Capítulo 20. Superar el pasado.
Han pasado horas desde que Devon se fue dejando a un confundido y desesperado John.
El chico se había encerrado en su habitación mientras observaba fotos de su madre en un álbum.
Justo en su último cumpleaños con ella hay una foto, ella tenía puesta esa misma ropa hoy cuando la vio de nuevo. En una de las fotos se puede ver a Devon con el padre de John caminar hacia el auto y bajando la mesa.
Devon le había explicado que afortunadamente no habían cambiado mucho, las pocas acciones que hicieron no repercutieron en su actual realidad.
Mirando el retrato de su madre John no pudo evitar llorar, ver sus ojos de nuevo había sido lo más feliz que había experimentado en mucho tiempo.
"Ella era muy sexy" comentó Cat tratando de mejorar el humor de su compañero.
-Dos semanas después de ese cumpleaños se fue, discutió con papá y dijo que no volvería. No pude evitar que se fuera, se despidió cuando yo estaba dormido.
"John, debemos concentrarnos en lo importante. Ya no puedes hacer nada por el pasado." aseguró el felino seriamente.
-Necesito verla de nuevo.
"Necesitamos saber quien soy y como vencer a la bruja. "
-Quiero a mi madre de vuelta. -aseguró John decidido. -Si cambiamos el pasado donde ella jamás se fue, eso provocaría que yo no estuviera aquella noche tomando y por eso no podrían convertirnos.
"Lo haría con alguien más. Convertiría a otro" aseguró Cat molesto. "Se que es difícil ¿okey? Pero tienes que superarlo. Ella ya no está y tu debes seguir, así es la realidad y aunque puedas cambiarla piénsalo, ¿bajo que precio tendrás de nuevo a tu mamá? "
John sabía que Cat tenía razón, pero muy dentro de él deseaba con todas sus fuerzas tenerla de vuelta. La necesitaba, extrañaba todo de ella y estaba dispuesto a correr el riesgo.
-La quiero conmigo. -susurró John pensativo.
"Ella se fue por un motivo, tu padre te lo dijo todo y aún así te rehusas a pensar claramente." Se quejó Cat. "No quiero ser cruel contigo, eres mi amigo. Pero estas siendo muy frágil y no puedo permitirlo. Si tu eres débil yo seré débil y no puedo dejar que lo hagas. "
-No soy débil. -aseguró John poniéndose de pie. -Estoy bien.
Secó las lágrimas de sus mejillas con enojó y arrojó el álbum de las fotos al suelo haciendo que el pequeño gato que pasaba por ahí se asustara y corriera debajo de la cama de John.
"Así es. No dejes que importe nada, sólo somos tu y yo. La venganza es nuestro objetivo."
Tomando una gran inspiración cargada de resignación entró a la ducha. Faltaban tres horas para la cena con Madelinne por lo que decidió prepararse.
Dejó que el agua tibia se llevará todo rastro de estrés y suspiró con cansancio.
"Puede que haya acción está noche" dijo Cat burlón.
-Sólo quiero tranquilidad, aunque sea sólo por un día.
Saliendo de la ducha se colocó unos pantalones oscuros y una playera color roja de manga larga. Pensó en que sólo sería una cena por lo que no había necesidad de vestirse tan formal.
Tomó su chaqueta gris y bajó a la sala para buscar su teléfono celular.
-¿Hijo? -lo llamó su padre saliendo de la cocina con una gran pizza humeante.
-Estoy aquí. -dijo John buscando entre los cojines del sofá.
-¿Qué haces? -preguntó su padre curioso.
Dejó la pizza en la mesa y miró atento como su hijo levantaba los cojines buscando algo en ellos.
-No encuentro mi teléfono. -aseguró John buscando debajo del sofá.
Era imposible que no lo encontrara, él recordaba haberlo arrojado a este sofá apenas llegó de su aventura con Devon.
-Yo lo tengo. -comenzó su padre sonriente. -Limpié la sala hace rato y lo dejé en aquella mesa junto a las llaves.
-Lo hubieras dejado ahí tirado. -se quejó John molesto.-Después de todo ahí lo deje yo.
-No porque seamos dos hombres haremos de esta casa un chiquero.
-Aveces eres demasiado femenino. -se burló John secamente.
-En fin. Quería preguntarte si tu...
Justo cuando estaba por terminar su oración, el celular de John sonó interrumpiéndolo.
Su hijo atendió la llamada sin fijarse en el número y entonces sonrió levemente al escuchar la voz en la línea.
-Hola gatito. -le saludo ella por el teléfono. -¿Estas listo?
-Claro, en unos minutos te veo. -aseguró John buscando en sus bolsillos su cartera.
-Perfecto, estoy ansiosa. -soltó una leve risilla que ocasionó que John alejara el móvil de su oído.
-Genial.
-Pero hijo, yo quería decirte que...
-Espera. -ordenó John poniendo en altavoz a Madelinne para poder buscar en su chaqueta también.
Dejó el celular sobre la mesa y comenzó a revisar sus bolsillos traseros y la chaqueta.
-¿Ahí está tu Papá? HOLA SEÑOR KEDWARD. -gritó ella a modo de saludo.
-Hola Madelinne. -sonrió el padre del chico algo serio. -Hijo, quería pedirte que salieras conmigo. ¡Nunca hacemos nada juntos! Compré las entradas para el estreno de esa película que tanto te gustaba hace unos años. Salió la tercera parte y creí que...
-No quiero ir a ningún lado contigo. -aseguró secamente el chico.
-Pero hijo... preparé tu pizza favorita, tengo todo listo. No sabía que planeabas salir con ella, pero ¿por qué no sales conmigo está vez? Sólo por esta vez. -preguntó tristemente su padre.
-Porque no. No quiero estar cerca de ti. ¿Creiste que te había perdonado ya? Eso nunca pasará. -se quejó John sacando su cartera de la chaqueta.
-Ya te expliqué todo, no hice nada.
-Exacto, no hiciste nada para impedir que ella se fuera.
-¿Qué podía hacer? Era su desicion y ya no éramos marido y mujer. No podia evitarlo.
-Claro que podías. Pero nunca pensaron en mi.
-Todo fue hecho pensado en ti. ¿Crees que yo no sufrí? ¡Yo la amaba! -se quejó el señor Kedward.
-¡Tanto como para engañarla con mi maestra y su mejor amiga! -sonrió John sarcástico.
-¡Ya no éramos nada! Ella quería que rehiciera mi vida y eso intenté, pero después de tu madre ya ninguna me interesaba.
-Deja de mentir que no tienes a nadie a quien impresionar. -se quejó John seriamente.
-John... -comenzó Madelinne con voz suave aún en el teléfono.
-Tu nunca entenderías todo lo que yo sufrí también. No sabías nada, eras un niño y todo lo hicimos porque te amamos. -lloriqueo su padre. -La amaba, fue mi primer y último amor. Pero te amaba más a ti que a ella, eres mi hijo y siempre estaré dispuesto a protegerte aunque eso implique que yo salga perjudicado.
-No me vengas con sentimentalismos. -sonrió John amargamente. -No te creo nada.
-Espero que el día que yo muera, no te arrepientas de nada. Porqué ya no habrá vuelta atrás. Estoy tratando de arreglar las cosas porque quiero tener de vuelta a mi hijo. Extraño escuchar que me digas "te quiero". Antes lo decias a cada instante y ahora esa palabra se borró de tu vocabulario.- aseguró con melancolía.
-Tu te lo ganaste.- sentenció John. - Y el día en que tu mueras, no derramaré ni una lágrima por ti.
-Si por salvarte y cuidarte soy un mal padre. Entonces está bien, odiame, yo se que hice las cosas bien. -comenzó a llorar su padre. -Espero que cumplas esa promesa y no sufras mi muerte. Cada día la veo más cerca y a ti más lejos.
Dicho esto salió de la sala subiendo las escaleras y cerrando la puerta con fuerza, John soltó un gran suspiro molesto.
A pesar de no arrepentirse de lo que había dicho, algo dentro de él le incomodaba, era como si supiera que todo aquello no había sido cierto.
Le repugnaba la sola idea de flaquear ante sus sentimientos. Tenía que ser fuerte, debía dejar de sentir pero algo dentro suyo estaba removiendose con fuerza tratando de salir.
La culpa le invadió al ver la mesa llena de pizza y dos platos con pasta de spaghetti. Había un licuado de los que solía hacer su mamá en sus cumpleaños, su padre siempre había querido aprender a prepararlos desde hace años y al parecer está noche lo logró.
Con frustración jaló su cabello y se dejó caer en una silla mirando la mesa puesta para dos personas.
-Mad... -comenzó John tomando el celular y quitando el altavoz.
Pero al parecer ella había colgado. Algo molesto por la situación arrojó su teléfono al suelo y enterró su cara entre sus manos.
El timbre de la puerta sonó y dudando de si ir o no a abrir, se puso de pie mirando por la ventana a la chica parada frente a su puerta.
-¿Cómo es qué ...?
Al abrirla ella se arrojó a sus brazos y molesta lo metió dentro de la casa para darle una pequeña bofetada.
-¿Cómo se te ocurre? Eres un desconsiderado. No debiste hablarle así.
-¿Cómo llegaste tan rápido? preguntó John cauteloso.
-Dev fue a mi casa a decirme lo que lograron hacer y por eso te llamaba, para saber como estabas. Él me trajo y se tuvo que ir rápido. -explicó ella. -Sólo me hizo este favor para venir a darte un buen y merecido golpe por cabezota.-dijo ella molesta.
Al mirarla mejor, se dio cuenta de su atuendo tan escaso. Estaba semidesnuda con una toalla a su alrededor y el cabello recogido en una cebolla descuidada.
Llevaba puestas unas pantunflas de conejo y por primera vez la había visto sin maquillaje. Era en verdad hermosa.
Al darse cuenta ella también de su atuendo, apretó más la toalla a su cuerpo y le miró mal mientras se sonrojaba.
-Dame algo para ponerme. -ordenó ella.
-¿Quién eres para darme ordenes? -se burló John molesto.
-Tu futura esposa. -se quejó ella como si fuera obvio. -Dame una camisa.
-No me quitaré la mía para dártela. -se quejó él caminando a su habitación.
-Eres un grosero. No entiendo porque estoy contigo, esta relación es un caos. -se quejó ella entrando a su cuarto y caminando directo al closet. -Yo me esfuerzo por ser buena novia pero me lo pones difícil.
-¡No estamos en una relación! Y no eres mi novia.
-¿Entonces como explicas que estoy semidesnuda en tu cuarto discutiendo por nuestro futuro?
-Estas loca. -se quejó él sentándose en la cama. -No hay explicación lógica cuando estoy contigo.
-Eres un desconsiderado. -siguió ella molesta mientras retiraba la toalla quedando sólo en ropa interior. -Tengo que venir a solucionar tus malditos problemas porque te comportas como un cavernícola. ¡¿Donde están los calcetines?! -gritó esto último mirando con desesperación a John.
Él rodó los ojos y se puso de pie abriendo uno de los cajones mostrándole a la chica su ropa y en donde se encontraban los calcetines.
-¡Gracias! -dijo ella molesta tomando un par y caminando a la cama.
-¿Era necesario que vinieras? Nisiquiera te vestiste. -se burló John.
-Claro que era necesario. ¡Estas arruinando todo! No permitire que pase nada de eso. -aseguró ella colocándose los calcetines de forma brusca y torpe.
-¿De que hablas?
-Te dije que aveces veo el futuro. -se quejó ella. -¿Vez? ¡Nunca me pones atención! ¿Que clase de novio eres?
-¿Qué viste? -preguntó él ignorando todo lo demás.
-No puedo decirte. -aseguró molesta. -Pero si me hicieras caso, cabezón, no estaría cambiándome en tu habitación y no tendríamos problemas. ¡Pásame una camisa!
Molesto, John tomó una playera negra de su cajón y una pillama para dormir de él.
Caminó hasta la cama y tomó a Madelinne del brazo haciéndola levantarse con fuerza.
-Ya me cansé de tus juegos. -susurró con la mandíbula apretada. -¿Qué fue lo que viste?
-No es momento de que lo sepas. Prometo que te lo mostraré pero por ahora no. -dijo ella seriamente. -Ahora... o me das la ropa o tendrás que soportar que este desnuda por tu casa.
-Toma. -dijo él arrojando la ropa a la cara de ella. -Vístete, te llevaré a tu casa.
-No voy a irme. -aseguró ella colocándose el pillama. -Comeremos la deliciosa comida de tu papá e iremos al cine.
-No...
-¡NADA DE NO! -gritó ella furiosa. -¡Vamos a hacer lo que te estoy diciendo ahora mismo o te mandaré un rayo a donde más te duela!
-¡No me digas lo que tengo que hacer! -gritó él furioso.
-Se buen novio y sirveme un gran pedazo de pizza con mucho espagueti. -pidió ella con mirada tierna.
-No me vuelvas a hablar así, ¿me escuchas? A la proxima, te ira muy mal.
-Eso será divertido de ver. -sonrió ella colocándose la camisa. -Ve a servirme cielo, iré a peinarme.
Sin dejarlo decir nada más se encerró en el baño y lo dejó ahí de pie mirando a la nada. ¿Que tenía esta chica que causaba esos repentinos cambios de humor en él? ¿Qué estaba pasando con John?
...
Servidos los platos John miró de nuevo a las escaleras donde una Madelinne alegre y risueña bajaba arremangando el pillama que traía puesto.
-Que lindo. -aseguró ella mirando la cena.- Tu papá cocina muy bien.
-¿Por qué tardaste tanto? -preguntó John cauteloso.
-Estaba convenciendo a tu padre de cenar con nosotros e ir al cine. -explicó sentándose al lado de John.
-Yo no iré a ningún lado. -comenzó él molesto.
-No te pregunté. -se quejó ella. -Iremos los tres.
-Madelinne, no puedes hacer esto, no puedes meterte entre nuestros problemas. -comenzó el chico seriamente. -No es algo que puedas arreglar con tus sonrisas y palabras bonitas.
-Gatito, por el momento coopera conmigo. No te estoy pidiendo que lo perdones, sólo que vayamos al cine.
-Pero no quiero. -dijo él molesto. -No puedes obligarme.
-No lo haré. -dijo ella comenzando a comer. -Pero deberías hacerlo.
-¿Por qué?
-Porque yo te lo pido.
Unos pasos se hicieron presentes y los chicos miraron al padre de John acercarse con rostro severo.
Sin decir una palabra se dispuso a comer y los chicos hicieron lo mismo.
Madelinne se encargó de sacar conversaciones a los dos. Cada uno contestaba sólo lo que se le preguntaba y la chica no paraba de hablar. Hacía un poco más relajada aquella cena tan incómoda.
Al terminar ella se puso de pie y los miró a ambos con seriedad.
-Bien, ahora yo iré a lavar los platos y ustedes se arreglarán iremos al cine y no quiero más discusiones ¿capisci?
Ambos asintieron de mala gana y ella sonriente se llevó los platos a la cocina.
El señor Kedward subió dejando a su hijo sólo y al bajar de nuevo traía consigo una ropa de mujer en sus brazos.
-Madelinne. -la llamó el padre de John. -Puedes ponerte esto para salir, era de mi esposa. Apuesto a que son de la misma talla.
-Oh que lindo, gracias. -dijo ella sonriente. Plantó un beso en la mejilla del señor Kedward y salió disparada a la habitacion de John.
-¿Le diste la ropa de mamá?
-No va a ir al cine vestida con tu pillama. -se quejó su padre.
-Se ve que ya no te importa lo que tenga que ver con mi madre.
-Te equivocas. -se quejó su papá. -Pero veo que tu te enfocas mucho en el pasado y eso no está bien. Yo la amaba como no tienes idea y me sumergi mucho tiempo en la tristeza de perderla. Pero comprendí que te tenía a ti aún.
-¿A que quieres llegar? -se quejó John sentándose en el sofá de la sala.
-Tu madre murió. Es algo que no podemos cambiar por más que nos duela. -comenzó su padre. -Pero yo estoy vivo. Quiero arreglar las cosas y estoy contigo.
-Escucha...
-Escuchame tu a mi. Ya han pasado muchos años, deja ir el fantasma de tu madre y mira al futuro. No puedes vivir encerrado en tanto dolor cuando ya pasó todo.
-Era mi madre. -se quejó John.
-Era mi esposa. -dijo de igual forma el señor Kedward. -Pero aprendí a vivir sin ella y salí adelante por ti.
-¿Debo agradecerte? -se burló John.
-Deberías comenzar a vivir en el presente.
Ambos en silencio se miraron a los ojos y por un momento John dudó. ¿Y si su padre tenía razón? ¿Y si era momento de olvidar?
Sus miradas fueron interrumpidas por la dulce voz de Madelinne al pie de las escaleras.
-¡Vamos al cine!
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
HOLA! Espero que les haya gustado.
Les mando un fuerte abrazo a todos y gracias por leer🙈
Hasta pronto 😊
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro