POV Minho, antes:

Llevaba ya una semana en la nueva Universidad. Minho sabía que era la comidilla nueva en el departamento de música y de los suspiros que provocaba por los pasillos.

Estaba acostumbrado y con la influencia de su apellido, había pedido esconder su condición de Alfa dominante. Quería ahorrarse problemas. Así que los primeros dos días habían funcionado bien. Tenía pleno control de sus feromonas y en su mayoría, estaba seguro de que a nadie se le pasaría por la cabeza que no era solo un alfa. Los dominantes eran alabados, casi glorificados. Minho quería evitar esa molestia, acostumbrado ya (y cansado) de esa reacción en su vida diaria.

Respecto al tercer día… las cosas cambiaron. Fue con olor que percibió leve en un salón cercano al suyo. Apenas había terminado una clase cuando sus feromonas empezaron a descontrolarse. Sus manos picaban por salir a buscar a esa persona y estrellarla contra una pared hasta besarla. Quería apretar su cuello y morder salvajemente, joderla. Era un instinto peligroso y que logró excitarlo de una manera vergonzosa.

Minho se recriminó. Él no era así. Era civilizado, no un alfa incontrolable. Pero ni siquiera sus constantes pensamientos de cordura lograron estabilizarlo, porque su cuerpo se dirigió hasta ese delicioso olor de manera automática.

Se relamió el labio, intentando mantener sus propias feromonas estables, aunque fuera casi imposible. Pero en el salón de al lado ya estaba desocupado y no fue capaz de encontrar a nadie. Quiso maldecir. En su lugar, agradeció que no había ninguna persona y haberse salvado de cometer una locura.

Aún así, en su mente permaneció una curiosidad morbosa. Sus feromonas no se habían calmado el resto del día y no era capaz de entender la razón. El olor que había permanecido no era de un omega. Minho estaba seguro. Así que el cuarto día, en el poco rato libre que pudo darse, emprendió su búsqueda. Persistía un leve aroma, uno embriagador, aunque sin pistas de quién podría ser.

Minho creía que era mala suerte y de no ser porque convenientemente, sumado sus sentidos más refinados, logró percatarse el quinto día de quién eran las feromonas que lo habían vuelto descontrolado, habría seguido creyendo eso. Era un chico, detalle que no le importó. Y era precioso.

Estaba hasta el fondo del comedor de la universidad, conversando con quien parecía ser un amigo. Minho tragó con fuerza, y con todo el acoplo de sus fuerzas, permaneció quieto. Era difícil. Jodidamente difícil. Como hacía dos días, sufría la necesidad de ir a morderle el maldito cuello y empotrarlo contra la pared de la cafetería, listo para provocarle tanto placer que… «Mierda. Me está enloqueciendo».

Por su seguridad y la de él, desvió la vista, saliendo del comedor. Minho no tardó en investigar de quién se trataba. Cuando diera el primer paso, quería saber el nombre del chico. Plus, de su amigo (quizá así obtendría puntos…). Le preguntó a varios de sus compañeros del salón con los que se había llevado bien: Félix y Hyunjin. Entonces supo el nombre de su pequeña distracción. Han Jisung. También el nombre era bonito, pensó. Adecuado.

Daba igual si era un alfa. Minho no lo pensó demasiado. Tampoco importaba si sus feromonas eran las que se descontrolaban por las de Han, él lo deseaba más allá de esa simple razón. Y cuando se animara a hablarle, estaba seguro de intentar contenerse lo más que pudiera. Con suerte, más adelante podría saborearlo y joderlo. Y con algo extra de esa misma suerte, amarlo un poco.

«Aunque eso ya es exagerar», pensó, riéndose de la absurdez momentánea.

Hola, reviví. Sé que nadie pidió
este extra, pero ví conveniente
que supieran un poco más de Minho
y lo que le impulsó el interés.

Está cortito lo sé, es para complementar.

Muchas gracias por todo el amor que le han dado al fic <333

Estoy pensado editar (no cambiar
ni reescribir) porque diooos, mi
gramática de hace dos años apesta.

Los tqm🥺