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Capítulo 5

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BLACK CAT
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«¡Prepárate para brillar, cielo!»

⎯⎯ Historia de Web of Spider-Man ⎯⎯

Felicia Hardy. Ladrona maestra.

O, mejor dicho, vieja ladrona maestra.

En el pasado, ella podía entrar y salir, de joyerías y bancos, sin ser detectada.

Lograba engañar a criminales y líderes de bandas para poder sacar el mayor beneficio posible.

Pero, ahora... el primer penthouse que entra en la noche y ya es atrapada por uno de los súper.

Aunque, esta parecía ser nueva.

— ¿Quién diablos eres? — preguntó Hardy, lista para la batalla.

— ¿No me conoces? — preguntó la mujer en el traje colorido.

La gata giró su cabeza en señal de negación.

Volteo un poco, viendo a Bruno detrás de ella. Seguía respirando y parecía estar inconsciente. Iba a ser complicado sacarlo de aquí...

Tenía que pensar en algo.

— Vamos, no me vas a de... — trató de decir Felicia.

— Soy Spider-Woman.

El nombre de la superheroína hizo que Black Cat terminara paralizada.

Spider-Woman.

Su nombre era algo obvio. Tenía algo que ver con poderes de araña.

Pero... ¿cómo? ¿Acaso había sido mordida por alguna araña?

No tenía sentido... se supone que ya no existen arañas modificadas.

¿Otro universo? Eso era posible, pero dijo  algo sobre una amiga.

Entonces... si era de este mismo universo... ¿cómo? ¿Por qué?

¿Acaso Miles sabía de esto?

— Curioso nombre... — llegó a decir Felicia — Dime, ¿tienes algo que ver con el Hombre Araña?

— Para nada...

— Oh, entonces solo le robaste el nombre.

— Él dijo que estaba bien — dijo Spider-Woman — Pero basta de hablar.

— ¿Por qué? ¿No quieres que nos conozcamos? — preguntó — Podríamos ir a tomar algo y...

En ese momento, una especie de energía verde iluminó ambos puños de la heroína.

Felicia se preocupó al ver esto.

— ¿Qué harás, chica? — preguntó la peliblanca — ¿Me atacarás con Bioelectricidad?

— Oh, no es Bioelectricidad... — sonrió Spider-Woman — ¡Es algo que duele mucho más!

— Lo imaginé...

Spider-Woman alzó sus brazos, lista para disparar lo que sea que provocaba ese brillo en sus puños.

Cuando Felicia vio esto, disparó su gancho a la pared a su derecha.

La heroína disparó una gran ráfaga de energía verdosa que impactó contra el vehículo que Felicia tenía detrás, destruyéndolo por completo.

Por suerte, la gata logró esquivar ese ataque a tiempo, saltando en la pared y dirigiéndose velozmente en dirección hacia Spider-Woman.

Con sus garras, intentó arañarle, pero la heroína fue más rápida y la tomó del brazo, lanzándola hacia un contenedor de basura que tenían al costado.

— Pudiste matarme... — habló Felicia, mientras se quitaba una cáscara de banana del cabello.

— Te veo viva, niña — le respondió la mujer — ¿Te rindes?

— Se ve que no me conoces.

— Lo hago... por eso pregunto.

Black Cat saltó y volvió a intentar dañarla, pero Spider-Woman lograba esquivarla.

No entendía cómo, pero no podía hacerle ningún daño.

La heroína lograba esquivarla con facilidad, y no solo eso, sino que también le daba buenos golpes cuando lo hacía.

En uno de esos esquivos, la mujer logró darle un puñetazo en la cara, para después patearla y volver a dejar a Felicia en el suelo.

— De criminal a heroína... y de heroína a criminal — dijo Spider-Woman — Eres patética, Black Cat.

— ¿Qué puedo decir? Se me da bien robar — dijo Hardy, levantándose y limpiándose la sangre que salía de su boca.

— Veamos cómo te sirve eso en prisión.

— ¿Qué?

— No me importa lo que diga el Hombre Araña — dijo — Todo criminal debe terminar en la cárcel... incluyéndote.

Felicia dio un paso hacia atrás.

Hablaba enserio.

Ella no podía terminar en prisión. No podía, aunque quisiera.

Tenía un hijo al cual cuidar... y no podía permitir que sufriera lo mismo que ella sufrió.

Comenzó a mirar a todas direcciones. Tenía que buscar una forma de escapar de ese lugar.

Pero... ¿cómo? ¿Cómo huía?

No podía dejar a Bruno. Debía también sacarlo de allí.

Lastimosamente, no pudo seguir pensando, debido a que Spider-Woman comenzó a correr hacia ella.

Los puños de la mujer arácnida estaban envueltos en ese brillo verdoso, así que estaba en graves problemas.

Felicia extendió su brazo, apuntándole con su brazalete.

Y cuando estuvieron a solo centímetros... Black Cat liberó una de las trampas de telaraña, envolviendo la cara de Spider-Woman de estas.

— ¡¿Hablas enserio?! — expresó la heroína, comenzando a desintegrar la telaraña.

La gata no perdió el tiempo y atacó las piernas de la mujer, provocando que cayera al suelo.

Después de hacer eso, corrió en dirección de Bruno, tomándolo del brazo y disparando su gancho hasta lo alto del edificio, empezando a huir de allí.

Pero Spider-Woman no se los iba a dejar tan fácil.

Ella se levantó y dio un gran salto, manteniéndose suspendida en el aire.

— ¡¿Qué?! — expresó Felicia, viendo como la mujer araña volaba en su dirección.

Black Cat dejó a Bruno en el tejado y soltó una bomba de humo.

Esto no le sirvió, ya que Spider-Woman se acercó velozmente y la pateó en el estómago, arrastrándola varios metros en el suelo.

— ¿"Spider-Woman"? — se quejó Felicia, en el suelo — No conozco ninguna araña que pueda volar...

La mujer arácnida aterrizó enfrente de la gata negra, apuntándole con sus puños brillantes.

— Estás acabada, niña — dijo la mujer — Ríndete.

— No lo haré... — dijo Black Cat, intentando ponerse de pie.

Pero terminando cayendo de rodillas.

Aquella patada que había recibido le había dolido más de lo que esperaba. Sus piernas le temblaban y sentía como su cabeza empezaba a darle vueltas.

No podía creer que estuviera en esa situación. En el pasado, ella hubiera podido aguantar mucho mejor los ataques de Spider-Woman.

Ahora, ya no...

Se había vuelto más débil.

Se sentía... impotente.

Felicia se levantó de golpe y trató de incrustar sus garras en el rostro de Spider-Woman.

Pero, antes de que alguna de sus garras lograran tocar la piel de la heroína, paró de golpe.

Soltó un grito de dolor y volvió a caer al suelo.

La mujer arácnida le había dado un fuerte golpe en el estómago, rompiéndole varias costillas y  logrando herirla de gravedad.

— Se acabó... — suspiró la heroína, agarrando a la gata del brazo — Te llevaré con la policía...

La ladrona cerró los ojos y apretó sus dientes con fuerza, intentando pensar en alguna forma de poder salir de allí.

De escapar...

Pero... no se le ocurría nada. El dolor que sentía era demasiado como para poder hacer algún movimiento brusco.

Entonces... cuando parecía que su peor pesadilla iba a ocurrir... algo pasó.

Dos grandes brazos rodearon a Spider-Woman, provocando que soltara a Felicia.

Bruno había logrado despertar y había agarrado a la heroína por la espalda.

— ¿Qué ca...? — expresó Spider-Woman.

— ¡Jefa! — gritó Bruno, agarrando a la heroína con todas sus fuerzas.

Black Cat apretó tan fuerte sus dientes que sintió que se los iba a romper... y se levantó.

Apuntó su brazalete y volvió a dispararle telaraña en la cara de la mujer.

— ¡Debes estar bromeando! — se quejó Spider-Woman.

Ella se liberó del agarre y pateó a Bruno, alejándolo varios metros.

La mujer intentó desintegrar la telaraña en su cara, pero Felicia disparó su gancho, envolviendo uno de sus brazos.

Rápidamente, comenzó a correr, envolviendo a Spider-Woman con el cable de su gancho.

— ¡¿Qué haces?! — preguntó la heroína.

Black Cat logró subirse hasta los hombros de ella, tirando lo último que quedaba del cable.

— ¡Prepárate para brillar, cielo! — dijo Felicia, presionando un botón de su gancho.

Esto provocó que todo el cable se electrificara, causándole daño a la heroína.

La gata saltó y lanzó varias granadas de humo a los pies de la mujer arácnida.

Esta soltó un quejido de dolor y de furia, rompiendo los cables que la envolvían y desintegrando la telaraña de su cara con la energía de sus manos.

Al verse rodeada de humo, comenzó a elevarse en el aire, solo para ver que nadie se encontraba en ese tejado.

Habían escapado.

— ¡Diablos! — dijo Spider-Woman — Bobbi va a matarme...

Ella comenzó a descender hasta el callejón donde se encontraba todo lo robado del penthouse.

Cerca de allí, Felicia observaba como la heroína tomaba todo el dinero y joyas.

El robo había sido un fracaso y ella había quedado completamente destrozada.

— Necesitas un hospital — dijo Bruno.

— No... estoy bien... — dijo Felicia, mientras se agarraba sus costillas rotas — Solo necesito... ir a casa...

— Te llevo.

— ¡No! — gritó — E-Estaré bien... tú infórmale a Boris del fracaso del golpe... y golpealo por no avisarnos que la dueña tenía una amiga superhéroe...

— ¿Esta segura?

— No lo volveré a repetir...

Bruno dudo un poco, pero al final terminó aceptando lo que le decía su jefa.

Se dio media vuelta y comenzó a bajar del edificio donde se encontraban.

Una vez que vio que ya no estaba allí, la peliblanca se dejó caer al suelo y comenzó a soltar varios quejidos de dolor.

No se encontraba para nada bien...

Su dolor en sus costillas y en su orgullo era demasiado.

Aún así... debía levantarse y debía volver a casa.

Debía de ver a su hijo.

***

Las puertas del elevador se abrieron, permitiéndole entrar.

Apenas pudo dar dos pasos antes de caer de rodillas al suelo, mientras intentaba evitar gritar de dolor.

Se arrastró hasta una cómoda, donde abrió un cajón y sacó varias vendas que tenía guardadas.

Se levantó el polo que tenía puesto y vio como sangre empezaba a salir. Entonces, no perdió el tiempo y empezó a envolverse con las vendas.

Luego de hacer eso, volvió a extender su brazo hasta el cajón y sacó una especie de jeringa.

Era un anestésico.

Se lo inyectó y luego lo tiró al suelo, comenzando a respirar agitadamente, mientras sentía como el dolor comenzaba a disminuir.

Era temporal y el dolor iba a volver, pero al menos podría aguantar esa noche sin sufrir demasiado.

Pasaron varios minutos antes de que pudiera levantarse del suelo.

Se agarró de todos los muebles que podía, mientras intentaba acercarse a las escaleras.

Tropezaba, tirando varias cosas al suelo, mientras intentaba mantenerse despierta.

Fue entonces que tiró el marco de una foto, rompiendo el vidrio.

Bajó la vista y vio de que se trataba.

Una vieja foto de ella, junto con Peter y Miles, comiendo pizza. Una foto que se tomaron antes de que viajaran a Europa y toda la situación empeorara.

Ella bufó y siguió arrastrándose hasta las escaleras.

Le tomó un tiempo subir las escaleras hasta finalmente llegar al segundo piso.

Se agarró de la pared y caminó hasta su cuarto, viendo la cuna de su hijo y viendo cómo este se encontraba durmiendo.

Se sintió aliviada al poder verlo. Se sintió aliviada de poder estar cerca de él en ese momento.

Intentó sentarse en su cama, para intentar calmarse... pero terminó cayendo al suelo.

Quiso moverse, pero su cuerpo cansado no se lo permitió.

Levantó su cabeza y miró una última vez a su hijo.

Mientras cerraba sus ojos...

Y se quedaba dormida.

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— Espera... — decía Felicia, mientras veía todo eso desde una televisión antigua — ¿Cómo estoy ahí afuera, peleando... y también estoy aquí, viéndolo?

Se encontraban en una especie de habitación, llenas de pinturas y fotos de ella misma.

Estaban sentados en un sillón, viendo el combate por la tele.

— Puedo hacer muchas cosas interesantes... — dijo su "padre", con una copa en su mano — Podemos hacer muchas más cosas interesantes... si me lo permites.

Entonces, tomó un trago de la copa.

— Dime, Felicia... — dijo — ¿Cuándo fue la primera vez que te sentiste impotente?

Ella agachó la cabeza, tratando de recordar... aunque ya sabía la respuesta.

Entonces, la pantalla del televisor cambió, mostrando a una niña pequeña.

Una niña con su mismo color de cabello.

Que observaba a su madre llorar.

— ¿Mamá...? — preguntó esta niña — ¿Qué pasa...? ¿Qué está mal...? ¡¿Mamá?!

Su madre se levantó y la miró a los ojos, intentando aguantar las lágrimas.

— F-Felicia... es tu padre... — le respondió su madre — Su avión, él... se estrelló. Hija, lo siento tanto... se ha ido...

La niña solo comenzó a derramar lágrimas de tristeza... y soledad...

— Él no murió, por supuesto — pausó su "padre".

— Lo atraparon... en un simple robo... — continuó la peliblanca — Llamó a mi madre y le dijo que me dijera que había muerto...

Hizo una pausa, tratando de recordar todo.

— Ella lo odiaba... pero hizo lo que le pidió — dijo — Se llevó ese secreto a la tumba...

— Lo que debió hacerte pasar... — dijo la magia.

— Estaba bien. Viví — respondió — Lo saqué de la cárcel para que pudiera morir en su propia cama, aunque... no terminó como yo quería...

— Sí... tu siempre vives, ¿no? — dijo, mientras se ponía de pie — Vives, pero terminas herida... muy malherida...

Entonces, en la televisión se mostró un edificio en llamas...

Con alguien atrapado bajo varias vigas que ardían fuertemente.

— Por ejemplo, cuando los Maggia asesinaron a tu ex novio — dijo su "padre".

— E-Eso fue... — dijo, apartando la mirada — Fue una mala noche...

— Lo fue — continuó — ¿Recuerdas cómo se sintió? ¿Toda esa... impotencia...?

"Claro que lo hago..."

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Abrió los ojos.

Una vez lo hizo... quiso gritar del dolor.

Sentía un fuerte dolor en todo su cuerpo.

Definitivamente... necesitaba un hospital.

Pero corría el riesgo de que la investigaran... o algo por el estilo.

Lo último que quería era tener a She-Hulk detrás de ella.

Tomó el celular que tenía a su costado y comenzó a revisar los mensajes.

Allí, pudo ver como le habían llegado los análisis realizados por Reed Richards.

Lo había olvidado por completo.

Vaciló un poco sobre si abrir el correo o no.

¿Vale la pena averiguar eso? Cuando fue con Richards, fue con la mentalidad de librarse de esa incógnita.

Pero... ahora que tenía la respuesta... temblaba de miedo.

Y de dolor, pero también de miedo.

Cerró los ojos y abrió el correo.

Se quedó así por algunos minutos, sin atreverse a abrirlos.

Apretó sus labios, intentando mantener la calma.

— Vamos... vamos... — se daba ánimos la peliblanca.

Abrió los ojos... y leyó el correo.

"Señorita Hardy.

¡Hola, soy H.E.R.B.I.E.! El Dr. Richards está ocupado, así que me pidió que yo le informara sobre los análisis de su hijo.

Ay, los humanos con sus pequeños humanos... siempre me ha parecido interesante como el simple acto de reproducción humano permitía crear otros de su misma especie.

El señor Storm dice que me estoy yendo por las ramas, pero no hay ramas en este mensaje. Creo que no es muy listo.

La muestra de sangre que dejó fue puesta a múltiples análisis y posibles situaciones futuras o de riesgo de perder la vida.

Bajo estos términos, se ha determinado que su hijo no desarrollará poderes arácnidos en todo lo que representa la vida humana normal.

El único escenario posible en el que pueda despertar estas habilidades es si entra en contacto con radiación de alto nivel.

Eso sería todo, señorita Hardy. El Dr. Richards dice que no tiene que preocuparse por nada.

Además de advertirle que deje de hacer lo que sea que esté haciendo con su vida, ya que podría ser perjudicial para el desarrollo de su hijo.

¿Los pequeños humanos también se pueden ensamblar?

¡Hasta la próxima!"

Al terminar de leer el correo, la peliblanca suspiró.

Tenía que terminar de procesar todo lo que acababa de leer.

En resumen, su hijo no... desarrollará poderes arácnidos.

— Que bueno... — murmuró Felicia, mientras sonreía.

Eso le liberaba de una gran preocupación. Ella podría darle a Walter una vida normal...

Además de que no estaría en peligro de morir.

En ese momento, sintió como alguien se sentaba en sus piernas.

Su hijo lo había hecho y empezaba a jugar con su cabello.

— ¿Cómo te bajaste de tu cuna? — preguntó Felicia — Eres muy sigiloso... serías un buen ladrón.

Su bebé se levantó y golpeó accidentalmente el estómago de su madre, provocando que la peliblanca soltara un quejido de dolor.

El pequeño notó esto y miró a su madre.

— ¡No es nada! — dijo, tratando de dar su mejor sonrisa — De hecho, es hora de comer, niño.

La peliblanca levantó a su hijo con todas las fuerzas que le quedaban y empezó a llevarlo hasta el primer piso.

Cuando terminó de bajar las escaleras, vio la foto que había roto en la noche.

Aquellos tiempos más simples...

Le había costado volver a una especie de normalidad luego de que esa vida acabara.

¿Cuánto tiempo más iba a estar arriesgando su normalidad?

¿Cuánto más iba a arriesgar la normalidad de su hijo?

Los diez millones del trabajo de Boris le permitiría a ella, y a su hijo, vivir tranquilos por varios años.

Pero sería volver a meterse con los Maggia y era sumamente peligroso...

Aunque...

Ya se había estado arriesgando durante mucho tiempo... ¿qué cambiaría ahora?

Sería su último atraco antes de dejar esta vida.

Siguió llevándose a su hijo hasta la cocina, pensativa sobre lo que debería hacer.

Tenía que consultarlo, pero... mientras más lo pensaba... menos mala se le hacía la idea.

***

— ¡¿Qué quieres decir con que te tomará varios meses?! — preguntó la peliblanca, en el escondite de su equipo.

— ¡Escucha, escucha! — decía Boris — Las memorias de los Maggia no son cualquier cosa. Están muy bien resguardadas.

— Entonces es un trabajo imposible — dijo Bruno.

— ¡No lo es! Solo esperaremos al momento perfecto para robar todas y cada una de ellas — dijo — Tengo la ubicación de unas cuantas, pero me falta de otras.

— Así que tu plan sigue estando incompleto... — dijo Felicia.

— ¡Pero lo estará! ¡Lo juro!

— Ay...

— ¡Te lo prometo, Hardy! ¡Será el golpe del siglo!

— Más te vale, doc... — dijo Felicia, mientras se daba la vuelta — Necesito ese dinero...

Siguió caminando...

Yéndose de allí.

Me olvidé que hoy me había dicho a mi mismo que iba a ser doble capítulo jaja. Por eso lo publico un poco tarde.

Espero les haya gustado este capítulo!! Si así fue, pueden darle a la estrellita y comentar.

Algunos ya pueden intuir que es lo que se viene aquí ^^.

Nos vemos!!!

Publicado el 10/10/21

***

— ¿Sable International? — preguntó Miles, al teléfono.

Sí, eso es lo que he escuchado — dijo Spider-Woman — Primero SWORD, luego Sable... la tecnología de ambos comienza a desaparecer de la nada.

— Podría investigar un poco sobre eso...

Me harías un gran favor.

— Oye, para eso somos amigos — dijo Miles — Por cierto... 

¿Qué?

— Siempre quise preguntarte... ¿por qué "Spider-Woman"? — dijo — No es por nada, pero... no tienes poderes de araña.

Me pego a las paredes.

— Ni siquiera tienes Sentido Arácnido.

¿El qué?

— Nada, olvídalo...

Pero, está bien que lo use, ¿no?

Miles se quedó callado, mientras lo pensaba.

¿Hombre Araña?

— Solo si me pagas.

¡¿Ah?!

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"El Robo"

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