Episodio 4: HOGAR
Con ayuda de Samantha, Daphne y Celeste; Marinette se hacía cargo de tener todo listo en su hogar. Cada una se dedicaba a algo en esa enorme mansión que su marido había heredado a temprana edad.
Aquel sitio estaba cerca del corazón de Paris y aun así era enorme. No se imaginaba del todo como había podido ser la infancia y adolescencia de Adrien viviendo aquí sólo con su padre, con apenas dos trabajadores que no estaban de tiempo completo con ellos.
Después de su boda, le costó mucho trabajo adaptarse a un espacio tan grande siendo que ella estaba acostumbrada a un cuarto no más grande al recibidor de una casa promedio. Su padres hicieron en aquel entonces lo que pudieron para darle la oportunidad de aprovechar al máximo su espacio.
Finalmente, cuando tuvo su primer embarazo finalmente decidieron que algunas de las habitaciones serían divididas en dos para darles la oportunidad a sus hijos de tener su habitación y un pequeño estudio para cada uno, aunque al inicio el primer cuarto que dividieron fue para darles a los mellizos un poco de privacidad a pesar de encontrarse tan cerca. Fue algo difícil para ellos como padres, terminando cada uno en habitaciones separadas.
Con Hugo fue distinto, ya que fue toda una sorpresa cuando Marinette ya llevaba casi 5 meses de gestación, su habitación quedó de aquel tamaño enorme y fue cambiada hasta que su hijo creció. Al final eso le dio muchas libertades de escoger cómo iba a ser, caso contrario de sus hermanos mayores.
— Tantos recuerdos hay aquí...
La franco-china salió al área verde que estaba justo frente a la sala común del inmueble. Se sentó bajo una de las dos sombrillas que había y contempló gran parte del jardín que ella había estado trabajando en los último años.
Cuando sus retoños entraron en su juventud temprana, el tiempo que pasaba con ellos disminuyó y fue cuando encontró que la jardinería era una forma ideal de mantenerse ocupada cuando había terminado lo necesario en la casa.
Desde que se se había vuelto pareja de Adrien, se había visto regida en los justos horarios que su novio tenía. Se tuvo que adaptar a la fuerza y finalmente se volvió algo que adoptó en el día a día. La jardinería era ese algo en lo que dejaba pasar el tiempo, olvidándose de las estrictas manecillas del reloj que a veces le impedían disfrutar de lo sencillo de la vida.
Su mente comenzaba a divagar entre los recuerdos hermosos y la realidad que comenzaba a amenazarla... Era casi seguro que Adrien estaba con otra persona. ¿Hombre o mujer? ¡Era lo de menos! Le estaba viendo la cara y...
— ¿Qué se supone que haga a mi edad y sin un trabajo?
La razón le dictaba pedir una explicación y, de ser necesario, alejarse del rubio que más daño le iba a causar. ¿Pero qué haría después? No podía simplemente viajar a China para vivir con sus padres que hace años dejaron Paris; tampoco contaba con los medios necesarios para subsistir sola.
— Señora, su teléfono —le llamó Celeste al extenderle el dispositivo móvil.
— Gracias —tomó el dispositivo y atendió —. Buenas tardes.
— Buenas tardes.
Marinette se quedó quita por un instante ante la masculina voz que percibía a través del auricular. Un escalofrío corrió por su espalda, terminando en un cosquilleo en sus piernas.
— ¿Hablo con la señora Marinette Agreste?
Escuchar su nombre de casada le dejó un sabor amargo en la boca.
— Sí, ella habla.
— Qué alivio, por un momento pensé que me había equivocado de número. Su voz suena mucho más juvenil de lo que me imaginaba.
— Disculpe, ¿con quién tengo el gusto?
— ¡Luka, Luka Couffaine! —Se escuchó que aclaraban la voz al otro lado de la línea —La señora, ¡perdón! Señorita Chloé Bourgeois me dio su número para hablar sobre un trabajo como músico de ambiente en una de sus fiesta.
— ¿Se... ñorita? ¡Ja! Sí, ya recuerdo que le pedí una sugerencia a Chloé. Supongo que recién hoy le ha informado a pesar de que le di la información tres semanas atrás.
— Sí, está en lo correcto. ¡Pero fue mi culpa! La verdad me estaba escondiendo de su amiga porque creí que iba a comerme...
Marinette soltó una pequeña risa por las ocurrencias del hombre.
— ¿Qué tipo de músico es usted?
— ¿Yo? Bueno, diría que soy del tipo que toca lo que el cliente pide ya que las facturas no se pagan solas.
— Entonces si le pido un concierto de rock pesado y con un arreglo de música clásica, ¿lo tocará?
— Siempre y cuándo me pague lo que debe ser, así lo haré.
— Me gusta mucho ese entusiasmo —sin darse cuenta, la mujer sonreía en una llamada tan poco habitual —, espero que entonces esté libre este viernes para ambientar una fiesta ejecutiva de cumpleaños por tal vez unas 6 horas.
— ¡Téngalo por seguro!
— Quisiera escucharlo antes, ¿en posible que venga el día de mañana a mi hogar?
— ¡Sí! No tengo problema.
— Está bien, le haré llegar mi ubicación y nos veremos al medio día. Por favor, no llegue tarde. Quiero estipular bien los términos y condiciones de la contratación de servicio.
— Claro.
— No olvide traer su contrato, lo revisaremos aquí.
— ¡Sin problema!
— Entonces lo espero mañana. Tenga buen día.
— ¡Usted también!
* * *
* * *
¡Hola nuevamente! Gracias por darse el tiempo de leer esta nueva historia que no ha tenido casi nada de espectadores... Espero que esto cambie en unos pocos días y los comentarios estén quejándose por todo el drama xD
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