° Prólogo °
Esta noche es oscura y fría, ya que en esta noche fría el cielo se encuentra nublado, hay un tiempo de lluvia y de vez en cuando en el cielo podría ver los pequeños rayos y podría escuchar los truenos además de las bocinas de los autos y el bullicio de la ciudad. Ahora me encuentro en mi auto con mi chófer mientras mis hombres van detrás de mi en la camioneta negra la cual se encuentra atrás de nosotros, en el auto en que me encuentro tengo a dos de los hombres a mi mando uno de ellos es el chófer el cual es JJ y tengo otro de ellos en el asiento de copiloto llamado Antón. - estoy cansado. - vengo de una reunión de negocios a mi padre le gusta llevarme con él para así ir aprendiendo a ser como él. Muchas veces estuve interviniendo en la conversación entre ellos y nosotros. También estaba mi padre allí pero el decidió irse con los nuevos socios comer y beber, solo a brindar por su nueva alianza. Se fueron a uno de los tantos clubes que tiene mi padre. Yo solo quiero irme a descansar y tranquilizarme un poco, ha Sido una noche muy agitada hubo una pelea dentro de tantas discusiones pero luego todo salió bien. Veía las calles oscuras de Alemania tan solo iluminadas por los faroles, las luces de los autos y los letreros de propagandas y demás, y las personas que parecían hormigas sin ninguna preocupación o algún rumbo fijo... Todo parece estar tranquilo y en paz esta noche. Todo eso paso por mi mente hasta que llegamos a un semáforo el cuál se encontraba en rojo y...
De repente algo o mejor dicho alguien a lo lejos llamo repentinamente mi atención en un oscuro callejón.
A lo lejos pude ver a una niña que estaba siendo reprendida violentamente por un hombre grande, que supongo es su padre, pero lo raro es que está niña, me parece interesante... Tiene el cabello castaño oscuro, su piel es blanca casi pálida o trasparente, pero está muy sucia y tiene el cabello revuelto, veo que el hombre la tira al piso con una patada en su abdomen haciendo que ella se quede sostenida al piso con sus manos y sus rodillas al piso. Mientras sus débiles brazos se tambalean por los espasmos de su cuerpo. Esa imagen me hizo sentir raro...
Indignado y muy enojado. ¿Cómo es posible que este idiota trate así a solo una niña que parece un espagueti?. Y en ese momento paso una idea por mi mente.
<< Ese tipo gordo no es su padre >>. Sentí que el auto estaba a punto de ponerse en marcha y sentí una sensación de pánico en mi interior, eso es muy raro en mí ya que hacia tanto tiempo que no sentía esa sensación de intranquilidad en mi pecho y en mi sentir. Solo sabía una cosa y eso era; no puedo dejarla allí.
- Detengan el auto. - Ordene de inmediato al ver que el hombre que estaba con la niña le proporcionaba una pata en su pecho, baje la ventanilla y pude escuchar lo que le decía el repugnante hombre a la pobre niña, en mi cabeza pasaban muchas cosas, y una de esas cosas era una gran interrogante ¿Por qué? ¿Por qué ser tan desalmado con alguien tan frágil e indefenso? Mi enojo se hacía cada segundo más grande y mis ganas de patearle el trasero al tipo igual.
La niña trato de ponerse de pie pero no lo conseguía, sus brazos perdían fuerza al igual que sus pierdas delgadas. Pero era esa perseverancia en ella que me hacían sentir curiosidad, ella quería seguir luchando contra él. Ella era valiente, era fuerte pero a su vez tan frágil e indefensa. Pero de algo si no tenía duda alguna, ella es una luchadora. El tipo gordo le puso uno de sus pies en la espalda de la niña haciendo que ella vuelva a caer al piso mojado y sucio.
- Quédate allí, sucia bastarda... No mereces vivir, eres sólo un puto estorbo en mi casa, además de una escoria más en el mundo. - No entendía porque me estaba acercando cada vez más a esa escena espantosa, tampoco me di cuenta de cuando fue y en qué momento me baje del auto y comencé a caminar en dirección a ellos, pero tampoco entendía y lo que más me sorprendió fué ¿Por qué me interesaba tanto saber que le pasaría a esa niña si la dejaba allí con ese tipo? ¿Cuál sería su destino después de todos esos golpes? ¿Sobrevivirá acaso? ¿Soportara todo eso? Aunque no sé cuál es la gravedad de sus heridas, a esa pobre mocosa que recibía los golpes sin rechinar, no escuchaba sus gritos ni quejidos simplemente nada.
Lo que si escuchaba era sus pequeños sozollos siendo sofocados por ella misma, y por alguna razón me sentía mal por ella, la ira se apoderaba de mi con cada uno de los golpes que recibía esa pobre niña, Yo nunca he sentido nada como esto antes, ¿Será esto compasión?. No sé qué será pero lo que sé es que mataré a este hombre si llega a golpear de nuevo a esta niña que no pasa de los seis años. Detengo mis pasos al ver con pánico como la toma de su larga cabellera castaña y la pone de pie con fuerza de un solo jalón, ella se encuentra descalza, está llena de suciedad creo por lo visto es tierra, en sus brazos y sus piernas tiene raspones. Tiene un pequeño vestido que se supone que tendría que ser blanco con un listón verde en su cintura pero está casi color marrón por lo sucio y roto que está el vestido andrajoso, veo como el hombre le propinó una bofetada, y sin más me acerco a pasos rápidos al hombre que sostiene a la pequeña. Me quedo a solo unos pasos de ellos y miro con atención todo a mi alrededor.
- Reúnete con tu padre pequeña basura. - Dijo aquello último con una sonrisa horrible en su rostro.
Negué repetidas veces con la cabeza mientras mis ojos observaban todo con asombro y horror a su vez, y de mis labios salieron palabras de mi boca que no sabía que iban a salir, no estaba pensando con claridad en ese momento trata de ver que posible ruta tomar para impedir todo esto.
- ¡Espera!. - Grite al verlo sacar un cuchillo de tipo carnicero muy filoso detrás de él y Vi en su mirada cargada de asco que iba a quitarle la vida a esa pobre niña hermosa llena de suciedad.
La verdad es que no sé si es hermosa, solo es que me parece que...
¡Ay! ¿¡Pero en que carajos estoy pensando!? Justo en este momento no puedo distraerme con el aspecto de la niña por Dios. Esto es una situación de vida o muerte y yo aquí pensando en cómo es la niña.
- ¡Qué carajos quieres niño!. - Grito el asqueroso gordo que tenía a la niña casi desmayada en su mano, me miraba a los ojos y lo único que yo podía ver en su cara era, solo una palabra diré y eso es total y sincero asco, su rostro estaba grasoso, sudoroso y sucio. - Metete en tus asuntos y vete de aquí si no quieres tener el mismo destino que ella.
- Yo que usted tendría más cuidado con cómo le habla al hijo del dueño de todo esto. - Dijo en forma de amenaza uno de los hombres te conozco su voz a mis espaldas sé que es Antón, es uno de los hombres más confiables y leales de mi padre, salgo de mis pensamientos cuando escucho una risa nasal de parte del gordo asqueroso, me doy cuenta de el gordo asqueroso no pareció importarle nada la amenaza de Antón.
- Ajá y yo soy la reina de Inglaterra. - Respondió entre risas mientras meneaba sus asquerosas caderas de un lado a otro con burla.
Es entonces que Antón, en un rápido movimiento sacó su arma quitándole el seguro para después apuntarle al gordo imprudente y así demostrarle que no estaba de broma, y seguido de él, cuatro más de mis hombres hicieron lo mismo. El gordo asqueroso, abrió los ojos como platos y palideció enseguida por las acciones de mis hombres, sonreí complacido al ver que ya no era tan valiente como antes. Solo es una nena asustadiza.
- Si quieres puedo darte una falda para ver si eres o no la reina de Inglaterra o bien puede ser que te conviertas en la reina de la noche. - Le respondió Antón en tono burlón pero con mirada amenazante, negué con la cabeza mientras me reía con los demás por el chiste que Antón había dicho hacia minutos antes.
Ese gordo es solo una nena asustada. Pienso, sonrío con burla para luego subir la mirada y mirarlo desafiante mientras relamía mis labios y metía mis manos en mis bolsillos.
- Bajen las armas. - Dije seguro y con calma de ello ya que sé que ya se le había acabado la poca valentía que tenía, así es; el imprudente del gordo no hará nada, tendrá miedo de que en cualquier mal movimiento suyo su cuerpo será traspasado por una bala certera de los hombres a mi cargo.
Bajaron las armas, y volteé a ver al hombre que aún sostenía a la niña. La utiliza como escudo...
Maldito cobarde. Pensé en el momento.
-Dime una cosa ¿Que hizo está niña para que la golpees así?. - Pregunto con mi típico tono frío, mientras lo miro con desprecio en mi mirada.
- Se- Señorito Volkova... Bueno lo único que ha hecho mal está mocosa ha Sido existir. - Dice algo temeroso y quisiera decir que me sorprende que conozca mi nombre pero la verdad es que no me sorprende para nada, pero me hierve la sangre por qué ella no ha hecho nada para que la golpee de esa manera tan agresiva, mi padre nunca me golpearía por el simple hecho de existir.
"Un castigo es merecido, si solo haz cometido una falta". Eso es lo que siempre dice, y en eso me baso es mi lema, es mi mantra, es mi ley.
¾ Vaya que bueno que conozcas mi nombre... - Suelto una risa nasal para después mirarlo detenidamente y así poder indagar más en este asunto. - ¿A caso Tú eres su padre?.
Pregunto curioso mientras avanzo a pasos lentos hacía él, saco mi mano dominante de uno de mis bolsillos y me rasco mi barbilla mientras pienso en las maneras de quitarle a la niña sin que ella salga lastimada en el proceso.
- ¿Cómo podría ser el padre de esta estúpida y debilucha?, ella no es mi hija, era la hija de mi hermana pero la muy tonta murió al dar a luz. - Me explica con asco mientras sacudía a la niña de un lado a otro, y ella emitía pequeños quejidos de dolor, ya que está desmayada.
Ok...
Ya se algo más de la providencia se la niña. Poco si pero algo es algo.
- ¿Cuántos años tiene?. - Pregunto mientras la señalo con un moviendo de cabeza.
- Disculpe mi pregunta pero ¿Por qué tanto interés en la mocosa?. - Me respondió devuelta, reí por lo debajo ante su respuesta ya que mi respuesta era clara y esa era;
- Que te importa. - Respondí serio, ya hacia un frio de cojones y simplemente ya quería largarme de aquí y este tipo no me ayudaba en nada. - Solo quiero saberlo y ya.
Respondí con simpleza mientras me encogía de hombros, el gordo asqueroso suspiro cansado y parecía estarlo pensando.
- Debe de tener entre seis y siete años, no lo sé no lo recuerdo. - Respondió no muy seguro de eso. Bueno ya sabía otra cosa de la niña, era muy joven yo tengo once años casi doce solo faltan unos meses para cumplirlos.
- ¿Cuánto quieres por ella?. - Pregunte sin rodeos, mientras me cruzo de brazos y lo miro de manera neutral pero desafiante. - Vamos todos tienen un precio, dime cual es el de ella.
- A-a qué se refiere con...
Lo interrumpo ya que no me gusta andar con rodeos y tampoco me gusta perder el tiempo si soy impaciente. Y mucho menos ahora que quiero irme a descansar lo antes posible.
- ¿Cuánto dinero quieres por ella?. - Vuelvo a repetir, pero esta vez la señalo con mi barbilla, me tomo el tiempo para detallar un poco más su cara, y está más pálida que un muerto y sus labios no tienen color, tiene la cara sucia y pequeñas líneas de su sangre que bajan por su rostro, sus ojos están cerrados y morados.
Ojalá pudieras verlos...
- Señorito Volkova, está mocosa no vale nada, su vida no vale nada solo es un estorbo. - Dice con burla, y ya me está Molestando más, ya no tengo suficiente paciencia para tolerarlo. - Solo atrae problemas si supieran lo todos los problemas que me ha traído desde que nació no me lo creerían, de hecho harían lo mismo que yo.
No puedo con esto, no estoy para bromas, ni juegos ni nada quiero ir a mi casa a descansar y este me la pone jodidamente difícil al ir agotando mi poca paciencia. Quería hacer esto lo mas rápido posible pero este imbécil ha retrasado la hora de su muerte más de lo planeado, pero ya se le acaba la suerte y con ella mi paciencia.
- Muy bien. - Saco mi arma la cual tenía detrás de mí pantalón le quitó el seguro, y la dejo a un costado de mí. - Como ella no vale nada, yo me la llevaré.
Dije con simpleza, y le dedique una sonrisa cínica al gordo delante de mí.
- Esperé señor no se apresure. Como para usted si tiene valor... Yo, bueno yo quiero, dinero en efectivo y en dólares, quiero cincuenta mil por la mocosa. - Dijo algo inseguro de sus palabras, hablaba de manera apresurada y parecía estarse orinando del miedo en sus pantalones, mientras la movía a la niña débilmente de un lado a otro, causándole más dolor la pequeña.
- ¿Estás renegociando conmigo?. - Me burló de él gran idiota que tengo al frente, miro a mis muchachos que se ríen "disimuladamente" detrás de mí y yo me río con ellos, esto es ridículo.
- Si señor, Volkova, si usted la quiere... Pues entonces pague por ella. - Respondió "Triunfante".
¡Hijo de puta! Ahora sí que me ha sorprendido. Nah la verdad no.
- ¡Muchachos, este si es un hombre con bolas! - Mis muchachos se ríen con ganas, mientras yo niego con mi cabeza divertido de todo este asunto. - Okey, okey... Muy bien quiero acabar con esto lo antes posible, Antón ve por un maletín al auto.
Antón se va por un maletín, al llegar lo abre y el gordo asqueroso lo mira con asombro, puedo ver la baba que sobresale de su boca mirar el maletín. Y al mismo tiempo se dibuja una sonrisa en su asqueroso rostro regordete y sudoroso. Lo fulminó con la mirada y pienso en que esto ya está por terminar.
- Es toda suya. - Le suelta su cabello lo que causa que ella caiga al piso y está suelta pequeños sozollos que hacen que sienta una opresión rara en mi pecho y mi sonrisa burlona se borra.
Lo que el idiota del gordo asqueroso debería saber es que los Volkova no renegocian.
Creo que intento pasarse de listo... (Que se note mi sarcasmo).
- Antón, dame el maletín. - Me pasa y yo lo cierro. Mientras me acerco al hombre que me dobla el tamaño pero no me intimida en lo absoluto solo asco es lo que puedo sentir por él. - ¿Ella tiene nombre?
Pregunto con intriga Necesito saber un poco más de su información. Solo algo más de ella, tengo que saber si hay alguien más que pueda buscarla y sé que cuando llegue a mi casa tendré problemas si mi padre me descubre y tendré problemas si ella me los trae pero creo que lo vale. Mi instinto me dice que vale los problemas y futuras discusiones que tendré con mis padres.
- No, y tampoco papeles, nunca se le dio un nombre ni un apellido a la mocosa. - Contesta sin rodeos. Se nota que solo quería el maletín ya.
- Muy bien. - Y con eso le propinó un golpe en la cabeza con el maletín que logra derribarlo. No mentiré la verdad es que creí que no lo derribaría, pero milagrosamente si pude.
- Haber idiota. - Le propinó patadas seguidas en su cara mientras mis hombres lo patean en todo el cuerpo. - ¡Paren ya!
Me pongo a su altura y lo tomo por el cabello grasoso. Tendré que lavar mis manos por una hora al llegar a casa. Nos alejamos un poco del tipo y deje que se pusiera en pie, lo logro con algo de dificultad pero lo logro, escupió sangre cuando estuvo en pie. Yo lo miraba con diversión y malicia en mi mirada, esto me divertía y mucho.
- A ver imbécil, creo que se te está olvidando algo impórtate. - Le dispare en uno de sus pies y callo de rodillas, luego le dispare en las dos piernas y mire a uno de mis hombres él me entendió en seguida, se acercó al gordo y le dio una patada dejándolo boca arriba, el gordo entre gritos y llanto solo me dio más risa aun, la niña resistió más que él, sin más me acerque a pasos lentos a él y me posicione frente a las piernas del gordo asqueroso y llorón y procedí a pisar una de sus heridas y luego las otras. Sus gritos me hacían reír cada vez más, relamí mis labios y procedí con la tortura, dije que le haría pagar todo lo que le hizo a esa niña y eso es lo que hago. - Los Volkova, no renegocian.
Le apunto una vez más y el comienza a negar una y otra vez con su cabeza, me causa mucha gracia verlo y escucharlo suplicar por todo. Cuando aquella niña de la cual golpeaba sin Cesar nunca suplico piedad solo acepto dos y cada uno de los insultos y los golpes que recibió a manos de este tipo. Le sonrió con malicia mientras pongo mi arma debajo de su mentón.
- No por favor señorito, se lo suplico no me mate, quieres a la niña. Puedes llevártela, pero déjame vivir niño déjame vivir por favor.
Suplicaba y se retorcía sin parar, esto es estúpido la verdad. Un hombre no llora y los hombres no piden piedad.
- Un hombre de verdad nunca pide clemencia, tú no eres un HOMBRE Tu solo eres un marica llorona. Porque no mejor golpeas a alguien de tu tamaño que si se pueda defender, no a una niñita.
Le grite con furia y el solo decía incoherencias o suplicaba, era estúpido seguir con esto el no durara mucho más. Pise una y otra sus heridas y seguí deleitándome con su dolor. Pagaras por todo gordo asqueroso. Pensé para mis adentros.
- Déjeme vivir por lo que más quiera. - lloriqueaba como niña fea. Esto es patético la verdad que es patético. - Por favor.
Me pongo de pie mientras lo miro con asco. Miro al cielo y ya va a llover además ya tenemos que largarnos antes de que alguien nos vea o peor la niña muera.
- ¡Ya CÁLLATE asqueroso marica! ¡Estoy harto de tus lloriqueos!, los hombres de verdad no piden clemencia, no lloran y tú... tú das asco, imbécil. - Tiró del gatillo y le disparo en los puntos no vitales del cuerpo, la idea es hacerlo sufrir lo más que se pueda antes matarlo, miro hacia abajo y entre sus piernas mire un charco, se había orinado, mire a Antón y estaba igual de risueño que yo.
- ¡oh vamos ni en tus últimos momentos de vida conservas tu hombría!... claro es que tu un hombre no eres. - Hago una pausa para mirar a todos a mí alrededor y todos ríen sin cesar. - ¡Despídete basura!
Gasto todas mis balas en su horrible cara y así lo desfiguro por completo, así nadie lo reconocerá.
- Córtenle las manos y pies, sáquenle los dientes y denle un tratamiento especial a sus restos, no quiero que nadie lo reconozca, y desháganse del cuerpo. - Dije en tono frío a mis hombres que solo se limitaron a asentir con la cabeza.
Bien, ya esta hecho.
Hola, comenten please. Me encantaría leer sus comentarios. Y saber si les gusta está historia nueva. Espero que les guste de verdad, las y los quiero un montón. ¡Nos vemos en el próximo capítulo de esta nueva historia nen@s!
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