Capítulo 1
Capítulo 1:
Puse los libros en mi casillero y cerré la puerta. Bella estaba a mi lado enojada. La vi y no pude evitar esbozar una sonrisa. Estaba haciendo puchero y parecía que se había mojado las mejillas con saliva.
—Magui, por favor, no—suplicó. Suspiré frustrada. Esta chica en serio era insoportable. Nunca se rendía.
—No, Bella—repetí por décima vez—. Ya estoy inscrita en el curso, hoy empiezo.
—Pero Magui, es peligroso—susurró. Me crucé de brazos, ¡en serio un curso de periodismo es ultra peligroso!
—No es peligroso—dije—. Estamos en la escuela, en la ciudad no hay lobos negros, en serio, ni siquiera marrones. ¡Estamos a salvo!
—Eso significa que tendrás que pasar más tiempo en la escuela—exclamó Bella—. Se sospecha que el profesor de historia con su nueva "charla" acerca de nosotros, es un mestizo.
— ¿Cómo?
—Es obvio—exclamó—, todos los humanos creen que nos convertimos con la luna llena y todas esas cosas ¡Nosotros les hicimos creer eso!
— ¿Y?
—Ahora nuestro profesor de historia da una clase especial contando la verdadera historia—retomó.
— ¿A caso crees que algún idiota no publicó la historia en Internet?—pregunté, era obvio que siempre había alguien que contaba la verdadera historia—. Estás paranoica por que tu padre es el jefe de la manada de los blancos. Es solo eso.
— ¡Hagas lo que hagas no vallas a ese estúpido curso!
— ¡Voy a ir!—exclamé—. Me quiero divertir, tú porque vives en el lado norte del bosque. Yo vivo en el sur, es súper aburrido.
—Dicen que en el este viven los más lindos—sonrió, pero pestañeó varias veces—, no cambiemos de tema, te aviso que en media hora mi padre me necesita, y no te voy a cubrir esta vez—aclaró, yo sonreí—. Magui, te estoy hablando en serio.
—Claro—dije y saqué mi sonrisa—. ¿Y Jack?
—No lo sé ¡Este chico!—djo furiosa—. ¿En serio? Ustedes me ponen los pelos de punta.
—Creo que somos lo suficientemente grande para que nos cuides—razoné—, ahí viene.
Jack se acercaba detrás de Bella, abre su casillero y pone un libro de biología. Lo cierra y nos mira con una sonrisa.
— ¿Llegué tarde?—preguntó, saludándonos.
—No—respondí.
—Sí—recalcó Bella—, ¿le puedes decir a esta lobita que deje ese horrible curso? Es por su propio bien.
— ¿La llamaste lobita?—preguntó Jack, gracioso.
—Una feroz—aclaré, entre risas.
— ¡Ya basta!—gritó, haciendo que todo el pasillo se de vuelta—. Magui, por favor no vallas a ese curso.
—En diez minutos empieza—dije. En verdad quería ir. Esto de que suponen que los lobos negros estén atacando la ciudad hacían que me fastidie. No podía ser alguien normal. Cada vez que quería tomar algún curso ¡Pum! nueva discusión con mi padre y mi madre. En serio, no podía hacer nada. Mi vida consistía en el bosque y escuela, bosque y escuela. Me encogí de hombros—, tu padre te espera, adiós.
Los salude y me dirigí a mi curso. Estaba cansada pero sin embargo, quería tomar este curso. Entre al salón y no había nadie, todavía quedaban unos diez minutos antes de que la clase comience.
Me senté en el tercer banco a la derecha junto a la ventana, había un banco vacío. Y no se iba a llenar. Con la únicas personas que hablaba eran con Bella y Jack. No era porque yo no quería, sino porque no me "dejaban" de algún modo. No me interesaba hablar con otras personas. Todos parecían repugnantes. Estaban las niñas mimadas, los jugadores de fútbol y los nerds. Así se decían entre ellos. Siempre están con etiquetas, y eso me parece totalmente absurdo.
Dos chicas rubias entraron al salón, se sentaron dos bancos más atrás que yo y a mi izquierda.
—Mi padre me obligó a venir—dijo una. Oh, me encantaría que me obliguen.
— ¿Y esa quién es?—preguntó la otra. Por supuesto se refería a mi. La única chica en el salón, a parte de ellas.
—No lo sé—murmuró casi gritando. Eran tan absurdas.
—Es tan hipócrita—dijo una.
¿Yo? ¿Hipócrita? No dije que no lo fuera, pero ni siquiera sabían mi nombre.
—Dicen que vino aquí para juntarse con Jackson—"Jackson", él chico más popular de la escuela, nunca le hablé, y no me interesa para nada hablarle. Ni siquiera a Bella le gustaba. Es la idiotez en persona. Un día me pidió un lápiz. Le dí una oportunidad y se lo presté. Al final de la clase estaba todo mordido. Se lo reproché diciéndole que no lo haga más.
"—Nadie quiere tus repugnantes cosas, cerda—respondió". Por supuesto le pegué, y eso me ocasionó un gran castigo, ya que mi fuerza es un poco, diferente a los demás.
No entendía como me podían decir que me juntaría con él. Ni siquiera sabía que entraría a este curso.
El salón se fue llenando de a poco, un banco delante mío se sentó Jackson. Un banco detrás se sentó una pelirroja junto a su novio.
Pude notar que detrás de ellos se sentó el chico que estaba en la clase de historia, el que aportaba ideas. Sus ojos marrones se encontraron con los míos. Su mirada no indicó absolutamente nada, sin ni siquiera mostrar sentimiento alguno. Estaba solo en su asiento.
La clase comenzó y la verdad, es que me encantó. Me gustaron los pequeños "trabajos" que me dieron. Nunca me había gustado tanto un curso y no pensaba irme.
La clase terminó pronto.
Levanté mis cosas y me dirigí hacía la puerta. Siento que alguien me choca desde atrás, con suerte no me caí y golpeé mi nariz contra el suelo.
— ¡Ey!—exclamé.
Me encontré con el chico de ojos marrones. Me sonrió a medida de que se iba alejando.
—Disculpa—dijo y se fue.
—Cretino—susurré.
Me dirigía hacía la parte sur del bosque. En la parte en donde vivía yo era tranquila, nada al comparación del este y oeste. Yo visité todas las partes en donde los blancos vivían gracias a Bella. Su padre era el líder de la manada. Me caía mucho mejor que su abuelo. El señor Smith llegó a cortar cabezas. Abrí la puerta de mi casa. Me gustaba bastante. Todas eran iguales dependiendo del número de la familia. Nosotros éramos tres. Mi padre, mi madre y yo. No éramos una familia enorme como las típicas de los lobos blancos. Sin embargo, los amaba. Nos cuidábamos los unos a los otros.
— ¡Magui!—gritó Jack desde su ventana. Su familia se integraba de seis personas. Su abuela, su padre, su madre, sus dos hermanas y él. Era una familia adorable—. ¿Cómo te fue?
—Me encantó—le grité—, debes unirte al curso.
Las casas estaban separadas por unos 100 metros de distancia, era suficiente para mi gusto. Yo era vecina de Jack. Bella estaba por el lado norte.
—No lo creo—exclamó—. ¿Me pasas lo de matemáticas?
—Si quieres desaprobar, sí—reí.
No era la mejor en las matemáticas, definitivamente era todo lo contrario.
—Por supuesto—sonrió—. ¿Vamos a buscar a Bella más tarde?
—Claro—respondí.
Entré a mi casa, no había nadie. No se escuchaba ningún ruido, en absoluto. Puse el microondas, mi madre siempre me dejaba comida dentro si ella no llegaba a estar. Subí a mi habitación, tiré la mochila arriba de mi cama y bajé para ver mi comida.
Casi me agarra un paro cardíaco. Había un lobo enorme totalmente blanco en la sala. Tiró la silla. Cerré mis ojos. Era increíble lo bruto que era.
—Papá, ¿dónde estabas?—pregunté, le acaricié el lomo un poco y me dirigí al microondas.
— ¿Dónde estabas tú?—preguntó, ya en su forma humana, bajando de las escaleras.
Me quedé helada.
Él no sabía sobre el curso, y de seguro iba a decir que era peligroso estar más tiempo de lo normal en la escuela.
—En un curso—contesté, inocente.
—No—dijo.
—No, oye, espera papá—dije, tomándolo de la muñeca.
—Magui, es peligroso—dijo y me miró—. Es por el bien de todos.
—Mi bien es ser feliz, ¿no es así?—pregunté, convencida.
Él me miró sorprendido, ya sabía lo que seguía.
-— ¿No eres feliz aquí?—preguntó mi padre.
—Por supuesto—dije—, pero no al 100% solo déjame mostrarte como me va en el curso, ¿sí? ¿Confías en mí?
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