tenía que abrazar a mi corazón el cual empezaba a desmoronarse, tenía que aguantar un poco más, no podía quebrarme aquí y dejar que vieran que me habían lastimado tanto. 

No podia dejar que mi mundo se demoronara en medio de la calle, no cuando habia mucha gente. Se que ellos no me conocian, no tendria porque darles alguna explicación, pero tampoco quería que me vieran débil.

¿A dónde podría ir? Un lugar donde sin importar lo que haga nadie me juzgaría, un lugar dónde podría sacar un poco de este dolor, un lugar que no fuese mi casa, después de todo ese lugar tenía muchos recuerdos de él.

Sin parar de caminar rapido me dirigi a un solo lugar, era mi lugar seguro, solo tenia que caminar un poco más, no quedaba muy lejos, eso era lo unico bueno. Siempre habia estado conmigo, asi que era en la unica que podia pensar.

Por segunda vez en el dia me detuve frente a una puerta cerrada, con mi labio inferior temblando un poco por el sentimiento de dolor en mi corazón, mis manos sudando en frio y mi corazón acelerado por no haber dejado de caminar. Toque el timbre, una, dos veces, no tardaron en salir.

—¿Mei, que pasa? — salió ella, la unica persona que había estado para mi siempre.— Pense que nos veriamos hasta mañana — me dice ella un poco confundida.

—Lina —  dije su nombre entre sollozos.

Vi que ella empezó a preocuparse, sin preguntar nada solo se acerco a mi y me abrazo, lo agradeci, en ese momento solo necesitaba eso. Entre su abrazo me metio a su casa, me sento en el sofa y solo guardo silencio mientras yo soltaba todo  lo que habia estado aguantando desde que paso todo. El llanto no paraba, intentaba decir algo pero sólo salian pequeños quejidos y me soltaba a llorar de nuevo, ella no dijo nada, sólo espero con paciencia, la cual agradecia mucho.

Habia venido con la persona correcta, mi unica amiga.

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Una disculpa por habe tardado, tenia la mitad del capitulo avanzado pero llegaba muy cansada del trabajo y solo queria dormir, hoy me tomé unos minutos para terminarlo.

Quiero que me disculpen por los errores ortográficos, al terminar la obra se editara y corregirá.



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