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Capítulo 41

Capítulo 41

 

Miré hacia la izquierda y suspiré.

—Moriré congelada dentro de una hora—se quejó Bella, mirando para los dos lados y abrazándose a si misma.

—Ya vendrán—golpeé el pie contra el piso, repentinas veces.

Miré hacia ambos lados y luego a Bella, que tenía la cara más relajada que pueda existir.

— ¿Cómo rayos puedes tener una cara de placer impresionante en un momento así?

—No estoy relajada, mi corazón parece un martillo—frunció el ceño.

Se escuchó una bocina y ambas nos dimos la vuelta.

—Ojalá que esto funcione—susurró Bella detrás de mí, mientras se acercaba el famoso auto negro de Bran.

Paró frente nuestro y mi corazón empezó a latir con más fuerza al encontrarme con los ojos de Finn, sonriéndome.

— ¿Señoritas? —me sonrió.

Nos quedamos mirando fijamente unos segundos hasta que me reí. Subimos detrás del auto, que no tenía calefacción, pero mágicamente había cierta diferencia. Miré hacia delante y los saludé.

—Perdón por el retraso, digamos que no tengo el tanque lleno—Bran nos sonrió de lado.

—No hay problema—sonreí y miré hacia la ventana mientras Bran arrancaba hacia delante.

—Son unos dos kilómetros, no es mucho—me dijo Finn luego de unos segundos.

Lo miré por el espejo y noté como tenía su cabello algo más desordenado, y algunos pequeños cabellos en la parte baja de su cara.

Nos paramos a una cuadra de la casa y nos paramos en la esquina, a la vuelta.

—Prendan los Walkie Tolkies—dijo Bran, sacando el suyo y prendiéndolo. Fijó su reloj y anunció: —. Dos minutos.

De una forma, bajé mi mano y tocó la de Finn, haciendo que los dos demos un saltito y nos miremos con los ojos abiertos. Empecé a sudar aunque muera de frío, lo miré, como si fuera un pecado y le rogara perdón.

— ¿Qué ha pasado? —preguntó Bran, frunciendo el ceño.

Fin pestañó e hizo como si no pasara, es más, creo que se sonrojó levemente. Le frunció el ceño a Bran y sacudió la cabeza. Miré a Bella de reojo, estaba sonriendo de lado, cosa que me declaró de que se dio cuenta de mi movimiento.

Los Walkie Tolkies sonaron.

—Está todo despejado—dijo Robb—, entren por el patio trasero para no despertar sospechas. Vayan por grupos y fíjense en la habitación lateral derecha.

—Está—dijo Bran, y él y Bella se dirigieron primeros, mientras Finn y yo esperábamos cinco minutos en la esquina. Estábamos contra la pared, tratando de ver algo.

Mi corazón latía a mil por hora, los nervios me atormentaban de arriba abajo. Cuatro minutos.

— ¿Estás bien? —Finn me inspeccionó.

Yo asentí, respirando aceleradamente.

—Hey, tranquila—me agarró de la mano, haciendo que mis impulsos se alzaran y sintiera un hormigueo por todo el cuerpo, mientras mi piel se erizaba. Sus manos estaban, seguramente, igual de frías que las mías, pero luego sentí una extrema calidez y relajación en todo mi ser.

Giré mi mirada hacia abajo, viendo como tomaba mi mano levemente, sin entrelazar, solo sujetar, de una forma tranquilizadora. Me acarició levemente con el pulgar, haciéndome temblar. Levanté mi mirada y vi que él también miraba nuestras manos, levantó la cabeza y me miró a los ojos, alzando ambas cejas.

— ¿Mejor? —preguntó.

No respondí, simplemente me quedé perdida en todo ese mundo de fuego, cuando quedaban exclusivamente tres minutos.

Recordé en donde estaba, con quien me enfrentaba indirectamente y cual era este peligro. Me giré hacia atrás, pensando escuchar un ruido, desesperada busqué con la mirada, pero no había ni un alma cruzando la calle.

—Hey, hey, hey.

Finn me tomó de la cara con ambas manos, y me hizo mirarlo.

—Sé que es difícil, yo…—carraspeó—. Yo también tengo miedo. Miedo de que nos pase algo, de perder algo… no lo sé, simplemente lo tengo—fruncí levemente el ceño—. El punto es que… sé que eres fuerte en los meses que te conozco. No lo digo porque sí, para hacerte sentir mejor, pero no cualquier persona se aguanta todo esto—sonrió un segundo—, aguanta tantos problemas. Que un chico se te aparezca de la nada, no entrar en la locura en variadas situaciones de peligro y mentir y luego decir la verdad a personas que amas—me acarició con el pulgar un segundo—. Y no es lo único que haces—susurró—. Me vuelves loco, de una forma distinta en la que yo te vuelvo loco. Haciéndote dudas y dudas y tú…tú siempre seguías ahí, volviéndome más loco.

>>Sé que no lo digo seguido, pero, te necesito. Te necesito como nunca una persona necesito como nunca necesité a una persona. Necesito que estés conmigo, con tus dudas, tu curiosidad, tu humor y tu todo. Sé que lo sabes, sabes que te necesito, muy en el fondo. Y sabes que eres fuerte—elevó la comisura de sus labios—. Sé que podrás con esto, soportaste cosas… raras en algún sentido—reímos—. Sé, más que nadie, que sos la persona más apta para esto, incluso más que yo, muchísimo, más que Stwart, Martha, Peter, Carl y Otto. Sé que puedes, Magui.

Lo miré sin decir nada y sonreí, haciendo que mi mundo se relaje y salte al mismo tiempo.

—Gracias—susurré—, aunque sé que lo dijiste para que deje de hiperventilar—reímos.

Iba a decir algo más, pero Bran anunció mediante el Walkie Tolkie.

—Planta baja despejada, nos encontramos en la entrada.

Miré a Finn, dejó de tomarme de la cara y me tomó de la mano, impulsándome con un leve tirón a la izquierda.

—Vamos—dijo.

Corrimos hacia el patio trasero y entramos por la ventana de la planta baja, ya abierta. Al entrar, el calor me inundó mientras Finn cerraba la ventana con la traba. Miré a mi alrededor inspeccionando al salón con los típicos libros y sillones, combinados con alfombras rojas y marrones acogedoras, con lindas mesas de té. Nos dirigimos al pasillo, dónde había una especie de “sala de espera” y una enorme escalera hacia la primera y segunda planta. Miré hacia las otras tres puertas abiertas y nos dirigimos al pasillo por donde se entraba a la casa. Bella y Bran nos sonrieron mientras abrían la puerta de entrada, dándonos una visión de Robb y Debby.

—Hemos tenido que matar a tres—sonrió Debby.

Dejé de sonreír.

—Es mentira—dijeron, entrando a la casa y cerrando la puerta, mirando hacia delante.

—Jack espera a Maite con Stwart—dijo Bella.

La primera parte del plan fue que dos personas necesitaban secuestrar a Stwart y luego el padre de Bella se reuniría con él. Le mostraríamos el documento y Stwart se negaría a ser inferior y a ser engañado. Si los líderes de los dos bandos le informan a su manada la situación, la pelea será detenida. Stwart estaba escondido con Jack y Maite cerca del bosque, y con el padre de Bella, al tener el papel, se lo mostraríamos y ellos entrarían en medio de la pelea para detener las cosas, ese era el plan.

Miramos a nuestro alrededor.

—Fijémonos acá ahora, tenemos seis hora—me dirigí a la cocina con Debby en un santiamén.

Después de cuatro horas, estábamos en el segundo piso. Y sin nada. Las ganas de llorar me invadieron, pero la furia me ganó el doble.

Golpeé la pared.

— ¡Dios! —susurré.

—Quedan seis habitaciones—dijo Robb—. Una para cada uno, vamos.

Entré a mi habitación, y miré alrededor: una cama, una biblioteca, una televisión, cosas de una habitación.

Exactamente, la habitación de Peter.

Me pasé media hora revolviendo, desde libros hasta tocar paredes a ver si encontraba un hueco. Me senté en la cama y toqué la tela roja, enfureciéndome. Me quedé ahí, pensando.

Me paré y tiré el colchón abajo, tratando de abrir todo y, cuando abrí la cama, encontré un papel algo amarillo, en una funda transparente.

Me dieron ganas de llorar. 

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