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Capítulo 7

Capítulo 7

— ¿Viste eso? —preguntó Bella.

—Sí—dije rápidamente.

Me levanté y corrí hacia la puerta mientras Bella me seguía. Toqué la puerta y, al hacerlo, se me abrió un poco. Entré rápidamente mientras mi amiga decía “permiso” y corría detrás de mí. No había nadie en la sala ni en la cocina. Subimos rápidamente las escaleras hasta el cuarto de Jack. No había nadie, ni siquiera Jack.

—Fíjate debajo de la cama—ordenó Bella—. Yo en el armario.

Miré hacia abajo mientras ella corría percha por percha. Al agacharme, tuve que tener cuidado con los vidrios rotos de la ventana. Definitivamente, eso fue una locura.

—Nada—dijimos las dos al mismo tiempo. Si fuera en otro momento, estuviéramos gritando nuestra conexión.

Se escuchó un ruido desde la planta baja. Bella sacó su cabeza del armario y yo debajo de la cama.

— ¡El baño! —gritamos.

Corrimos escaleras abajo y nos encontramos con un Jack en calzones, auriculares, una toalla en el cuello y cantando todo  mojado.

Estaba haciéndose un sándwich y bailando sin parar.

— ¡Jack! —lo llamó Bella.

Él se seguía moviendo el trasero y cantando a todo volumen.

— ¿Y si lo grabamos y lo subimos a YouTube? —interrogué, divertida.

Bella se tocó la frente y suspiró:

—Realmente éste chico está mal, es especial o algo así.

— ¡Jack! —grité.

Él, rápidamente, tomó el cuchillo más cercano y se dio vuelta bruscamente.

Se le soltaron los auriculares, la música se podía oír desde aquí

Mi amiga y yo nos empezamos a reír nuevamente. Él suspiró sonoramente y se puso la toalla en la cintura, para tapar sus calzones. Tocó su pecho, que no paraba de subir y bajar.

—Las odio—es lo único que pudo decir—. ¿Cómo pudieron hacerme eso? ¿Acaso forzaron la puerta o algo así? ¿Tanto me detestan? ¿No pueden respetar mi privacidad? ¡Tienen suerte de que no esté desnudo!

— ¿Y tus padres? —preguntó Bella, sonriendo.

—Con mis hermanos, en la escuela. Había un proyecto y dije que estaba refriado para no ir—le dio un mordisco a su sándwich, y luego abrió los ojos un poco más—. ¡¿Por qué entraron a mi casa?!

—Estaba la puerta abierta y vimos…

— ¡Oh mi Dios, Magui! —gritó Bella, interrumpiéndome—. ¡La sombra!

— ¡Oh mi Dios, Bella! —recordé—. ¡La maldita sombra!

Ambas corrimos hacia el cuarto de Jack, nuevamente.

— ¡¿Qué?! ¿A dónde rayos van? ¿Qué sombra? —se escuchaba la voz y los pasos de Jack subiendo.

Ambas nos posamos dentro de la habitación, quietas, una al lado de la otra. La habitación había quedado como la dejamos, pero había una extraña sensación. Como si algo hubiese cambiado. Como si alguien estuviese allí.

—Es raro—susurré.

—Entonces tú también sientes esos escalofríos—murmuró ella.

Escuchamos como Jack se posaba detrás de nosotras. Lanzó un grito de niña.

— ¡¿Qué le hicieron a mí ventana?! ¡¿Están locas?!

Un viento recorrió mi cuerpo haciendo que mi cabello suelto se vaya para atrás.

— ¿Qué fue eso? —interrogó Jack.

—Sólo viento—balbuceé.

— ¡Aléjate!

Se escuchó un grito de hombre proveniente de yo que sé. Los tres soltamos un gritó que duró varios segundos

— ¡Oh mi Dios! ¡Oh por Dios! ¡Oh tu Dios! —gritó Bella mientras me abrazaba por mi cadera, yo abrazaba a Jack y él a Bella. Parecíamos un círculo.

— ¡Magui no me sueltes! —gritó Jack.

— ¡Ay! —grité de terror.

La palabra y el grito se escucharon nuevamente, haciéndonos temblar.

— ¡Soy muy…yo para morir! —susurró Jack.

Nos quedamos un minuto así y luego nos soltamos. Los tres recorrimos cada habitación de la casa. Nos juntamos en la cocina. Y lo gracioso aquí era Jack, estaba más pálido que su toalla.

—Explíquenme por qué están aquí y  por qué mi casa está embrujada—él se sentó en una silla.

—Corrí a buscar a Magui para contarle algo, tiré una pelota por la ventana y esta se rompió. Hizo la ventana añicos y una sombra apareció, y definitivamente no era la tuya—explicó Bella.

— ¿Cómo sabían que no era yo? ¿Acaso las sombras tienen rostro? —se burló Jack.

—A menos que tengas bubis y pelo largo—dije—. Si tienes eso, tal vez eras tú. No lo pensamos, Bella. Jack, ¿practicas travestismo?

—Está bien, ya entendí—anunció—. ¿Quieren decir que me robaron?

—No—retomó Bella, pensativa—. Digo, es imposible. No podía pasar por la ventana, tiene rejas, grandes, pero las tiene. Además, entramos por la puerta y no salió porque yo la cerré y es imposible que ésta puerta no haga ruido. Vamos, hace un ruido de mil infiernos aunque no lo intentes.

—Y los lobos blancos no son ladrones—agregó Jack.

Eso era verdad. Yo siempre pensé que era mentira. Pero era sumamente verdad. Si alguien de aquí hacia algo que implicara la cárcel, se va. Nunca hubo casos de asesinatos, violación o robo entre nosotros. Me parecía sumamente raro.

— ¿Y el viento? —interrogó Jack.

—No lo podemos explicar—fruncí el ceño—. Pero más de uno entró. Digo, la voz era de hombre y la sombra era de una mujer.

—“Aléjate” —murmuró Bella, tratando de descifrar algo—. Pero, ¿de qué?

Si le decía que me habían dicho esa palabra ya unas veces más, literalmente, estaría muerta.

Bella se guardaba todos mis secretos. Pero, cuando se trata de protegerme o proteger a sus únicos amigos, se lo decía hasta al perro. Y lo único que me faltaba era que mis padres supieran que viví varios momentos raros, y en el caso de la biblioteca, paranormales.

—Chicos, esto está muy interesante pero me tengo que ir—me dirigí a la puerta.

—Oye, espera, ¿por qué? —inquirió Bella.

—Estoy castigada y definitivamente—suspiré—, estaré doblemente castigada si mi madre descubre que estuve o hablé con ustedes—puse un mechón de mi cabello detrás de ustedes—. Ni siquiera sabe que estaba afuera.

— ¿Y tu tutoría con Finn? —interrogó Jack.

—Le dije que no podía ir—me encogí de hombros.

—Aguarda—me detuvo Bella—, ¿castigada? ¿Qué hiciste?

Ay no.

—Llegué tarde ayer y no contesté su llamada—respondí.

— ¿Y por qué llegaste tarde?

Bella es peor que mi madre.

—Prepárate para el interrogatorio, ¿quieren jugo? —preguntó Jack.

—Porque no nos alcanzó la plata para pagar en el café—mentí.

—Está bien, ahora dime la verdad—se cruzó de brazos.

Abrí la puerta y dije: —Te la digo mañana, mi mamá ya va a llegar.

El leve castigo ya pasó y yo me encontraba nuevamente en “The Smurfs”. Era lunes y llevaba 10 minutos esperando a Finn afuera de la cafetería.  No era mucho, pero mi estómago rugía y yo necesitaba comer algo. Ninguno de los dos habíamos hablado desde la semana pasada. Lo vi solamente en el curso de periodismo y en historia.

Finnegan se acercaba desde la esquina. Mi boca se abrió involuntariamente al ver que iba de la mano con Sally Winston. Ninguno de los dos tenía una mochila, seguro no fueron a la escuela y salieron. Se detuvieron a mitad de cuadra. La calle estaba totalmente solitaria, no había nadie excepto ellos dos, y yo, claro.

Ella dijo algo. McQueen sonrió de lado y se acercó lentamente a ella, tomándola por la cadera y besándola dulcemente.

Ay Dios, lo mataré.

¡La estaba besando! ¡Estaba besando a Sally Winston! Llegó tarde a una tutoría, que desde ya no me agrada, por estar besándola. Estaba molesta con él. Mi cuerpo comenzó a tensarse. Apreté mis puños. Finn se despide de ella y se dirige a donde estaba yo.  

—Hola—sonrió, cuando por fin llegó a estar al frente de mí.

—Me caes mal—me crucé de brazos

—Eso no es ninguna noticia—sonrió.

Me quedé boquiabierta y retomé: — ¡Llegaste tarde a una tutoría, que definitivamente no me gusta, por estar con una perra!

—Oye, ¡fueron solo 10 minutos! —se defendió, y luego se dio cuenta de algo— ¡Y no la llames perra! Ni siquiera lo es.

Bueno, está bien. No esperé un infierno aquí y ella tampoco es una perra, pero Dios, es molesto.

— ¡No es escusa! —exclamé—. ¡Y si es una perra!

Él levantó ambas cejas y sonrió:

—Porque sea linda no significa que sea una perra.

Lo odio. Tenía tanta razón el muy maldito. Sally es una chica con un cuerpo magnífico, ojos azules y cabellera rubia. ¡Pero no sólo eso! Tal vez la gente piensa algo así como “seguro es una perra como casi todas que tienen ese cuerpo”. Pero no, queridos. Ella es la chica más dulce e inteligente que puede haber. Sally no muestra su cuerpo como si fuera una modelo, aunque lo podría ser. Se lleva perfecto con todo el mundo. Les cae bien a todos y es la chica soñada. Hasta yo me casaría con ella.

Nunca le hablé, excepto una vez. Tuve que hacer un trabajo con ella y me trató súper bien.

¿El problema? ¡Eso! ¿A caso no tiene malas ideas? ¿A caso no le cae bien alguien? ¿No se empalaga de ser tan dulce?

—Yo no dije eso.

—Y si lo fuera, no tienes por qué decirlo—se encogió de hombros—, sigue siendo una mujer. Ella elige que hacer con su vida.

—No quiero clases de vida contigo—suspiré. No le iba a dar la razón, no señor.

— ¿Por qué? —entrecerré los ojos.

—Magui…

—Está bien—suspire—. Prometo que no le diré más perra a tu linda noviecilla.

Él se rio claramente, mientras que entrábamos a la cafetería.

—No es mi “noviecilla” —sonrió, sentándose frente a mí—. ¿Por qué crees que es una perra?

—Por nada—rodeé los ojos, mientras sacaba el libro de historia.

—No—sonrió de lado—, ahora dime. Me quedé con la curiosidad.

—Nada, Finn. ¿Podemos empezar?

Él negó.

Que insistente, cielos.

—Ella es tan perfecta—comencé—, que cuando te comparas te sientes una basura. Ella es fabulosa por fuera y dentro y es…

Él frunció el ceño cuando vio que paré.

—Es la chica soñada y sabes que vos misma nunca vas a poder ser así—suspiré y me encogí de hombros, sonriendo sin mostrar los dientes—. Y sabes que nunca serás lo suficientemente buena.

Se quedó unos segundos en silencio y luego dijo:

—Eso no la hace una perra. Sin embargo, cada uno es especial a su manera.

—Te dije que no lo entende…

Tres personas vestidas de negro entraron al local con máscaras.

— ¡Levanten las manos todos! —gritó uno, mientras apuntaba con su arma.

¡Hola! ¿Cómo están en este fin de semana? ¡Como cumplo! 

Así debe ser, así...

Bueno, bueno. Tal vez otro capítulo en la semana los haria feliz :D 

El maratón será cerca del 21, no hay una fecha totalmente exacta.

Bella en multimedia.

Recuerden pasarse por mi blog.

XOXO

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