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Capítulo 3. {Consuelo}

16 de Febrero, 22;03pm.

Mouri no podía llevar a Kazuha a dormir con ella, ya que su casa estaba recién organizándose desde que ella y Eisuke habían decidido vivir juntos. Además, la Toyama no quería irrumpir en el momento de la pareja comprometida. Shinichi aceptó que se quedaran en su casa, pero debido a que Kazuha era mujer, se vio obligado a cederle la habitación de su adolescencia y Heiji y él dormirían en la matrimonial. Las habitaciones de invitados estaban cerradas y no estaban preparadas, por lo que esto era una visita improvisada.

—¿Seguros que estarán bien? —cuestionó Ran, al filo de la puerta para salir de la mansión. Shinichi asintió débilmente, mientras Hattori soltaba una fuerte carcajada.

—¡No te preocupes, cuidaremos de este tonto detective! —anunció, rodeando con sus brazos los hombros de este, en una señal de tranquilidad para Ran. Mientras Heiji estuviese con su amigo, al menos, aunque algo malo pasara, sabía que no podría llegar más allá si ellos tenían sus narices encima.

Kazuha también asintió, despidiéndola.


Hattori dejó caer sus maletas aún lado de la cama. No era la primera vez que dormía al lado de Kudo, tampoco, pero siempre lo había hecho con él como Edogawa. Se sintió mal por el detective, pero no habló. Sentir pena por él haría que Shinichi enfureciera y prefería no sacar más de casillas a su amigo. Podía ser tétrico y un auténtico psicópata al estar enfadado.

Pensó en que debería investigar el caso de Kuroba. Con la poca información que disponía, algo no lograba convencerle, ¿de verdad Kaito podía estar muerto? ¿Ese que tantas veces burló la muerte en manos de asesinos más peligrosos? ¿Quién era capaz de acabarlo? Shinichi le había contado de las hazañas de Kuroba cuando este ayudó para acabar con la organización, pero Hattori esto lo conocía por que según Kudou lo había conocido por Hakuba. En realidad, Shinichi no tenía pensado desvelar ni en futuro la identidad doble de Kuroba, Kaitou Kid, que es como en realidad lo conoció.

Saltó sobre la cama, haciéndola crujir. El otro le miró feo, pues acabarían durmiendo en el suelo si seguía con el chiste, más Heiji no se detuvo. Era la primera vez que tenía que enfrentar a Shinichi tan desanimado, pues jamás alguna situación lo había puesto cómo ahora.

¿Era necesario que Kuroba se fuera? Kudou lo necesitaba demasiado.

O al menos, así se veía ahora. Como un pequeño desolado que perdía la consciencia sin su estabilidad, alguien al que faltaba su mitad, tratando de esconder su soledad. Ese era el Shinichi que observaba ahora.

—¿Deseas matarlo? —Hattori cuestionó sin rodeos. Apoyándose a la pared, de brazos cruzados, dejaba que la luz de Luna iluminase su morena piel, su compañero estando sentado en la cama— ¿Quieres saber cómo lo hizo? ¿Quién fue capaz?

—Sí —dijo, pausando su temblorosa voz —Quiero que arda, que me diga cómo fue capaz de acabar a Kaito, como se atrevió ¡¿cómo es que siquiera alcanzó a tocar a Kaito sin que éste lo acabara primero?! —desesperado, Shinichi se enterró en las cobijas de su cama, la que compartió tantas noches con el extrovertido mago —¡No lo entiendo! ¿Cómo hicieron para llegar hasta Kaito? ¿Quién fue? ¡Kaito siempre fue más asertivo y cuidadoso que yo en esto! ¡¿Cómo es que lo atraparon?! ¡¿Quién sabía mentir con tanta perfección que lograría manipularlo?!—lágrimas se apoderaron de él, sin embargo, en el intento de no molestar a Kazuha, reclamó todo con su almohada, haciéndose audible solo para Hattori.

Después de terminar su frase, Shinichi recordó vagamente. Había una sola persona que él conocía capaz de mentir con tanta perfección que podría engañar al hijo de uno de los más grandes magos del mundo, al mismísimo Kaitou Kid. Nadie de esa estúpida organización podía mentir tanto como ese personaje, solo esa persona era tan capaz de ello, pero... Acabó encerrado como los otros en una pútrida cárcel donde pasaría el resto de sus días. Trató de relajarse, la imagen de ese personaje todavía estaba muy presente en su memoria, especialmente el momento en que todo acabó para ellos, donde Kaito temió por la vida de Kudou.

—Entonces, lo harás —sonrió Heiji, levantándole el rostro para mirarlo con atención. Aquellos ojos azules comenzaban a apagarse, lo cual le preocupaba —Solo mantén bajo tus emociones, guarda la calma y ambos encontraremos al desgraciado que se atrevió ¿De acuerdo? —le ofreció el Osakan, a lo que Shinichi respondió con una débil sonrisa de agradecimiento.

Sí. Eso tenían que hacer. Mientras él pudiera tranquilizarse, utilizaría todos sus dotes para dar con el culpable, porque no dejaría que esa persona se saliese con la suya ni que volviese a ver la luz del día nunca más. Haría lo que fuese, pero iba a encontrarlo, pagaría el haberle quitado al amor de su vida.

En silencio, ambos chicos se recostaron en esa cama. Hattori incómodo, sin embargo, Shinichi tomó la oportunidad para calmar sus ánimos. Pese a que ya no estaba, el aroma del perfume de Kaito era lo único que estaba manteniéndolo cuerdo. Ese aroma sutil, y el recuerdo imperante de todo lo que habían hecho sobre esa cama; incluyendo el intimar sexualmente.



17 de Febrero, 10;43am.

Kazuha terminó el desayuno, en lo que su voz resonó quizá hasta las siguientes casas cercanas en la comunidad Beika. Ambos amigos despertaron de sobresalto en el segundo piso, echándose a reír. Se habían llevado un buen susto, pero ahora tenían tiempo límite para bajar y atender el llamado de Toyama, si no esta no dudaría en subir y golpearlos hasta hacerlos entender que su llamado era solo uno.

Hattori corrió escaleras abajo empujando a Shinichi en el proceso, que deseó vengarse haciéndolo tropezar en medio del salón, saliéndose con la suya, llegando el primero hasta el comedor, donde la muchacha servía tazas de café.

—Gracias por molestarte, Kazuha —agradeció Shinichi, tomando asiento donde siempre lo hacía, para tomar una de las tazas de café, bebiendo un sorbo. Nuevamente, su café estaba en demasía amargo, últimamente así los bebía.

—No hay de que, Kudou —dijo la muchacha, sentándose en otra de las sillas disponibles. Heiji con la mirada le agradeció.

—¿Cuánto pretenden quedarse? —cuestionó el detective —Digo, no deseo que ustedes pierdan sus responsabilidades de allá por acompañarme a mí —se justificó, mientras bebía más del humeante contenido de la taza.

—Oh, no te preocupes, Kudou —respondió la chica —Yo he venido porque debía hacer un trabajo con Ran, así que utilizaré bien mi tiempo —dijo ella, sonriendo. Shinichi se sintió aliviado de no molestarlos tanto.

—Yo he venido por un caso pendiente, ya sabes —Heiji se encogió de hombros—pero nunca me viene mal ayudarte, así que podré quedarme. No dejé pendientes allá, actualmente estoy en una especie de "vacaciones" —expresó, refiriéndose al hecho de que había pedido expresamente tiempo libre después de haber terminado con todos los casos abiertos hasta cierta fecha, por lo que el permiso fue concedido.


17 de Febrero, 11;32am.

Kazuha salía en dirección a la casa de Ran y Eisuke, mientras que Hattori y Kudou terminaban de arreglarse. Hoy regresarían al trabajo, o al menos, Shinichi lo haría, Heiji no era problema, era detective de otra prefectura, pero no estaba oficialmente registrado como tal y más bien sería un detective privado, por lo que no había problema para Megure dejarlo participar con ellos.

Al llegar al edificio, Satou no pudo evitar mirarle con cierta tristeza de reojo, Takagi la comprendió, pues él había visto los últimos informes donde la muerte de Kuroba figuraba, aunque esto aún no era avisado a los medios, no podían darse el lujo de dejar un nombre tan reconocido como este a la luz. Sería mejor que mientras la investigación se mantuviese, no se desvelase la identidad del cadáver.

—Inspector Megure —llamó Shinichi. El inspector pegó un salto, pues al estar ensimismado en los papeles, no vio llegar al mejor de la división. Se veía igual, ese era Kudou, solo que ahora lucía pálido, débil, como si con un toque pudieran destrozarlo.

—¡¿Shinichi?! —exclamó, mirando al moreno detrás. Nada bueno venía cuando este dúo andaba junto, pero ahora estaba dudando, debido a la escena reciente.

—¡Vivo y sano, todavía! —rió leve, dirigiendo su apagada mirada de nueva cuenta al Inspector —Megure, quiero trabajar en el caso de Kuroba Kaito—anunció, sin cuidado, como si aquel fuese el derecho más grande —Además, de pedir su permiso para que Hattori trabaje conmigo.

El Inspector suspiró—¿Estás seguro? —le cuestionó con preocupación. Él no tenía problema en dejarle participar, pero este caso en particular contenía a personas alrededor de Shinichi, lo que generalmente se resumiría en dejarlo excluido —Ya sabes que no suelo permitir que relacionados trabajen en el caso.

—Quiero hacerlo —expresó con seguridad. Sus ojos centellaban, pero aquella mirada era diferente a la de siempre. Más salvaje y excéntrica, parecía tener sed, de aquello tan malo para ellos, la venganza —Quiero encontrar a esa persona y hacerlo pasar el resto de su vida tras las rejas.

Megure asintió. No le valía negarse, Kudou le colocaría problemas en otras cosas en las que le era útil, además, quería darle ese derecho al muchacho, de ser él quien tuviese la satisfacción de condenar a la persona que le robó a su ser más querido. Aunque confiaba en que Heiji mantendría a raya al joven detective, no quería que uno de sus mejores pasara a formar parte del otro bando por impulso en un momento donde las emociones estaban fuera de control.

—Me reservaré el derecho de excluirte de esto cuando quiera, de todos modos ¿Queda claro? —advirtió, dándole a entender a ambos que con cualquier error estarían fuera. Tenían que trabajar de forma profesional, olvidándose de las relaciones.

Ambos asintieron, retirándose al lugar de trabajo de Shinichi, un escritorio al igual que los demás Agentes, donde tomó asiento al lado de Hattori. Los documentos del caso les serían entregados en cualquier momento y ellos debían comenzar a investigar los hechos para tratar de llegar al fondo del asunto. Sería carga demás el solicitar un caso, pues acostumbraba a trabajar en muchos simultáneamente, uno de carga pesada podría venirle mal, pero confiaba en que con su extrovertido amigo acompañándolo, con ese chico, el tiempo podría reducirse a la mitad.

—Encerramos al estúpido que se atrevió —dijo, con una gran sonrisa en sus labios, aquella maliciosa que solo tenía Hattori, mientras a ambos detectives les era entregado la carpeta del reciente caso Kuroba.

Las manos de Shinichi temblaban, Hattori decidió que no era buena idea hacer mención de ello, pero le arrebató la carpeta para leerla con más atención.

No podía dejar de pensarlo; esta no fue una muerte para Kuroba digna.

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¡Capítulo 3 terminado! <3. Ya pronto vienen las sorpresas ewe. Trataré de manetener el ritmo regular de publicación, el cuál sería durante mis fines de semana, que son cuando más desocupada estoy (ejhem, no mucho.__.), pero para que no estén quedándose demasiado tiempo sin cap uwu. En fin, espero les esté gustando y ya querrán matarme en el capítulo 4 </3

Hasta luego~

Sum~

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