🦋Capítulo 4🦋
El sonido del metal chocando me asusto pero me calme cuando vi a Magne, mi mejor amigo desde la infancia, con una sonrisa maliciosa.
Estaba más sensible el día de hoy y no sabía que era.
No sabía si era que me había dormido a las cinco y despertado a las siete o que tenía un mal presentimiento.
--Uh, amigo, te vez horrible-comento haciendo una mueca, suspire y cerré mi casillero.
--Muchas gracias, Mag, no lo había notado.--ruedo mis ojos.
--Tienes un humor de perros, ¿Dónde estará Danea para que te alegre el día?-se alzó de puntillas y miro por todo el pasillo, aunque no hacía falta que hiciera eso porque el desgraciado media un metro ochenta.
Además con el pelo naranja que tenía Danea se veía desde el final del pasillo.
Danea apareció con su sonrisa radiante acomodándose el cabello naranja corto detrás de las orejas, su perfume de vainilla me embobo.
Y detrás de ella mi otro mejor amigo West me miro con las cejas en alto.
--Te vez horrible-dijo tan frio como siempre, ni siquiera sabia como era que estaba enamorado de Magne. Danea le dio un codazo en el estómago y se acercó a mí.
--Mariposa-la salude pasando un brazo por su cintura y atrayéndola hasta besarnos, sus labios sabían a fresa y chicle, había algo mágico que me hacía no querer soltarla.
West fingió vomitar mientras que Magne lo abrazaba por detrás, pasando sus brazos por su cintura.
--Cursis-volteo a ver a Mag y lo miro con una sonrisa-Hola.-dijo y dejo un beso en sus labios.
--Si como si ustedes no fueran los malditos cursis-contraataque.
--Yo no llamo a mi novio "mariposa"-defendió West, Magne apoyo su mentón en su cabello, gracias a la diferencia de altura, y sonrió sabiendo que se venía otra ridícula pelea.
--Yo no llamo a mi novia "chocolate pasión"-mis dos mejores amigos se sonrojaron y Danea estallo en risas.
Como era costumbre yo agarraba la mochila de mariposa y la cargaba, pero hoy cuando la agarre me la colgué en el brazo, gesto que desconcertó a Danea.
--¿Pasa algo?
--¿Por qué tendría que pasar algo?-un sudor frio recorrió mi cuello, ellos sabían mi situación con mi padre pero no sabían que se muchas veces se pasaba, no quería preocuparlos.
--No te colgaste el bolso en la espalda.
Es que ayer tuvimos un entrenamiento de futbol pesado y...--invente nervioso.
Danea me pincho con su dedo mi espalda haciendo que el dolor subiera, di un pequeño sato acompañado de un chillido de dolor.
--Tu padre nunca te ha golpeado en la espalda-dijo con un tono preocupado Magne.
--No fue el, solo me caí-tarde porque Magne había atrapado las manos, West me estrujo contra mi casillero y Danea alzo un poco la camisa por mi espalda.
El pasillo estaba desolado y agradeci por eso.
Había algunos cortes que estaban vendados pero otros no, papá se había desquitado mucho conmigo y algo llamado cinturón de cuero me golpeo la noche anterior.
Pude ver la cara de Danea, se puso pálida y los ojos llenos de lágrimas.
--¿Por qué no lo has denunciado? ¿No quieres ser libre?-dijo con voz temblorosa, mis mejores amigos también me miraron con caras pálidas.
--Lo he tratado pero cada vez que llego a la estación de policía me acobardo-dije cuando los chicos me dejaron, atraje a Danea en un abrazo enterrando mi cabeza en el hueco del cuello.
Era un maldito corbarde no podía hacerlo.
--¿Y si vamos todos juntos hoy? ¿Qué te parece?-propuso Magne dándose aire para calmarse. Asentí atrapado en las caricias de la mano de Mariposa en mi cabello.
--Está bien.
La campana sonó anunciando el comienzo de las clases, acordamos que nos íbamos a ver a las tres en el parque para ir a la estación de policías, era duro pero tenía que hacerlo.
Estaba apoyado, no completamente para no lastimar mi espalda, en un árbol con Danea agarrada de la cintura besándonos. Mi sentido común no quería alejarse.
--Tengo que irme-dijo Mariposa entre risas mientras que le doy pequeños besos en los labios-puedes venir conmigo, tengo casa sola.
--Siempre tienes casa sola, Mariposa.
--Exacto-me dio un último beso y se fue despidiéndome de ella
--Mariposa-se detuvo a medio camino-- ¡te quiero!
Quería decirle que la amaba pero era un cobarde, no quería cargar aun cuando llevábamos un año saliendo éramos muy lentos en nuestra relación, lento era sinónimo de perfecto.
--¡Yo también te quiero, Rubio oxigenado!
Me despedí rápidamente de West y Magne porque ninguno de los dos me presto mucha atención porque se estaban besando.
--No sé lo dije.
Eso llamo su atención porque me miraron aún en su posición; West tenía la cabeza apoyada en el hombro de Magne, y sus manos en su cintura, mientas que Magne tenía una mano jugueteando con el pelo de West y la otra en su cintura.
--Amigo no te recrimines por esas cosas, está bien, todo a su ritmo-me dijo Magne.
--Pero soy un...
--No, no eres un cobarde.
--Pero es que no puedo denunciar a mi padre, no puedo decirle a Danea que la amo, y no he podido decirle a mi mamá que me no dieron una beca en la universidad veterinaria por miedo. En conclusión soy un cobarde. -dije frustrado pasando mi mano por mi cabello desordenándolo.
--No eres un cobarde porque cuando le dijiste a Danea que te gustaba no te vi dudando, cuando te vi llenando la solicitud para la beca no te vi llorando porque pensaras que no lo ibas a hacer. Te he visto luchar todos los días para poner buenas caras a pesar que te duela todo el cuerpo, entrenas como un loco en el futbol para que no te saquen. No eres un cobarde eres un luchador que se cansó de luchar, está bien decidir tomar un descanso de todo pero eso no quiere decir que eres un cobarde. -termino por decir West, lo mire con la boca entreabierta sorprendido.
Magne no parecía tan sorprendido, parecía acostumbrado a su filosofía.
--No te has puesto a pensar que serias bueno para psicología-mencione almacenando sus palabras.
--Solicite beca para psiquiatría.
--Le dan los resultados la próxima semana, obviamente va entrar-dijo Magne con una sonrisa viéndolo.
Claro que iba a entrar tenia las mejores notas. Cuando note que volvieron a entrar en su burbuja acaramelada, me fui sabiendo que hacer.
Ya no me iba a dejar controlar por mi padre.
Le iba a decir a Danea que la amaba.
Y le iba a decir a mi mamá que no me habían dado la beca.
"No eres un cobarde eres un luchador que se cansó de luchar."
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