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Capítulo 18. Pequeño obsequio.

Mirando su rostro con cautela, Cat recorrió con sus ojos cada parte del traje y empezó a reír a carcajadas amargas.

-¿Tu? -sonrió con sarcasmo. -¿Garras?

-Cat. -lo llamó Madelinne molesta. -Quiero que vuelva John.

-Esto no le gustará. -aseguró Cat mirando al chico frente a él. -No te creas algo que jamás serás niñito.

Dicho esto cerró los ojos, dándole paso a John para tomar el control. El chico no quería abrir los ojos, no quería mirarlo, se negaba a hacerlo.

Su sola presencia le dolía e incomodaba, no estaba listo para hablarle, no quería siquiera tener que verlo nunca más con aquel atuendo.

Su mejor amigo estaba frente a él vestido con aquel traje negro y mirada penetrante. Era imposible para él no pensar en el peligro donde se había metido gracias a todos estos problemas.

Pero al entender que era su única opción de irse cuanto antes, los abrió de apoco para dirigirse a Madelinne e ignorar a Min por su propio bien.

-Tenemos que irnos de aquí. -aseguró John seriamente.

-Ella está herida. -comentó Min sujetando más a Madelinne contra su cuerpo.

-Te llevaré a casa. -dijo John acercándose a ella y con cuidado de no hacer contacto con su amigo, la cargó en brazos. -¿Estas bien?

-S-si, sólo me duele mucho un costado. -aseguró ella quejándose entre los brazos de John.

-Te llevaré a tu casa.

-No, no quiero ir a mi casa, no está noche. -susurró ella débilmente, ocultando su rostro en el cuello de John.

-¿A donde entonces? -preguntó el chico mirándola.

-Puedes quedarte conmigo. -aseguró Min quitándose los guantes.

-Ni lo sueñes. -se quejó John molesto.

-¡Yo puedo cuidarla! -se quejó Min furioso. -Se como tratarla, ella estaría mejor conmigo.

-¿No puedes ver en lo que te has metido? Ahora tu también estás en peligro gracias a tu insistencia de acercarte a nosotros. La bruja querrá matarnos a todos y ahora tu también estas en su lista. -se quejó mirando a Min.

-Se cuidarme. -aseguró este seriamente.

-Claro que no, nunca lo supiste hacer y ahora menos. Esto no es como en la Universidad donde yo te protegía, esto es mucho más complicado y peligroso. Ella no va a patearte y tirar tus libros, ella quiere matarte.

-No me interesa, puedo con esto. -susurró Min fríamente.

-¡Dejen de pelear! -gritó la chica con voz débil. -Tengo frío , llévenme a algún lado, pero ya.

-Vamos a mi casa. -afirmó John caminando con ella en brazos.

-Yo voy contigo. -dijo Min caminando adelante de él.

-No...

-Déjalo ir. -pidió la chica débilmente. -No podemos dejarlo desprotegido, tienes que cuidarlo también.

Con fastidio John llevó a ambos a su casa, durante el camino meditó lo ocurrido, pasando por su mente mil ideas acerca de lo que había dicho la bruja y la forma en que actuó.

Tenía que recordar. Debía saber quien era ella y cual era el papel de Cat en todo este misterio.

...

-Aquí tienes un plato de sopa. -decía el señor Kedward entrando a la habitación de su hijo.

-Gracias, es usted muy amable. -sonrió Madelinne acomodándose en la cama para tomar el plato que le ofrecían.

John estaba sentado en el marco de la ventana mirando la noche oscura, no dejaba de pensar en todas las posibilidades que podrían existir.

-¿Hijo? -lo llamó su padre.

Pero John estaba perdido en sus pensamientos, él y Cat no paraban de hablar acerca de sus teorías.

-John. -susurró Madelinne tratando de llamar su atención.

Pero nada lo lograba despertar, estaba inmerso en su mente, alejándose de la realidad.

-Esperen... -comenzó Min, que estaba sentado junto a Madelinne y sostenía un plato de sopa.

Dejando el plato entre sus piernas, tomó un cojín pequeño de la cama y sin apuntar, lo arrojó con fuerza directo a la cabeza de John, dándole justo en la cara.

Éste por fin reaccionó al sentir el golpe y miró a las tres personas de su habitacion con mala cara.

-Vuelve a este mundo que te necesitan. -se quejó Min sarcástico.

-Púdrete. -se quejó John poniendo se de pie.

-Hijo...-se interpuso el señor Kedward. -¿Quieres un poco de sopa? Acabo de hacerla para ustedes, es tu favorita de hecho.

-No, estoy bien. -aseguró John seriamente.

-¿Seguro?

-Que si. -dijo John algo molesto.

-¡No seas grosero! -se quejó la chica con sopa de fideos en la boca. -Tu padre ha sido un ángel conmigo y no permitiré tus groserías.

-Es linda. -susurró su padre sonriendo. -Gracias, hija. Los dejaré para que descansen, si necesitan algo, estaré abajo.

Saliendo, dejó a los chicos en un profundo silencio interrumpido por sorbos al caldo de la sopa y por el sonido de las cucharas contra los platos.

John miraba con cuidado un punto dijo en el cielo desde la ventana, estaba forzando al máximo su cabeza para tratar de recordar. Cualquier mínimo detalle de todo lo que conocía, una pista que le ayude a saber lo que estaba pasando.

Pasaron unos interminables minutos hasta que John volvió a la realidad al escuchar un ronquido.

En ese momento se dio cuenta de que tanto Madelinne como Min, estaban dormidos en su cama. Ambos debajo de las sábanas abrazados, recargando sus cabezas y abriendo ligeramente sus labios.

Se puso de pie observandolos y con enojo miró a su mejor amigo, a pesar de todo, tenía unas fuertes ganas de quitarlo de su cama y patearlo hasta saciar su coraje.

Pero en el momento en que se acercó para moverlo y separarlo de la chica, los ojos de ésta se abrieron asustados y le miró acelerada.

-¿John? -susurró ella adormilada.

-Soy yo. -asintió él. -¿Qué ocurre?

-No me dejes... -susurró ella antes de echarse a llorar.

Confundido, John se acercó más a ella y sentándose en la cama, trató de tranquilizarla.

-¿A donde me iría?

-No lo hagas... nunca me dejes sola. -pidió ella molesta. -No puedes dejarme, por favor.

-No lo haré. -aseguró él confundido.

-Se que no lo cumpliras. -susurró ella entre gimoteos, tapándose los ojos con ambas manos.

John no pudo evitar sonreír ante el gesto, aquello la había hecho verse tierna y vulnerable, por alguna extraña razón el chico sonrió y quitó las manos de su cara para verle a los ojos.

-¿Porqué lloras? Ya te dije que no me iré.

-¡Porqué se que lo haras! Y tengo miedo...

-¿Y porque me iría, según tu?- se quejó él siguiendole el juego.

-Porque me amas. -dijo ella entre una leve sonrisa.

-¿Ah enserio? -se burló él.

-Si, me amas y lo sabes.

Sonriendo con sarcasmo él la miró acomodarse entre las sábanas de nuevo y mirar el techo.

-Aveces puedo ver lo que va a pasar mucho antes de que ocurra. -susurró pensativa. -Creo que es el único poder que no puedo controlar.

-¿Y que vez? -preguntó John curioso.

-No lo puedo explicar, sólo sé, que vamos a separarnos. -dice en un tono apenas audible. -Pero es borroso, como si aún no estuviera decidido.

-Definitivamente cada vez me das más miedo. -se quejó John seriamente.

Entonces debajo de la cama salió el pequeño gato negro maullando y escalando a la cama, encajando sus garras en las sábanas para aferrarse a éstas.

Una vez arriba, se arrastró hasta el cuerpo de la chica y subió a su pecho, colocándose en el hueco de su cuello con ternura.

-Lo haz cuidado bien, ¿eh? -sonrió ella.

-Si, papá le da de comer cuando yo no estoy.

-Se que aunque no lo quieres admitir, estas cambiando. -dijo ella entre un bostezo.

-No lo creo.

-Yo si, sólo espero que sea para bien.

Guardando silencio, Madelinne cerró los ojos y se dejó llevar por el cansancio. John miró la escena con una leve sonrisa y tomó al pequeño gato para dejarla dormir.

El animal se quejaba maullando con desesperación para volver con ella, pero John le calmó acariciando sus orejas con tranquilidad durante un buen rato.

Los ojos del pequeño gato se fueron cerrando pasados los minutos y durmió acurrucado al pecho de John.

"John, te estas volviendo débil. No te dejes caer de nuevo, no puedes mostrar debilidad. "

-No es debilidad descansar y ser amable. -se quejó el chico.

-"Sabes que tengo razón, te estas encariñando, te relajas demasiado y ahora es cuando menos debes distraerte. ¡Por dios, estas durmiendo a un maldito gato!"

-Tu sabes como es ella, te he visto, se que tu estas igual cuando ella se comporta así. Causa esto en nosotros no lo podemos evitar.

"Es diferente. Yo no dejo que eso intervenga en mis peleas ni forma de actuar. Se que si es necesario, la debo eliminar, no me importa quien es ni lo que cause en nosotros. Debemos alejarla"

-¿A que quieres llegar? -susurró John seriamente.

"Tienes que recordar que mientras más lejano seas a ellos, más probabilidades tienen de vivir" aseguró Cat con enojo.

Meditando las palabras del felino, John cerró sus ojos y suspiró con cansancio. Su vida se había vuelto tan complicada desde hace ya un tiempo, pero ahora, estaba cansado de ella.

Lo único que deseaba es acabar con todo y poder tener un poco de normalidad. Sólo eso quería, tener su vida de nuevo y tal vez, darse la oportunidad de vivir.

...

-John. -le llamaban en susurros. -Despierta, John.

-¿Eh? -dijo tallando sus ojos con fastidio. -¿Qué?

-Necesitamos hablar.

Reconociendo la voz, rápidamente abrió los ojos y miró cauteloso al chico de lentes frente a él.

-¿Qué quieres?

-Hablar. Debo mostrarte algo, después de lo de anoche, necesitas verlo. -aseguró en voz baja.

-¿Por qué susurras? -preguntó John mirándolo.

-Mad está dormida.

Ambos la miraron dormir placidamente en la cama, abrazando una almohada con fuerza y respirando acompasadamente.

-Ven conmigo.

Min salió de la habitacion procurando no hacer ruido. John algo dudoso se puso de pie y dejó al pequeño gato, aun dormido, sobre la cama, al lado de la chica.

Caminó al pasillo topándose con Min bajando las escaleras, rodando los ojos con fastidio, le siguió hasta la puerta principal y caminaron el uno al lado del otro por la calle.

Después de unos minutos en silencio, John se desesperó al no saber a donde se dirigían.

-¿De que se trata esto?

-Vamos a mi casa. -se quejó Min. -Necesito darte algo.

Sin oponerse y dejándose llevar por la curiosidad, John le siguió muy de cerca.

Transcurridos unos diez minutos, llegaron a la casa del chico. La cual por dentro era todo un desastre, habían vidrios rotos, polvo, cosas tiradas, toda la casa estaba hecha un asco.

-Tendrás que contratar ayuda para limpiar esto. -se burló John.

Min camino hasta la puerta del sótano y sacando una llave del bolsillo de su pantalón, abrió la puerta con dos candados.

John miró con curiosidad hacia adentro, ya que nunca, aún cuando eran buenos amigos, Min lo dejaba bajar a ese lugar.

Ambos bajaron a oscuras, sin poder ver más allá de las escaleras. Justo cuando consiguieron llegar al final de éstas , una luz se encendió derrepente tras un clic.

Los ojos de John se cerraron por la repentina luz blanca y al abrirlos de nuevo, se encontró con un gran laboratorio equipado.

Habían aparatos extraños por todos lados, experimentos que una vez vio de su mejor amigo, se encontraban en repisas de madera.

-¿Qué demonios... ?

-Lindo, ¿no? Aquí están todos mis inventos, lo más nuevo esta debajo de esa lona. -señaló una esquina de aquel lugar.

Parecía ser grande, John no imaginaba siquiera que podría ser.

Con cautela se acercó y miró su figura con detenimiento. Min se acercó a su amigo y tomando la lona, jaló de ella para sacarla por completo y revelar su trabajo.

Era un gran cetro con símbolos extraños y cubierto de una superficie parecida a la plata. Min lo tomó en sus manos y le mostró a John su tamaño.

Al poner de pie aquel objeto, éste media aproximadamente la misma estatura de Min. Era demasiado grande.

-¿Qué es esa cosa... ?

-Es un arma que modifique, Madelinne me lo dio hace mucho para trabajar en él. ¿Recuerdas aquella vez que nos viste a ambos en la Universidad? -John asintió ahora prestándole atención. -Esto era lo que ella no quería mostrarte.

-¿Por qué no?-preguntó John curioso.

-Dijo que no estabas listo, que ella no estaba segura de si necesitabas saber lo de la bruja.

-¿Y porque ahora si?

-Tendrás que preguntarle, yo sólo sigo órdenes. -aseguró Min colocando de nuevo el objeto en su lugar.

-¿Para que sirve? -preguntó John cauteloso.

-Está hecho para soportar altas temperaturas, para contener demasiada cantidad de energía y para canalizar la electricidad que desprende Mad cuando pierde el control. -asegura el chico orgulloso de su trabajo. -En él, pondrá la piedra para aumentar el poder a un 200% y así tener un radio más grande de distancia para pronunciar las palabras mágicas . -se burla Min Ho.

-¿Cómo lo hiciste? -preguntó John curioso mirando al objeto con detalle.

-No fue nada fácil, me tomó mucho tiempo. Hasta hace poco lo terminamos, Green Flash me ayudó a conseguir los materiales, tiene un amigo con muchos contactos. -aseguró Min. - Pero eso no es todo...

Entusiasmado por enseñarle su invento, Min corrió hacia una mesa llena de artefactos y los arrojó al piso sin cuidado.

-Escucha... -lo llamó John seriamente.

-No, tu escucha. -le interrumpió Min. -Después de nuestra pelea, me dediqué a hacer todo esto, a preparar lo necesario para su pelea...

-Min...

-¡Cállate y escucha por una vez! -se quejó el chico molesto. -Tu estúpido orgullo me alejó de ti, no sabes todo lo que ha pasado y se que no te interesa saberlo, pero quiero que sepas, que aún me preocupas. Sigues siendo mi mejor amigo y siempre lo serás, no importa lo idiota que llegues a ser.

Sacando la manta que cubría el objeto bajo la cama de metal, dejó al descubierto un traje parecido al que Min usaba la noche anterior.

-Este es tuyo.

-Yo no quiero un traje.

-No te estoy preguntando. -aseguró Min Ho molesto. -Madelinne me advirtió que no lo hiciera pues tu no lo usarias, pero se equivoca.

-Escuchame bien, no voy a usar ese traje. ¡No voy a usar ese maldito traje jamás! Te dije que no necesito nada de eso, no quiero esa porquería.

-¿Por qué tienes que ser tan cretino? Estoy tratando de ayudarte, ésta "porquería" como tu lo llamas, puede salvar tu vida.

-Cat no necesita ningún traje, ese traje no va a darme más fuerza.

-Claro que si lo hará. -sonrió Min con enojo. -Lo equipé perfectamente bien para que mantenga a un tarado como tu fuera de peligro.

Enojado y lleno de coraje tomó a su mejor amigo de la camisa y amenazó con golpearlo. Elevó su puño derecho cerca de la mejilla de su amigo pero entonces Min comenzó a reír con suavidad.

-¿De que demonios te ríes? -se quejó John.

-De ti. Tu orgullo no te deja ver más allá de tu nariz. -comenzó Min safándose del agarre del chico. - No puedes ver que todo esto lo hice por ti, para protegerte, para prevenir todo lo que está por suceder.

-¿Tu que sabes? ¿Acaso vez el futuro? -se burló John sarcástico.

-Yo no, pero Mad si. -susurró Min quedamente. -Y cuando me dijo lo que va a ocurrir, no dude ni un segundo en prepararte todo. Fui un completo idiota por seguir cuidándote cuando te mereces ser pateado por esa maldita bruja.

Guardaron silencio de forma incómoda. John estaba demasiado concentrado en descifrar aquello que mencionó su mejor amigo.

Sabía muy en el fondo que Min tenía razón y aunque le pesará, tenía que admitir que aquel traje era demasiado impresionante a simple vista. Se notaba el tiempo invertido en él y conociendo a su amigo, sabía que se habia esforzado de verdad en su trabajo.

-Disfrútalo, es tuyo. En su momento me darás las gracias por esto.

-Min... -comenzó John seriamente.

-No digas nada, sólo... escucha las instrucciones. El traje tiene incrustado un nanoesqueleto conectado a un micrófono detrás de tu oreja en la máscara. -asegura Min caminando a la puerta. - Sólo tienes que decir mi nombre y lo que necesitas, el traje contestará tus preguntas. Lo programé para cada una de las tonterías que eres capaz de decir o hacer.

-Min... -volvió a decir John dando un paso para acercarse al chico coreano y seguirlo.

-No. No me sigas, sólo... aléjate de mi, John. Alejate.

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Perdón la tardanza, tuve unas semanas muy ocupadas.

Gracias por seguir leyendo, espero les guste.

Te agradecería mucho tu voto y comentario, sería interesante saber su opinión.

Gracias de nuevo, hasta pronto😉

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