Capítulo 29
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BLACK CAT
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«El Inicio del Reinado»
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⎯⎯ Historia de Web of Spider-Man ⎯⎯
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Varios días después
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"Finalmente se ha podido interrogar a Wilson Fisk, luego de que él mismo se entregara a la policía con heridas graves por todo su cuerpo. Después de diversas operaciones que lo estabilizaron, la policía pudo realizarle diversas preguntas..."
— ¿Puedes apagar eso? — preguntó Felicia, en la computadora.
El Merodeador la miró y volteó, continuando viendo la televisión.
"Entre las preguntas que se le realizó, la más impactante fue sobre quien le había hecho tales daños. Wilson Fisk no dudó e informó que se trataba de la anterior superheroína, Black Cat..."
— Oye... ¿vas a hacerme caso? — preguntó Felicia, nuevamente.
— Quiero ver las noticias — respondió Aaron.
"Como dijo Wilson Fisk, Black Cat fue quien ocasionó esa gran confrontación en Hell's Kitchen, teniendo una pelea y perdiendo. Y según dijo Fisk... Black Cat es la nueva reina del crimen organizado de la ciudad de..."
Felicia disparó una bala eléctrica al televisor, destruyéndolo.
— Que aburrida eres... — suspiró Aaron Davis — Y ese televisor lo compré yo.
— Todo este lugar será destruido esta noche — expresó Hardy, volviendo a la computadora — Solo debo terminar de borrar todas nuestras cosas...
— Sabes que ahora comenzarás a escuchar estas noticias más a menudo — dijo — Los noticiarios te llamarán la "Queenpin". Dirán que estás tras distintos ataques o robos... debes acostumbrarte.
— Puedo manejarlo, Aaron — dijo Felicia, levantándose de su asiento — Solo necesito concentrarme en borrar los datos.
— Alguien más podría hacerlo por ti.
— No confío en que ellos puedan hacerlo como yo.
— Ya hablas como toda reina del crimen.
— Ajá...
La gata caminó hasta afuera de su oficina, viendo todo su escondite.
Este se encontraba casi vacío, con Boomerang y Conejo Blanco levantando algunas cajas y llevándoselo de allí.
Se estaban mudando a otro lugar.
— ¿Cómo lograste obtener ese otro escondite? — preguntó Felicia.
— Moví mis influencias...
— ¿Los mataste?
— Solo a unos cuantos.
— Eres todo un hombre de negocios...
— La mudanza está yendo a la perfección — dijo — Pronto, podremos hacer volar este lugar y eliminar cualquier rastro nuestro.
— Sí, lo sé...
— Me llevaré algunas cosas y empezaré a ordenar todo en el nuevo lugar — dijo el Merodeador, dándose la vuelta — Nos vemos, Queenpin.
— Oye...
— ¿Qué?
— Tú... se honesto, Aaron... — decía Felicia, agachando la cabeza — ¿De verdad esta vida me conviene? ¿De verdad debo seguir con todo esto?
El Merodeador la miró fijamente, para después voltear y mirar todo el escondite.
— Ser un criminal no es fácil, Hardy. Tiene sus desventajas... pero también sus ventajas — le respondió — Tú y yo nacimos para esta vida. Esto es lo mejor que sabemos hacer. No cometimos ningún error.
— ¿Estás seguro?
— Por supuesto que sí. Mira todo lo que has logrado... e imagina todo lo que lograrás.
— Sí, tal vez tengas razón...
— No cometerás los errores que cometió Fisk.
— Créeme... no tengo pensado cometerlos — dijo Felicia, suspirando — Seré mejor que él.
— Confío en eso.
Aaron se dio la vuelta, yéndose de ese lugar.
Mientras tanto, Felicia volvió hacia la oficina, sentándose en su escritorio y continuando con la eliminación de todos los datos que había allí.
Miró un rato el televisor destruido y siguió con la computadora.
Ella había estado recibiendo mensajes desde distintos números desconocidos. Sabía de quien se trataba.
Miles Morales.
La estaba llamando. Pero no le contestaba. No quería hacerlo.
Estaba demasiado ocupada como para escuchar la voz de un superhéroe dando su discurso superheroico.
También recibió un par de llamadas de Cindy Moon, Kong, Anya, Ganke y... Mary Jane.
De las llamadas que recibió, dudo en responder la de la pelirroja.
El no querer hablar con ella era... duro. Muy duro... porque sabía lo que le iba a decir.
Quizás... todo esto sí fue un error...
No debió volverse la Queenpin.
Pero, por otro lado... no se sentía tan mal...
Se sentía bien.
***
Noche.
Se había hecho de noche.
El escondite se encontraba completamente vacío y a oscuras.
Lo único brillante que había en ese lugar... era la luz de la pantalla de la computadora que Hardy estaba usando.
— Por fin... — esbozó la peliblanca, mientras se estiraba.
Había terminado de borrar todo.
Ya podía salir de allí.
Ahora, lo único que se preguntaba era cuando iban a hacer estallar el lugar.
Debían de hacerlo antes de que levantaran sospechas... aunque eso ya era un poco tarde.
De hecho, ya era tarde.
El sonido de unos pasos se pudieron escuchar en el tejado.
Felicia Hardy presionó el botón de apagado de la computadora y miró hacia arriba, aún escuchando esos pasos.
Sabía de quien se trataba.
Agarró su nuevo traje. Uno completamente negro, con unas especies de rombos amarillos, cerca de la altura de los hombros, que daban a ilusión de ojos de gato.
Tomó un pequeño bastón, que colocó en la parte trasera de su cinturón... y salió por la ventana, en dirección del techo.
Llegó de un salto, aterrizando en el medio de este y observando a la persona que había llegado de visita.
— Miles Morales... — dijo Felicia.
— Hola, Felicia... — expresó, viéndola fijamente — Veo que has estado ocupada.
— ¿Cómo encontraste este lugar?
— Eso no te incumbe... como muchas otras cosas, al parecer.
— ¿Qué quieres decir?
— ¡¿"Qué quiero decir"?! ¡Solo enciende la televisión! — gritó — ¡Eres la nueva Queenpin! ¡Lideras el nuevo crimen organizado de Nueva York! ¡Casi matas a Fisk!
— ¡Pero no lo hice!
— ¡Oh! ¡Pero con Hammerhead fue distinto, ¿no?!
Felicia soltó un pequeño gruñido, mientras miraba a otro lado.
De verdad no quería tener esta conversación.
— ¿Qué estás haciendo con tu vida? — preguntó Miles.
— Hago lo que puedo para sobrevivir.
— ¡Eres la Queenpin! ¡Eso no es hacer lo necesario! ¡Eso es volverse la criminal más peligrosa de todos! ¡Es convertirse en una villana!
— ¡Es mi vida, Miles! ¡No te metas en eso!
— ¡Eres mi amiga!
— ¡No, claro que no! ¡Tú y yo no somos amigos! — le dijo — ¡Esta es la vida que decidí seguir! ¡Al igual que tú! ¡Tú decidiste ser un héroe! ¡Yo decidí ser la Queenpin! ¡Tú y yo somos...!
— ¡¿Enemigos?!
— ¡Sí!
Un silencio se hizo presente en ese momento.
El fuerte viento zumbaba en los oídos de ambos, mientras se miraban seriamente.
— Llevo mucho tiempo pensando en que haría si encontraba tu escondite. Pensando en... en lo que haría Peter si te encontrara... — dijo Morales — A él no le hubiera gustado verte convertirte en esto...
— Ya da igual... — suspiró, volteando a otro lado — Está muerto...
— Porto esta máscara porque prometí seguir el legado que él dejó para mí... — dijo Miles, sacando un pequeño usb de su cinturón — Me dejó unas últimas palabras... me dijo que él creía que tú podrías seguir adelante.
— ¿D-De verdad? — expresó, viendo el usb.
Ella no tenía idea de la existencia de este mismo.
— Me dijo que eras fuerte. Mucho más fuerte que él... pero veo que se equivocó — dijo — Todo esto... esta sangre derramada. Todos estos crímenes que hiciste... veo que Peter no te conocía bien.
— Cállate... — dijo Felicia, apretando sus dientes.
— ¡Eres una tonta!
— ¡Cállate, Morales! ¡Tú no me conoces! — dijo Hardy, señalando con sus garras — ¡No sabes por todo lo que tuve que pasar para llegar aquí! Claro... ¡eres un héroe, ¿no?! ¡La gente te aplaude y te dan la llave de la ciudad por salvarlos de desastres!
— Eso no es verdad... — expresó Miles — Tampoco la estoy pasando muy bien, Felicia...
— ¡Entonces no hables de mí! ¡No me hables como si fueras superior!
— No te hablo como si fuera superior, Felicia... — dijo Miles, guardando la memoria usb — Te estoy hablando como le hablaría un héroe a un villano.
— ¿Qué?
— Eres la Queenpin... tú misma lo dijiste — dijo Miles — Yo soy el Hombre Araña... y lo que haría Peter al ver a un criminal... sería detenerlo.
Entonces, el Poder de Veneno de Miles lo envolvió completamente.
Los rayos naranjas que brotaban de su cuerpo liberaban un brillo muy grande.
— ¿Qué vas a hacer, Morales? ¿Vas a enfrentarme? — cuestionó Felicia — ¿Me encerrarás en prisión?
— No quería llegar a esto...
— Así quieres jugar, ¿eh...?
Las garras de las manos de Hardy se accionaron, mientras la peliblanca se preparaba para la batalla.
— ¡Te daré una oportunidad! — dijo el Hombre Araña — ¡Ríndete ahora!
— ¡No lo haré! — dijo Black Cat — ¡Ya he llegado muy lejos!
— ¡Felicia...!
— ¡¿Por qué no dejas de hablar y comienzas a pelear?!
Miles saltó.
Su poder Bioeléctrico le dio el impulso necesario para obtener una gran velocidad.
Este llegó en cuestión de segundos hacia donde estaba Felicia, dándole un fuerte puñetazo en la cara.
Cat salió disparada varios metros, mientras sentía como su cara le cosquilleaba por la energía que liberaba el moreno.
Pero ese golpe no había dolido mucho.
— ¡Si limitas tus golpes vas a acabar mal! — dijo la gata, levantándose del suelo.
— ¡¿Por qué?! ¡¿También me matarás a mí?!
— No me tientes...
El Hombre Araña volvió a saltar, en camino de la dirección de Felicia. Ella se movió rápidamente, esquivando la patada que trataba de darle Miles. Luego, apretó su puño y lo golpeó en el estómago, haciéndolo retroceder varios pasos.
Ella se acercó y trató de volver a darle otro golpe, pero fue bloqueado. Después, intentó arañarle en el pecho, pero Miles la tomó de la muñeca y la pateó, dando un gran salto al cielo.
Disparando dos las redes al suelo, se volvió a impulsar, tratando de darle otra patada.
Felicia notó esto y dio un salto para atrás, esquivando el fuerte ataque. Entonces, disparó su gancho, envolviendo el torso de Morales. Este tocó el cable, tratando de pasar su electricidad hacia la peliblanca.
Los rayos naranjas cruzaron rápidamente hasta las manos de la gata, pero esto no le afectó. Su traje la protegía de la Bioelectricidad. Al notar esto, Miles no perdió el tiempo y tiró del cable, obligando a Hardy a soltarlo.
Morales activó su poder de camuflaje, evitando que Felicia pudiera verlo.
Inmediatamente después de verlo desaparecer, recibió un puñetazo en la mejilla derecha. Luego, sin poder hacer nada, sintió como dos golpes en su estómago la hacían retroceder, y una patada en el mentón la elevaba unos centímetros hacia arriba.
El héroe volvió a aparecer, con su puño brillante, golpeando el brazo izquierdo de Felicia, alejándola varios metros más, en el tejado.
Giró en el suelo, usando sus garras para equilibrarse y volverse a ponerse de pie. Pero no tuvo tiempo para descansar.
Miles volvía a correr hacia ella.
Sacando el pequeño bastón en su espalda, presionó un botón de este, alargándolo hasta el tamaño de un metro, golpeando a Morales en la cara, tirándolo en el suelo.
Este se levantó y volvió a intentar golpearla, pero Felicia bloqueó los ataques con el bastón, golpeando las manos de Miles.
Retrocedió y saltó hacia el aire, empezando a disparar bolas de telarañas hacia la gata. Ella las bloqueó con su bastón, pero dos de estas telarañas le dieron de lleno, pegando sus brazos a su pecho.
Luego, el Hombre Araña disparó una larga red hacia Felicia, tirando de esta y elevándola en el aire. Miles aterrizó en el suelo y bajó sus brazos, estrellándola contra el techo del escondite, creando un pequeño cráter en este.
El moreno soltó la telaraña y suspiró.
— ¡Esto se acabó, Felicia! — dijo Miles — ¡Ríndete!
— Deja de confiarte, Miles... — dijo Felicia, levantándose del suelo — Tus golpes se sienten forzados. No estás peleando enserio.
— ¡No voy a seguir con esto! Te llevaré con la policía...
— ¡¿Crees que no podré soportarlos?! ¡¿Soy muy débil para ti?!
Miles se quedó callado, viendo a su vieja amiga.
Cerró los ojos... y abrió la boca.
— Sí, lo eres — esbozó Miles.
— ¡Maldito!
— ¡Ya basta! ¡Por favor! ¡Deja de...!
Pero, en ese momento, Felicia disparó una cuerda en su dirección.
El héroe detuvo el gancho antes de que le impactara en la cabeza, sosteniéndolo con una mano... sin darse cuenta que una electricidad comenzaba a pasar por esta.
La electricidad tocó su mano, causándole daño. Esto confundió a Morales, quien no entendió porque eso le había dolido.
Se suponía que podía absorber la electricidad.
Alzó la vista y vio como el pie de Hardy chocaba fuertemente en su cara, tumbándolo en el suelo.
Después, ella movió su bastón y golpeó a Miles en el brazo, arrastrándolo varios metros lejos.
Miles se levantó de golpe, pero volvió a recibir otro golpe del bastón de Felicia.
— ¡Yo no soy débil! — expresó la peliblanca, mientras volvía a golpearlo — ¡Soy fuerte!
Ella movió su bastón y golpeó a Morales en el estómago.
— ¡Más fuerte que tú!
Después, mostró sus garras y le causó un gran arañazo en la mejilla izquierda.
— ¡Más que Fisk!
Y luego, le dio una patada en el estómago, alejándolo de ella.
— ¡Más que cualquiera de ustedes!
El Hombre Araña se estrelló contra una pared que había en ese tejado. Esos ataques le habían dolido.
Se tocó la mejilla y sintió tres hilos de sangre bajar por esta.
Empezaba a enojarse.
— ¿Dices que eres más fuerte? ¿Más que yo? ¡¿Más que todos?! ¡¿Más que Peter?! — expresó Miles, levantándose — ¡Te voy a demostrar lo que es poder!
El Poder de Veneno volvió a envolver al héroe, provocando que empezara a brillar de una manera más grande.
La Queenpin notó esto, electrificando sus garras con esa electricidad azul extraña.
— ¡Allá voy! — gritó Miles.
— ¡¿Qué esperas?!
El Hombre Araña dio un salto y fue directamente hacia Felicia Hardy.
Black Cat también saltó, corriendo en dirección de Miles Morales.
Estuvieron, cara a cara, en cuestión de dos segundos.
Pero pasaron al costado del otro, separándose por unos centímetros.
Felicia se dio la vuelta, intentando arañarle la cara, pero Miles fue más rápido, dándose la vuelta y dándole una patada en la cara, salpicando varias gotas de sangre de la nariz de la peliblanca.
Esta retrocedió varios pasos, mientras el moreno saltaba y giraba en el aire, intentando volver a patearle.
La gata logró separarse a tiempo, lanzándole de su cinturón varios explosivos, los cuales estallaron.
La explosión hizo que se separarán de inmediato, siendo mandados a cada esquina del tejado.
Cat cayó al suelo, mientras Miles se mantenía de rodillas, volviéndose a impulsar en dirección de la peliblanca.
Ella, al ver como se acercaba a gran velocidad, saltó del tejado, disparando un cable y balanceándose, entrando por la ventana de su escondite.
Miles también saltó y se impulsó gracias a su Bioelectricidad, entrando bruscamente en el escondite.
Cuando entró, vio a la peliblanca empezar a correr por el escondite, a lo cual él la siguió. Ella empezó a saltar y esquivar las distintas cosas que quedaron tiradas por el lugar, dirigiéndose hacia otra ventana.
Podía ver como Miles se acercaba a ella, debido a que él era lo único que daba luz en ese lugar. En el momento que llegó a la ventana, la rompió, pegando algunos explosivos en las esquinas de la ventana.
Disparó un gancho y volvió a elevarse al tejado, mientras presionaba el botón y los explosivos estallaban en la cara de Miles.
Felicia logró agarrarse de la corniza del edificio, viendo como se formaba el humo de la explosión... y sorprendiéndose de ver al Hombre Araña salir de este.
De un salto, Miles logró llegar hasta Felicia, dándole un puñetazo en el estómago que la elevó varios metros en el aire.
El moreno aterrizó en el suelo del tejado, viendo como Felicia empezaba a caer enfrente suya.
Ella se movió en el aire y empezó a disparar varias balas eléctricas, las cuales lograban darle al héroe, causándole daño.
Seguía sin entender el por qué.
Su Sentido Arácnido vibró, por lo que elevó la cabeza y vio como la patada de Hardy le volvía a dar, estrellándolo contra un contenedor.
Miles y Felicia volvieron a correr entre sí, chocando sus puños y retrocediendo unos cuantos pasos. Morales intentó golpearla nuevamente, pero Hardy lo bloqueó con sus brazos. Luego, ella le dio una patada en el pecho, a lo cual Miles respondió con otro golpe en el mentón.
Volvió a intentar golpearla en la cara, pero Felicia se agachó, arañándole en el pecho. Luego, dio dos pasos atrás y vio como Miles iba tras de ella.
Le dio dos golpes, los cuales fueron bloqueados por el héroe, quien dio un giro y le dio una patada en el estómago. Se agachó, tratando de golpearle en las piernas, pero la gata dio un salto y le pateó en la cabeza.
El Hombre Araña se recompuso y trató de darle otro dos golpes, fallando y recibiendo un puñetazo en la cara. Felicia intentó darle otro puñetazo, siendo bloqueada y pateada en la pierna derecha, casi haciéndola tropezar.
Morales aprovechó esto y le dio un fuerte golpe en la cara, haciéndole brotar más sangre a la peliblanca.
Ella retrocedió tres largos pasos, esquivando otra patada de Miles.
— ¿Enserio empezaron sin mí? — dijo el castaño, quitándose la máscara.
Felicia giró y le dio una fuerte patada en la cara, alejándolo varios metros y tumbando a Miles en el suelo.
Este cayó, adolorido por la patada.
Pero su Sentido Arácnido le volvió a avisar del peligro.
Abrió los ojos y vio a la peliblanca empezando a caer sobre él.
Se levantó y esquivó las garras que iban a incrustarse en su cara. Luego, dio un gran salto sobre Felicia, aterrizando detrás de ella y dándole otro fuerte golpe, alejándola de él.
— Creí que tardarías más — dijo el moreno — Iba a pedir otra.
El moreno intentó darle otro golpe Bioeléctrico, pero Felicia lo bloqueó con sus garras eléctricas. El héroe no se rindió, intentando darle otros dos golpes, que falló debido a los esquives de la gata.
Entonces, la peliblanca alzó sus garras y le dio un gran arañazo en el brazo izquierdo de Miles, haciéndole soltar un quejido de dolor.
Al ver como Felicia iba a darle más arañazos, este comenzó a empujar los brazos de la criminal, para después saltar y darle un poderoso puñetazo en la cara.
Felicia se estrelló contra el suelo, pero inmediatamente se movió y pateó a Miles, tirándolo del tejado.
— De todas formas, hazlo — dijo — Muero de hambre.
Miles disparó sus redes y se volvió a impulsar hasta el techo del escondite, aterrizando en este.
Estaba jadeando, al igual que Felicia.
Pero ella no se detuvo, empezando a correr hacia Miles.
Él volvió a activar su Poder de Veneno, saltando y volviendo a empezar esa pelea.
— Que suerte tienen ustedes — dijo Felicia — No engordan, no importa lo que coman.
Miles bloqueó otro golpe, mientras Cat se recomponía y volvía a intentar golpearle. El moreno se agachó y pateó sus piernas, tumbándola al suelo, para que esta volviera a levantarse, esquivando una patada del héroe.
La villana saltó sobre la cabeza de Miles, aterrizando detrás de este y pateándole en la cabeza. Morales se dio la vuelta y chocó sus puños con los de ella, provocando que ambas electricidades se repelaran.
El héroe se acercó y trató de golpearla, pero Black Cat logró esquivar esto y saltar. Sus piernas giraron en la cabeza de Miles, logrando tumbarlo al suelo. Pero antes de poder volver a arañarlo, Miles la golpeó con su poder, haciéndola retroceder.
Se volvió a acercar y sus golpes volvieron a chocar, disparando grandes chispas por todos lados.
Miles golpeaba, y Felicia recibía y esquivaba.
Felicia golpeaba, y Miles recibía y esquivaba.
— Metabolismo acelerado — dijo Peter, comiendo una rebanada de pizza — Una de las ventajas de eso.
— En cambio yo debo gastar dinero en un gimnasio... — se quejó Felicia — Por cierto, Peter, ¿ya le dijiste a Miles?
Felicia retrocedió y tomó el bastón del suelo, empezando a golpear a Miles con este. El héroe logró esquivar algunos de los golpes, pero entonces, Felicia lo tomó del brazo derecho, agarrando fuertemente este... y torciéndoselo.
Miles soltó un quejido, queriendo devolvérselo con un golpe Bioeléctrico, el cual Felicia bloqueó deteniendo ese puño con su mano. Él volvió a intentar golpearla con su otra mano, pero la peliblanca también la agarró.
Ambos empezaron a forcejear. Miles intentando soltarse, mientras Felicia lo agarraba con fuerza, incrustando sus garras en la piel de sus puños.
— Cierto, lo olvidé — dijo el castaño.
— ¿Qué cosa? — preguntó el moreno, mirando a ambos — ¿Qué sucede?
Luego, la peliblanca dio un salto y pateó el pecho de Morales, alejándolo de ella. Aún estando en el aire, lanzó varias de sus granadas, los cuales iban directo hacia el héroe.
— ¡Esquiva esto! — expresó la Queenpin.
Sin pensar en algo mejor, Miles levantó sus brazos y los bajó rápidamente, creando una especie de pared de Bioelectricidad.
La explosión no logró traspasar demasiado esa "pared", pero si le hizo un poco de daño.
Felicia corrió y logró llegar a un costado de Miles, quien no pudo hacer nada para esquivar el golpe de su bastón, el cual estrelló su cabeza contra el suelo.
Hardy intentó incrustar sus garras en el cuerpo del moreno, pero este se movió más rápido y la agarró de la cabeza. El único lugar sin protección.
Miles liberó toda la Bioelectricidad que podía, empezando a tostar la cabeza de Felicia.
Ella gritó de dolor, hasta que Miles paró. Se agachó y le dio una patada en el mentón, para luego darle un fuerte puñetazo en el estómago.
Black Cat salió disparada varios metros, arrastrándose por el suelo hasta chocar contra un contenedor.
Allí, ella intentó volver a levantarse... pero Miles se acercó velozmente y le disparó telaraña en las manos, pegándoselas en el suelo...
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— ¡¿Ya le dijiste que sí?! — preguntó Miles a Peter.
— No es por eso, idiota... — suspiró Felicia, algo incómoda.
— No, no es eso... — también dijo el castaño, incómodo — No estaremos por aquí estos días...
— ¿Qué? — preguntó el moreno.
— Si sabes que en Midtown, a los de último grado les dan un viaje antes de que acabe el año, ¿no?
— Oh... se van de aquí — dijo — ¡Genial!
— No es la reacción que esperaba — dijo la gata.
— Ni yo — expresó Peter.
— Seré el único héroe en Nueva York — dijo Miles, poniéndose de pie — Podré demostrar de que estoy hecho. ¡Mi primera misión en solitario!
— Tampoco exageres, superhéroe — dijo Felicia — No olvides a los Cuatro Fantásticos o... algún X-Men que esté por la ciudad.
— No me arruines el momento — dijo Miles, agachando la cabeza.
— Creo que debería pedirle a Kitty que te vigile — le dijo el castaño.
— ¡Oye! — expresó — ¡No necesito que una niña me esté vigilando!
— Definitivamente lo haré.
Peter y Felicia rieron ante esto, mientras Miles se quejaba, sentándose nuevamente.
Pararon de reír, empezando a ver los edificios que mostraba la gran manzana.
— Siempre me gustó esta vista — dijo Peter, observando a la lejanía — Me encanta esta ciudad.
— Con todo lo que ha pasado, me sorprende que la ciudad siga en pie — dijo Felicia — ¿De verdad Stark paga por todos los daños?
— No tengo idea de cuanto dinero tenía... pero nos vendría bien un poco.
— Mi madre suele decir que estas vistas se disfrutan más en familia — dijo Miles — Creo que es por eso que... me gusta poder verlo con ustedes.
— Ow... que tierno — expresó la peliblanca — ¿Nos ves como familia, Miles?
— ¿Qué?
— Puedes llamarme "hermana" si quieres.
— ¡Oye!
— Ya, no lo fastidies — rió Peter — Todos los amigos son familia, ¿no? Así que todos nosotros somos como una familia.
— L-Lo que digas... — suspiró Felicia, mirando a otro lado.
— La verdad, podría estar viendo esto todos los días y jamás me cansaría — dijo — Ustedes son mis mejores amigos, chicos... son como mi familia.
— Creo que escuché algo romperse — murmuró Miles, mirando a Felicia.
— Volvamos a reunirnos cuando volvamos del viaje — dijo el castaño — Traigamos a los demás y disfrutemos de esta vista.
Miles rió, viendo la sonrisa incómoda de Felicia.
— Bro, hay veces que no sabes medir bien tus palabras — dijo Miles, dándole un leve golpe en el hombro — Pero sí, será divertido traer a Anya y a Ganke aquí... o al penthouse.
— Miles, escúchame bien — dijo Felicia, mirándolo fijamente — Más te vale no hacer ninguna fiesta mientras no estamos.
— S-Sí... lo prometo...
— ¡Si lo haces, te mato!
— ¡Oye, no tienes que ser tan amenazadora! ¡Lo prometo!
— Mantenme informado si algo pasa — dijo Peter.
— Lo que digas, viejo...
Ellos tres... habían pasado por muchas cosas esos últimos años. Algunas increíbles y otras muy incómodas.
Por suerte, seguían siendo amigos...
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Y eso era algo que nunca iba a cambiar...
— S-Se acabó... Felicia... — dijo un Miles, cansado — Esto se... acabó...
Felicia también se encontraba cansada.
Adolorida.
Pero no podía dejarse vencer así de fácil. No podía...
Había llegado tan lejos para ser derrotada de esta forma.
Fue entonces que se dio cuenta.
Era el momento...
El momento de usar el último recurso.
Black Cat cortó las telarañas con sus garras y corrió en dirección del moreno. Este suspiró, también empezando a correr.
Cuando estuvieron cerca, ella saltó y aterrizó en la espalda del Hombre Araña.
Miles trató de quitársela de encima, pero entonces... sintió algo.
Un pinchazo.
Le había inyectado algo en la espalda.
Saltó y giró rápidamente, lanzando a Felicia hacia otro lado.
Movió su mano hasta su espalda... y se sacó la jeringa que le había inyectado.
No lo entendió al principio... hasta que comenzó a sentirse débil.
Cayó de rodillas, sin entender que era lo que estaba pasando.
— ¡¿Q-Qué me... hiciste?! — preguntó Miles, con dolor.
— Nanopartículas — le respondió Felicia, limpiándose la sangre de su boca — Cortesía de la tecnología robada de SWORD.
— ¡¿Qué?!
— Parece ser que esos tipos tienen planes de contingencia contra todos los Vengadores — le explicó — En nuestra batalla, estuve usando algunas de estas.
Felicia alzó sus garras electrificadas.
— Electricidad capaz de bloquear la tuya. Una curiosa creación de estos tipos — dijo — Pero lo que más me llamó la atención fue lo que te inyecté.
— ¡¿Qué me están... haciendo...?!
— Las nanopartículas se encuentran ahora en tu sangre. Viajando por todo tu cuerpo, bloqueando tus poderes arácnidos — dijo Felicia, mientras alzaba algo entra sus manos — Así, con un solo botón pueden activar y desactivar sus poderes.
Lo que tenía en ese momento, era ese control. El control que controlarían los poderes de Miles.
— ¡¿M-Me quitaste mis... poderes?! ¡Tú...!
— Adiós a tus estúpidos poderes. Adiós a la amenaza que eres para mis futuros planes — dijo — No quería llegar a esto, pero decidiste meterte en mi camino.
Miles alzó sus manos, viendo como la Bioelectricidad empezaba a desaparecer.
— Solo son negocios, Miles — dijo Felicia, dándose la vuelta — Quiero que esto te sirva de advertencia...
— F-Felicia...
— Si te vuelvo a ver...
— P-Para...
— ...te mato.
Entonces, comenzó a caminar.
"Un tonto es... alguien que aleja a los amigos que siempre tuvo por razones egoístas..."
Se empezaba a alejar de quien fue un amigo suyo.
— F-Felicia...
Siguió caminando, a pesar de las suplicas de Miles.
— ¡Detente...!
Siguió caminando, a pesar de los gritos de Miles.
— ¡Alto!
Paró... al notar como un brillo se hacía presente.
Black Cat se dio la vuelta, lentamente.
Observando.
Mirando.
Incrédula... como Miles se ponía de pie.
Como la electricidad que lo rodeaba... era de color azul.
— Imposible... — expresó Felicia, observando a Miles — ¿C-Cómo...?
Miles Morales cruzó los brazos, mientras trataba de concentrarse.
Unos rayos rojizos se hicieron presentes, los cuales chocaban con la electricidad azul.
Ambos rayos chocaban entre sí.
— ¿E-Estás...? ¿Estás friendo las nanopartículas? — preguntó Hardy, mientras daba dos pasos hacia atrás.
El Hombre Araña alzó la vista.
Los lentes de su traje estallaron, permitiéndole ver a Felicia.
La Bioelectricidad roja, junto con la electricidad azul, empezaron a envolverlo por completo.
La última vez que le había pasado algo así a su Poder de Veneno... fue cuando absorbió a Electro.
Toda la energía que Morales liberaba salió disparada al cielo, mientras el moreno soltaba un gran y fuerte grito.
— Ah... carajo... — soltó Felicia, dando otro paso hacia atrás.
Pero ella no pudo hacer nada más.
La velocidad de Miles había aumentado de una forma inimaginable.
Sin que pudiera si quiera verlo venir, el puño de Morales se encontraba a centímetros de la cara de la gata negra, quien solo pudo sentirlo cuando los rayos rojizos y azules impactaron en su rostro.
Fue cuando su mente procesó lo que había sucedido, que ya no se encontraba en el tejado.
El golpe que recibió la había mandado hasta la calle, terminando estrellada contra un edificio de enfrente.
Ese golpe que había recibido... eso...
Le había dolido demasiado.
Había causado un fuerte dolor en todo su cuerpo.
No podía moverse.
Giró sus ojos hasta el techo de su viejo escondite, viendo como Miles se impulsaba e iba velozmente hacia ella.
Entonces... cerró los ojos.
Se preparó para recibir otro golpe más... sin darse cuenta que alguien corría detrás de ella.
Miles se sorprendió al ver a la figura salir de entre las sombras... y darse cuenta que se trataba de su tío Aaron.
El Merodeador.
Este se movió enfrente de Felicia Hardy, dándole un fuerte puñetazo en la cara de Miles, mandándolo en dirección del escondite, destruyendo la pared de este.
Inmediatamente después de hacer esto, Aaron tomó a Felicia de entre sus brazos y presionó un botón que tenía en su guante.
El Hombre Araña se levantó de golpe, observando como su tío se encontraba allí.
No podía creerlo.
Pero cualquier otro pensamiento se disipó cuando su Sentido Arácnido se puso como loco.
Comenzó a mirar a todas dirección, viendo como todo el escondite, por dentro, se encontraba repleto de explosivos.
Explosivos que estaban a punto de estallar.
Disparó unas redes, intentando escapar de la explosión... pero no pudo hacerlo.
O, por lo menos, no a tiempo.
La gran explosión se llevó a cabo, logrando quemar a Miles y mandándolo lejos, estrellándolo contra un edificio.
Con el cuerpo adolorido, Miles se levantó del suelo y observó el lugar.
Estaba completamente en llamas.
Giró la cabeza hacia donde había visto a Felicia y al Merodeador.
No estaban.
Desaparecieron.
Golpeó el suelo... y disparó una red.
Yéndose de allí.
Mientras que Felicia Hardy dio unos pasos hacia enfrente.
Observando, desde lo alto de un edificio, como su viejo escondite había sido destruido.
— Está hecho — dijo el Merodeador, detrás de ella.
— Sí... lo está... — suspiró la peliblanca.
— ¿Estás bien?
— Sí... yo... estaré bien — expresó, mientras se agarraba el estómago — Necesito un buen trago...
— ¿Por qué no vas a casa?
— Me gusta ese plan...
Felicia se dio la vuelta, caminando hasta el otro lugar del edificio.
Levemente, sacó algo de su bolsillo. Algo que había podido robarle a Miles durante la confrontación.
El usb que le había mostrado.
Aquel con el mensaje de Peter.
Lo observó por un momento, para volver a guardarlo.
Disparó su gancho y se fue de allí, agotada.
Mientras que el Merodeador se daba la vuelta, observando el escondite destruido.
— Cada vez más cerca... — dijo Aaron, mirando el cielo estrellado — Hermano...
***
Cuando llegó a su penthouse, se sentó en el sofá.
La televisión estaba encendida, en el canal de noticias.
Hablaban sobre la extraña explosión del almacén abandonado.
El lugar donde estaba el viejo escondite.
Felicia observaba atenta las noticias, en la cual hablaban sobre testigos viendo a Black Cat y al Hombre Araña luchando en la zona.
La Queenpin. Esa era la forma en la que la llamaban en las noticias.
Curioso como, en ningún momento, mencionan que ella había ayudado varias veces a salvar la ciudad de su destrucción.
— Llegaste a casa — dijo Mary Jane, apoyada en una pared.
— Veo que sigues aquí... — dijo Felicia, recostando su espalda en el sofá — ¿Cómo estás?
— Mejor que tú...
— MJ...
— No, tú escucha... — dijo la pelirroja, acercándose — No viniste aquí en varios días, ¿dónde estabas?
— Estuve ocupada con una mudanza, yo...
— ¿Mudanza? ¿Te refieres a ese lugar que volaste en mil pedazos?
— ¡Sí! Es ese mismo... Dios, que gran explosión fue esa...
La peliblanca se acercó a una pequeña mesa que había enfrente suya, destapando una botella de vino y empezando a beber de ella.
Tomó un trago bien largo.
— ¿Qué diablos te pasa? — preguntó la pelirroja.
Felicia volteó y la miró, soltando una pequeña risa.
— Si te soy honesta... no lo sé... — le respondió — No tengo idea de que diablos está pasando conmigo...
— Asesinaste a Hammerhead... a varios Maggia... casi matas a Kingpin — decía — ¡Eres la nueva reina del crimen! ¡Felicia! ¡Eso no está bien! ¡Eso no fue en lo que habíamos quedado!
— ¡Tú y yo no quedamos en nada, ¿sí?! Yo solo... te dije sobre un plan que tenía... y los planes sufren cambios, ¿sabes?
— ¡Oh, claro que sí! ¡Un perfecto plan para abandonar tu vida criminal! ¡¿El cambio que hubo en él?! ¡Te volviste la Queenpin!
— Escúchame.
— Es que no puedo entenderlo... ¿cómo...? ¿Por qué...? ¡¿Qué diablos te pasa?!
Después de decir eso, Felicia aprentó sus dientes con furia.
— ¡Déjame en paz! — gritó la peliblanca, levantándose — ¡Solo...! ¡Solo quiero que me dejen en paz por un maldito minuto, ¿sí?! ¡Solo uno!
— ¿Disculpa?
— Todos ustedes... todos me están diciendo cómo es que debo vivir mi vida... ¡No quiero eso! ¡No quiero que me hables como si me conocieras! — le dijo — ¡Tú no me conoces! ¡Tú no sabes por todo lo que pasé! ¡Desde que tengo memoria, llevo una vida de porquería! ¡He logrado sobrevivir a esa vida!
— ¡A costa de vida de otros!
— ¡La ley del más fuerte! ¡He logrado alzarme sobre los débiles de esta ciudad! ¡Me he vuelto poderosa! ¡Intocable! — dijo, alzando su botella — ¡Ahora yo mando! ¡Soy la Queenpin del crimen! ¡Yo soy...!
— ¿Mamá? — dijo un niño.
Felicia volteó y vio a su hijo, bajando por las escaleras.
— W-Walter... ¿qué haces despierto? — preguntó Felicia, viéndolo caminar.
— Ustedes dos hacen mucho ruido... — le respondió, mientras se dirigía a la cocina — Así que quise bajar a comer algo...
— Y-Ya veo, yo... me alegro de verte, hijo — dijo la peliblanca — Tú... espera... ¿desde cuándo puedes...? ¿Desde cuándo hablas fluidamente?
— ¿Qué? ¿A qué te refieres? — preguntó el niño, abriendo el refrigerador.
Felicia volteó la vista y miró a la pelirroja, quien poseía una ceja levantada.
— ¿Sabes qué eres realmente? Una mala madre — dijo MJ.
— ¿Tú sabías que él...? ¿Por qué no me dijiste nada? — preguntó Felicia.
— ¿Disculpa? ¿Qué no te...? Te estuve llamando un montón de veces — dijo — Cientos de mensajes. Llamadas perdidas. Nunca me contestaste.
— ¿Qué?
— Habla fluido desde hace un tiempo... aprendió a ir al baño solo y se prepara su propio desayuno — le dijo la pelirroja — Está aprendiendo a vivir sin ti.
— ¿S-Sin mí...?
— Dime algo, Felicia... en todo el tiempo que estuviste cometiendo la estupidez más grande de tu vida... ¿alguna vez se te vino a la mente tu hijo?
— Claro que sí...
— ¿De verdad? ¿O solo lo usabas como excusa para poder hacer lo que se te plazca? ¿Para cometer los asesinatos que querías hacer?
— No lo hacía...
— ¡Entonces, ¿qué, Felicia?! ¡¿En qué diablos pensabas cuándo hiciste todo eso?!
— ¡No lo sé!
— ¡¿No lo sabes?! ¿No lo... sabes?
Walter caminó lentamente afuera de la cocina, con un bote de helado en sus manos.
— Tía MJ, ya no hay helado de vainilla... — dijo Walter, con el bote en sus manos — Solo hay helado de fresa.
— ¿No te gusta la fresa, Walter? — preguntó Felicia.
— No... sabe asqueroso...
— ¿Qué? Pero tú lo... comías...
— Nunca me gustó ese helado, mamá — dijo Walter — Prefiero la vainilla.
— C-Claro, sí... mañana iré a comprarte un poco...
— No es necesario — dijo — Puedo ir solo. Tú sigue trabajando.
El niño se dio la vuelta y caminó de regreso a la cocina.
Felicia se volvió a sentar en el sofá, tomando otro largo trago del vino.
— Debería llamar a la policía — dijo Mary Jane.
— C-Creo que sí... sí deberías... — le dijo Felicia, tomando otro trago.
— Decirle a Miles donde vives... que venga a arrestarte...
— ¿Vas a hacerlo?
La pelirroja la miró con enojo, para después solo suspirar con desdén.
— No voy a hacerlo... — dijo MJ — Tu hijo necesita una madre... aún si es una ausente...
— Sí...
— Pero no voy a apoyarte en esto. No a ti — dijo — Solo lo haré por Walter, ¿me escuchaste?
— Claro...
— Espero te des cuenta que todo esto es un error.
Mary Jane caminó hasta donde se encontraba Walter.
Lo tomó entre sus brazos y se lo llevó hasta el piso de arriba, dejando a la peliblanca sola.
Felicia, cuando intentó tomar otro trago de su botella... se dio cuenta que ya se encontraba vacía.
La tiró a un costado y miró la televisión, fijamente.
Viendo su nombre en la pantalla.
La Queenpin.
— No le gusta la fresa... — murmuró Felicia, sintiendo como una lágrima bajaba por su mejilla — Dios... soy igual a mi padre...
No hay dolor más grande que darte que cuenta que todo por lo que has luchado. Todo por lo que sacrificaste.
Todo por lo que diste sangre, sudor y lágrimas... haya sido por algo que no valía la pena.
Miles Morales le intentó decir.
Mary Jane le intentó decir...
Boris lo intentó... y ella no escuchó.
Ahora, se había convertido en la Queenpin... y había alejado a todos los que alguna vez se preocuparon por ella.
Lo tenía todo... y lo había perdido todo.
Fisk tenía razón, al final del día...
Ella era una tonta.
Y ahora... estaba atrapada. Atrapada en una prisión donde no podría escapar hasta que el ciclo se repita...
Porque en eso era realmente una experta.
En repetir los ciclos...
En repetir los errores.
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La vida es un círculo.
La vida criminal es un círculo.
Uno empieza desde lo más bajo. Va creciendo. Se comienza a volver poderoso...
Se vuelve en alguien importante y famoso en el bajo mundo.
Te conviertes en la reina del crimen... y ya no tienes más remedio que seguir.
Te guste o no, solo puedes seguir avanzando.
Seguir por esa línea.
Seguir cometiendo los errores que te llevaron a este lugar.
Porque, al final de todo... esa es la maldición del ladrón.
La maldición que vas a tener que cargar por todo el tiempo que podrás estar vivo.
Si tienes suerte, podrás morir antes de seguir cometiendo esos errores.
Podrás ser libre gracias a algún sujeto que quiera tomar tu lugar... o alguna disputa criminal.
Pero los gatos negros no son conocidos por dar buena suerte.
Felicia Hardy creía que ella poseía una buena suerte. Que era la excepción a la regla.
— Muy bien, caballeros... — dijo Felicia, sentándose en una gran mesa... con todos los líderes de las bandas de la ciudad.
Pero se equivocaba.
Ella no era ninguna excepción.
Se dio cuenta... que no daba mala suerte a otras personas.
Sino que la mala suerte iba directamente hacia ella.
Porque esa era la maldición que tenía.
La misma maldición que tuvo su padre "Cat, el ladrón".
Y la misma maldición que ahora tiene ella...
— ¿Por qué no empezamos de una vez? — expresó, dando una forzada sonrisa.
Ella...
Su maldición...
La maldición por ser...
Publicado el 18/12/21
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[Daily Bugle]
*señal recuperada*
"¡Aviso de emergencia a todos los neoyorquinos! ¡Evácuen la ciudad lo más pronto posible! ¡Esto no es un simulacro! ¡Los Vengadores han caído! ¡La ciudad se encuentra bajo ataque! ¡Una niebla verde envuelve la ciudad! ¡Las personas están muriendo! ¡No tenemos reporte de algún héroe en pie! ¡Por favor! ¡Que alguien haga...!"
*señal perdida*
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