Capítulo 7
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BLACK CAT
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«Es lo malo de vivir...»
⎯⎯ Historia de Web of Spider-Man ⎯⎯
Habían dudas que rondaban por la cabeza de Black Cat.
¿Cómo es que los Maggia sabían de su robo en el museo de arte?
Se suponía que todos los sistemas de seguridad que podrían alertar su presencia habían sido desactivados.
Además de que no habían demorado mucho en llegar... ¿acaso el informante de Boris los había traicionado?
Pero no tenía sentido. Las memorias se encontraban donde le había indicado...
Esta no era su única duda.
¿Quién había asesinado a los Maggia en aquella bodega? Ellos no habían sido.
No sólo era eso... sino que ni siquiera tomó la memoria USB. La dejó allí para ellos... ¿por qué?
La noche empezaba a tornarse muy... extraña.
Pero no había tiempo para pensar en esas cosas. Debían aprovechar cada minuto que pasaba para seguir robando... y en este momento, es lo que están haciendo.
Y les estaba yendo... bien.
— ¡Esto es horrible! — expresó Boris, ocultándose detrás de una pared — ¡Son demasiados!
— ¡No estoy ciega! — gritó Felicia.
— ¡Ni yo sordo!
Fue en ese momento que una granada de luz estalló al costado de Boris, provocando un fuerte pitido en sus oídos y haciendo que Felicia no pudiera ver nada.
— Que ironía... — expresó Bruno, mientras seguía disparando.
El equipo se encontraba acorralado dentro de un edificio. Los Maggia los habían descubierto, provocando un gran tiroteo.
Y para desgracia...
— Creo que lo veo... — dijo Felicia, sobándose los ojos — ¡Ahí está!
Ella vio como un hombre, con un libro entre sus manos, empezaba a huir velozmente del lugar.
Dentro de ese libro se encontraba una memoria de las familias Maggia.
— ¡Tenemos que llegar hasta él! — expresó la peliblanca.
— ¡Intentaré hacerte un camino! — dijo Boris, revisando el largo maletín que tenía — ¡Oh, sí!
Este saco una pequeña arma. Algo que no parecía ser muy potente.
— ¡¿Qué harás con eso?! — preguntó Bruno.
— ¡Observa y verás! — dijo el doc, apuntando su arma hasta todos los Maggia.
Este apretó el gatillo y varias esferas azules salieron del arma, dirigiéndose hacia los criminales.
Estas, una vez recibieron esos disparos, dejaron de pisar tierra... y empezaron a flotar en el aire, confundidos y asustados.
— ¿De dónde sacaste eso? — preguntó Felicia.
— Me lo vendió un tipo muy raro hace algunos años — explicó Boris — Trabajaba con alguien volador, ah... no recuerdo el nombre.
Black Cat saltó y comenzó a dirigirse hacia la salida del lugar.
***
Afuera de ese edificio, aquel miembro de los Maggia comenzó a correr hasta un callejón cercano.
En ese lugar se encontraban más miembros de los Maggia, esperándolo junto a un camión.
— ¿Lo tienes? — preguntó uno de ellos.
El hombre asintió con la cabeza y entregó el libro.
Este lo abrió, observando la memoria USB dentro.
— Muy bien... hay que largarnos de aquí — dijo, dándose la vuelta.
Pero fue en ese momento que alguien descendió rápidamente y tumbó a uno de los hombres al suelo.
Todos los Maggia en ese lugar levantaron sus armas y apuntaron a la figura, la cual se encontraba oculta entre las sombras.
— ¡¿Quién demonios eres?! — dijo uno de ellos.
Pero aquel ser no les respondió.
Solo saltó, empezando a atacarles... asesinándolos, uno a uno.
Pasaron varios minutos hasta que Black Cat y su equipo llegarán hasta aquel callejón.
Cuando caminaron por este...
No vieron nada extraño. Absolutamente nada.
Lo único que vieron fue el libro abierto, junto al camión, con la memoria USB allí.
— Que raro... — dijo Felicia, recogiendo la memoria.
— ¿Qué sucede, jefa? — preguntó Bruno.
— ¿Dejó el USB... así nada más? — preguntó.
— Tal vez estaba asustado.
— Tal vez...
La peliblanca miró al suelo y notó algo sumamente extraño.
Habían gotas de sangre en el suelo.
Trató de agacharse para revisar, pero el sonido de una cámara llamó su atención.
El Dr. Korpse se encontraba tomándole una foto a la placa del camión.
— ¿Qué haces? — preguntó la peliblanca.
— Puede que la placa nos ayude a encontrar la última de las memorias de los Maggia — respondió Boris.
— ¿Ya solo queda una? — expresó Bruno.
— Creí que eran cinco memorias — dijo Felicia.
— Una de las memorias lleva perdida desde hace mucho tiempo — señaló el doc — Nadie sabe donde está...
— ¿Y nuestro cliente sabe de esto?
— Él solo dijo cuatro memorias, así que no habrá problemas — expresó — Ahora, debo ir al escondite para empezar mi búsqueda.
— Lo que significa que tenemos un descanso — dijo Bruno.
— ¡Los veré en una hora!
Korpse comenzó caminar hasta la avenida, buscando llamar a un taxi que lo lleve hasta el escondite.
— ¿Tú qué harás, Bruno? — preguntó Felicia.
— Iré con el Doc. Guardaré las memorias que tenemos — respondió — ¿Usted, jefa?
— Yo... creo que iré un rato a casa.
— ¿Verá a Walter?
— ¡¿Qué?! — dijo la peliblanca, exaltada.
— Su gato...
— Oh, claro... sí, por supuesto — suspiró — Tengo que... alimentarlo, sí...
— Aunque dijo que lo estaba cuidando alguien.
— No te pago para que me hagas preguntas, Bruno...
— Entendido, jefa.
Black Cat se despidió y disparó su gancho, empezando a irse de allí.
Bruno y Boris se subieron a un taxi y se fueron directamente hacia el escondite
Y en el callejón, varios cuerpos muertos comenzaron a caer al suelo, siendo lanzados por alguien...
Esta persona saltó y se fue de allí.
Continuando con su trabajo.
***
"Sable International ha lanzado un comunicado acerca de la tecnología robada..."
Mary Jane Watson se encontraba en el penthouse de Felicia, mirando las noticias junto al hijo de Black Cat.
El pequeño se encontraba sentado, mientras observaba la pantalla.
— Felicia va a matarme sí te ve despierto — dijo la pelirroja, apagando la televisión — Debes dormir, es muy tarde.
— No — dijo Walter.
— ¿Cómo que no?
— ¡Jugar! — alzó las manos el niño.
— No vamos a jugar nada, pequeño — dijo, alzándolo entre sus brazos — Te llevaré a tu cuna.
— No... — expresó el niño, mientras era cargado.
Este frunció el ceño de tristeza, pero después mostró una gran sonrisa y alzó los brazos de emoción.
Mary Jane se dio la vuelta, viendo que era lo que veía Walter.
Felicia acababa de llegar y se encontraba en la terraza del penthouse.
— Ay, no... — dijo MJ, viéndola acercarse — Puedo explicarlo...
— ¿Qué hace despierto? — le reclamó Felicia, tomando a Walter entre sus brazos.
— Está muy hiperactivo... — respondió — N-No, espera. Mejor pregunta... ¿qué haces aquí? Se supone que hoy estarías muy ocupada.
— Y lo estoy, solo... nos tomamos un descanso mientras Boris busca la ubicación de la última memoria...
— Tu noche aún no acaba...
— No, pero muy pronto acabará — dijo, mientras empezaba a subir las escaleras — Y entonces...
— Entonces dejarás todo esto, ¿verdad?
— Sí... así es...
Felicia aún no había hablado con su equipo acerca de su decisión de retirarse.
Les tomaría mucho por sorpresa, pero... al menos ellos tendrían el dinero suficiente como para vivir por su cuenta.
Le parecía curioso como había planeado algo así...
¿Por qué su padre nunca pensó en retirarse?
Se hubiera ahorrado muchos problemas.
Su vida no se hubiera visto arruinada...
No... atormentarse de esas preguntas no iba a ayudarla a conseguir la última memoria.
La peliblanca acostó a su hijo en la cuna, quien seguía moviéndose por no tener sueño.
— Está creciendo — dijo la pelirroja — Dentro de poco no podrá entrar en su cuna.
— Tengo otra cama... él podrá dormir allí — respondió Felicia, mientras le daba un biberón — Y sí no quiere esa, podré comprarle otra cama.
— Ya hablas como toda una millonaria.
— Pronto verás mi imagen en las portadas de las revistas, querida — dijo — Será mejor que no te alejes de mí si quieres ser popular.
— Ni que estuviéramos en la escuela — dijo MJ — Aunque, de todas formas, no éramos muy populares.
— Bromeas, ¿cierto? — preguntó, mientras caminaba hasta el pasillo.
— Lo digo enserio — dijo, siguiéndola.
— Mary Jane Watson. Eras, literalmente, la chica más hermosa de la escuela — dijo la peliblanca — Podrías ser modelo o actriz.
— Tal vez en otra vida — dijo la pelirroja.
— Quizás, quizás...
Felicia se apoyó en la baranda y comenzó a observar el primer piso de su penthouse.
Hace mucho tiempo, en ese mismo lugar, había pasado un montón de felices momentos.
— Las cosas ya no volverán a ser como antes — dijo la gata.
— Creo que no... muchas cosas han cambiado — dijo MJ, a su costado — Aunque... supongo que es algo normal en la vida.
— ¿Qué?
— Nada es permanente... por más que queramos, las cosas siempre van a estar cambiando...
— Es lo malo de vivir...
— Sí, eso creo... — murmuró la pelirroja — Aún lo extrañas, ¿verdad?
— Cada día que pasa... — respondió Felicia — Siempre que veo a Walter...pienso en él y... no puedo evitarlo...
— Felicia...
— No quiero que él también me pierda...
— No pasará... a partir de mañana todo será diferente.
Black Cat suspiró y asintió lentamente, empezando a bajar las escaleras.
Pero... la cosa con los gatos negros era que atraían a la mala suerte. Siempre era a otros a quienes le daban, pero...
Felicia sentía que la mala suerte siempre la golpeaba a ella...
Era por eso que tenía un mal presentimiento.
Un presentimiento de que todo estaba a punto de volver a cambiar...
Y que no iba a ser...
Para bien.
***
— Esto es una mala idea... — dijo Bruno.
— Cierra el pico — le reclamó Boris — Solo debemos entrar, sacar información... y listo, obtenemos la ubicación de la última memoria.
— Deberíamos llamar a la jefa.
— No sabemos cuánto tiempo estarán aquí... no podemos perder ni un minuto.
Ambos compañeros de equipo se encontraban enfrente de un callejón, el cual estaba bloqueado por una reja.
Según lo que investigó Korpse de la matrícula, se encontraba vinculada a una empresa de almacenamiento de un viejo amigo de Hammerhead.
Ese callejón pertenecía a aquella empresa... así que era el momento de investigar.
Boris y Bruno se escabulleron, saltando la reja que bloqueaba el camino.
Al entrar, vieron como el lugar estaba completamente lleno de cajas y billetes falsificados de Hammerhead.
— Espero que nuestro cliente no nos pague con billetes falsos — dijo el doc, mientras empezaba a caminar.
Pero Bruno lo tomó por detrás y le tapó la boca, señalando hacia un costado.
Girando unas cajas se encontraba un tipo armado, el cual había escuchado un ruido y estaba revisando la zona.
— ¿Ahora qué? — susurró el doc.
Bruno agarró un taser de su cinturón.
Se abalanzó rápidamente y electrificó al Maggia, dejándolo inconsciente en el suelo.
— Podemos seguir — dijo Bruno, empezando a caminar.
— Cielos.. esto sería más fácil sí lanzará una de mis bombas de gas mostaza — se quejó Boris — Sería más fácil si los matamos.
— Sí la jefa dice que no, hay que obedecerla.
— Lo sé, lo sé. Solo digo... ellos son criminales.
— Nosotros también — dijo Bruno, viéndolo.
— Ya, pero... ellos son más malos, ¿no?
— En este tipo de mundo... no existen buenos ni malos — dijo Bruno — Solo personas que se aprovechan de los demás...
Boris se quedó algo confundido con las palabras de su compañero.
— Oye, Grainger... — expresó Boris — ¿Qué tipo de problema con la ley tuviste?
— ¿No lo sabes? — preguntó.
— No, pero...
— Traté de bombardear Nueva York.
— ¿Ah?
Bruno paró de golpe, sobándose los ojos y recordando lo que sucedió aquella vez.
— En el 2012, Nueva York se vio atacada por unos alienígenas traídos de un portal en el cielo — explicó — Los superiores me dieron a mí, y a un compañero, una orden para contrarrestar esa amenaza.
— Espera... ¿fuiste tú? ¿En ese Jet?
— Mi compañero no despegó por culpa de Fury, pero yo sí. Volé lo más rápido que pude hasta Manhattan... y no dude en presionar aquel botón rojo.
— Viejo, casi acabas de millones de personas.
— Solo seguía órdenes... Iron-Man evitó que el misil destruyera la ciudad y salvó al mundo — dijo Bruno — ¿Y qué recibí yo a cambio?
El ex soldado suspiró, mientras trataba de mantener la compostura.
— Tuve una expulsión deshonrosa de la fuerza... y pase unos largos meses en Ryker — continuó — Para salvar sus traseros, los superiores me convirtieron en el culpable. Dijeron que yo mismo tomé la decisión de ir... y que era un criminal.
— Vaya...
— Dejé de confiar en las personas... hasta que me encontré con ustedes — dijo — Verlos arriesgar todo para poder salvar a Walter Hardy me hizo querer ayudarlos.
— Sí... aún me sorprende como apareciste de la nada y nos ayudaste a salir de Ryker.
— Le estoy muy agradecido a Hardy por darme la oportunidad de unirme a este equipo.
— No sabía que eras tan melancólico.
— Hay cosas que no sabes de mí, doc.
— Sí, bueno... tampoco es que me interese mucho de ti.
— Pero tú me preguntaste...
— Ya, pero... ¿sabes qué? Olvídalo.
Ambos siguieron caminando por todo ese laberinto de cajas y dinero falso.
Así estuvieron por varios minutos... hasta llegar a una zona abierta.
Allí vieron como varios secuaces de los Maggia se encontraban hablando y falsificando dinero, mientras uno de ellos revisaba una laptop.
— Necesito llegar a esa laptop... — dijo Boris — Podría tener información sobre la última memoria.
— Crearé una distracción — dijo Bruno — Prepárate...
Bruno sacó varias granadas de humo y apuntó hasta al otro lado de ese callejón.
Al momento de sacar el seguro, lanzó las granadas, provocando que estas estallaran y llamaran la atención de todos los Maggia.
Rápidamente, estos fueron a revisar esas cosas, mientras los dos compañeros iban a revisar la laptop.
— Un manifiesto de embarque — dijo Boris, leyendo la información — Nos lleva a su centro de distribución...
Este insertó una memoria USB y comenzó a descargar todo lo que había en esa computadora.
No tenían mucho tiempo para que los tipos de los Maggia volvieran hasta el lugar hacia donde estaban, así que uno vez vieron que se había descargado todo, sacaron la memoria y se fueron de allí.
Salieron por el mismo lugar que entraron y en completo silencio.
La misión de infiltración había sido todo un éxito.
— Con esta cosa podremos averiguar el paradero de la última memoria — expresó Boris, victorioso — ¡Seremos ricos!
— Bien.
— Iré al escondite para empezar la búsqueda — dijo — ¿Tú qué harás?
— Creo que daré una vuelta con el coche...
— ¡De acuerdo! ¡Pero prepárate para nuestro último gran golpe!
El doctor Korpse comenzó a celebrar mientras caminaba por la calle.
A Bruno le pareció curioso como hablaba al aire sobre el atraco, como si no le importara que alguien le escuchara.
Aunque, a esa hora, era imposible que alguien lo escuchara...
O casi imposible... a menos que hubiera alguien que los estuviera espiando.
***
— ¿Qué estuvieron dónde...? — preguntó Black Cat por el comunicador.
— Estuvimos ocupados recabando información — le dijo Boris, por el comunicador — Estamos ilesos, gracias por preguntar.
— Sí, así escucho... — dijo — ¿Qué encontraron?
— Algo muy interesante... — expresó — Hace poco, Hammerhead compró una "bóveda impenetrable" del tamaño de una habitación para guardar artículos valiosos.
— Eso es... es algo raro... — dijo la peliblanca — ¿Por qué buscaría comprar algo así?
— Quiero pensar que allí se encuentra la última memoria Maggia — explicó — Tal vez Hammerhead lo debió llevar allí.
— Perfecto... podre entrar y robarla sin problemas.
— Ese lugar estará repleto de los hombres de Hammerhead — expresó Boris — Es muy peligroso para que vayas sola.
— Todavía me quedan como... ¿cinco vidas?
— ¿Esa fue una broma?
— Da igual, solo dime la ubicación y podré infiltrarme sin problemas...
— Bien, bien... está en un astillero cerca de Hell's Kitchen.
— Curioso lugar para guardar una memoria.
— ¿Crees que podría ser una trampa?
— Solo lo sabré sí voy — dijo Felicia, colgando la llamada.
Esta saltó y empezando a correr por los edificios de la gran manzana.
Mientras iba directamente hacia la última memoria de los Maggia.
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Black Cat aterrizó justo enfrente de lo que parecía ser un hotel de mala muerte en aquella zona de la ciudad.
Una zona sumamente peligrosa y llena de ladrones. Pero ninguno de ellos podían hacerle daño.
Ella se quitó su traje y entró hacia el hotel, ignorando a las personas borrachas y a las parejas que se encontraban en la recepción.
Subió las largas escaleras hasta llegar al penúltimo piso.
Cruzó un largo y sucio pasillo, terminando en la última habitación de ese corredor.
Abrió la puerta... y vio a su padre, en cama, observando la televisión.
Este no tardó en darse cuenta de la presencia de la peliblanca.
— Hola — saludó Felicia.
— Hola... — dijo su padre, sin apartar la vista de la televisión.
Hardy suspiró y caminó hasta una mesa que había a un costado de la cama. En ese lugar, colocó una bolsa repleta de compras de algún supermercado.
— Aquí hay comida para varios días — le dijo su hija — No la malgastes toda.
— ¿Cómo conseguiste la comida?
— Del supermercado que hay en...
— Fel...
— No me llames así, por favor — dijo — No soy una niña.
Su padre se quedó callado por un momento, girando su cabeza y mirando a su hija.
— Eso puedo verlo — dijo — No puedo decir cuán decepcionado estoy...
— Aquí vamos de nuevo... — dijo Felicia, sentándose en una silla.
— Yo nunca quise que terminaras así.
— Créeme... yo tampoco...
— Mi hija... ¿una ladrona? ¿Una criminal? ¿Trabajando para hombres como Hammerhead?
— De tal palo, tal astilla...
— Yo no te crié para que...
— Tú no me criaste — dijo Felicia — Me abandonaste cuando era una niña.
— ¡Me atraparon, Felicia! ¡Me atraparon! ¡Nunca quise abandonarte!
— ¡¿Hablas enserio?! — gritó Felicia, levantándose de su asiento — ¡Mi madre te dio muchas oportunidades para que dejaras esta vida!
— ¡Y lo intenté!
— ¡No es cierto! ¡No lo intentaste! — dijo — ¡Seguiste robando! ¡¿Y para qué?! ¡¿Para qué hacerlo sí...?!
— ¡Tenía una familia que mantener!
— ¡Pudiste conseguir algún maldito trabajo!
— ¡No es tan fácil!
Felicia se sorprendió ante esa respuesta.
— ¿No es... no es tan fácil? ¿No lo es...? — repitió Felicia.
— Aún no sabes todo lo que le depara a uno en la vida real — dijo su padre — Aunque no lo quieras creer, sigues siendo una niña.
— ¡Eres un maldito mentiroso! — le gritó — ¡Un mentiroso y uno muy malo! ¡¿No es fácil conseguir un trabajo?! ¡Yo tengo un trabajo!
— ¿Tú qué?
— ¡Trabajo en el Bugle, idiota! ¡Desde hace tiempo que lo hago! — continuó diciendo — ¡¿Sabes cuál creo que es la verdadera razón por la que seguiste robando?!
— Felicia...
— ¡Porque a ti te gustaba hacerlo! ¡Te gustaba robar! ¡Te gustaba salir allí afuera porque te hacía sentir libre!
— Eso no...
— ¡No te importaba lo que le ocurriera a tu familia! ¡Solo querías seguir robando, a pesar de que estabas envejeciendo!
— Por favor...
— ¡¿Y sabes por qué sé eso?! ¡Porque es lo mismo que siento yo! — expresó Felicia, sentándose en la silla y tratando de mantenerse calmada — Me gusta robar... pero no quiero seguir haciéndolo... no quiero...
El lugar se quedó en silencio alrededor de un minuto.
Felicia intentaba aguantar algunas lágrimas que querían salir de sus ojos, mientras su padre la miraba fijamente.
Sin saber que decir.
— Tienes razón... me gusta robar. Me gusta... me gustaba hacerlo — dijo su padre, finalmente — Era una vida llena de adrenalina y eso me hacía sentir vivo... más que cualquier otra cosa.
Este hizo una pausa, agachando la cabeza.
— Pero... jamás quise que tú siguieras mis pasos. Sabía los riesgos de mi trabajo y no quería que tú estuvieras en peligro — dijo — Por eso le pedí a tu madre que te dijera que había muerto... no quería que te enteraras de la verdad.
— Basta...
— Nunca esperé que me sacaras de Ryker...
— Pero lo hice.
— Lo hiciste... y mírate ahora — dijo — Si los Maggia descubren quien eres... estarás en peligro. Te harán sufrir y no tardaran en hacerlo...
— Ellos nunca descubrirán quién soy.
— Es lo que yo decía... por favor, Felicia... no repitas la historia.
— No pasará... — dijo la peliblanca, caminando hasta la puerta — Jamás cometeré los mismos errores que tú.
Ella abrió la puerta... y salió de allí.
Dispuesta a no volver jamás.
Aunque... sí lo haría.
Buenas!
Espero les haya gustado el capítulo, chicos!!!
Si así fue, pueden darle a la estrellita y compartir y eso jeje.
Ya nos veremos!!
Publicado el 16/10/21
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