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O1


Jisung se sentó agotado en la silla de la cafetería. Esa mañana había sido más alborotada que de costumbre: muchos omegas se habían paseado frente a él entregándole chocolates y esparciendo feromonas alrededor de su cuerpo, tratando de llamar su atención.

Es cierto que se había sentido atraído a más de alguno, pero no lo suficiente para ir tras ellos. En realidad, jamás se había interesado realmente en alguien.

Por eso, para él, el catorce de febrero solo significaba un día más pesado de lo usual. Este constaba de recibir los deliciosos chocolates y rechazar alguna que otra confesión que valientemente le declaraban.

—¿Otra vez tu casillero está lleno de dulces? —Escuchó decir a una voz detrás de él, seguido de pasos y un peso que se sentó a su lado, colocando un plato con una hamburguesa encima.

Jisung lo observó, suspirando—: Lo de siempre. —Chan alzó una ceja, nada sorprendido con su popularidad.

Jisung siempre había sido sobresaliente. Su personalidad fresca y agradable atraía a cientos de admiradores, y su belleza, única y cautivadora, era una adición más a su atractiva persona.

Pero lo que más influía era su gen alfa. Tan escaso como único, un gen predominante en todos los aspectos. Algo bastante afortunado.

Sin embargo, Han no estaba muy contento con su género, le molestaba lo excesivamente dulce que eran las feromonas de los omegas y lo fácil
que se podía perder el control ante estas. Y también, la agresividad que los alfas eran capaces de usar.

Por eso mismo envidiaba a Bang Chan, su mejor amigo. Él era un beta y eso significaba que no era capaz de percibir ningún tipo de fragancia empalagosa que estuviese en el ambiente.

—¿Qué tal vas con Félix? —Preguntó, queriendo desviar el tema y sus propios pensamientos. Chan lo evadió avergonzado, agachando su cabeza y murmurando.

Jisung, a pesar de tener una mejor audición que los betas, no podía entender lo que decía. Un repentino bullicio se había hecho presente en el comedor de la universidad, provocando que se desconcentrara e impidiera escuchar a su amigo.

Voces emocionadas se mezclaban entre sí y Han solo podía captar ciertas oraciones.

—¿Hay un nuevo alumno en el departamento de música? —Preguntó, después de prestar cierta atención a los farfulleos de los exaltados betas y omegas.

Chan asintió, confirmando.

—¿Y por qué tanto revuelo por algo así? —Expresó, frunciendo el ceño con cierta molestia.

—Bueno, debido a que es un alfa, viene de una familia élite, —sonrió de lado con cierta obviedad— y es guapo.

Jisung asintió, entendiendo. Eso explicaba bastante. Los alfas eran realmente populares en el campus. Él mismo era una prueba de ello.

No estaba interesado en el nuevo estudiante, lo más seguro es que fuera otra alfa pretencioso que tratara de vencerlo con una lucha de feromonas. Ya había tenido varias situaciones así. Y por supuesto, nunca había perdido.

Encogiendo los hombros, se concentró en robarle papas a la hamburguesa del australiano, cuidando que no lo atrapara.

—Han, —llamó Chan, con un chillido agudo. El asiático lo ignoró, continuando con su labor de degustar las papas ajenas. —Jisung, ¡El estudiante transferido se está dirigiendo a nosotros! —Ahí, sí que le prestó atención.

Con rapidez, fijó su vista en el rostro de Bang Chan y con curiosidad volteó hacia atrás, atisbando al chico que había causando un revuelo en su primer día de clases.

No era muy alto, pero fácilmente le pasaba con un par de centímetros. Y eso a Jisung le irritó, aunque no quisiera admitirlo.
Su rostro parecía haber sido esculpido con suma delicadeza, teniendo unos ojos juguetones, una nariz recta y afilada, unos labios un tanto delgados de un tono leve rojizo y una expresión de autosuficiencia.

Era un vívida imagen de alguien altivo.

El estudiante nuevo se acercó hasta su mesa y sonrió con cierta sorna.

—¿Eres Han Jisung, cierto? —Saludó, sentándose sin ningún reparo enfrente de ambos chicos, al otro lado de la mesa. —Desde que llegué no he parado de escucharte entre líneas. Por supuesto, también he oído de ti, Chan. —Le lanzó una mirada rápida, antes de volverla de nuevo a Jisung.

Han se sentía cauteloso, por alguna extraña razón se sentía amenazado al olfatear las imponentes feromonas del chico frente a él.

Su alfa se descontroló, queriendo lanzarse a su cuello y morderlo con toda su fuerza hasta que sangrara, buscando dañarlo. No entendía qué era lo que le pasaba, ansiaba desesperadamente liberar sus propias feromonas para demostrar su autoridad ante la posible intimidación. Apretó los dientes, conteniendo su instinto y el repentino descontrol que su sentido le exigía.

—Soy Minho, un gusto. —Terminó de decir, para después alzar la mano tratando de cruzarla con Jisung.

Han no deseaba responderle, no obstante, ante todos los ojos puestos en ellos, no tuvo otra opción. Con lentitud, y haciendo todo el acoplo de su autocontrol, elevó la mano para saludarlo, esta estaba tensa, con venas que sobresalían ante el esfuerzo que realizaba.

Minho lo observó, interesado. Parecía estar conciente de la reacción que estaba teniendo, pero no hizo nada para detenerlo, simplemente esperó.

Jisung lo maldijo en su mente, parecía solo querer probarlo.

Cuando por fin hizo contacto con la mano del contrario, sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, estremeciéndolo por completo. Minho le alzó una ceja, para después apretarle la mano, cerrándola contra la suya. Y en ese momento, Han se descolocó.

Su feromona se mezcló con la del pelinegro y sus aromas parecieron fusionarse haciendo rebasar el poco límite que todavía le sobraba. Sintió el suelo oscilar y fuertes punzadas en su cabeza. Y seguido de eso, la extraña necesidad de inhalar en busca de aire.

Su cuerpo temblaba y sin poder evitarlo, jadeó. Jadeó ante el asfixiante calor que su propio cuerpo producía.

Soltó de inmediato la mano de Minho, para luego salir corriendo hasta los baños más cercanos. Empujó la puerta de manera desesperada y se apresuró a abrir el grifo para despejarse; se echó el agua fría en la cara para luego alzar la mirada y dar contra su reflejo: se hallaba tembloroso y débil, con las pupilas oscurecidas y un sonrojo en sus mejillas producto del extraño evento que había sucedido.
Parecía como si estuviera en celo.

Enojado, pateó un papel del suelo y se irritó aún más al observar el bulto de una creciente erección.

Decidió encerrarse en el cubículo más alejado de la puerta y suspiró aliviado al ver que no había nadie en los baños.
Inseguro, acercó su mano hasta la hebilla de los pantalones, desabrochándolos y bajando sus prendas dejando expuesto su miembro. Sintió como si estuviera haciendo algo malo, nunca se había descontrolado de aquella manera, por lo que al sostener su falo, trató de dejar su cabeza en blanco, sin nada y sin que nadie cruzara por ella.

Su mano se cerró sobre su erección y sin esperar más, comenzó a mover su mano con lentitud hacia arriba y abajo. Cerró los ojos dejándose llevar, su pecho subiendo y bajando ante las aceleradas respiraciones que realizaba.
Decidió moverse con más rapidez, disfrutando de las caricias dejando caer su cabeza y mordiendo su labio inferior, por un momento deseando que una mano más grande y habilidosa que la suya lo tocase y jugara con su pene. 

Ese repentino deseo lo hizo respirar erráticamente y acelerar sus movimientos. Las descargas en su vientre no tardaron en aparecer y con ello haciendo temblar a sus piernas descaradamente. Trató de aguantar, apretando sus dientes.

Sin embargo, no se detuvo. Por lo cual, no pudo evitar contener los gemidos que escapaban de su boca al eyacular, a pesar de morder sus labios con fuerza.

Su semen salió disparado manchando parte de su ropa en el abdomen y mezclándose con el aroma de sus feromonas que sin darse cuenta había esparcido por el baño. Su cuerpo aún se estremecía por el reciente orgasmo y sentía parte de su rostro caliente.

Tragó saliva para calmarse y agarró papel para limpiar la sustancia. Y al finalizar, se quedó sentando en la taza, rendido y enfadado consigo mismo: durante la corrida, por un breve instante, había pensado en el nuevo estudiante. Había imaginado sus manos recorrerlo, sus labios sobre su piel, sus susurros solo para él y su boca en su cuello, mordiéndolo con fuerza, arrancándole súplicas.

Rechinó los dientes, dejando escapar una baja grosería, para luego salir y azotar la puerta, confundido.

Él no era un omega o un beta para estar deseando que un alfa lo mordiera. 

¡Nueva historia, yay!
El horario de actualización
será una vez a la semana (cada sábado).
Los shot's  de Chan bottom continuarán con su rutina
normal y pues,
a ver qué sale de esto.

Quise aventurarme con otros
shipps, por lo que este es
el resultado.

Gracias por leer.
<\3

Bellísima portada por:
MultyShipper

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