Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

17. BEA

Aviso de contenido sensible: Abuso sexual (No descrito)


BEA

—Bea.

Su voz dolía. Me armé de valor para girarme y darle la cara. Soren no se veía para nada preocupado, solo confundido.

—Estás llorando otra vez —dijo en un tono cansino—. Basta con el drama.

—¿Drama? —mascullé, completamente destrozada.

—Si no se qué te ha pasado allí adentro, pero—

—Te la has follado, ¿no es así?

—¿Qué?

—Si me respetas, aunque sea un poco, por favor, no tengas el descaro de mentirme ahora.

Soren se rio en mi cara.

—¿Te estás escuchando? Estás loca.

—Ella... tiene la misma pulsera, Soren, la misma que me diste.

Él se encogió de hombros.

—¿Y? ¿Qué tiene? ¿No puedo regalarle una pulsera a una amiga?

—¿La misma que me diste a mí, tu novia, después de follar?

—Has bebido demasiado, Bea, estás viendo cosas donde no las hay.

—No, no te atrevas a tratarme como una loca.

—Entonces, deja de actuar como una.

—¡No estoy loca! ¡Basta!

La expresión de Soren se oscureció y se me acercó.

—Baja la voz —me agarró del brazo y con su mano libre comenzó a marcar un número—. Te llamaré un Uber.

Me le quedé viendo sin poder creerlo. Me solté de su agarre.

—Necesitas que me vaya para poder estar con ella, ¿no?

Él intentó agarrarme de nuevo, pero di un paso atrás.

—Bea.

—Vete a la mierda.

Le pasé por un lado y entré de nuevo a la fiesta. Bien, Soren no quería ser honesto, pues encontraría otra forma. Como ya he dicho, estaba obsesionada. Encontré a la chica sirviéndose un trago en la cocina y fui directa.

—Escucha, no nos conocemos, Soren no quiere decirme la verdad y no tengo nada en tu contra ni busco una pelea, pero necesito saber si te has follado a mi novio, por favor.

La chica se quedó en silencio unos segundos, y su expresión se ensombreció antes de asentir. Mi corazón ya magullado se agrietó un poco más y las lagrimas rodaron por mis mejillas con libertad.

—Es solo sexo, Bea, él te ama a ti —aseguró como si eso me hiciera sentir mejor.

Me alejé de ella sin decir ni una palabra y lloré abiertamente entre toda la gente de la fiesta hasta que me encontré a Beth de frente:

—Bea —dijo tambaleándose un poco—. Te estaba... buscando.

Ella tropezaba las palabras e imaginé que se había emborrachado lo cual me parecía raro porque Beth no bebía, pero yo estaba tan envuelta en mi cabeza con lo que acababa de descubrir que lo pasé por alto.

—Necesito salir de aquí —le pasé por un lado y ella me siguió.

—Bea, no me siento bien —apenas la escuché decir detrás de mí.

—Yo tampoco —me limpié las lágrimas y seguí.

—No... pero de verdad, Bea, me siento muy mal.

—Bienvenida a estar borracha —dije de mala gana, saliendo por la puerta frontal de la casa. Pensé que era su primera borrachera.

—Ahí estás —dijo Wren, uno de los amigos de Soren al pasarle el brazo por encima del hombro a Beth—. Te estaba buscando.

Vi a Soren de pie al lado de su auto, esperándome. Me giré hacia Beth y Wren.

—¿Puedes llevarla a casa?

Wren asintió.

—Claro.

Beth se pasó la mano por la cara torpemente. Y yo me acerqué a ella y le sostuve el rostro.

—Estarás bien, se te pasará con dormir un poco.

Nunca olvidaré sus ojos, apagados y confusos.

—Bea, no—

—Yo me encargo ­—interrumpió Wren.

Y le di la espalda para caminar hacia Soren.

Sí, ya lo sé, todas las banderas rojas estaban ahí: Mi mejor amiga que no bebía emborrachándose de la nada y tan rápido, el apuro en la expresión de Wren. Todo estaba ahí, debí quedarme con ella, debí llevarla a casa, debí... ser una buena amiga.

En vez de eso, ahí estaba yendo directamente a los brazos del chico que me engañaba porque eso era todo lo que mi mente obsesionada y mi cerebro podían procesar en ese momento. Soren abrió la puerta del auto y me subí.

Él encendió el auto, y comenzó a manejar mientras yo lloraba en silencio. Me quité la pulsera y la sostuve sobre mi regazo.

—No quiero volver a verte —afirmé—. Iré por las cosas que he dejado en tu apartamento mañana.

—Vas a seguir con este drama sin sentido.

—¡Deja de mentirme, maldita sea!

—No estoy mintiendo.

—Ella me lo confirmó, Soren. Es solo sexo, ¿no? Porque de verdad me amas a mí —cada palabra que dejaba mi boca me oprimía el pecho. Él no dijo nada y la furia me envolvió. Le lancé la pulsera a la cara.

—¡Qué mierda! ¡Qué te pasa!

Pude ver una gota de sangre deslizarse por su mejilla y él se la limpió mientras manejaba con una mano. Sin embargo, la rabia era clara en su expresión, así que me asusté cuando detuvo el auto a un lado de la oscura carretera, era de madrugada, no había nadie.

—Soren, ¿qué haces? Soren —él se bajó del auto y le dio la vuelta. Cuando abrió mi puerta, me jaló bruscamente y me sacó arrastrada—. No, llévame a casa.

Él me estrelló contra el lado del auto y me agarró la mandíbula con fuerza, apretando lo suficiente para que hiciera una mueca de dolor.

—¡Como te atreves a lanzarme esa mierda!

—Suéltame.

Su rostro se contrajo en rabia y recuerdo el momento exacto en el que su mirada se oscureció, volviéndose lujuriosa y en el que su mano se deslizó dentro de mi falda.

—Soren, no, ¿qué haces?

—Tú eres mía para hacer lo que quiera cuando se me antoje, Bea.

—No, ya no, estoy terminando contigo, Soren, no —cerré las piernas y él usó más fuerza, obligándome a abrirlas para que pudiera meter su mano dentro de mi ropa interior—. No, para.

—¿Terminar conmigo? ¿De verdad crees que puedes hacer eso?

—Para, estoy hablando en serio.

Él no paró, ni cuando lloré, ni cuando intenté liberarme tantas veces. Y me desconecté, eso no me estaba pasando a mí, esa no era yo. Nunca pensé que me pasaría a mí, siempre imaginé que estas eran cosas que pasaban con desconocidos, no con personas que amabas, que te habían prometido el mundo mirándote a los ojos, que habían estado para ti en los momentos mas difíciles.

El silencio en el auto mientras él manejaba después de eso era agonizante, ya yo no lloraba, ya no estaba llena de rabia. Estaba entumecida, sin palabras, como si mi mente se hubiera quedado en una niebla ausente.

—Tenía que darte una lección, lo entiendes, ¿no? Me hiciste enojar, me hiciste sangrar. Irrespetaste a tu amo y merecías un castigo.

Pura mierda, él solo estaba tratando de justificar lo que acababa de hacer porque era un delito, porque estaba mal y porque no tenia absolutamente nada que ver con BDSM.

—Tú me perteneces, Bea. Nunca podrás separarte de mí. Si tengo que atarte en mi habitación, lo haré sin problema.

¿Como había estado tan ciega? ¿Cómo no había visto el monstruo que Soren era? Y me sentí atrapada, encadenada, pero de una manera asfixiante, dolorosa y destructiva. Él no me dejaría en paz, nunca. Quise alejarme de él inmediatamente, no podía respirar el mismo aire que él.

Así que abrí la puerta del auto aun en movimiento y me lancé.

Todo fue golpes, dolor y oscuridad por unos segundos. El ruido del auto de Soren estrellándose en la distancia, y luego más dolor: rocas, ramas, pasto hasta que sucumbí en la oscuridad absoluta.

#

Desperté en el hospital con mamá llorando a mi lado y papá observándome desde la ventana con el semblante decaído. Mi mente recuerda esos momentos borrosos como si fuera una escena surreal de mi vida. Entraron doctores, mencionaron que necesitaban usar un kit de vi0lación por las señales que había de agresión sexual. Y luego la policía.

Mi cuerpo estaba ahí, pero mientras ellos hacían las preguntas, mientras los doctores hacían sus pruebas, yo apenas hablaba. Y luego entró la psicóloga del hospital y hablé aún menos a pesar de sus esfuerzos.

Un día después, me enteré de que Soren se había estrellado en el auto y aún no despertaba. Y la policía volvió a mi habitación, pero esta vez no era para preguntarme sobre mi caso sino sobre Beth.

Porque estaba desaparecida desde la noche de la fiesta.

En ese momento, si encontré mi voz para contarles todo lo que había pasado con ella esa noche. La policía investigó a Wren y él cedió después de muchos interrogatorios. Él y otro amigo habían drogado a Beth, abusaron de ella y se les salió de las manos. Beth dejó de respirar en algún momento del abuso y ellos no se dieron cuenta hasta que ya había muerto. Esa noche lloré todo lo que no había llorado desde que desperté.

Lloré porque había perdido a mi mejor amiga, le había fallado a Beth, porque si tan solo yo hubiera notado lo mal que estaba, ella estaría viva.

Lloré por vergüenza de lo que Soren me había hecho y sabía que no era mi culpa, pero me sentía sucia, usada y culpable de haber terminado en esa situación.

Lloré por fallarle a mis padres, por verlos desmoronados frente a mí.

Me parecía surreal que Beth y yo hubiéramos pasado por lo mismo, la misma noche. Yo había sobrevivido, ella no.

Cuando miraba las estadísticas de abuso sexual, me daba cuenta de que solo éramos dos víctimas de muchas ahí afuera, que era tan común que rayaba en lo insólito. Y que no teníamos que avergonzarnos, nunca se trata de lo que llevas puesto, de que dijiste que sí y luego que no, de que habías tomado. Es mucho más fácil culpar a la víctima, que luchar contra todo el sistema social que defiende al hombre que comete estos delitos.

Así como defendieron a Soren.

Cuando despertó fue arrestado de inmediato, sin embargo, su familia contrató un abogado que utilizó todo lo que pudo en su defensa como que Soren no tenía antecedentes. Usó nuestra dinámica de amo/sumisa, alegó que era una practica común entre él y yo, mostrando mensajes íntimos entre nosotros. También dijo que si yo había sido abusada porque me subí de nuevo el auto, que yo estaba teniendo una crisis de celos porque Soren habló con otra chica en la fiesta y que por eso quería hundirlo.

Nuestro abogado nos reunió a mí y a mis padres.

—Debo ser honesto, la fiscalía ha propuesto ofrecerle un trato a Soren.

—¿Qué? —preguntó papá indignado.

—En el trato, él se declara culpable, sirve 12 meses de prisión y es agregado al registro de agresores sexuales por 2 años. Honestamente, no creo que obtengan mucho más que eso si van a juicio. Y aparte en el juicio, será expuesto todo... Bea será más expuesta públicamente al igual que las conversaciones, la prensa y todo eso. Igual es decisión de ustedes lo que quieran hacer.

Me eché a reír. Ahí, frente a mis padres, al abogado. Porque eso era todo, Soren había cometido un delito y teníamos que ofrecerle tratos para que se declarara culpable cuando lo era con todas las letras. Vaya mierda que es el sistema judicial cuando se trata de esto.

Acepté el trato porque quería terminarlo todo ya. Quería dejarlo atrás, quería empezar a trabajar en borrar esa parte de mi vida, esa noche. Quería sanar, quería pasar el luto de la muerte de Beth. No quería exponerme más, ni mucho menos poner a mis padres a pasar por todo ese proceso.

Pasaron los meses, yo asistía a terapia mientras papá pedía una transferencia porque yo necesitaba mudarme de ahí, todos se habían enterado, en la preparatoria, en el pueblo en general. Me trataban como si fuera de cristal y ya estaba harta. Yo no había hecho nada malo, yo no había cometido un delito, había sido él, entonces, ¿por qué hablaban de mí?

Soren se las ingenió para enviarme una carta, debió enviársela a alguien que luego me la envió a mí porque él tenía una orden de restricción y tenía prohibido contactarme de alguna forma. Mis dedos temblaron al leerla:

Bea,

Aquí encerrado, he tenido mucho tiempo para pensar, para repasar todo lo que pasó esa noche, el tipo de vida que yo estaba llevando en ese momento. Había tomado demasiado y estaba tan molesto por que me golpeaste con la pulsera que no razoné, que me dejé llevar. No tengo justificación, ni excusa. De verdad te amé, de verdad fuiste alguien importante para mí y lamento mucho el daño que te hice. Te pido perdón y tienes todo el derecho de rechazarlo, es más ni siquiera sé si te llegará esta carta. Espero que estés bien.

Soren.

Rompí la carta y la lancé a la basura. No quería saber nada de él, ni ahora ni nunca.


#

Llegó mi cumpleaños y lo celebramos en casa solo mis padres, mi hermano y yo así que cuando alguien tocó la puerta, nos sorprendió. La abrí para encontrarme a Sara, la hermana de Soren sosteniendo un buque de rosas blancas.

—Feliz cumpleaños.

Se me revolvió el estomago porque sabía que esas flores no venían de ella, sabía que venían de parte de Soren. Él era el único que sabía que me gustaban las rosas blancas. Salí y cerré la puerta detrás de mí, no quería que mis padres la insultaran.

—No las quiero, y creo que sabes porque, ahora vete de aquí.

Ella me pasó un sobre.

—Lo siento.

Y con eso se fue. Abrí el sobre y esta vez no venía escrito a mano, sino impreso, ni tampoco firmado pero las palabras eran claras:

Feliz cumpleaños,

Siempre serás mía, Bea. Me aseguraré de eso.

Sonaba como una promesa, el pecho se me apretó y me costó respirar. Mis padres al ver que no volvía, salieron y me encontraron luchando por respirar. Fue mi primer ataque de pánico, ahí en el porche de mi casa donde terminé vomitando el pedazo de pastel de cumpleaños que me acababa de comer.


#

Después de un tiempo, finalmente nos mudamos. Vivimos un par de meses en un pueblo solitario, ya no era la misma Bea, ya era más responsable, no bebía si manejaba, no salía con cualquiera, procuraba no apegarme a absolutamente nadie y mis muros fueron creciendo y creciendo hasta que ni siquiera yo misma era capaz de tumbarlos.

Y nos mudamos de nuevo y llegamos aquí.

Hasta este pueblo donde pude dejar a Bea detrás, donde me esfuerzo por mantener los demonios de mi pasado lejos de mí. Cada vez que me repica el teléfono y es un número desconocido el pánico se apodera de mí porque sé que Soren está por salir de la cárcel, porque sé que una orden de restricción no puede hacer mucho por mí. Si Soren me encuentra, un pedazo de papel no va a detenerlo.

Me sorprende ver las lagrimas rodando por el lado de la cara de Amber, ambas seguimos acostadas de lado mientras le contaba la historia.

—No llores —le digo, pero se me quiebra la voz.

Amber se sienta y me jala de la mano para que yo también lo haga y antes de que pueda decir algo me abraza y me aprieta con mucha fuerza.

—Lo siento mucho —susurra contra mi hombro—. Has pasado por mucho, y el mundo apesta y aquí sigues —ella se separa y me mira a los ojos—. Sonriendo mientras me ofreces una botella de tequila.

Mi vista se vuelve borrosa con lagrimas porque no sé que decirle, no hablaba de esto, desde que le conté una parte a Red. Hay un entendimiento en los ojos de Amber que solo comprendemos entre chicas, la empatía de que seamos vulnerable a este tipo de delitos.

Ella se limpia las lagrimas y levanta la botella de tequila.

—Salud por ti, hermosa, eres fuerte —mis labios tiemblan al llorar silenciosamente—. Eres maravillosa, una guerrera y que nada —me señala—, nada, ¿me oyes? Nada, ni nadie nunca te haga pensar lo contrario.

Ella se da un trago largo y exhala exageradamente. Yo sonrío entre lagrimas porque ella me recuerda a Beth, y enciende la esperanza de que quizás, si pueda tener una amiga de nuevo, que quizás si merezco una. Tal vez este sea el comienzo para poder perdonarme a mi misma por lo que pasó con Beth.

Puede que sea el principio para dejar de resguardarme detrás de Blue, porque detrás de todos esos muros y paredes que he construido, sigo estando yo, solitariamente luchando con lo que pasé. Tal vez llegue el momento en el que ya no necesite ser Blue, el momento en el que esté bien ser yo, que me sienta bien conmigo misma y todo tiene un comienzo.

Así que me aclaro la garganta y le ofrezco mi mano a Amber.

—Mucho gusto, Amber, me llamo Bea. 


----------

Nota de la autora: Uff, este fue capitulo difícil de escribir. Sabía que tarde o temprano, ella tenía que contar su historia, y lo había alargado creo que en parte porque es difícil escribirlo cuando sabemos que la realidad en el mundo respecto al abuso sexual cada día parece ser peor y cuantas niñas, jóvenes y mujeres perdemos diariamente sin tener ningún tipo justicia.  

Lamentablemente la mayoría de nosotras ha pasado por una situación así o hemos pasado un momento donde nos hemos sentido incómodas o nos han hecho sentir mal. Personalmente, pasé por dos situaciones desagradables con dos personas de confianza: Personas que habían comido en la mesa de la familia, personas en las que confiaba plenamente. Pero bueno, algún día me armaré de valor como Bea y contaré esa historia. 

Desde aquí les mando mi abrazo y todo mi amor y apoyo mutuo, chicas, porque si no nos cuidamos y nos apoyamos entre nosotras, lamentablemente la sociedad y el sistema no lo hará. Seguiremos en la lucha porque eso cambie. <3

¿Qué pensamos de Bea/Blue como personaje? Creo que sabiendo de lo que viene, podemos entenderla mucho mejor. 

No hay meme time, mi mood está un poco decaído por el tema del capítulo, así que otro día nos reímos. 

Les quiero. 

Muakatela, 

Ariana G.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro

Tags: #romance