Epílogo. Garras afiladas.
John caminaba por los pasillos de su Universidad escuchando música con sus audífonos a todo volumen, hoy era el regreso a clases.
-John. -le llamaron pero él no podía escuchar. -¡John!
Sintió una mano en su hombro y al girarse vio a Min sonriéndole. Estaba muy agradecido de que su amistad con el chico no hubiera cambiado nada.
-¡Oye! -sonrió John. -¿Qué sucede?
-Quería hablar contigo sobre algo. -dijo Min quitándole los audífonos. -Pero tengo algo que hacer antes. ¿Puedes ir a la cafetería? Siéntate junto a la fuente de refrescos, sólo será un momento.
-Esta bien, no tardes. -dijo John seriamente. -Necesito pedirte un favor.
-Esta bien, dame diez minutos.-pidió el chico corriendo en dirección opuesta a la de su amigo.
John se dirigió entonces a la cafetería, se sentó frente a la fuente de sofás y miró su teléfono celular.
-Hola. -escuchó una tierna voz bastante reconocida por él.
Elevó su mirada para encontrarse con esos hermosos y grandes ojos azules.
-Hola. -sonrió él alegre.
-¿Puedo sentarme? Estoy esperando a alguien. -dijo ella nerviosa.
-Claro. -sonrió él. -Igual yo, espero a un amigo.
-Soy Madelinne. -dijo ella cautelosa. -Tu eres John Kedward, ¿Cierto?
-Así es. -asintió él.
-Ya no te volví a ver después de aquella noche. -se quejó Madelinne estremeciendose por el sólo recuerdo.
-Si, la noche en la que Black Cat nos salvó. -dijo John sarcástico.
-Es genial, ¿no lo crees? Es tan valiente, varonil, fuerte... -comenzó ella animada. -Es un hombre espectacular.
-Si, eso creo. -sonrió John burlándose internamente. -¿Y a quien esperas?
-A mi novio. -dijo ella encogiendose de hombros.
Aquellas palabras hicieron que John borrara su sonrisa, miró entonces preocupado a la chica tratando de averiguar si se trataba de una broma.
-¿Novio? -repitió John incapaz de creerlo. -¿Tienes novio?
-¿Si? -dijo ella igual de confundida ante su reacción. -De echo ahí viene...
John entonces se giró hacia donde ella miraba y se topó con unos lentes bastante conocidos por él. Su corazón de detuvo cuando vio al sujeto frente a ellos sentarse con Madelinne y sonreirle.
-Ahí estás. -dijo Min sentándose junto a Madelinne. -Te estaba buscando por todas partes.
-Tuve que entregar un reporte, así que vine directo a aquí. -dijo ella besando corto los labios de Min.
John al ver la escena de quedó congelado, nunca por su imaginación había pasado la idea de que las dos personas que más quería en el mundo terminarían juntas. No cuando él ya amaba con locura a Madelinne, no cuando en el pasado estaba seguro de que ella le quería a él.
-Ah, John. -se sonrojo Min Ho al separarse de su novia y ver la cara de confusión de su mejor amigo. -Ella es Madelinne. Es mi novia desde hace unas semanas.
-¿Tu novia? -repitió John cauteloso.
-Si, no te dije nada porque aún no estábamos seguros. -comenzó su mejor amigo tímido. -Pero ahora que es formal quería presentartela.
-Ya nos conocíamos, Minimini. -dijo ella tiernamente al acariciar el cabello de su novio.
-Cierto, del día que les salvó ese tal BlackCat. -sonrió Min comprendiendo. -Pues espero que se lleven bien, ahora estaremos juntos más tiempo los tres.
-Si... -susurró John aún algo confundido. -Los tres...
-Ire por unos nachos. ¿Quieren algo? -dijo Min poniéndose de pie
-Yo un panqueque. -dijo ella sonriéndole.
-Estoy bien. -se quejó John sobando su mentón tratando de asimilar lo sucedido.
-Claro. -sonrió Min antes de irse. -Hablen un poco, no tardo.
-¿Y como conociste a Min? -preguntó Madelinne curiosa una vez que su novio se fue. -Me contó mucho sobre ti, pero he tenido esa duda, tu te vez con cara de pocos amigos.
-Bueno... -comenzó John ahora algo pensativo, tratando de ordenar sus ideas.-Fue en la preparatoria. Yo estaba resentido con mi padre en ese entonces, tuve una fuerte depresión. Un día estaba en el baño de la prepa y tomé muchas pastillas que robé de la enfermeria, cuando intenté acabar con mi vida... -hizo una pausa recordando aquel momento de desesperación. -La puerta del baño se abrió y vi a ese chico coreano cuatro ojos entrar para tratar de ayudarme. Me hizo vomitar todas y cada una de las pastillas, cuando por fin reaccione estaba en su casa. Le agradecí no haber dicho nada, me salvó de una posible terapia. Me pidió que me quedará esa noche, hablamos por horas. -sonrió John. -Le expliqué que había intentado matarme con las pastillas y se volvió loco. Me dio una charla motivacional de dos horas, todo lo que le decía me lo rebatia tratando de hacerme ver la vida de una mejor manera, No funcionó, pero fue divertido.-explicó John recordando a su mejor amigo frente a él con un cartel de explicaciones en la pizarra de su habitación. -Dijo que jamás volvería a sentirme sólo. Y así fue, cumplió su promesa.
-¿Desde entonces son amigos? -sonrió Mad.
-Si. Desde ese dia, cuando él salvo mi vida y dijo que estaría para mí siempre, prometi ser su mejor amigo. Él no conocía a nadie en Estados Unidos, era nuevo y se perdía para llegar a la Preparatoria, yo lo acompañaba todos los días. Con el tiempo nos volvimos más unidos... como familia.
-Muy unidos por lo que sé. -sonrio Madelinne.
-Si, jamás he tenido un amigo como él. Es mi único mejor amigo, al cual le cuento todo, es como mi hermano. -explicó John.
-Porqué salvo tu vida. -susurró Madelinne sonriendo orgullosa de su novio, viéndolo a lo lejos.
-Porqué fue el unico que confio en lo que podía hacer, el único que vio algo bueno en mi. -susurró John mirando a su mejor amigo tomar su orden de nachos. -Salvo mi vida de muchas formas, siempre le estaré agradecido.
-Por eso lo amo. -sonrió Madelinne.
-¿Cómo lo conociste? -preguntó John curioso.
-Pues un día en el concurso de ajedrez lo vi tomando fotografías. -sonrió ella recordando aquel momento. -Me tomó algunas, se acercó a mi y hablamos. Era muy tímido pero es demasiado tierno, jamás había visto a alguien como él.
-Claro... -dijo John mirando como su amigo regresaba con sus nachos.
-¿De que hablaban? -sonrió Min dándole un nacho a su novia en la boca. -¿Se llevan bien?
-Si, es muy amigable tu amigo. -dijo ella mirando a John. -Hablábamos de como se volvieron amigos.
-Y de como ustedes dos se conocieron. -dijo John seriamente. -Muy románico lo del ajedrez.
-Bueno... esa fue la primera vez que la vi. Nuestra primera cita formal fue en un restaurante. -sonrió Min mirándola. -Supe en ese momento que ella era la chica perfecta para mi.
-Si... yo... debo irme. Tengo unas cosas que hacer. - comenzó John al ver como Min se acercaba para besar a Madelinne. -Es un gusto... conocerte, Mad.
-Igual, John. -sonrió ella.
-¿Nos vemos en la salida? -le preguntó Min a su amigo.
-No... yo... no puedo. -comenzó el chico. -Nos vemos después.
-Okey... -comenzó Min. -Cuidate.
John entonces caminó a toda velocidad hasta la puerta y antes de cruzarla miró a atrás.
Min estaba besando a Madelinne, ambos se veían enserio felices, los dos estaban sanos y salvos, al parecer se amaban en verdad.
-Demonios... -susurró John molesto yéndose de aquel lugar.
-¿Crees que le haya agradado a tu amigo? -preguntó Madelinne a Min. -Lo vi algo extraño.
-No, tranquila. Ya se llevarán bien, él es muy... complicado. -sonrió Min acariciando la mejilla de su novia. -No habla con muchos, soy su único amigo. Tal vez esté celoso de ti.
-Sabes... tengo un raro presentimiento con él. -comenzó la chica. -No puedo explicarlo... pero es como si ya lo conociera de hace tiempo.
-Tal vez. -le restó importancia Min comiendo de sus nachos.
-Te amo. -le dijo Madelinne a Min besando su mejilla.
...
Caminando por las calles a pleno atardecer, John pensaba en lo ocurrido. La chica que amaba ahora era novia de su mejor amigo, ellos eran felices y él no podía evitar sentirse fuera de lugar.
Ella lo amaba a él, no a Min. Todo aquello había cambiado cuando regresó en el tiempo. Todo se había vuelto complicado, pero sabía que era la mejor opción.
-¡Chicos esperen! -gritaba una voz a lo lejos. -Yo voy a pagar el dinero de mi hijo pero...
-Silencio anciano. -ordenó otro hombre.
-¿Fred? -susurró John caminando al lugar.
Recordaba vagamente a aquel hombre al cual había salvado en una ocasión y se acercó rápidamente al lugar.
Era exactamente la misma escena que recordaba, a excepción de que ahora él estaba frente al callejón.
Seis hombres cuidaban el lugar, teniendo al anciano en el suelo, arrodillado con una pistola apuntando a su cabeza.
-Esto será divertido. -sonrió John bajando la cremayera de su chaqueta dejando al descubierto su traje negro.
...
-No fue tu culpa anciano, tu hijo te metió en esto. -dijo uno de los hombres mientras recargaba el arma.
-¿Disculpen? -les llamó un chico envuelto en un traje felino al inicio del callejón jugando con sus garras. -Pasaba por aqui y los escuché divirtiéndose ¿Interrumpo algo?
-De hecho si.. -comenzó el hombre calvo.
-No me interesa calvito. Era una pregunta que no necesita respuesta. -explicó John rodando los ojos. -Necesitas más experiencia en diálogos de pelea, viejo.
-¿Quién demonios eres? -se quejó el líder.
-Me llaman, BlackCat. -sonrió John caminando hasta él.
-Si, he escuchado hablar de ti. -aseguró el hombre. -Un niño con un traje de héroe. Es demasiado para ti, deberías ir a casa.
-Te queda ridículo ese traje. -se quejó un hombre mirándolo molesto.
-Se nota que no sabes de moda. -se burló John modelando su traje. -Es último modelo en asesinos, sólo que algo apretado en la entrepierna, ya sabes... estoy muy bien... equipado. ¿Si comprendes?
-Tu no eres un asesino. -se quejó el líder.
-¿Tu crees? -sonrió John. -Puedo demostrarte lo contrario.
-¿Ah si? -retó el hombre.
-Si quiero, puedo acabar con todos en menos de un minuto en un abrir y cerrar de ojos. -aseguró John tronando sus nudillos.
-Quisiera ver eso, somos seis contra uno... -dijo el hombre calvo sujetando con fuerza el bate en sus manos.
-¿Min? -llamó John a la voz robótica de su mejor amigo.
-Hola John, ¿En qué puedo ayudarte? -le dijo la voz del traje.
-Cronómetro porfavor. -pidió John agazapándose en el suelo.
-Claro que si, comenzando con la cuenta regresiva... -dijo la voz haciendo que todos los hombres se miraran extrañados entre sí. -1...
-¿Hablas enserio? -se quejó un hombre ahora preocupado.
-2... -continuó la voz de Min.
-Está loco. -se quejó el líder.
-3...
El cronómetro comenzó y John sin perder tiempo tomó el arma del líder dándole un fuerte golpe en la barbilla para hacerlo caer.
Disparó dos tiros a las piernas de dos hombres que cayeron adoloridos al suelo mientras gritaban por el dolor abrasador.
Levantándose, John sonrió al hombre calvo y saltó sobre sus hombros para aplicarle una llave al cuello con sus piernas y hacerlo caer de espaldas, logrando dejarlo inconciente.
Sujetó el bate entre sus manos y dio con fuerza en el estómago de otro hombre que no tuvo tiempo de responder, dos fuertes golpes en la nariz lo dejaron noqueado sentado en el suelo, contra la pared del callejón.
De una patada voladora derribó a un hombre más el cual se puso de pie para batirse a golpes. John le dio la oportunidad de tirar dos puñetazos al aire pues esquivandolos, propinó un sólo y certero golpe en la mejilla del hombre, haciendo que un pequeño diente saliera volando de su boca.
Cuando observó a los dos hombres heridos de sus piernas levantarse, corrió a toda velocidad, derrapando en el suelo para esquivar al líder y saltar sobre las cabezas de ambos hombres haciendo que chocaran fuertemente sus cabezas una con otra y después se desmayaran.
Los sujetos cayeron al suelo sin poder reaccionar, confundidos y adoloridos.
El líder entonces miró como John observaba a su alrededor los cinco cuerpos heridos y fuera de combate, y se acercó a él con una navaja.
Trató de herirlo pero fue inútil cuando el chico utilizando sus garras le quitó el arma y propinó dos patadas a sus costados, un rodillazo en la mandíbula y por último un pequeño golpe en la frente que lo hizo caer inconciente al suelo.
-¿Cuánto tiempo me quedó? -preguntó John sonriendo a la voz de su traje.
-Fueron sólo cincuenta y seis segundos. -dijo Min algo sorprendido. -Excelente tiempo, John.
-Me tarde más porque el traje me aprieta la entrepierna. -se burló John estirando su traje en ese lugar. -Genial, tengo mucha energía aún.
Se acercó a Fred y lo ayudó a ponerse de pie, le soltó las ataduras de su mano y sonrió acomodando el cabello del sujeto.
-¿Quién... quien eres, chico? -preguntó el hombre sorprendido.
-Me llaman BlackCat, señor. -sonrió John. -Creo que su deuda quedó saldada. Puede irse tranquilo, no le molestaran más.
-¿Nos conocemos? -preguntó Fred cauteloso.
-No lo creo. -se quejó John. -Ahora largo, váyase de aquí.
-Gracias, hijo. Eres un hero...-comenzó el hombre.
-Shhhh... -lo cayó John colocando un dedo en sus labios. -No lo diga, no soy nada de eso. Sólo váyase ¿Quiere?
-Gracias de nuevo. -dijo el hombre sonriente.
-Hasta luego, anciano. -se despidió John viendo como el hombre salía del callejón.
-Hasta pronto, Black Cat. -se despidió Fred.
Una vez que el hombre se fue, John miró a su alrededor y decidió guardar el arma en su traje, tomó su mochila con su ropa y comenzó a caminar por la calle directo a su casa, dejando a aquellos sujetos malheridos, vivos pero con condiciones nada agradables.
Al llegar a su casa entró por la ventana de su habitación y se despojó de su traje, lo guardo en su cajón bajo llave y se cambió con su pijama.
-¿Cómo te fue hijo? -dijo su padre abriendo la puerta. -No te escuché llegar.
-Bien... todo normal. -sonrió John sentándose en la cama. -¿Y tu?
-Muy bien, pero abajo hay una chica muy linda que quiere hablar contigo. -dijo su padre recargado en la puerta mirándolo de forma insinuante.
-¿Quién es? -preguntó John cauteloso.
-Dice que se llama Mary. -dijo su padre haciendo memoria. -Dijo que te esperaría. Según ella es urgente.
John bajó al piso de abajo y al ver a la chica sentada en el sofa se sorprendió enormemente.
-¿Mary? -dijo John mirándola de cerca.
-Hola Gatito. -dijo ella sonriéndole. -Que bueno verte al fin en tu forma normal.
-¿Me seguiste? -dijo él confundido. Ella asintió encogiendose de hombros. -¿Qué haces aquí?
-Te quiero hacer una propuesta. -dijo ella coqueta. -Escuché cosas sorprendentes de tus habilidades felinas.
-Te escucho. -sonrió mirándola con la ceja levantada debido a la intriga.
-Hagamos traverusas juntos, Black Cat. -susurró ella provocativamente. -Tengo muchas ideas que podemos llevar a cabo juntos.
Sintió la mano de la chica recorriendo su mejilla y cerró los ojos sintiendo el calor que su piel desprendía.
Una onda de adrenalina lo invadió al sólo pensar en las aventuras que podían surgir y abriendo los ojos su color verde gatuno floreció dándole un aspecto más felino.
-¿Necesito afilarme las garras?
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