58 - Broccoli
Misty's Pov
Ya estaba acostumbrada a las miradas raras que nos daban las personas que pasaban cerca, no lucharía con Michael para que dejara de comportarse como un pequeño y dejara de sacudir las cajas de cereales.
—Michael, así no podrás saber que sorpresa hay ahí, para eso tienes que comprarlo. — le informé, cruzándome de brazos, él me tiró una mirada seria y siguió con su labor.
—Misty, amiga, ¿Qué pasa si lo compro y me sale una sorpresa de niñas? — preguntó, dejando por fin la maldita caja en el estante. Me encogí de hombros y miré a todo el estante de todos los tipos de cereales.
Sabía que él solamente estaba haciendo el pendejo para hacerme sonreír. Mike era amor.
—Aprendes a vivir con eso. — le dije con una sonrisa y tomé el carrito de compras, llevándomelo al otro pasillo, Michael me siguió y no dije nada cuando aventó algunos dulces al interior del carrito, de todos modos él iba a pagar.
Al estar en el otro pasillo, no pude evitar posar mi mirada en una pareja de adolescentes, quizás unos dieciséis años, ambos estaban tomados de la mano, yendo al refrigerante de bebidas, aparté la mirada cuando Michael pronunció mi nombre.
— ¿Qué ha sucedido con Luke? — su pregunta me tomó por sorpresa, haciendo que agarrara con fuerza el carrito. Me encogí de hombros y decidí ver al paquete de galletas que había lanzado el teñido tiempo atrás junto a las demás cosas.
Me dolía, aun podía escuchar las palabras de Luke rondando en mi cabeza, jamás pensé llegar a ser considerada como un capricho, mucho menos de él, y sin dudad eso lo hacía peor.
Había pasado una semana desde entonces, estábamos tomándonos un lapso de tiempo para pensar, pero eso era lo que no tenía, me desesperaba la idea de tener que esperar por la gran sentencia, el juicio de Luke y yo siendo algo más que amigos.
— ¿Qué sucede con eso? — traté de hacerme la desentendida, observé a Michael y este sonrió, haciendo una mueca casi parecida a un mohín. Algo me decía que él sabía algo y fuese lo que fuese me iba a doler de una manera horrenda, haciendo estragos con mis sentimientos confundidos.
—Oh, ya sabes, ¿Qué sucede con Luke? — recalcó, haciendo uso de comillas, me volví a encoger de hombros y opté por movernos hacia otro lado, él me siguió, yendo donde las frutas se encontraban, iba a contestarle de manera adecuada cuando un par de chicas se nos acercaron, más bien a Michael.
—Hola, Michael. — saludó una de ellas, bonita, con pecas por todo su rostro y cabello negro azabache, como el mío naturalmente, que por cierto debía volver a teñírmelo, las raíces no se miraban tan bonitas con el resto de cabello rubio. — ¡Misty! — le sonreí.
—Cuando mi mamá me mandó a por las compras jamás pensé encontrarme con ustedes. — dijo la otra, una chica rubia e igual de hermosa. Sonreí, mi amigo hizo lo mismo y de manera amable aceptó tomarse unas fotos con ella, debo admitir que fui la fotógrafa.
—Misty. — me llamó la pelinegra, capté mi atención en ella y apenas abrió la boca para hablar supe qué me iba a decir. — ¿Qué sucede con Luke? — me preguntó y quise gritar de la frustración, y el hecho de que Michael hubiese soltado una risita no ayudaba en nada.
¡Estúpida pregunta!
—Bueno, yo... — no supe qué decir y ellas lo percibieron, me dieron una sonrisa de compasión y me sentí peor. — No estamos bien últimamente. — fui sincera, noté la expresión de asombro de Michael a mi lado, pero le ignoré, la pelinegra y la rubia me miraron de par en par, como si alguien les hubiese dicho a un niño que santa era una completa farsa. — pero de seguro lo arreglamos. — completé, no tan segura de que si era verdad o una amarga mentira.
¿Todo iba a ir bien con Luke?
—Bueno, chicas, fue agradable hablar con ustedes, pero necesitamos seguir con las comprar o moriremos de hambre. — Michael dijo, tratando de aligerar el ambiente.
Ellas lo entendieron, y se fueron.
Michael no pasó desapercibido el hecho de mi estado de ánimo, traté de ignorar su semblante preocupado, pero eso se detuvo cuando él colocó su mano sobre la mía, haciéndome detener el carrito, justo al frente de la sección de las verduras. Le eché una ojeada a las lechugas y luego a los ojos de Michael.
—Misty...
—Él pensó que debíamos tomarnos un tiempo, me dijo que tal vez era un capricho. — solté de manera rápida. Lástima cruzó su mirada y eso fue lo que hizo que volviese a ver a las hortalizas.
—Oh, Misty... Luke es un idiota. — me dijo.
—Eso ya lo sé.
—Uno muy grande. — él soltó un bufido, pasó una de sus manos por su rostro, haciendo que le prestara toda mi atención. — ¿Él dijo que quería tiempo? ¿Para qué?
—Supongo que para pensar sobre nosotros. — le contesté en un susurro, empezaba a sentirme pequeña, toda encorvada, y lo odiaba.
—Bonito tiempo para pensar sobre ustedes se está tomando Luke con Arzaylea sobre él a cada momento. — soltó enojado.
Mi corazón cayó hasta mis pies, pude escuchar el sonido de miles de trozos caer, mi estómago formó un nudo que se traspasó a mi garganta, era tan doloroso, mis ojos empezaron a arder, pero me prometí no derramar ninguna lágrima. No en Wallmart.
—Él me dijo que rompería con Arzaylea. — le dije, asustada de que Michael soltara otra cosa que me lastimara.
—Ellos estás juntos en estos instantes. — me dijo mientras negaba. Sí, eso había dolido. — Pensé que ustedes ya habían quedado atrás, que habían quedado como amigos, no sé, le pregunté a Luke sobre ti y me dijo que estaban bien. Es un cobarde, Misty.
No importaba si estábamos en Wallmart, mis mejillas se humedecieron por las lágrimas, Michael me mostró una sonrisa y sin más qué decir me atrajo a sus brazos. Escondí mi rostro entre su pecho y traté de parar de sentirme miserable.
—Es un mentiroso. — dije a duras penas.
—Él no entiende que eres lo único genial que le pudo pasar en la vida, vamos, eres su mejor amiga, lo apoyas en todo y toda esa mierda de amigos hasta el final, Luke es tan tonto que quiero hundirle su rostro en puré de papas hasta que no pueda respirar, lo digo en serio, no debe lastimarte, por nada del mundo, y me molesta que lo hagas porque eres como una de nosotros, para todos. — me dijo, para luego depositar un pequeño beso sobre mi frente, le sonreí, me sequé los restos de lágrimas y me enfoqué en sus ojos verdes.
—Gracias, pero el puré de papa no se merece eso. — bromeé, a lo que él sonrió.
—Eres como el brócoli para él. — habló de repente, tenía la mirada fija en los estantes de vegetables, justo donde los brócolis estaban, le miré confundida, no entendiendo lo que quería decir.
— ¿Su brócoli?
—Sí, por más que le harás bien, él no quiere tenerte. — explicó y entendí, fijé mi mirada en estos vegetales verdes con aspecto de arbolitos y sonreí al ver que parecían más saludables que yo. — Así como cuando los niños no quieren comérselos sin importar que le harán bien para salud.
—Lo sé. Luke es un niño. — sonreí.
—Los niños son inteligentes. — Michael puso los ojos en blanco, hasta que por fin me vio directo a mis ojos azules. — ¿Quieres que hable con él?
Negué.
—No importa, él quiere tener tiempo sin mí, y lo tendrá.
—Misty, sabes que la gira continua, ¿No? — Mike me miró cauteloso y asentí.
—Lo sé, dejaré que haga lo que quiera, pero yo no estaré ahí con él.
—Creo que te hará bien no verle por mucho tiempo.
—Eso también lo sé.
Olvidar la probabilidad de tener algo con él era mi prioridad ahora.
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