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Capítulo 9. Secretos.

Caminando por los pasillos de su escuela John buscaba a Min. Necesitaba que su amigo le ayudará con un trabajo de ciencias y no aparecía por ningún lado.

Viendo a Roger, un chico de la clase avanzada donde estaba Min, se acercó y con voz sería le preguntó por su amigo.

-¿Min Ho? Pues si, estaba en clases pero se fue volando a los laboratorios de pruebas.

-¿Dónde es eso? -preguntó  John confundido.

-Pasando el salón de bioquímica. -aseguró el chico cerrando su casillero.

Al parecer estar cerca de John le incomodaba y buscaba terminar con la conversación lo antes posible. Todos sabían que no te podías meter con él, era catalogado como un chico raro y nada amable.

-Muy bien, gracias.

Siguiendo el camino hasta buscar a su mejor amigo, entró a la dichosa sala de pruebas donde encontró un montón de cubículos con experimentos guardados en vitrinas.

¿Que podría estar haciendo aquel chico en ese lugar? Min no no solía venir aquí, nunca le había mencionado a John sobre ese lugar, por lo que era extraño que llegará aquí.

-¿Min? -lo llamó John.

Tras unos segundos, unos fuertes golpes y ruidos provinieron de una habitación cerrada con llave. Parecía como si se hubieran caído pedazos de metal y objetos.

-¿Min? -volvió a llamarlo John. -¿Amigo estas ahí?

-¡Espera! Dame unos segundos. -pedía su amigo.

Saliendo con el pelo desordenado y su ropa desacomodada, Min encaró a su mejor amigo sonriendo de forma exhausta.

-¿Qué pasó John? -sonrío su amigo.

-¿Que hacías ahí dentro? -cuestionó John curioso.

-¿Qué? Nada, no hacía nada.

-Se escuchaba mucho ruido, ¿Qué hacías? -insistió John.

-Muevo cosas. - Min se encogió de hombros.

-Tu no puedes ni levantar tu mochila, me pides que lo haga yo. No mientas, ¿que haces?

-Estaba... con.. con una chica. -dijo Min nervioso y bajando la cabeza apenado.

John comenzando a reír asintió avanzando más a su amigo.

-Ni en tus sueños viejo, es más creíble lo primero.-se burló John.

Entonces de la puerta salió una figura femenina riendo suavemente, llevaba puesto un vestido celeste con una chaqueta negra. Madelinne, caminando con cuidado se posicionó al lado de Min, acariciando su larga cabellera rosa sujeta por una coleta y sonrió mirando a John.

-Hola, Johny

Sin poder creerlo John miró a Madelinne y después a Min buscando una explicación lógica, pero no parecía entender nada.

"No puede ser, el chinito se me adelantó."

-¿Qué haces tu con ella? ¿Que estaban...? ¿Qué rayos sucede aquí?

-Bueno... ella está en mi clase de bioquímica, estábamos hablando y me pidió que le ayudará con algo...  y -comenzó a explicar Min pero la chica susurró algo en su oído que John no pudo escuchar claramente. - y... yo... yo...

-Min, ¿Qué pasa?  Está mujer está loca, ¿Cómo puedes estar con ella? -se quejaba John. -¿Qué estaban haciendo, Madelinne?

-No te pongas celoso gatito, solo hablábamos. Él  me puede ayudar mucho, tiene un gran potencial. -sonrió la chica maliciosamente. -¿Verdad que si, Minimini?

-Tiene que verlo, es grandioso. -aseguró Min a la chica. -Porfavor.

-Después. Aún no está listo.  -se quejó ella molesta. -Nos vemos después Minimini.

Depositando un beso en la frente del chico caminó hasta John y sonriendo le abrazó por la espalda.

-Que no se te olvidé que tenemos una cita hoy en la noche, gatito. Te veo más tarde.

Sin decir una palabra la vio marcharse y regresó su mirada furiosa a su amigo quien ahora se veía nervioso.

-Vas a decirme que rayos estaba haciendo esa chica aquí, ahora mismo. -susurró John molesto.

Min ya estaba acostumbrado al mal genio de su mejor amigo, pero esta vez había algo más. Ese enojo no se debía a lo de siempre.

-Ya la escuchaste, aún no estas listo. Cuando sea el momento lo verás, yo sólo estaba...

-Dime ahora mismo lo que hay ahí o yo entraré a la fuerza. -aseguró John seriamente.

-John, no puedo decirte aún. Por favor espera un poco más.

Min se acercó un paso y John retrocedió dos. Eso hizo que el chico coreano se preocupara por la actitud de su amigo.

-No conoces a esa chica, no sabes si puedes confiar en ella o no y aún así estas ayudándola con sus tonterías y me ocultas todo a mi, que soy tu mejor amigo. -comenzó John. -Tienes cinco segundos para decirme lo que pasa o me largo y sabes que esto no acabará bien.

-No puedo decirte... ella...

-Uno.

-John escúchame...

-Dos... Tres...

Ambos chicos se miraban directo a los ojos, hubo un intenso silencio en donde Min pensó en revelar el secreto que había pactado con Madelinne.

No quería ver enojado a su amigo, eran muy pocas las veces en que ambos se enojaban y que John estuviera así ahora, le preocupaba.

-Espera unos días más... por favor. -le pidió Min Ho a su mejor amigo avanzando unos pasos.

-Cuatro.

-¿Porqué eres tan terco? ¿No puedes confiar en mi?

-Yo no confío en nadie, ya te lo había dicho. -se quejó John.

-Y yo te dije que podías confiar en mi, jamás haría algo para perjudicarte, no después de todo lo que haz hecho por mi. John esto es importante, créeme que quiero decírtelo, pero no es el momento. Ya lo entenderás. -aseguró el chico coreano algo molesto. Le dolía la actitud de su mejor amigo en esos momentos.

-Cinco.

Sin decir nada más John caminó hasta la puerta tomando sus cosas y con ese gran orgullo que cargaba se disponía a dejar a su mejor amigo ahí sólo.

Si no había querido decirle algo tan importante, entonces le dejaría de hablar hasta que éste aceptará su error. O al menos ese era el pensamiento del chico felino mientras se dirigía a la salida.

-Eres imposible, John Kedward. ¿Porque te pones así? ¿Desde cuando te preocupa lo que hago o dejo a hacer?

-Desde que eso me involucra a mi también. Esa chica es peligrosa, no la conoces para nada,  te ofreces a ayudarla en quien sabe que cosas y no mides las consecuencias. -aseguró John molesto aún dándole la espalda a Min.

-Tu tampoco la conoces, no te das la oportunidad de hacerlo. Siempre alejas a todos y por eso estas sólo. -se quejó su amigo molesto. -¿Porqué? ¿Porque lo haces? El único amigo que tienes soy yo y eso es porque soy el único que te soporta.

-No te creas tan importante. No te necesito. No necesito a nadie y por eso es que me gusta estar sólo. No necesito conocer a esa loca para saber que trama algo peligroso. -replicó John. -Pero haz lo que quieras, ya no me tendrás para salvarte el trasero cuando veas que te metiste en un problema gracias a ella.

-Estas siendo un idiota. No vengas conmigo cuando veas que tenía razón. Que eres un terco y que debiste confiar en mi.

-No vengas conmigo cuando esa desquiciada te meta en problemas.

-¡Creí que era tu amigo! ¿No puedes confiar en mi por una maldita vez? -gritó Min molesto

-Nunca lo he hecho y no lo haré.

Aquellas palabras dolieron horriblemente para Min Ho, era la primera vez que le hablaba así. No sabía que estaba pasando para que John se comportará de esa forma, ¿Porqué estaba tan molesto al ver que trabajaba con Madelinne en un proyecto?

¿Qué tanto le preocupaba que ella y su mejor amigo tuvieran un proyecto juntos?

Ni siquiera el mismo John lo sabía, o al menos eso es lo que el quería creer.

Desapareciendo de aquel laboratorio caminó de regreso a su casillero y azotó la puerta de este al guardar sus libros. La furia estaba cegándolo y sabía muy bien que eso terminaría mal.

...

"Se hace tarde para ir con la loquita" aseguró Cat sarcástico.

-No voy a ir. - dijo John mientras terminaba su trabajo de ciencias en la computadora.

"Necesitamos ir, ellos nos pueden ayudar a encontrar a la bruja. Sabes que lo quieres más o igual que yo." Aseguraba Cat. "Deja de quejarte porque se acostó con el chino ese. Yo ya lo superé. "

-Cierra la boca. Eso no me importa, es un milagro que ese tonto se acueste con alguien. Pero lo que me molesta es que me oculten cosas. Sobre todo él. -se quejó John molesto.

"¿Seguro? Somos prácticamente uno y se que algo más está escondido en esa explicación. " aseguró Cat cauteloso. "¿Qué tiene ese chino que te importa tanto?"

-Ya te lo dije, me molesta que oculten cosas y él no me importa, así que ya deja el maldito tema.

"Como digas"

Un pequeño golpe se escuchó en la puerta del cuarto de John, éste, cauteloso caminó hasta ella y agudizó el oído.

Últimamente entraba mucha gente a su cuarto sin él poder evitarlo. No quería que nadie más entrará de sorpresa.

-¿Hijo? -lo llamó su padre.

Algo más relajado abrió la puerta de mala gana y con su típica cara de fastidio miró a su padre.

El hombre al ver a su hijo sonrió levemente y miró de reojo su aspecto.

-Llevas toda la tarde ahí de nuevo, me preguntaba si... si querías ir conmigo al cine. Estrenaron una nueva película de acción y pues, compré las entradas hace una semana por si querías venir conmigo. -comenzó el señor Kedward.

Elevando una ceja y mostrándose sorprendido John examinó a su padre. Éste lucía algo nervioso y cohibido, tenía las esperanzas de que su hijo accediera y salieran juntos a disfrutar de su compañía.

-¿Tienes ya las dos entradas?

Animado al no recibir una respuesta negativa de su hijo asintió con ganas y sonrió aún más.

-Si, desde hace una semana.

-¿No tienes planes?

-No, hijo. Terminé mi trabajo y la casa esta limpia. Esperé a que terminarás tu tarea para preguntarte. -aseguró su padre algo más relajado.

Creyó por un momento que su hijo actuaría de mala forma como siempre y lo dejaría plantado, pero parecía que por fin podrían estar tranquilos los dos.

-Pues todo parece indicar que puedes ir al cine. -comenzó John seriamente. -Sólo te falta a quien le interese ir.

Cerrando la puerta en la cara de su padre John regresó a la computadora para terminar su trabajo y darle los últimos detalles.

"Eso fue genial, cruel, pero genial. Cada día somos más parecidos, Johny" sonrió Cat satisfecho.

Dentro de su cabeza John dudaba acerca de ir o no a la reunión que se había acordado con Madelinne y Devon.

Tenía la curiosidad de saber que trataban y como pensaban atrapar a la bruja.

El horrible odio que tenía hacia ella alimentaba aquella curiosidad. Deseaba con todas sus fuerzas poder matarla con sus propias manos.

"¿Que esperas? Vamos con la loquita y el relojero" se quejaba Cat.

Decidido a sólo ir a investigar y escuchar tomó su chaqueta y salió de su habitación a toda prisa.

Cruzando por la sala se encontró a su padre viendo la televisión con rostro decaído y sin vida. tenía en sus manos los boletos y la chaqueta que solía usar al salir. El pobre hombre lucía derrotado y desganado.

Pero a John no le importó en lo absoluto el verlo en tales condiciones y sin decirle nada salió por la puerta colocándose la chaqueta.

Caminando por las calles con las manos en los bolsillos recordó la dirección que se había acordado.

La calle Byington quedaba muy lejos de donde se encontraba, caminando no llegaría a tiempo; pensó en tomar un taxi pero había mucho tráfico. Ya era tarde y todos salían de sus empleos.

Tomando aire y resignándose al poder que luchaba por salir, le dio el paso al ser dentro de él que con gusto comenzó a moverse con libertad.

Con fiereza comenzó a correr a toda velocidad por las aceras, las pocas personas que lo veían lo miraban asombrados por tal velocidad. Con cuidado entró en un callejón pequeño y estrecho en donde trepó con gran agilidad la pared y de un salto aterrizó en el techo.

Mirando el horizonte y como el sol se ocultaba emprendió la carrera liberando toda su energía acumulada, que por desgracia era encerrada en el cuerpo de John. 

Black Cat amaba esa sensación de poder que lo llenaba una vez libre de las prisiones que John le impuso.

Sabía que una vez atrapada la bruja, él podría hacer que ella los separara y así cada quien ser dueño de un cuerpo. Ese era su propósito, ser libre y vengarse. 

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