Capítulo 5
Definitivamente yo atraigo las desgracias
¿La persona que creyó conveniente crear el colegio tenía problemas psicológicos o qué?
Apenas cruce el portón de la escuela una lluvia de pelotas de papel me atacaron, suspire y rodé los ojos que infantiles eran, seguí caminando ignorando los gritos insultándome mientras que Victoria a mi lado maldecía y les sacaba el dedo del medio a los imbéciles que habían hecho eso.
Victoria se giró y me vio; tenía el cabello recién cortado hasta las orejas de color naranja y sus ojos eran lo que más cautivaba su ojo derecho era gris y el izquierdo verde, heterocromia se llama, vestía su uniforme de porrista una falda tres dedos antes de las rodillas y un top de color turquesa y blanco, era muy bajita media un metro cincuenta y cinco, tenía un collar plateado con la mitad de un corazón, que cliché era ella con su pareja.
--¿Si les lanzo este palo les caerá en la cara alguno de esos imbéciles?—dijo Brais a mi izquierda mientras que sostenía con fuerza el palo de lacrosse.
--Yo opino que te meterás en problemas. —le dijo su gemela.
Brais también tenía el pelo naranja, como tía Danea, y los ojos verdes y aunque no tuviera heterocromia volvía loco a todo el que lo veía (tanto hombres como mujeres pero el supuestamente era 100% hetero, aja claro, tus ojos no dicen lo mismo), tenía un metro setenta de altura y adquirió fuerza y masa muscular gracias al lacrosse, además vestía un ridícula chaqueta turquesa con blanco con la mascota del colegio por detrás: un bulldog. Papá West dice que en sus tiempos era un tigre no me lo creeré hasta verlo.
--¿Vas a venir a vernos a las practicas, Matt?—pregunto Victoria.
--No gracias, no quiero ver a adolescentes sudando y tirando un pelota con una palo como imbéciles y menos quiero ver a chicas dando saltos y gritando.—dije mientras parábamos enfrente de nuestros casilleros.
--Bah, que amargado. —respondió Brais.
Antes siempre estaba en las gradas viéndolos y a veces fumaba un poco para pasar el tiempo pero ahora con esta situación no quería hacer nada.
Mire mi casillero y se veía impecable...que raro. Pero cuando lo abrí de este salió un fantasma de estos que se utilizan en Halloween diciendo "boo" y de repente el pasillo estallo en risas. Abajo estaba una nota que no quise ni abrir.
Los mellizos me vieron preocupados por si reaccionaba de forma violenta pero lo único que hice fue azotar la puerta del casillero e irme de ahí. Los chicos sabían que iba a hacer sin necesidad de decirles.
Subí hacia la azotea y agarre con las manos temblando el vape de mi bolso, sentí como poco a poco mis nervios se calmaban, solté el humo, y se me formo un nudo en la garganta y mis ojos empezaron a picar como signo de querer llorar. Ya no puedo con esta mierda más.
Me iba a arrepentir de lo que iba a hacer pero tenía que hacerlo.
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