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Capitulo II


—Tonto Poe...

La lluvia caía con más fuerza ahora, era un escenario deprimente que no le ayudaba para nada. Sentado fuera junto a la puerta principal, pues no estaba dispuesto a irse bajo tales condiciones climáticas, abrazó sus rodillas y apoyó el mentón en éstas soltando un pesado suspiro.

Un par de minutos más y apenas percibe el sonido de la puerta abrirse, pero ni siquiera da un vistazo y continúa mirando hacia afuera mientras que, en silencio y un tanto indeciso, Edgar toma lugar también ahí.

—Oye...—El mayor se atreve a hablar al fin, dudando al percatarse de un detalle que le impedía continuar—Ah...

—Ranpo—Responde, dándose cuenta que este Poe no recordaba su nombre.

—Entiendo... Bueno, Ranpo... lamento si dije algo que...

—No importa.

Allan se decide a dar una mirada al azabache, observa que su postura no ha cambiado pero parece que el tema lo ha puesto más tenso.

—Sabes...no creo que necesites ningún poder especial para considerarte alguien impresionante, con sólo escucharte hace un momento pude saber que eres muy listo y tienes un talento increíble para el análisis... A diferencia de esas personas con "Habilidades" es algo que consigues por ti mismo y en mi opinión eso te vuelve mucho más especial que cualquiera de ellos.

Esta vez Ranpo no puede evitar ver al más alto con una expresión extrañada, una débil risita emerge al tiempo que oculta el rostro, gracias a la forma en que está sentado sólo tiene que dejar caer la cabeza.

—¿Qué?

—Esas son palabras que no me esperaba de ti.

—¿Ah? ¿Por qué no?

Decidiendo no entrar en el tema para ahorrarse largas historias y explicaciones innecesarias suspira un poco más relajado estirando los brazos.

—Si dices que ni siquiera te parezco familiar... ¿Por qué regresaste por mí?

—Pues...-Su mirada se desvía—Tras alejarme comenzaron a venirme ideas a la mente, como que podrías perderte...no se por qué pero terminé preocupándome.

—Asi que...al parecer el Poe-kun que conozco no se ha ido del todo ¿Eh?—Murmura el más bajo para si mismo.

—Ranpo... Tú no tienes a dónde ir ¿Cierto?, en ese caso puedes quedarte aquí si quieres.

—Supongo que estaría bien, aunque sería bueno si pudieras decirme en qué tipo de historia estamos... Sigo preguntándome cuál de las posibilidades es la que se cumplirá.

—Teniendo en cuenta que esta supuesta historia debería estar siguiendo un curso fijo no te queda más que esperar ¿No crees?...y por el momento sería mejor que descanses un poco.

Sin más opción se incorpora y sigue al mayor para entrar de nuevo a la casa. Es consciente de que no serviría de nada intentar apresurar la llegada de un evento que ya está predispuesto a aparecer, tarde o temprano llegaría.

De alguna manera siente que falta un detalle ahí, es un poco extraño pero incluso parece que la ausencia del característico "Ranpo-kun" por parte de Poe le pone incómodo en cierto grado pero decide dejarlo pasar.

Sus reflexiones se ven irrumpidas por el sonido de unos débiles maullidos, aún en el interior el eco de la lluvia opacaba en gran medida cualquier ruido. La figura de un gato aparece, emergiendo de las sombras bajo el sofá donde justamente el detective habría estado sentado poco tiempo atrás.

Con esa gracia propia de un felino se acerca a ellos llegando primero hasta el azabache y, dando un breve olfateo, se decide a frotar su costado contra Edogawa emitiendo un maullido entre ronroneos.

—Plutón...—Edgar se inclina extendiendo el brazo para alcanzar al gato quien también busca caricias de la mano de su amo en cuanto la ve y se deja cargar por éste.

Cuando el escritor lo levanta del suelo, Ranpo puede apreciar mejor al animalito, ese pelo negro radiante y los ojos...unos ojos verdes, esmeraldas como los suyos.

Ambas miradas se conectan por unos segundos y es el detective quien siente una repentina sensación opresiva en el pecho, su corazón parece atormentado aumentando el ritmo de sus latidos en consecuencia.

—Pensé que estaba molesto conmigo—La voz de Poe rompe a tiempo su pequeño lapso absorto en aquella mirada felina y la mascota ladea el rostro mientras los dedos de su dueño se pasean por una de sus orejas—Él es muy afectuoso, siempre está llendo detrás de mí y no pierde oportunidad de sentarse en mi regazo... Pero esta mañana se la había pasado evitándome y no entendía por qué, pero al parecer ya está bien.

Lo deja ir y el gatito vuelve a la sala recostándose ahora en el sillón que ocupó Allan.

Durante la cena Ranpo comprobó que ese animalito parecía haber creado un profundo interés en él pues no dejaba de pasearse por sus pies, a veces apoyándose de sus patitas traseras para levantarse y dejar las delanteras sobre las rodillas del azabache, maullando por comida. Lo siguió fielmente hasta la recámara de huéspedes y se habría quedado enroscado en el lugar que silenciosamente proclamó suyo en una orilla de la cama de no ser porque Allan lo tomó para llevárselo en brazos de ahí.

—Mañana debo salir al trabajo...sé que no tendrás problemas, hay comida y todo lo que necesites pero ¿Podría pedirte algo?—Mira al detective asentir y da un par de caricias a su gato antes de volver a hablar—¿Quisieras encargarte de Plutón mientras estoy fuera? No espero que lo cuides todo el tiempo...estaría bien si sólo te aseguras de alimentarlo.

—De acuerdo.

Un agradecimiento es seguido por el sonido de la puerta cerrarse y aunque Ranpo sabe que debe buscar la manera de salir de toda esa ficción se permite por un momento dejarse llevar por la situación y descansar, su mente divaga hasta que el tiempo genera un peso progresivo en los párpados y lo hace dormir.

No es consciente del transcurso de las horas, su mente se pierde en un sueño de tintes borrosos y sin sentido, sonidos y voces entremezcladas que lo hacen sentir desorientado...la débil sensación de acecho que traspasa las barreras de lo irreal volviéndola una opresión sofocante...más...cada vez más intensa.

Despierta de golpe, una presión en el pecho que a su vez se siente cálida y...¿Qué es eso? ¿Una vibración? ¿Un...ronroneo?

Las esmeraldas vuelven a encontrarse, en silencio. El pequeño cuerpo que reposa sobre el suyo se mueve, levantándose para saltar a la cama dejándole incorporarse.

—Es...cierto—Dice con voz adormilada, aún sentado en la cama extiende un poco los brazos—Poe-kun se fue y tú tienes hambre... Por eso estás aquí ¿No?

Se convence a si mismo de ello mientras acaricia esa cabecita de pelo negro y suave, su vista se desvía a la ventana mirando el cielo pintado aún de color rojizo, era realmente temprano.

Con pereza se levanta y deja la habitación, el felino le sigue de cerca, al llegar a la cocina hay un par de latas de comida y una nota que señala que se trata de la comida del animalito. Le cuesta una eternidad conseguir abrirla con un abrelatas anticuado que encontró en los cajones pero al fin puede dejar el alimento de la mascota en el tazón que estaba bajo la mesa.

Para su propio desayuno se las arregla con un poco de pan y leche, sumado a una de las frutas que encuentra en la cesta al centro del comedor.

Plutón sube repentinamente a su regazo tomándole por sorpresa, le observa acomodarse y se tensa al encontrar esa mirada atenta. No le gusta la sensación que le genera ser observado por la criatura, se remueve incómodo e intenta tomar al felino para bajarlo pero éste por instinto utiliza las garras para aferrarse, provocando que el detective se queje.

Ranpo alcanza a frenar apenas la acción de un reflejo extraño que le había llevado a querer empujar a la mascota en un intento de alejarlo. Se sorprende a si mismo por la reacción y esa fugaz ansiedad, por no decir aversión, hacia el sentir repentinamente desagradable que experimentó por la pequeña criatura.

Durante el resto del día no hizo otra cosa que evitar cualquier contacto con el gatito, limitándose a servir el alimento en el plato de la mascota una vez más tras transcurrir varias horas y retirarse a la sala con una marcada renuencia a permanecer más tiempo cerca.

Tomó lugar en el sofá, reclamándose por la idea de subir a la habitación...¿Por qué debería parecer que estaba huyendo? De ninguna manera. Tal vez sólo se encontraba un poco hastiado y empalagado por los roces recurrentes del animalito en una situación donde debía concentrarse y esas acciones se lo estaban impidiendo, eso es...simplemente estaba generándole un malhumor derivado de la incomodidad.

Claro, ese gato era una criatura acostumbrada a la atención recurrente... Poe debió consentirlo demasiado. Bueno, ese aspecto tampoco lo hacía tan diferente al escritor que conoce y a su adorado mapache.

Suelta un largo suspiro al reparar en la ausencia de Edgar, su estadía en esa casa sin más compañía que la de plutón...compañía de la cual ahora carecía por voluntad, estaba cansándolo.

Reclina la espalda por completo en el respaldo y lanza la cabeza hacia atrás quedando con la vista al techo. Cuando libra su mente de cualquier pensamiento por unos segundos puede percibir al fin un sutil sonido acompasado, al ladear el rostro encuentra que el origen del ruido repetitivo radica en un reloj, en el péndulo que se balancea de un lado a otro marcando un tic-tac del que no se había percatado hasta el momento, pero una vez que lo ha notado es imposible dejar de escucharlo.

Centrarse en el movimiento constante del mecanismo junto al rítmico avance de las manecillas provoca que los sentidos se relajen y dejen de atender cualquier otra cosa, el estado de ensoñación aparece como niebla que baja cubriendo todo de a poco hasta que reina completamente íntegra e irremovible.

De nuevo su subconsciente registra voces, ruidos que son ahora acompañados por el eco de manecillas de reloj y maullidos ocasionales, esto último le genera una oleada de ansiedad y la horrible sensación en su pecho despierta sin tener manera alguna de calmarla hasta que el vago sonido metálico de una manija junto al leve crujir de madera le dan un instante de lucidez.

...Ranpo-kun...

¡Ranpo-kun!

Con cierta dificultad consigue abandonar el sueño, sus sentidos no se encuentran despiertos totalmente y un dolor que se presenta en su cuello le hace soltar un débil quejido.

—Oh, lo siento... ¿Te desperté?—La voz de Poe le da la certeza que el sonido de la puerta abriéndose había sido real.

Cuando quiere tratar de moverse para eliminar la sensación de entumecimiento en brazos y piernas un peso adicional hace que su vista vaya directo a la criatura que yace dormida en sus piernas, Plutón reacciona a la presencia de su amo y se retira del lugar donde se acurrucó para acudir hasta él.

Ranpo por su parte, con los ojos entrecerrados y un extraño cansancio parecido a cuando se ha dormido demasiado tiempo pero el cuerpo sigue demandando sueño, trata de levantarse del sillón para librarse del rastro cálido que aún permanecía en su regazo aunque el gato ya no se encontrara ahí.

—Oye... ¿Estás bien?

Ni siquiera alcanza a responder o permanecer un par de segundos en pie pues la debilidad de su cuerpo termina ganando, haciéndole carecer de medios para evitar colapsar.

—¡Hey! ¡Ranpo!







La conciencia regresa, puede percibir que se encuentra recostado y la tenue luz proveniente del pasillo le permite ver a Edgar terminando de colocar una charola en el buró a su lado.

—¿Cómo te encuentras?—Cuestiona el escritor en cuanto lo mira moverse.

—Estoy bien... Creo—Intenta incorporarse, si comparaba su condición antes del desmayo podría decir que sólo tenía un insignificante dolor de cabeza.

Sentándose en el borde de la cama, el mayor usa una de sus manos para comprobar la temperatura del detective.

—Sólo estás un poco caliente...Aunque dudo que llegue al grado de considerarlo fiebre—Diagnostica retardando la palma sobre la frente y usando el dorso para corroborar ahora con las mejillas—Tal vez sea cansancio... Pero si quieres que llame a un médico lo haré.

—No, estoy bien.

—¿Es...normal que ésto te ocurra?

—En realidad no.

A decir verdad todas las veces en que fue afectado por la habilidad de Poe nunca había presentado síntomas extraños, permanecer dentro de la historia no provoca ningún desgaste... Aunque es cierto que esta vez parecía estar demorando un poco más estaba seguro que el malestar no tenía nada que ver con el tiempo transcurrido.

—Como sea, has dormido mucho ¿Tienes hambre?

Edogawa gira el rostro sin ánimos hacia la bandeja de comida, aunque no tiene antojo de nada decide intentar comer algo, no estaría de más tratar de ver si eso mejoraba su estado.

—Por ahora sólo descansa... Mañana estarás mejor.

Con un suspiro resignado el azabache acepta la idea de quedarse en cama, evidentemente la noche había caído y no tenía sentido alguno permanecer despierto. Pero incluso en este momento Ranpo no está tan seguro de querer intentarlo, no tuvo muy gratas experiencias en todas las veces que se sumió en una siesta y tenía razones para no querer pasar por ello de nuevo.

Al final se rinde, sabe que ese dolor de cabeza no se irá a menos que descanse un poco y si quería evitar empeorarlo mejor cedería a dormir algunas horas.

Una vez más la sensación de mareo lo desestabiliza, puede sentir las punzadas en su sien incluso ya inmerso en el sueño. Las imagenes borrosas se agrupan en una secuencia que da un efecto de movimiento y aunque no puede mirarse a si mismo las acciones suceden en un plano de visión como si él las ejecutara.

Puede ver el pasillo... El recorrido escaleras abajo.

Una sombra oscura que cruza la sala y parece quedarse bajo la mesita de centro rodeada de sillones.

El avance hacia aquel escondite y la vista de un gato negro acurrucado bajo el mueble.

Mira como el brazo se extiende para tomar al felino y aunque éste se resiste tirándole una mordida en la mano eso sólo hace que el impulso de sacarlo se acrecente.

Escucha los bufidos y maullidos desesperados por la presión que brinda el agarre que retiene al animal por el pescuezo, la mirada que vaga por los alrededores buscando algo hasta reparar en un cortaplumas dejado sobre la superficie de la mesa.

El aumento de los latidos del corazón así como la respiración resonando en los oídos mientras toma aquel objeto y lo abre.

Sin titubear, sin tener el más mínimo indicio de duda clava el filo en uno de los ojos de la criatura, el impulso inverso con una ligera inclinación hace que el orbe salga de su cuenca destrozado y desatando lamentos desgarradores cuya única manera de callar fue tomar al gato para golpearlo contra el piso, librándose entonces de aquel horroroso sonido.

Mirándolo en el suelo, siendo apenas consciente del acto realizado se ve las manos temblorosas, una de éstas sosteniendo aún el arma del crimen. El primer impulso ha sido retroceder, tambalear varios pasos en reversa para luego dar vuelta y dirigirse a las escaleras

Su visión se torna borrosa mientras observa el avance por los peldaños, de un momento a otro parece desconectarse, como si esa perspectiva se viera cortada por unos segundos para después volver.

Apenas alcanza a distinguir la puerta de su habitación pero antes de llegar a ésta todo parece quedarse en completa oscuridad.

...Por favor...

¡Ranpo-kun!

¡Ranpo-kun!

¡Despierta!

Se levanta de golpe con la respiración agitada, al llevarse las manos a la cara puede notar el sudor que se ha generado sobre su piel.

Quita las mantas que lo cubren y baja de la cama, está mareado pero mientras avanza hacia la puerta su vista se aclara y el equilibrio se restablece gradualmente.

El pasillo está oscuro pero puede percibir una luz proveniente de la sala asi que apoyándose de la pared avanza a tientas, cuidando cada pisada y sin perder la sensación de vacío en el pecho ante los recuerdos de su reciente sueño o pesadilla. Su andar es frenado cuando ese último paso parece encontrarse con algo en el suelo, ni siquiera ha dirigido su vista hacia abajo pero el débil eco metálico le ha erizado la piel.

Cuando al fin se atreve a mirar, inclinándose para buscar aquello que generó el sonido debido a la carencia de luz y sus dedos alcanzan aquel objeto no puede evitar sentir un nuevo escalofrío.

Un cortaplumas...

Incluso cuando lo toma puede ver algunos rastros de sangre ya que se encuentra abierto.

Retoma su trayecto aún con el objeto en mano, comienza a bajar las escaleras y a mitad de camino ya puede ver la figura de Poe arrodillado en el suelo y encorvado, los brazos cruzados como si estuviera resguardando algo entre éstos.

—Poe-kun...—El llamado, aunque es débil, sale sin que pueda evitarlo.

El mayor se sobresalta y al levantar el rostro puede notarse la mirada devastada, enrojecida por las lágrimas retenidas.

—Ranpo...Plutón está...—No puede terminar su oración pues la expresión cambia al dirigir la vista a lo que el detective sostenía, el ojo visible entre los cabellos castaños se abre en una mezcla de confusión y terror, tomándose unos segundos para volver a hablar.—¿Qué...haces tú con eso?








Lamento la demora, casi tres meses desde la última vez que publiqué algo de este fic...
Bueno, cuando lo subí solo tenía la introducción y poco más de la mitad del capítulo uno asi que para ésta parte tuve ciertas dificultades.

Esta historia se había quedado estancada por un tiempo, luego la retomé y tuve un avance considerable pero la inspiración se agotó y volví a dejarlo de lado, ese proceso se repitió unas cuatro o cinco veces hasta que al fin lo pude acabar.

Se podría decir que tengo los puntos clave de la historia y su final, pero me falta desarrollar bien lo que hay entre cada uno de esos puntos...haré lo posible para que ésto quede.

Y bueno, a los que leen ésto en verdad gracias.

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