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La creación del universo

Un tembloroso suspiró surgió de los labios del peliplateado, arqueando su espalda al tacto de Chan sobre su piel, caricias lentas y suaves que estaban reconociendo cada centímetro de su cuerpo.

El humano aún no podía creerlo realmente, su cabeza comenzaba a doler por las ideas contrarias de que tenía a su estrella frente a él, pero quizás era solo otro sueño, sus manos se habían guiado solas hacia el delgado cuerpo debajo de él, buscando tocar, no en un sentido erótico, sino para confirmar que era real, que era completamente físico y estaba allí.

Jun estaba con él, en verdad estaba
con él.

Dejó sus labios en la mejilla del otro, presionando sobre la ligera capa de grasa de esta, sintió la necesidad de apretar sus mejillas pero continuó besando su mandíbula, fue hacia su cuello, sus manos tocaban su torso, haciéndolo suspirar, Jun jadeó cuando Chan succionó su cuello.

Sus manos fueron hacia la cabellera del
humano, varias canas que estaba más
que seguro que era por todo su estrés
decoraba mechones, al verlas, acarició su cabello como si estuviera consolando por todo el pasado.

—Jun.. —murmuró su nombre con suavidad, como si fuera una palabra tan
delicada que si la decía de otro modo  se rompería— ¿Quieres hacer el amor conmigo?

Las estrellas en sus ojos bailaron y
brillaron con más ganas, recordando
escenas de películas humanas donde se
entregaban uno al otro en nombre del
amor.

Asintió ligeramente, Chan atrapó sus labios con los propios, mientras lo despojaba de sus ropas, y cuando quedó completamente desnudo, tomó las manos de la estrella para guiarlas hacia su ropa, para que Jun lo desnudara también.

Piel con piel, se dejaron levar por los
roces, por su encuentro, por el tacto y por grabar cada una de esas sensaciones en su alma, lo hicieron con lentitud, para no perder ningún detalle.

Jun se dejó hundir en las sensaciones, suspiros y leves gemidos le hacían saber al humano que lo estaba haciendo más que bien, cerró sus ojos al sentirse rodeado y cálido de la luz de su Estrella Binaria, que lo rodeaba completamente.

Chan exploró su cuerpo, con sus manos y con sus labios y con su boca, mostrándole a peliplateado algo tan hermoso y especial como era la paso pura excitación, en combinación con el más puro amor.

Lo hizo ver estrellas de otras galaxias, sentir cada supernova en su orgasmo, se lo hizo saber con cada gemido, cada
vez que suspiró su nombre, cada vez que susurró un "T'e amo".

Se sintieron amados y correspondidos, dos seres de la lejanía del cosmos que habían coincidido, crearon su propio universo allí mismo.

Después de vivir el amor por primera
vez en su vida, Jun se sintió mejor que nunca, mejor que en mucho, mucho tiempo, completamente lleno y unido a su alma gemela, que le correspondía en totalidad, enamorados completamente, como siempre habían estado, vivieron su amor esa noche como nunca antes.

Dejándolo entrar completamente en él se abrazó a sus hombros, hundió su nariz en el cuello de Chan, mientras el humano dejaba suaves besos y respiraba agitado, acabó en su interior, y Jun se abrazó a su cuerpo con ganas.

Se sintió totalmente agradecido, la
victoria crecía en su interior al ritmo de
la expansión del universo, se abrazó más con firmeza al cálido cuerpo de su pareja, dejando que su calor lo envolviera.

Chan los acomodó de lado, recostados en la cama, para abrazarlo también, acariciando su cabello, notó pequeñas
estrellas esparcidas en su cuerpo, pequeños puntos brillantes, como lunares, que titilaban con emoción, las acarició con suavidad, Jun temblaba ligeramente, a igual que él.

—Channie... Te amo mucho.

Chan sonrió ampliamente, tomó su mejilla para quitar su rostro de su escondite, su cuello, mirando a sus ojitos,.las estrellas juntaban galaxias, parecían hasta girar lentamente, brillaban con fuerza y se perdió en sus universos una eternidad de segundo.

—También te amo, estrellita.

En su intimidad, en su contacto suave y directo, con el peliplateado acurrucado en el hombro del humano, escuchando sus latidos, sintiendo su respiración con tranquilidad, pequeñas lagrimitas se asomaron por sus gatunos ojos, una sonrisa de encías fue dedicada a la nada,
puesto que su compañero de corazón estaba dormido ya entrada en la noche.

Y por primera vez en años, casi por primera vez en sus vidas, pudieron dormir realmente, en paz, a salvo, y juntos.

___________

A

l otro día, se dedicaron a mimarse y a
ponerse al día.

Chan le había contado lo que había pasado luego de su legada a la tierra.

—Me encerraron en la Agencia Espacial, me tuvieron allí, semanas, casi meses, yo no hablé hasta que me prometieron por escrito, y firmado por el mismo director de la Agencia, que no me harían nada, que me dejarían vivir tranquilo, con el tiempo el encierro se hizo una tortura, así que también se sumó un subsidio por maltrato psicológico de por vida.

»» Luego de todo eso, sólo después, les
hablé de ti.

»» Si te hubieras quedado, no sé qué te
habrían hecho y agradezco mucho que te hayas ido, Jun —acarició sus mejillas
y su cabello— Ni siquiera he pensado
en eso pero... No quiero imaginarlo, que clase de experimentos y torturas... —comenzó a temblar con fuerza.

—Chan... —Jun se acercó unos centímetros a él, tocando sus mejillas también, sonriendo— Has hecho todo lo
que estaba a tu alcance para poner a salvo a los dos, y está todo bien ahora, estoy aquí... No me ha pasado nada de eso.

—Y cuando me dejaron salir... Me dijeron que habían hecho todos los papeles de mí velorio, que ya habían anunciado que hubo un accidente en el aterrizaje y que había muerto, no podían dejar que nada de lo que había pasado se descubra, ninguno de todos sus errores... Nada de que me habían dejado morir en el espacio, como a muchos más, nada de la vida en otros planetas, eso es un secreto a nivel mundial... Nada de ti ni de mí.

»» Me dieron un nombre nuevo, una casa lejos de todo lo que había en mí vida... Y de aquí no he salido.

J

un no supo qué decir por unos segundos, así que buscó en los ojos
de Chan, estaban más oscuros que la primera vez que lo había visto, pero ya iba a trabajar en eso.

—Yo estuve muy mal... Me dijeron que me había apagado, ya no había estrellas, ningún brillo.. Nunca volví a ser como antes —dijo Jun, contando su parte— Mí padre me dio una sala especial para mí, tenía vista a la tierra, no salí de allí, solo para comprar comida.

»» Papá en algún momento murió, y fue cuando mí única visita dejó de venir, fue cuando estaba oficialmente solo, pero ¿Sabes ese sentimiento de que igualmente estás sólo? ¿De qué de alguna forma.. Siempre lo estuviste sin importar quién estuviera a tu lado?

Chan asintió, en verdad, él estaba diagnosticado con una depresión muy estaba más que seguro que Jun también tendría algo como lo de él también, pero en su mundo no había psicólogos o doctores que lo pudieran diagnósticar.

—Y un día... conocí a alguien muy especial, que me hizo venir a por ti —dijo, Chan se sintió raro al escuchar lo de
"especial"— Es un Hijo de las Estrellas, como yo, y su Estrella Binaria es un humano, como tú... Tienen un niño, que
será hermoso, viven en un pueblo donde no hay nadie... El me mostró lo que es realmente brillar, él me hizo venir hasta
acá, se llama Boo Seungkwan, sunovio es Chwe Hansol. Quiero ir allí con ellos, quiero que lo conozcas.

Chan lo miró como preguntando si hablaba en serio, no había salido de esa casa en muchos, muchos años.

Salir, el mundo exterior, parecía tan
lejano como el espacio, cosa que era muy irónico, él había estado allí.

—Crucé el espacio por tí, quiero que
viejas hasta este lugar por los dos —dijo el peliplateado— ¿Lo harías?

Chan miró lo ilusionado y feliz que se encontraba, sonrió, asintió ligeramente.

—Lo haría todo de nuevo si es necesario,
por tí, Jun —respondió, antes de besarlo, por milésima vez, por fortuna del destino.



"La idea de Chan, era comenzar una
nueva vida conmigo, lejos de aquella vieja casa llena de cosas que sólo lo hacian deprimirse y sentirse encerrado, lejos de cargas e iniciar de nuevo, conmigo.

Mi idea, era mostrarle que había más
como nosotros, y también, poder huir de la tristeza, ya no había lugar en el universo para ella, ya estábamos juntos.

Era nuestro final feliz, nuestras órbitas por fin de habían encontrado de nuevo, como debía ser y así se quedarían, para todo lo que quedaba."

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