Capítulo 14. Bebé gato
Los rayos del sol entraron por su ventana y le dieron de golpe en la cara a John.
Éste molesto cubrió su rostro con la almohada para poder seguir durmiendo, hoy era Viernes. No estaba seguro de si quería ir a la escuela el día de hoy, por lo que siguió durmiendo.
Un pequeño golpe en su ventana lo hizo entre abrir sus ojos un poco. Quitó la almohada e inspeccionó su habitación.
Todo estaba en orden, pero el sonido volvió a escucharse. Su mirada se dirigió a la ventana y frunció el ceño mientras se sentaba en su cama.
De nuevo el sonido retumbaba contra la ventana e hizo que John se atreviera a abrirla. Cuando se asomó por ésta miró hacia abajo y una pequeña roca se estampó contra su nariz para hacerlo retroceder confundido y molesto.
-¿Pero que rayos... ?
Una figura femenina se abrió pasó entre la ventana y de un saltó aterrizó en el cuarto de John.
Su melena rosa golpeó el rostro del chico quién, molesto y fastidiado, la miraba acomodar su vestido verde manzana.
-Buenos días, gatito.
-¿Que demonios quieres, Madelinne? -se quejó John molesto.
-Te dije que tenía unas sorpresas para ti.
-¿Enserio que no puedes dejarme en paz? -preguntó el chico mientras se sentaba de nuevo en su cama.
-Eres un grosero. -se quejó ella. -Estoy dudando de darte el regalo o no y marcharme.
-On no.. porfavor... no... -se burló John recostándose en la cama.
-Mira... -comenzó la chica quitándose la mochila de la espalda. -Estuvimos trabajando en esto desde hace días.
La chica parecía no encontrar lo que buscaba, pero derrepente sacó de su mochila un pequeño gato negro.
-¿Un gato? -se quejó John.
-No tonto, este pequeñín estaba solito en la calle y te lo traje como regalo por nuestra relación. Eres muy gruñón y necesitas a alguien que te de amor además de mi. - sonrió la chica dejando al gato sobre las piernas de John.
-Oh no, no voy a quedarme con este animal. Ni lo sueñes. -se quejaba molesto. -Y ya te he dicho que tu y yo no tenemos ninguna relación.
-No lo niegues bola de pelo, me adoras. Y sobre el gatito, se que lo amarás. -susurró ella continuando con su búsqueda.
John miró al pequeño animal lleno de polvo y con ojos grandes y llorosos de color azul. Su pelaje era pegajoso y sus pequeñas garras se aferraban a su camiseta.
Optó por dejarlo en el sueño para que pudiese caminar, a lo que el animal, asustado y temblando se acurruco en las piernas del chico.
-¡Aquí está! -anunció Madelinne sacando una caja plateada envuelta con un lazo verde.
-¿Qué es? -preguntó curioso.
La chica sonriendo se lo entregó en las manos y él sin perder tiempo rompió el lazo verde para abrir la caja.
Al destaparla se encontró con dos guantes negros de cuero con una manopla incrustada. Pequeños picos puntiagudos resaltaban en los nudillos y al momento de que los tomó en su mano se dio cuenta de que eran a su medida.
-¿Qué significa esto? -preguntó John.
-Son para ti. -sonrió animada. -Póntelos.
-¿Qué? No.
-¡Vamos! Quiero que veas lo que hacen.
Algo cauteloso tomó ambos guantes y se los puso, primero el derecho y después el izquierdo.
-¿Y ahora? -dijo John mirando sus manos. -¿Qué se hace?
-Amm, Minimini no me explicó muy bien como se usan, pero cuando él se los puso sólo dio un puñetazo y ya. -explicó Madelinne pensativa.
-¿Min hizo esto? -se quejó John molesto.
-Si, hace unos días. -sonrio ella animada.
-No los quiero. No los necesito. -se quejó John furioso arrojando los guantes a la mesa frente a su cama.
-¿Qué? ¿Por qué no? -se quejó Madelinne.
-No quiero nada que tenga que ver con tus secretos y los de ese cuatro ojos inútil.
-No le digas así, él es un genio, hizo... -comenzó la chica molesta.
-No me interesa lo que haya hecho. -la interrumpió. -Ahora, llévatelas y vete de mi habitación.
Debido al ruido, el pequeño gato se escondió debajo de la cama de John y comenzó a llorar.
-No, son tuyas y punto final. Deberías dejar tu tonto orgullo y hablar con él. -se quejó la chica poniéndose de pie. -No se si ya lo sabes pero, hace unos días le llamaron para decirle que su mamá había muerto en un hospital de Corea del norte, se puso muy mal.
El rostro de John se congeló y miró directo a los ojos de la chica para saber si era verdad todo aquello.
La señora Yoon, madre de Min, estaba enferma desde hace meses, él quería ir a verla en las próxima vacaciones. No pensó que su enfermedad fuera tan grave.
-Llegó llorando a mi casa hoy en la madrugada en busca de apoyo y ¿sabes qué dijo? Que te extrañaba, que te necesitaba ahora más que nunca. Deberías considerar olvidar tu orgullo y verlo porque enserio que se veía muy mal.
Pero John no podía dejar que su amigo ganará y él se viera como un cobarde que acepta su derrota.
-Jamás. Él fue un...
-Los dos actuaron mal. Pero es tu mejor amigo y se que ambos se necesitan. -dijo Madelinne molesta.
John sabía que era cierto, anoche después de descubrir lo de su madre pensó en hablarle a su mejor amigo, pero se detuvo. Sabía que si lo hacía él ganaría y eso no podía permitirlo.
Sin embargo, le extrañaba, una rara sensación de incomodidad se asentó en su estómago y su coraje disminuyó por completo.
La imagen de aquel chico torpe e indefenso apareció en su memoria y no pudo evitar imaginarlo llorando ante tal noticia.
-Tengo que irme, pero necesito que vayas hoy en la noche a mi casa. Habrá entrenamientos de nuevo. -susurró besando la mejilla del chico. -Cuida de nuestro pequeño bebé gatito.
Sin decir más salió de un salto por la ventana dejando a John con serios conflictos internos.
Mirando su celular pensó en la posiblidad de llamarle, de saber como se encontraba. Comenzó a buscarlo en sus contactos y rápido la imagen de su mejor amigo se hizo presente.
"¿Enserio vas a llamarlo? No seas débil, es mejor así. No necesitamos a nadie que sea nuestra debilidad."
-Me necesita... -susurró John pensativo.
"Le estas haciendo un favor, es muy peligroso para el chico estar cerca de esto." aseguró Cat.
Tenía razón, era mejor así. Era mejor estar lejos de Min para mantenerlo a salvo, no importaba lo mucho que quisiera volver a reír por su raro acento coreano, ver sus ojos rasgados achicarse y como se frustraba porque su serie favorita no sube capítulos nuevos.
Extrañaría todo eso, pero era por su bien. Se lo debía después de lo que Min había hecho por él aquel primer día en la Universidad.
Se lo debía por salvar su vida.
...
Estaba a punto de irse, sólo faltaba guardar su cuaderno de álgebra que se encontraba en la mesa de su habitación.
Al encontrarla la arrojó a su mochila y vio los guantes sobre la mesa, se veían geniales tenía que admitirlo.
"Úsalos, serán útiles para cuando no me necesites" aseguró Cat.
Sin importarle realmente, los guardó en su mochila y salió corriendo a toda prisa bajando las escaleras.
Iba tarde, había perdido mucho tiempo pensando en si debía o no llamarle a Min.
Pero ahora ya había tomado una desición. No volvería a involucrarse con aquel chico, no podía arriesgarlo así.
Después de unos eternos minutos corriendo logró llegar a su primera clase un poco tarde, para su suerte el maestro aún no llegaba.
Se sentó al final en una esquina y se permitió descansar de su exhaustiva carrera.
De pronto miró al frente y se topó con una extraña chica de cabello rubio.
Lo miraba fijamente y no paraba de teclear en su teléfono alternadamente mientras le miraba. Aquello causó que John se incomodara.
¿Quién era aquella chica? ¿Por qué lo miraba asi?¿Por qué le resultaba familiar?
El maestro llegó y sin perder tiempo comenzó a escribir en el pizarrón. Todos los alumnos hablaban y usaban su teléfono, execepto John que ahora no dejaba de mirar a la misteriosa chica rubia.
Derrepente ella se giró y con una amplia sonrisa miró de nuevo a John. En su mano había una bola de papel la cual arrojó a las manos del chico.
Atrapando la bola arrugada la desenvolvió y comenzó a leer aquello escrito con tinta azul.
"NOS VEMOS EN EL PATIO CENTRAL, BLACK CAT. VE SÓLO."
Sin dejarle reaccionar la chica se levantó y acercándose al maestro susurró algo en su oído. Le pidió ir al baño, salió tomando sus cosas y antes de cruzar por la puerta miró a John guiñando un ojo.
Sin perder tiempo el chico se levantó y le dijo al maestro que tenía que salir un momento, el profesor nisiquiera tuvo oportunidad de negarle el permiso ya que John ya se había marchado.
Caminando a toda velocidad cruzó los pasillos de la escuela buscándola.
No entendía como aquella chica había desaparecido tan rápido, ya que no había rastro de ella.
Estando a punto de llegar a la puerta que daba al patio central de la Universidad se detuvo a pensar.
"Puede ser una trampa, déjame investigar a mi. Puede ser peligroso." Sugirió Cat.
-Yo puedo hacerlo. -susurró John seriamente.
"Este no es momento para tus caprichos niño, no seas tonto y dejámelo a mi." se quejaba Cat.
Sin prestarle atención a su compañero salió al patio y buscó a la chica de cabello rubio.
Todo parecía en orden, no había nadie en aquel lugar, lo único que se escuchaba era el sonido de la fuente en el centro.
Derrepente una risilla se hizo presente y fue capaz de notar a una pequeña chica de cabello oscuro y grandes ojos carmesí sentada en el monumento de una esquina de la plaza central.
Sonreía mientras jugaba con la estatua, sus ojos se clavaron en los de John y entonces se puso de pie cuidadosamente.
-¿Quién eres? -preguntó John cauteloso.
Al mirar a los lados observó a tres chicas más. Una de cabello marrón oscuro, una chica de tez morena y cabello negro y a la chica de cabello rubio.
-¿Qué quieren?
-A ti, Black Cat. -sonrió la de ojos carmesí.
-¿Por qué?
-Nuestra ama te espera.
-Díganle a esa maldita bruja que estoy buscandola para matarle y si ustedes se interpone también tendrán el mismo castigo. -amenazó.
Las cuatro chicas comenzaron a reír a carcajadas y con ojos fieros miraron a John.
Sin esperarlo, un gran rayo eléctrico fue expulsado de las manos de la chica rubia haciendo a John retorcerse de dolor e inmovilizarse.
Mientras que la chica de piel morena desprendía igualmente de las manos un gas oscuro que envolvió en una pequeña nube el cuerpo del chico, asfixiándolo.
Unas poderosas ataduras fueron sujetas a las extremidades de John, gracias a la chica de cabello marron, haciéndolo caer en el suelo, acercándolo a sus pies.
El rayo paró y la chica dio un paso para atrás dejando a sus amigas a cargo.
"CON UN DEMIONIO JOHN" se quejaba Cat luchando por tomar el control.
-Yo puedo hacerlo. -aseguró el chico adolorido.
Tomando las fuerzas suficientes jaló de las cuerdas y causó que la chica de cabello marrón cayera de rodillas.
Con un rápido movimiento, se puso de pie e ignorando el gas que le impedía respirar tomó de su mochila los guantes negros y se los puso para poder defenderse.
"¡Eso John! Que no te importe que son chicas, igual patealas duro."
Corriendo a velocidad inhumana se acercó peligrosamente y logró esquivar las cuerdas que la chica de cabello marrón trataba de lanzarle.
Estirando la mano para dar un gran salto observó que de sus dedos, por sobre los guantes, salían unas grandes garras afiladas de acero puro.
Eran tan filosas que lograron encajarse en el cemento del suelo cuando cayó. Con una enorme sonrisa John se agazapo como un felino y miró con detenimiento a las chicas.
-¿Con que quieren llevarme? Vamos, intenten no salir muy lastimadas.
Mirándose entre sí, las cuatro chicas concentraron su poder en sus manos y con sonrisas en sus rostros apuntaron en dirección a John.
"Se metieron con el gato equivocado."
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