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BLACK CAT
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«¡Las cosas cambiaron mucho después de que te fuiste de Nueva York!»

⎯⎯ Historia de Web of Spider-Man ⎯⎯

Una gran batalla se presentaba enfrente de una planta de Alchemax.

La banda de Black Cat contra los Maggia.

Estos había logrado entrar a la planta y robar parte del Proyecto Olympus. Por lo que sí, la batalla se había puerto más complicada.

A pesar de que las armaduras que usaban los Maggia no eran tan poderosas como la que usó Hammerhead, seguían protegiéndolos bien de las balas y explosiones.

— ¡Estos tipos son muy fastidiosos! — decía Speed Demon, golpeándolo rápidamente en el cuerpo.

— ¡¿No puedes quitarles su armadura?! — preguntó Boomerang, oculto detrás de un auto.

— ¡No es tan fácil! ¡No voy tan rápido!

— ¡¿Lo dices enserio?!

— ¡Puedo intentar otra cosa!

James corrió rápidamente hasta donde estaba uno de los soldado de armadura y lo empujó hasta una pared.

Allí, comenzó a hacer vibrar su mano a una gran velocidad. Se mano vibró tanto que logró atravesar la armadura y pecho del Maggia, logrando llegar hasta su corazón...

Y deteniéndoselo.

— ¡Lo logré! — celebró Speed Demon — ¡Vibré tan rápido que crucé a través de las moléculas!

— ¡Fabuloso! — se quejó Fred — ¡¿Puedes ayudarme por aquí?!

— ¡Sí!

James Sanders comenzó a correr rápidamente por todo el campo de batalla, esquivando los disparos que realizaba 8-Ball y Killer Shrike.

Este último había logrado ingresar a la planta, logrando sacar varias armas de Sables. Estas les estaban ayudando a contraatacar a los Maggia.

— ¡No me gusta esto! — se quejó 8-Ball — ¡Estas armas no tienen mi estilo característico!

— ¡Después te presto un poco de pintura! — dijo Shrike, logrando darle a uno en la cabeza.

— ¡No es lo mismo! ¡No tiene forma esférica! — continuó el cabeza de billar — ¡Ni forma de colocar un ocho!

— ¡Sigue quejándote y el disparo que te matará no será por parte de los Maggia!

— ¡Eres una persona muy poco paciente!

En ese momento, Felicia Hardy y Aaron Davis aterrizaron encima de un vehículo, a un costado de ellos dos.

— ¡Jefa! — expresó Shrike, al verla — ¡Me alegra ver que por fin se une a la batalla!

— Lamento la tardanza — dijo Felicia, descendiendo del vehículo — Logramos llevarnos el resto del armamento a un lugar seguro.

— Entonces, ¿nos retiramos? — preguntó 8-Ball.

— ¿Bromeas? Nosotros no nos retiramos — le respondió — Quiero que ninguno de ellos pueda volver con Hammerhead.

Uno de los Maggia soltó su arma y comenzó a caminar en dirección de donde estaban los cuatro.

— ¡Vamos! — dijo este matón — ¡Te haré pagar por lo que le hiciste al jefe!

— ¿Una batalla de baile? — preguntó Felicia, acercándose — ¡De acuerdo, hombrecito! ¡Bailemos!

Ella comenzó a correr en dirección del Maggia, quien la esperó.

Este intentó golpearla, pero ella se deslizó por el suelo y disparó un cable que envolvió el cuello del matón. Sin soltar este cable, se posicionó encima del Maggia y tiró de este, comenzando a ahorcarlo.

Aquel matón intentó golpearla, pero Felicia, pateó sus brazos, para después saltar y aterrizar enfrente de este. Se acercó rápidamente hasta su cara y se la arañó, causándole un gran dolor y obligándolo a agarrársela.

Cat aprovechó y le dio un puñetazo en la cara, para después agarrarlo del cuello y tirarlo al suelo.

— La próxima vez, aprende algunos pasos de baile — le dijo la peliblanca, levantándose y empezando a caminar hasta los demás Maggia.

El matón se levantó rápidamente, furioso. 

Intentó ir tras Black Cat, pero el Merodeador lo tomó de la cabeza por detrás...

Rompiéndole el cuello.

Felicia miró por reojo como caía el cuerpo muerto del Maggia y simplemente no le tomó importancia. Aún había más Maggia de los cuales debían encargarse.

Pero esto había sido una simple distracción.

Uno de los Maggia en mochilas cohete se encontraba sobrevolando en lo alto del campo de batalla.

Fue allí que vio a Boomerang detrás de un automóvil, por lo que decidió ir tras él.

Descendió rápidamente en dirección... y lo tomó del cuello, llevándoselo de allí.

— ¡Fred! — gritó James, al ver esto.

— ¿Qué? — expresó Felicia, tirando a otro Maggia al suelo.

— ¡Vamos, Black Cat! — la retó el Maggia — ¡Juguemos a "salva a los cerdos"!

Entonces, se fue volando hasta el tejado de la planta de Alchemax.

— Vaya, que feo... — murmuró Felicia, volteando a ver al Merodeador — ¡Encárguense de los demás!

— ¡Ve! — dijo Aaron, estrellando el cráneo de uno de los matones contra una pared.

Felicia disparó un gancho y comenzó a ascender hasta el tejado.

En ese lugar, el tipo en mochila cohete comenzó a sobrevolar el tejado, llegando hasta el otro extremo de la planta.

Allí, este lo alzó y se preparó para lanzarlo.

— ¡Ay, mamá! — dijo Boomerang, viendo lo alto que estaban.

— ¡¿Qué?! ¡¿Le temes a las alturas?! — preguntó el Maggia.

— ¡N-No! ¡Claro que no! — dijo Fred — ¡P-Pero no me sueltes!

Black Cat logró llegar hasta donde estaban, apuntando al Maggia con su brazalete.

— ¡Acércate, gatita! — se burló el Maggia — ¡Te reto!

— ¡¿Es un reto normal?! — preguntó Felicia — ¡¿O un reto supre...?!

Y antes de que los tres lo vieran venir...

Un Jet con el logo "Sable International" comenzó a sobrevolar enfrente de ellos.

— ¿Qué diablos? — dijo el Maggia — ¡¿Es tuyo?!

— ¡No! — respondió la peliblanca — Pero me encantaría que lo fuera...

La escotilla de la cabina del piloto se abrió, mostrando de quien se trataba...

Silver Sable.

Ella era quien manejaba ese jet.

Presionando un botón de su tablero, lanzó una red eléctrica en dirección del Maggia, atrapándolo contra una pared.

Pero al hacer esto, soltó a Boomerang, provocando que este comenzara a caer.

Felicia actuó rápidamente y disparó un cable, envolviendo el brazo de Fred, salvándolo de caer al vacío.

— ¡¿Estás bien?! — preguntó Hardy.

Este intentó asentir, pero se tapó rápidamente la boca, evitando vomitar.

Hardy giró los ojos y enganchó el cable en la cornisa del tejado.

Sable colocó su nave enfrente del Maggia y se levantó de su asiento, caminando por encima del metal hasta terminar cara a cara con este.

Sacó sus dos pistolas y le apuntó en la cabeza.

— ¡Tanto tiempo sin vernos! — dijo Cat, mirando a Silver Sable.

— ¿Para quién trabajas? — preguntó ella, mirando al Maggia.

Este simplemente cerró la boca y se negó a decir algo.

— ¡Trabaja para Hammerhead! — contestó Felicia.

— ¡¿Y el tal "Hammerhead"?! — preguntó Sable, apuntándola con una de sus pistolas.

— ¡Oye, oye! ¡¿Qué tal si tomamos un café y nos ponemos al día como la gente normal?! — preguntó Hardy — Por cierto, me encanta tu nuevo jet...

— Dime lo que sabes.

— Hablo mejor cuando no tengo armas en la cara.

— Tienes tres segundos.

— Bajas las armas y...

— Uno...

— ¿Es en serio?

— Dos... — contó Sable, apuntándola con sus dos pistolas.

— ¡Seis! ¡Nueve! ¡Docecientos!

— ¡Tres!

Silver Sable no se contuvo y comenzó a dispararle.

Felicia dio varios saltos hacia atrás, esquivando los disparos que la líder de Sable International le daba.

Ella saltó de su jet y aterrizó en el suelo, corriendo hasta donde estaba Hardy.

Cat notó esto y cruzó lo brazos, bloqueando la patada que iba a recibir.

— Sable, te ves estresada — dijo Felicia, esquivando otra patada — ¡¿Por qué no respiras y te relajas?!

— ¡Dime dónde está Hammerhead! — le cuestionó Silver Sable, logrando golpearla en la cara.

Felicia volvió a retroceder y se agarró la mejilla.

Le había dolido ese golpe.

Sable levantó sus pistolas y volvió a disparar, obligando a Cat a esquivar.

— ¡Ojala supiera! — le contestó Black Cat, disparando varias balas eléctricas — ¡Si no nos golpeáramos, podríamos trabajar juntas!

— ¡¿Juntas?! ¡Jamás! — dijo Silver Sable, bloqueando las balas con un pequeño escudo de energía — ¡Se supone que tú y el Hombre Araña son los protectores de esta ciudad! ¡Pero igual permiten que Hammerhead se robe mis armas y suministros!

— ¡Yo no...! Espera, ¿qué fue lo que dijiste? — preguntó Felicia, acercándose a ella — ¡¿No sabes todo lo que ha pasado?!

Cat intentó arañarle la cara, pero Sable la bloqueó, golpeándola en la cara. Aún así, Felicia no se detuvo y le dio dos puñetazos en el estómago, volviendo a retroceder porque Sable disparó sus armas.

— ¡El primer Hombre Araña murió hace años! — le dijo la peliblanca — ¡Las cosas cambiaron mucho después de que te fuiste de Nueva York!

— ¡No me importa si está vivo o no! — dijo Sable, intentando patear a Cat — ¡Tú debiste intentar protegerlas!

— ¡Sorpresa! ¡Ya no voy por el camino heroico! — le rebeló, esquivando su patada y logrando arañarle un poco la cara.

— ¡Entonces trabajas para Hammerhead en secreto!

Silver Sable saltó y pateó a Felicia en la cara, haciéndola retroceder. La peliblanca se limpió la sangre que salía de su nariz y fue directo hacia Sable, agarrándola del estómago y tirándola al suelo.

— ¡No me insultes, ¿quieres?! — le dijo Felicia, saltando y disparando una bala eléctrica que logró darle a Sable.

Ella soltó un quejido de dolor, pero logró quitarse esa bala rápidamente.

— ¡No te conozco! — le dijo Sable, levantándose del suelo.

— Obviamente...

— ¡Y tampoco confío en ti! — dijo — ¡O dejas de entrometerte o atente a las consecuencias!

La líder de Sable International alzó sus armas y volvió a disparar, obligando a Felicia a ocultarse detrás de una pared de ladrillos, la cual no iba a durar mucho.

— ¡¿Dejo de entrometerme y tú haces qué?! — preguntó Felicia.

— ¡Mientras busco a Hammerhead y lo mato! — le respondió, acercándose rápidamente.

— ¡Sí, buena suerte! — dijo Felicia, bloqueando otra patada suya — ¡Ya lo intenté! ¡No muere tan fácil!

— ¡Aún no me enfrenta a mí!

La gata intentó golpearla, pero Sable logró mover la cabeza hacia un lado, esquivándola. Sin perder tiempo, tomó el brazo de la peliblanca y, usando todo el peso de su cuerpo, tiró de este y la tumbó al suelo.

Felicia se reincorporó rápidamente y se preparó para continuar con la lucha.

Silver alzó sus pistolas y la apuntó.

Pero la batalla se vio interrumpida por el sonido de los propulsores de alguien.

El mató Maggia había logrado liberarse del cable de Sable y comenzaba a irse de allí, rápidamente.

— ¡Maldición! — se quejó Silver Sable, guardando sus pistolas y subiendo a su jet.

— ¡¿Qué pasa contigo?! — preguntó Black Cat — ¡Creí que eras de los buenos!

— ¡Soy buena en lo que hago! — dijo Silver, sentándose en el asiento del piloto — ¡Pero no soy "uno"!

— Hay que mejorar nuestra comunicación...

Entonces, Sable accionó los propulsores de su jet y se fue de allí volando, lo más rápido que pudo.

Felicia veía como ella se perdía entre los edificios de la ciudad de Nueva York.

— Algo me dice que no le agrado... — murmuró Felicia — ¿Estará molesta por la paliza que le di en el pasado?

— Silver Sable — dijo el Merodeador, aterrizando a su costado — Jamás pensé que volvería a Nueva York.

— ¿Tampoco te agrada?

— Cuando estuve con los UnderGround, la aparición de Sable International nos obligó a retrasar todos nuestros planes.

— Ya veo...

— Supongo que vino a encargarse de que Hammerhead no le siga robando.

— Espero no se entere que nosotros también le estamos robando.

— Mientras no lo sepa, mejor — dijo — Podrías unir fuerzas con ella.

— Eh, pues... yo no sería tan optimista a estas alturas — suspiró Felicia — Veremos como avanza todo.

— Bien... — dijo Aaron — Ya nos encargamos de los Maggia. La policía no tarda en llegar.

— Hay que irnos.

***

Escondite. En la tarde.

— ¿Nuestro centro de reuniones va a ser aquí? — preguntó Felicia — Solo digo. No me conviene hacer limpieza todos los días.

— Nadie ha dicho que nos vayamos a reunir todos los días — dijo Edward — Solo cuando es realmente importante.

— ¿Y esta reunión es importante?

— Claro que sí. Tenemos tecnología de Sable — dijo — ¿Qué haremos con ella?

— ¿No es obvio? — dijo Tombstone — La usaremos para aplastar a Hammerhead y sus hombres.

— Me refiero a Silver Sable, lápida — suspiró Lavell — ¿Qué haremos con ella? Está en la ciudad y se encuentra lista para matar a cualquiera que intente robar su tecnología.

— Su estadía aquí será temporal — dijo Cat — Tiene una guerra a la cual volver en Symkaria.

— ¿En Symkaria? — preguntó Fortunato.

— ¿No sabías? Es un Estado que lleva en guerra mucho tiempo.

— Su gobernante es un dictador que ataca a su propio pueblo — añadió Edward — Silver Sable trabajó por su cuenta para armar a la oposición y contraatacar, pero están perdiendo.

— Está desesperada — dijo Felicia — Necesita todas esas armas y suministros que Hammerhead le ha estado robando.

— Y que nosotros acabamos de robar — dijo Fortunato — Ya no me siento tan bien de haberle robado las armas.

— No sabía que tenías corazón — dijo Eel.

— Lo suficiente para sentirme mal — dijo — Pero no tanto para arrepentirme. La familia Fortunato estuvo a punto de desaparecer. Necesitamos su poder de ataque para seguir en pie.

— Eso explica porque está molesta — dijo Tombstone.

— Para mí que estar molesta es su estado normal — dijo Felicia — Como sea, la situación no cambia. Debemos seguir robando la tecnología que Hammerhead tomó de Sable.

— Mi fuentes me enviarán nueva información pronto — dijo Edward — Les informaré hasta entonces.

— Cambiando de tema... — habló Fortunato — Estuve pensando acerca de Fisk.

— Creí que habíamos pospuesto ese tema.

— No está mal adelantarse a los hechos — dijo — La tecnología de Sable nos vendrá bien, pero nos faltan hombres.

— ¿Quieres buscar a más personas? — preguntó Felicia.

— Lo que hicimos hace días fue transmitido por toda la ciudad de Nueva York — dijo Fortunato — Por lo que debe haber bandas criminales que esperan unirse a nuestro lado.

— Yo conozco a gente — dijo Tombstone — Los Diablos, Ángeles, la Pandilla de la calle Yancy y las Black Cullens. Ellos estarían dispuestos a unirse a nosotros.

— Mi familia hizo tratos con los Garras Doradas — dijo Fortunato — Tenemos buena relación. Nos ayudarían.

— Bueno... también podría conseguir más ayuda... — dijo Edward — Los Bratva Boys. Los Card Killers estarían interesados. Incluso podría contactar con lo que queda de los Tigres Dorados. Ya saben, después de que Kingpin se deshiciera de casi todos ellos.

— ¿Por qué no me sorprende que solo conozcas a puros tipos raros? — se preguntó Felicia.

— ¿Qué puedo decir? Soy una persona abierta.

— No solo de mente.

— ¿Disculpa?

— Contacten con todo ellos. Que estén listos para cuando obtengamos las armas — ordenó Felicia — Si pueden contactar a más, háganlo.

— ¿Y qué haremos si Sable se entera que robamos su tecnología? — preguntó Tombstone — Tal vez su ejercito no vino con ella, pero nada le costará traerlo aquí.

— Yo me encargaré de que nunca se entere.

— ¿Hablaras con ella? — preguntó Fortunato.

— Tal vez pueda unir fuerzas con ella... — respondió la peliblanca — Ella creó esa tecnología, ¿no? Podría ayudarme a destruir a Hammerhead.

— Además de la información que contengan las memorias...

— ¿Memorias?

— Las que le robaste a Hammerhead hace tiempo — dijo Edward — ¿Todavía no sacan toda la información que posee?

— Ah... no, mis hombres aún no logran quitar el encriptado...

No había hablado con Boris desde el día que mató a Hammerhead.

— Espera, espera... — dijo Edward, escuchando algo desde el comunicador de su oreja — Tengo información de los Maggia.

— ¿Dónde? — preguntó Felicia.

— Los de Hammerhead atacan un embarcadero de Alchemax cerca de Seaport — le respondió — Más suministros que iban a Symkaria.

— Parece que ese tipo quiere hacer un monopolio con el armamento de Sable — dijo Fortunato.

— Si va por los suministros, Silver Sable podría aparecer — dijo Felicia — Yo iré.

— Si lo están atacando ahora, no llegarás a tiempo — dijo Tombstone — Ve con Sobrecarga.

— ¿Tu amigo de los nanites?

— Él es el mejor cuando se trata de vehículos o persecuciones — dijo — Confía en mí... te será de mucha ayuda.

— Bien. No perdamos más el tiempo.

Felicia se dio vuelta y fue a la salida del escondite.

Lista para continuar con la guerra que tenían en Nueva York.

No sé que pasa pero es la cuarta vez que Wattpad manda este capitulo a borradores.

Lo vuelvo a publicar.

Espero les haya gustado!!

Por fin adaptamos el último DLC del videojuego!!

Gracias por su apoyo!

Nos vemos!

Publicado el 27/11/21