Después de haber hablado con Misty, ella se tranquilizó un poco con respecto a lo nuestros, según ella todo había vuelto a la normalidad, y quería que pensara eso, quería que pensara que éramos amigos de nuevo.

Estaba sentado en el sillón de mi casa esperando a que Misty terminara de arreglarse para llevarla a casa de sus padres, el sueño estaba empezando a caer en mí, los párpados me ardían y una pequeña y molesta Lindy me miraba desde el otro borde del sillón. ¿Ahora qué?

—Eres muy tonto tío Luke. — las palabras de mi sobrina me despertaron por completo, la miré confundido y esta solamente negó.

— ¿Por qué?

—Porque no eres el chico perfecto para Misty. — espetó cruzando sus delgados brazos a la altura de su pecho. Esta niña estaba alucinando.

—No sé de qué hablas Lindy. — gruñí porque en realidad si estaba candado. Este día si había sido muy pesado y eso que aún no terminaba.

—Me refiero a que tienes que ser bueno. — la niña se acercó a mí, me miró con sus ojos azules fascinados y me mostró una gran sonrisa. — Todas las chicas quieren a un chico bueno, que sean amables con ellas, que la traten como una princesa. — habló y alzó sus delgados brazos como punto de cierre de sus palabras.

— ¿De dónde sacas esas cosas? — le pregunté confundido, de todos modos qué hacía hablando con una niña de 7 años sobre romance.

—De las películas románticas obviamente. — contestó, me miró seria y negó. — Hablo en serio, Tío Luke, sé que te gusta Tía Misty.

Pero qué demonios.

— ¿Qué? Lindy, dices muchas locuras. — dije y bostecé cansado.

—Misty tiene razón. — dijo la niña mientras se cruzaba de hombros.

— ¿Con qué? — pregunté interesado, ella alzó sus cejas y frunció su boquita.

—Que eres muy tonto.

—Hey, soy tu tío. — me quejé y ella rió.

—Ella quiere que seas lindo, no un tonto.

—Lindy, Querida, Ella y yo solamente somos amigos. — le aclaré a la niña, ella frunció su ceño, pero no dijo nada.

— ¿Interrumpo algo? — escuché desde el otro e inmediatamente volteé para ver a Misty. Ella lucía fabulosa.

—Te lo dije, te gusta. — me susurró mi sobrina, le miré mal y la mandé a callar para luego levantarme del sillón.

— ¿Lista? — pregunté, Misty asintió y se acomodó su bolso.

—Ya me despedí de todos. — dijo y caminó hacia donde mí. — Vamos. — ella sonrió y antes de que saliera le tomé el bolso.

—Yo lo cargo. — le dije, ella alzó las cejas y fue directo al auto de mamá.

—Se bueno. — me dijo Lindy y le guiñé un ojo.

Creo que intentaría ser un caballero.

***

Narrador

El silencio en el reducido espacio en el que se encontraban ellos, era algo desquiciante, el muchacho rubio había intentado calmar eso con música, pero ella solamente la apagó causando confusión, Luke sí que estaba perdido. Él deseaba que existiera un manual de cómo hacer conversaciones en momentos incómodos, él sin dudas se lo leería todo.

La casa de ella no quedaba tan lejos, pero el tráfico en un 25 de diciembre era poderoso, Misty también quería decir algo, quería entablar una conversación con su ahora amigo. Antes esto hubiese sido fácil.

— ¿Y cómo va tu blog en Tumblr? — Misty volteó a verle extrañada, pero divertida al escuchar esa pregunta salir de los labios del rubio. Por supuesto que él se estaba maldiciendo por no pensar lo que decía.

—Bueno, estoy haciendo un informe sobre el suicidio de Kurt Cobain. — respondió de forma casual ella. Luke le miró unos segundos antes de volver su mirada a la carretera y asintió.

—Suena genial, digo, no cualquiera se pone a investigar eso. — él le dio unos golpecitos al volante y trató por décima vez dejar de sentirse nervioso. Claramente esto de estar en un lugar pequeño con Misty hablando sobre Cobain era raro.

—Sí, hay gente tonta que solamente escucha su música por seguir modas y eso me enoja, ¿puedes creer que todavía hay gente que piensa que el hombre sigue vivo? Eso está muy mal. — ella había hablado con tanta fluidez que a Luke le encantó.

—Opino lo mismo. — Misty le miró, y ella se hubiera quedado observando su perfecto perfil si el auto no se hubiese detenido. — llegamos.

—Es obvio, Luke. — rió y él se sintió torpe.

El rubio recordó las palabras de su adorable, pero necia sobrina y ha como un rayo bajó del vehículo, cruzó alrededor del auto y como todo un caballero le abrió la puerta a su amiga, ella le miró sorprendida, pero decidió dejarlo pasar.

Luke sacó el bolso de Misty de la parte trasera del auto, se lo enganchó y siguió a la castaña hasta el pequeño y acogedor porche de su casa. Él podía recordar todos esos días desperdiciados de su infancia cuando venía a esta casa a pasarla con ella, extrañaba eso.

—Supongo que... — Misty hizo un extraño mohín mientras señalaba su casa, Luke sonrió porque supo que no era el único nervioso en la situación.

—Supones que...

La castaña teñida asintió divertida, miró a los ojos al chico que tenía en frente, millones de cosas le vinieron a la cabeza, pero quiso pensar que solamente eran impulsos locos que debía retener. Por otro lado Luke dejó el bolso negro en una pequeña silla que había ahí y por fin se centró en Misty. Esto claramente era raro para ambos, pues no sabían qué hacer a continuación.

—Diablos. — susurró el muchacho, miró por encima de ella, y como si de un plan maestro se tratara; él se acercó para abrazarla.

El cuerpo de ella se había tensado por los primeros segundos, cosa que asustó a Luke pues tal vez pensaba que ella le iba a rechazar, pero esa tonta idea se esfumó cuando los brazos de Misty también envolvieron a él. El calor había entrado en ellos, no se querían separar, Luke con su barbilla apoyada en la coronilla de ella, y ella con un lado de su rostro en el pecho de él, se podía escuchar los latidos de su acelerado corazón.

—Adiós. — murmuró Misty mientras intentaba separarse del agarre de Luke, ella temía no querer dejarle ir.

—Supongo que nos veremos luego. — habló él un tanto confundido.

—No supongas, Luke. — Luke sonrió porque le había citado sus palabras de cuando estaban hablando en el jardín de Liz.

—Nos veremos luego. — él compuso sus palabras y eso hizo que una carga de felicidad llenara a Misty.

Luke le miró por última vez antes de darse la vuelta y andar hacia el auto, pero obviamente él le observó dentro, observó cómo estaba, si era posible también quería observar su expresión, pero por la distinción eso era algo imposible. Por otro lado Misty no quería entrar a su casa hasta que el rastro del vehículo solamente fuese un punto. Y así fue. Ella le miró hasta el final.

Ambos muchachos pensaban que ese abrazo había sido el mejor del mundo, sin importar las circunstancias; fue el mejor.