Día 21
El mástil
Quisiera dejar de luchar contra la marea. Todos los días intento manejar con el mástil del amor, pero este se va rompiendo dando lugar un remo que apenas puedo sostener en mis manos.
Ya sin fuerzas, sin aliento, con ritmo cansino. Incluso un poco somnolienta y con los ojos entre cerrados; así intento mantenerme a flote para no tener que remar.
Sigo luchando con las fuerzas de la marea intentando ser la marinera, quien dirija mi propia vida. Aunque es casi imposible, pues todo se me escapa de las manos.
Quisiera que alguien tomara el control de mi vida al menos por unos pocos minutos porque ya no puedo estar al timón, mis manos resbalan, están a punto de soltarlo.
Quisiera que alguien me sacara de esta ténebre tormenta marina en la que no quiero caer. Poco a poco está entrando el agua dentro de mi barco, cada vez hay más agujeros y cada vez es más difícil calmar la tormenta.
El mástil ya no sostiene mis velas, se está rompiendo pues no está echo de madera, sino que está tejido con algunas puntadas de papel que se mojan con esta lluvia de tormentas.
Sola en medio del mar, no me es posible divisar una luz, ni siquiera sé hacia dónde me dirijo. Tal vez deba preguntarle a la luna, pero, en esta noche la luna se escondió, una luna nueva que no se ve por más que mire al cielo.
Mástil, aguanta un poco más, no te rompas, algún día la tormenta cesará, pero necesito que estés fuerte hasta que los mares sean acallados.
Posdata: Sin el mástil no existen las velas y sin las velas la embarcación no puede navegar. Pero de qué sirven las velas y el mástil si no hay viento que te impulse y si no hay luna que te guíe.
21/10/21
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