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Capítulo 4

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BLACK CAT
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«El premio a la peor madre del mundo es para...»

⎯⎯ Historia de Web of Spider-Man ⎯⎯

— Sé que no soy el mejor ejemplo de madre... — decía Felicia, sentada en su cama — Pero tienes que admitir que tengo estilo.

Ella tenía un montón de materiales alrededor de su cama, con varios papeles y cables.

Se encontraba terminando de construir un nuevo disparador de ganchos.

Y mientras hacía eso, su hijo se encontraba sentado enfrente de ella, mirando todo con un rostro de confusión.

— Terminé... ¡listo! — dijo la peliblanca, levantando su nueva arma — Un gancho perfectamente terminado y, no solo eso... también puede electrificar.

Su hijo se levantó e intentó tomar el arma de las manos de su madre, pero ella no se lo permitió.

— Esta cosa podría freírte el cerebro, hijo — dijo Felicia — A menos que tengas poderes de... de araña...

Black Cat se quedó pensativa por un momento.

Walter era hijo del Hombre Araña y, aunque no había pruebas... ¿era posible que heredara los poderes arácnidos?

Sí era así, entonces...

Debía de buscar una forma de asegurarse.

O de quitárselos, pero no podía darle el antisuero de Connors a un bebé...

Primero, debía de averiguar varias cosas.

— ¿Te gustaría conocer a los Cuatro Fantásticos? — preguntó la gata a su hijo.

Pero al voltear a verlo, notó que ya no estaba enfrente suyo.

Giró su cabeza a todos lados, tratando de encontrarlo... hasta que lo vio en el suelo, jugando con su cinturón.

Este sacó un pequeño aparato y comenzó a morderlo.

— Es la última vez que te dejo ayudarme en estas cosas...

Entonces, su hijo presionó un interruptor, liberando una trampa de telaraña que terminó envolviendo toda la cara de la peliblanca.

Ella agarró su guante y, con una de las garras de este, comenzó a cortar las telarañas de su rostro.

Walter se reía de esto.

— Que gracioso...

Fue entonces que su celular comenzó a sonar.

— ¿Hola...? — dijo Felicia, contestando la llamada, algo molesta por la telaraña.

¡Hardy, tengo noticias! — dijo Boris — ¡Un gran golpe!

— ¿Qué?

¡Tal vez sea el golpe más grande que alguna vez hayamos hecho!

— Doc, ve al punto... no tengo tanto tiempo.

Claro, claro... bien, conoces a los Maggia, ¿no?

— Voy a colgar...

¡Déjame terminar! — dijo — Nuestro comprador quiere que robemos las memorias de las familias de los Maggia.

— ¿Enserio? Vaya... que gran cosa... — dijo Felicia, levantando a su hijo del suelo y poniéndolo en su cuna — ¿Para qué las quiere?

No lo sé, y la verdad... no me importa — expresó — ¡La cosa es esta! Sí hacemos lo que nos pide... ¡Nos dará diez de los grande!

— ¡¿Qué?! ¡¿Escuché bien?!

¡Lo sé! ¡Es increíble!

— Es... mucho dinero...

Sí... así que, ¿aceptamos?

Felicia se quedó callada en ese momento, mirando a su hijo.

Su familia tenía un largo pasado con los Maggia y... no era el mejor.

Era muy peligroso, sobretodo en estos momento que están tomando fuerza.

Pero... tampoco quería perder la oportunidad de querer hacerles daño.

— No lo sé... déjame pensarlo — le dijo la peliblanca.

¿Pensar...? ¡¿Qué hay que pensar?!

— Muchas cosas, doc... después hablaremos de esto...

Dijo, colgando la llamada.

Suspiró por un momento y vio como si hijo empezaba a jugar con algunos peluches.

Tal vez no debía preocuparse por eso ahora...

Pero su idea cambió cuando al voltear, vio los restos de telaraña en la cama.

La posibilidad... era muy grande.

***

— No puede venir aquí sin programar una cita antes — dijo la recepcionista.

— Le estoy diciendo que conozco a Johnny Storm — dijo Felicia — Necesito hablar con él.

— Como todas las chicas de la gran manzana, querida — le dijo — Y como le digo a todas ellas... debe programar una cita antes.

— ¡¿Hay chicas que programan citas con Johnny?!

— Más de las que te imaginas — dijo la recepcionista, mirando al bebé que tenía la peliblanca en sus brazos — No creo que él quiera recibirte si lo llevas.

— No vine a reclamar paternidad o algo parecido.

— Menos va a querer recibirte.

Felicia gruñó, enojada.

Se dio media vuelta y salió por la entrada del edificio Baxter.

Después de que este fuera destruido por Carnage, tuvieron que volver a construirlo desde cero.

No había quedado tan impresionante como lo era antes... pero no estaba mal.

— Ahora... ¿qué hacemos? — le preguntó Felicia a su hijo — ¿Nos escabullimos hasta dentro?

Bromeó la gata.

Pero, prontamente, dejó de reírse por eso y comenzó a pensarlo.

Levantó la cabeza y vio en todo lo alto el gran edificio Baxter.

Vio varias escotillas de ventilación y varios lugares donde podía entrar.

Luego bajó la cabeza y miró a su hijo. Este movía las manos, tratando de alcanzar algo.

— No, sería muy irresponsable — dijo Felicia — Además, es muy pronto para que desbloquees algún tipo de poder, ¿no? Digo, de momento nada... y no creo que deba preocuparme mucho por eso... sí. No creo...

Alzó la vista, mirando lo que su hijo quería alcanzar.

Eran globos con la máscara roja del Hombre Araña que un sujeto se encontraba vendiendo en la entrada.

Esto hizo que la peliblanca apretara sus dientes, pensándolo por un momento.

— Por otro lado...

***

— El premio a la peor madre del mundo es para... — decía Felicia, colocándose su antifaz — Bueno, para mí...

Ambos se encontraban en lo alto de un edificio enfrente al de Baxter.

Felicia levantó la vista y vio el gran número cuatro en lo alto del edificio. Debía de intentar lograr hasta allá arriba.

— Sabes, yo suelo saltar por los edificios — dijo — Así que... está en tu ADN... sí que lo está...

Su bebé la ignoraba, mirando hacia bajo y viendo lo pequeño que se veían las personas desde allá arriba.

— Solo... no te asustes mucho, ¿sí?

La peliblanca suspiró, nerviosa.

No había mentido. Ella había hecho esto una infinidad de veces.

Estaba acostumbrada a hacerlo... sola.

Pero no estaba acostumbrada a tener que hacerlo con un niño de más de un año de edad.

Estaba arriesgándose mucho.

Sobretodo por la razón por la que lo hacía...

Aún así, decidió seguir con el plan.

Disparó su gancho, la cual logró incrustarse en la pared del edificio.

Tomó aire y accionó uno de los botones del arma, provocando que fuera impulsada hacia donde se había incrustado el gancho.

Rápidamente, posicionó sus pies sobre el muro, mientras cerraba los ojos con fuerza.

Tenía miedo de abrirlos... de ver sí es que su hijo estaba bien.

Sí algo le pasaba por estar haciendo esta tontería...

— ¡Mamá! ¡Mira! — dijo su hijo.

La peliblanca abrió los ojos de golpe y vio a su hijo riendo por su reflejo en la pared metálica del edificio.

Ella también miró su reflejo.

— Definitivamente, soy la peor madre del mundo — murmuró — Hagas lo que hagas... no le digas a Mary Jane que te traje aquí.

— ¿Mely...?

— La tía MJ, ya sabes... pelirroja y... sabes qué significa pelirroja, ¿verdad?

— Hambre.

— De todas formas, nadie le cree a los niños... — suspiró — Te daré de comer una vez que Reed analice tu sangre...

Black Cat comenzó a elevarse hasta un conducto de ventilación cercano.

No demoró mucho en abrirlo y entrar allí. Era curioso como los conductos se encontraban limpios.

Siguió arrastrándose, evitando que su hijo agarrara las ventilaciones que habían...

Hasta que, finalmente, logró divisar, entre las rejillas, un lugar.

Un laboratorio.

Abrió la rejilla y aterrizó en medio de ese lugar. Parecía estar vacío y sin nadie vigilando.

Y, sobretodo, completamente distinto al que había en el viejo edificio Baxter.

Felicia creyó que todo seguiría igual, pero parece ser que sí que hicieron grandes cambios.

— Ahora... tenemos que...

Fue interrumpida cuando una brillante luz amarilla la alumbró, cegándola.

Su hijo sonrió emocionado, intentando llegar a esta luz.

— Es hecho que no te de miedo estas cosas comienza a asustarme — dijo Felicia, tratando de ver de donde venía esa luz.

Y cuando finalmente pudo ver el origen... esta se apagó.

"Intrusa detectada. Felicia Hardy, alias Black Cat"

— Eso fue... raro...

Hardy no había participado en ningún registro de seguridad de esa torre...

Fue en ese momento que las puertas del laboratorio se abrieron, mostrando como entraba una persona.

Alguien que bostezaba y se veía claramente aburrido.

— Muy bien, intruso... más te vale que... — decía esta persona, encendiéndose en llamas — ¿Felicia?

Era alguien rubio que Hardy conocía.

— Hola, Johnny — dijo la peliblanca — Es bueno volver a vernos.

— ¡Viejo! ¡No te veo desde el funeral! — dijo, acercándose y apagándose — ¡¿Qué tal va todo?! ¡¿Cómo van las cosas en ese pequeño penthouse?! ¡¿Quién es él?!

Johnny Storm, o mejor conocido como la Antorcha Humana. Miembro fundador de los Cuatro Fantásticos y un gran amigo del Hombre Araña.

Cuando se enteró que había muerto, liberó una gran carga de fuego en el cielo de Nueva York.

También conocía a Felicia e intentó coquetearle la primera vez. Una situación algo incómoda y que no resultó... muy bien para él.

— Veo que no cambiaste nada, Johnny — dijo la peliblanca — Nunca cierras la boca.

— Ya me conoces... pero, ya enserio, ¿y el bebé qué? — preguntó — ¿Lo secuestraste o algo?

— Sí... sobre eso... — expresaba, mientras se rascaba la cabeza — Es mi hijo...

— Oh, ya veo... ¡Espera, ¿tu qué...?!

Una cosa que no se aclaró con anterioridad... es que no muchas personas sabían que Felicia Hardy se encontraba embarazada cuando Carnage atacó.

Fue algo que ella decidió mantener en secreto.

Aunque... le sorprendía un poco que ni Reed, o Susan, le hayan dicho. Hasta donde sabía, ella también se habían enterado.

— ¡¿Cómo?! ¡¿Cuándo?! ¡¿Por qué?! — preguntaba Johnny, curioso.

— Son muchas preguntas que no pienso responder...

— Pero... ¿sí sabes quién es el padre?

— Estoy a un paso de desfigurarte la cara, Johnny.

— ¡Perdona! ¡Perdona! — dijo, mientras daba unos pasos hacia atrás.

Felicia solo suspiró, mientras su hijo intentaba acercarse a Johnny.

Parecía que se había emocionado de verlo cubierto de fuego.

— Es mío y de... Peter... — explicó Felicia — Mira, es una larga historia, ¿sí? Ahora mismo... necesito hablar con Reed.

— C-Claro... te llevaré con él, solo... vaya... no esperaba esto...

— Créeme, ni yo...

— ¿Lo estás criando sola? — preguntó el héroe, comenzando a salir del laboratorio.

— Me ayuda una amiga... pero sí, lo cuido sola — respondió Felicia, siguiéndolo.

— No llamabas, ni escribías... pudiste pedirnos ayuda.

— Estoy bien, Johnny... soy capaz de cuidar a mi hijo.

— Felicia, leo los periódicos — dijo, parando en seco — No paran de decir que volviste a ser una criminal...

— Solo son rumores...

— Espero que así sea... porque no creo que a Pete le hubiera gustado que tú... ya sabes...

La peliblanca sólo suspiró, mirando a otro lado e intentando ignorar lo que había dicho la Antorcha Humana.

Su hijo levantó la vista y miró a su madre, preocupado.

— ¿Y cómo se llama? — preguntó Johnny, continuando su camino.

— Walter.

— ¿Walter? No es un nombre común.

— ¿Y tener el apellido Storm es más común? — bromeó.

— Aunque no lo creas, sí.

— Lo escucho y solo puedo recordar a esa X-Men.

— Ella nos copió, ¿qué puedo decir?

Siguieron caminando un trecho del edificio... hasta que, finalmente, llegaron a una gran sala común.

Era una sala llena de sofás y computadoras altamente avanzadas, junto a un robot asistente.

Este pequeño robot, que se encontraba flotando en el aire, se acercó rápidamente hasta los tres.

Señor Storm, ¿la intrusa era otra de sus citas? — preguntó el robot.

— No, es Felicia Hardy — dijo Johnny — ¿Has visto a Reed, Herbie?

Sigue buscando el paradero del Doctor Doom.

— ¿Aún está con eso...?

— ¿El Doctor Doom? — preguntó Felicia.

— Sí, pasaron... cosas y estamos buscándolo por el mundo...

— Solo sigan la destrucción y lo encontrarán.

— No es tan sencillo... — suspiró Johnny, extendiendo su dedo y señalando una puerta — Reed se encuentra allí dentro.

La peliblanca miró a su amigo. Parecía que hablar del Doctor Doom le afectaba.

Ella no sabía exactamente quién era ese sujeto y cuál era el pasado con los Cuatro Fantásticos... pero esperaba que se solucionara.

Agradeció por la ayuda y comenzó a caminar hasta la puerta que le había indicado Johhny, siendo guiada por el pequeño robot, con nombre H.E.R.B.I.E.

Curioso nombre para un robot asistente.

La puerta se abrió de lado una vez se acercaron, mostrando una gran habitación llena de pantallas.

Estas mostraban el globo terráqueo, con varias posibles localizaciones. Además de registros extraños de varias organizaciones del mundo. SWORD, Hydra, los Vengadores Oscuros, A.I.M., entre otros.

En el centro de esta habitación se encontraba alguien sentado, con una especie de casco conectado a las máquinas que había por todos lados.

Sus dedos se estiraba y movían rápidamente, mientras soltaba algunos gruñidos de tensión, mezclado con impaciencia.

Señor Richards, tiene visita — dijo el robot, acercándose a él.

— Dile que no estoy, Herbie — respondió Reed.

Ya se encuentra aquí, señor.

— Entonces, dile que estoy ocupado...

Con aquí... me refiero a detrás de usted.

Reed se levantó de su asiento y se quitó el casco, volteando con rapidez y mirando a Hardy fijamente.

Tenía una voluminosa barba que combinaba muy bien con la ojeras que se formaron debajo de sus ojos.

Este miró a la peliblanca de arriba a abajo, centrándose en el niño que tenía entre sus brazos.

— Déjame adivinar... ¿poderes arácnidos? — dijo Richards.

— No... exactamente.

— Temes a que lo desarrolle en el futuro, ¿no?

— No, yo... espera, sí — dijo — ¿Cómo lo supiste?

— Entraste al edificio con Walter... no fue difícil de adivinar.

— ¿Cómo sabes su nombre...?

— Últimamente, todos no paran de hacer las preguntas aburridas — dijo Reed, sacando una especie de jeringa.

— O-Oye... ¿estás bien? — preguntó Felicia, retrocediendo un poco — Te ves...

— ¿Acabado? Sí, es porque lo estoy...

— ¿Qué pasó?

— Como dije, las aburridas...

Sin previo aviso, inyectó al pequeño Walter, sacándole una muestra de sangre.

Esto provocó que el niño empezara a llorar.

— ¡Oye! ¡Avísame antes! — se quejó Felicia, tratando de calmar a su hijo.

— ¿Para qué? De todas formas iba a llorar...

— ¡¿Qué diablos te pasa?!

— No es de tu incumbencia...

Entonces, Mr. Fantástico insertó la sangre a una máquina, la cual comenzó a analizarla.

La gata miraba al hombre elástico con algo de molestia. Jamás pensó que la persona que ayudó a salvar al mundo se hubiera convertido en alguien así...

La depresión podía arruinar mucho a alguien, aunque... ¿por qué el hombre más listo del mundo tendría depresión?

— Haré miles de análisis y posibles escenarios futuros — dijo Reed — Tardará un rato, así que te enviaré los resultados en la noche.

— ¿En la noche?

— Sí... te los enviaré por correo.

— ¿Cómo sabes cuál es mi correo?

— Adiós — dijo el científico, volviéndose a poner su casco y sentándose en su silla.

— Espera, responde mi...

— Ya dije adiós. Te estoy ignorando...

La peliblanca suspiró, cansada de la actitud de Reed Richards.

Se dio media vuelta... y salió de la habitación.

***

La noche.

Nueva York se veía realmente hermosa a esta hora del día.

Las luces de las calles, autos y establecimientos permitían deslumbrar lo hermoso que era la ciudad que nunca duerme.

Lastimosamente... esto no evitaba que los criminales del bajo mundo dejaran de moverse.

Los malos seguían su rumbo e intentaban apoderarse de los distintos distritos de la ciudad.

Varias personas vivían con miedo de que estas mafias les hicieran daño... y los superhéroes no podían con esto.

Vencer a una mafia era algo complicado.

Pero no todos los criminales tenían el objetivo de apoderarse de la ciudad.

Había un grupo de tres que simplemente buscaban lo más simple de esta zona de guerra.

Dinero.

Simple dinero para sobrevivir al día a día.

— ¿A quién le pertenecía este lugar? — preguntaba Felicia.

Ella abrió una rejilla y terminó dentro de un gran penthouse en uno de los edificios más altos de Nueva York.

Una tal... Barbara no se qué... — respondió Bruno, por el comunicador — Según lo que logró investigar el doc, tiene penthouse por todo Nueva York y San Francisco...

— No vino esta noche... — dijo la gata, aterrizando en el suelo.

Está ocupado con un plan... algo sobre los Maggia...

— Oh, sí... claro — dijo — ¿Te habló sobre el "gran golpe"?

Black Cat siguió caminando, revisando cada zona de de ese penthouse, buscando algo valioso.

Logró robar algunos anillos y joyas, pero aún seguía buscando algo más.

Robar las memorias de las familias de los Maggia... — dijo Bruno — Suena peligroso.

— ¿Tú aceptarías, Bruno? — preguntó Felicia.

Solo si usted acepta, jefa.

— Supuse que dirías eso...

Conociendo al Doc... seguro crea un plan sin fallos.

— Me decepcionaría si así no fuera...

La gata removió un recuadro que había en la pares y vio lo que parecía ser una especie de caja fuerte.

— Bingo...

Aunque, si me permite decir... — hablaba Bruno — Usted no parece muy animada por este trabajo.

— Leíste las noticias... ya te imaginarás mi relación con los Maggia — dijo, intentando abrir la caja — No quiero acercarme a ellos.

Pero... ¿les tiene miedo?

— No es tu asunto, Bruno.

Discúlpeme...

Black Cat siguió con su robo en completo silencio.

Abrió la caja fuerte y guardó varios de los billetes que había allí dentro en un maletín que tenía.

La relación que Felicia tuvo con los Maggia terminó cuando ella asesinó a Manfredi... el día en que Ryan, su ex novio, también murió.

Después de eso... lo único que sentía hacia toda la mafia de Hammerhead fue odio y resentimiento por ser los responsables de, no solo la muerte de Ryan, sino también la muerte de su padre durante los cinco años que estuvo desaparecida.

Logró vengarse cuando ella, junto con el Hombre Araña, lograron encerrar a las familias más importantes de esta mafia en prisión.

Pero, una vez que todos escaparon cuando Carnage atacó... ella decidió ignorarlos.

Tenía algo mucho más importante que una tonta venganza...

Su hijo.

Y así, había estado a raya con los Maggia... o al menos lo había estado hasta ahora que Boris le había propuesto este trabajo.

Felicia suspiró, mientras abría la ventana del penthouse y miraba la brillante ciudad.

No quería cometer el mismo error que su padre, pero... ¿por cuánto tiempo iba a poder seguir haciendo esto sin qué ningún superhéroe la atrape?

En estos tiempos tan caóticos, era más fácil salir a robar.

Pero cuando se les acabe estas oportunidades... ¿qué iba a hacer?

¿Tendría que enfrentarse a Miles?

Lo único que se le venía a la mente, en ese momento, era la propuesta del Merodeador.

Controlar la ciudad... liderando todo un grupo de criminales.

Ser la... ¿nueva reina del crímen?

— No, no es lo mío... — suspiro Felicia, mientras agarraba su maletín repleto de dinero — Bruno, ya voy a salir... ¿Bruno?

Pero no contestaba.

La peliblanca entrecerró los ojos y salió lo más rápido que pudo del penthouse.

Con su gancho, descendió velozmente hasta donde estaba el callejón.

Allí, vio el vehículo con el que iban a escapar si algo salía mal...

Pero, había algo que no se encontraba bien en el vehículo, aparte de que estuviera vacío.

Toda la parte delantera estaba destruida y no había rastro de Bruno.

— ¿Qué diablos...? — se preguntaba Felicia.

Algo cayó a sus pies... o más bien, alguien.

Era el cuerpo de Bruno, inconsciente.

— Cometiste un error al tratar de robarle a una de mis amigas — dijo una voz, detrás de ella — Sobretodo... sí se trataba de Bobbi.

Black Cat se dio la vuelta, accionando sus garras y preparándose para pelear.

Fue entonces, que la persona que se encontraba entre las sombras se acercó.

Y mostró de quien se trataba.

Alguien en un traje... rojo y amarillo.

— Prepárate para caer... Black Cat — dijo esta persona.

Felicia la miró de arriba a abajo, confundida.

— ¿Quién diablos eres? — le preguntó la peliblanca — ¿Y por qué tienes un traje de payaso?

Muy buenas a todos!

Espero les haya gustado!

Pues volvió a aparecer Spider-Woman en una historia jeje.

Y qué habrá pasado con los 4 Fantásticos?? Hummm.... bueno, habrán tenido sus problemas fantásticos jaja.

Si les gustó el capítulo, pueden darle a la estrellita y compartirla!

Nos vemos en el siguiente capítulo!

Publicado el 10/10/21

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