Final parte 2
Miro a Maciel y aun veo doble. No sé qué me afecto más si el cabezazo que casi me mata o haber liberado a satán.
—Creí que satán se me iba a salir de control, pero no fue así.
Le comento a Maciel mientras me pongo de pie miro hacia el campo de batalla y creo que ya es hora de que Bishop se fusione para que le ponga fin a esto. Con el permiso de Lucifer le doy orden de salida la última legión de demonios mayores liderada por Naziffi y a los hechiceros; le pido a Bishop, Mammón, Dorian y Abbaton que regresen para ir al ritual. Todos al llegar nos felicitan y no lo puedo negar, fue muy buena mi idea de ataque.
—¿Porque están aquí los ángeles? —pregunta Maciel.
—Vinieron a ayudarnos —dice Dorian y no puedo evitar sorprenderme —Las cosas en el cielo no están bien, la legión que estaba con Leyva es insurgente.
Miro a Dorian y Abbaton y se ven felices tal vez sea la oportunidad para que regresen. Dejamos ese tema de lado y nos dirigimos hacia el punto del ritual.
Yara ya ha dibujado el pentagrama en el que Bishop debe estar y un círculo de runas muy amplio. La idea es que la energía del creador entre en él, yo me fusiono del todo con satán y ahora si Bishop libera la energía que dejará más fuerte a nuestros demonios y llenará todo el inferno de energía que esperamos lo haga resurgir.
—Es mejor que se apuren —nos pide Mammón, este no participará del circulo porque será el encargado de cuidarnos.
Rapidamente Bishop se pone en el centro, los jinetes nos tomamos de las manos al rededor de él y nos alistamos. Respiro e iniciamos, poco a poco vamos expandiendo el cinturón y así mismo Bishop se va rodeando de una energía amarilla. Cuando ya logramos estar casi a diez metros uno del otro, nos detenemos y empieza la lucha por mantenernos unidos ya que esta energía que se ha materializado en forma de lazo quema insoportablemente.
Observo a mis hermanos y los dos mayores parecen estar tranquilos, pero Maciel si tiene una expresión de dolor en su rostro, miro hacia donde esta Bishop y ya no se ve la silueta de su cuerpo lo único que se ve es una niebla amarilla que parece arder. Pasan los minutos y el calor se ha intensificado tanto que me corre sudor por todo el cuerpo, a cada segundo que pasa me siento más débil, mis manos sangran, temo perder el conocimiento o las fuerzas para mantener el circulo. Ojalá que esto solo me esté pasando a mi.
—¿Falta mucho? —aprovecho que Yara pasa por mi lado y le pregunto.
Ella mira hacia donde esta Bishop y luego me observa. —Aún falta pero tenemos que aumentar el circulo para que aumente la energía.
Niego y más cuando vienen a mi mente las palabras de Satán. —No podemos hacer eso, se puede salir de control y no, no lo haré.
—Es que ya se está saliendo de control —niego en repetidas ocasiones, tenemos que parar, Yara pone sus manos sobre uno de mis hombros —Cálmate y mírame —no lo hago, no voy a cambiar de idea.
—¡Tenemos que parar! —le grito a mis hermanos.
—No lo hagas Milu...
Justo se escucha una pequeña explosión de inmediato observo a Bishop ya que de allá procede. Yara tenía razón, se está saliendo de control, la energía empieza a expandirse sin control en todas las direcciones. No quiero pensar en lo que podría pasar, pero es inevitable, tengo que hacer algo porque si no va a explotar.
—Necesito ir a donde está Bishop.
—Milufer no puedes te necesitamos, ahora no podemos romper el círculo —dice Mammón y vuelvo a negar.
—Pero Bishop me necesita a mí. Toma mi lugar.
A cada segundo que pasa la energía toma más fuerza. Miro a Mammón y le ruego con la mirada.
—Por favor, pueden hacerlo sin mi.
Hago contacto visual con mis hermanos y ellos niegan.
—Pero, pero yo tengo que hacer algo.
«No vengas es peligroso»
Las lágrimas empiezan a salir y yo lo único que quiero es correr hasta él y auxiliarlo. Él muchas veces estuvo ahí cuidándome y librándome de todo mal y ahora yo no puedo ayudarlo y eso me parte el corazón.
«Por todo el amor que me tienes y por el que te tengo, no puedo permitir que vengas» vuelve a pedir Bishop.
«Yo te amo pero me hagas esto por favor, déjame ir yo puedo ayudar»
La energía dentro del círculo se hace más intensa, se siente la presión en el lazo.
«Teníamos un plan y lo tenemos que cumplir por el bienestar de todos»
Las lágrimas me nublan la mirada, intento limpiarme con el hombro, pero un tirón en el lazo de energía hace que me retuerza.
«Párense firmes» nos dice Bishop a todos.
En mi mente hay miles de pensamientos y en ninguno me imagino sin Bishop, yo no podría vivir si él me falta.
—Milufer prepárate para hacer la fusión, ya Bishop va a terminar —miro a Yara y por primera vez quisiera que se desapareciera —Mammón y yo nos iremos porque ya es peligroso estar aquí. Tienen que contener la energía.
«Bishop por favor, aún estamos a tiempo»
Se empieza a escuchar un silbido, la presión aumenta y la bola de energía empieza a crecer.
Lo único que hago es cerrar los ojos porque esa bola de energía acaba de explotar y viene hacia nosotros, apenas la energía llega acá la presión aumenta; el calor es insoportable por lo que abro los ojos para ver a que nos enfrentamos y lo que detenemos y nos amenaza es fuego puro.
Intento mirar hacia donde están mis hermanos pero no se ve nada.
«Milufer la fusión, ya no aguanto más» dice Maciel y para colmo empieza a temblar.
«Milufer ya no podemos contenerlo más»
Esta vez es Abbaton el que se comunica conmigo y no me queda más que completar la fusión con Satán y temo perder el conocimiento porque me siento sumamente débil aun así respiro profundo y lo dejo salir, no siento nada, aleluya.
«Ya lo hice» miro mis manos y el lazo está más débil, se va a romper no pasa mucho hasta que sucede.
Toda la energía empieza a salir y es contenida por unas runas que hizo Yara pero no aguantaran, me pongo de pie y corro hacia donde esta Bishop, no veo nada, no siento nada pero aun así no me detengo.
—¡Bishop!
Grito y no hay respuesta. Me muevo desesperadamente hasta que lo encuentro, ahí de rodillas.
—Absorbe la energía para que no salga de las runas, tu puedes.
No me niego y empiezo a hacerlo, siento que me quema por dentro, todas las vetas de mi cuerpo y nariz sangran.
Ya no tengo fuerzas, yo no puedo más.
Mis rodillas flaquean y aunque hago todo por no déjame caer no lo logro. Lucho para que mi mirar no se apague, me arrastro para estar más cerca de Bishop pero por algún motivo lo veo más transparente y su agarre no se siente.
—¿Qué sucede?
—Hay que destruir para resurgir —niego y es lo último que escucho departe de Bishop, de parte de mi amor eterno.
Siento como una lágrima cae lentamente por mi mejilla, sin saber que acaba de pasar ¿Dónde está Bishop? Me pregunto una y otra vez.
—Milufer, levántate no tenemos tiempo. —siento que mi cuerpo es elevado del suelo por el ser que me habla, pero segundos después caigo de nuevo —¡Mierda, me quemó!
—Solo a ti se te ocurre, Mammón. Como la vas a dejar caer, puede explotar o algo así —responde Abbaton y siento como se agacha para quedar a mi altura —¿Milufer, estas bien?
Abro los ojos y los veo a todos menos a Bishop, me siento sobre el suelo y barro todo el lugar con la mirada pero no lo encuentro. Intento llevarme las manos al rostro para limpiarme las lágrimas y al verlas frunzo el ceño; mis manos, brazos y me atrevería a decir que todo mi cuerpo parece que fuesen de gelatina naranja.
—Es la energía, tienes que liberarla para terminar de una vez por todas con esto.
—¿Dónde está? ¿Por qué no lo siento? —les pregunto y todos se miran entre sí.
—No sabemos, pero en cuanto terminemos con esto lo vamos a averiguar.
Quiero ser optimista y pensar que todo va a estar bien, que él va a volver.
Con algo de dificultad me pongo de pie mientras los demás retroceden —Te esperamos en el campo de batalla —dice Dorian y segundos después todos cruzan un portal.
Cierro los ojos y a medida que inhalo y exhalo voy liberando lentamente la energía por las puntas de mi cabello, manos y pies, a medida que pasan los segundos voy a aumentando el flujo de energía para terminar más rápido pero cuidando que no se me salga de control. Al terminar abro los ojos y me gusta lo que veo, en el suelo de todo el lugar se han dibujado muchas venas de lava, al parecer funcionó y mi cuerpo volvió a la normalidad. No pierdo más tiempo y creo un portal hacia el campo de batalla.
Pensé que esto aquí al menos ya estaba controlado pero no es así. Los demonios de Leyva siguen luchando pese a su muerte, no entiendo de donde salen tantos.
«Yo sé cómo parar esto» le digo mentalmente a mi padre. «Déjame tomar el control de las tropas»
«¿Sabes lo que harás? Porque ya no tendremos ninguna oportunidad»
«Confía, se lo que hago»
«Milufer queda a cargo de las tropas» le comunica a todas las legiones y no faltan los que se niegan, pero la orden ya está dada.
Dejo que siga luchando mientras yo creo grandes portales para sacarlos de aquí, al terminar les pido que abandonen el campo sin darles explicación alguna, ellos parecen dudar pero al final lo hacen. Mientras los demonios pasan busco a Miguel arcángel y le pido que vayan con los demonios.
—¡Milufer! Tiempo sin saber de ti.
De haber sido otro momento mi rostro se hubiese iluminado con una sonrisa la ver a Rimini y a Cemiel.
Casi caemos en la tentación de darnos un abrazo, pero no lo hacemos —Me alegra saber que están bien.
—Igualmente y tu puedes, demuéstrales quien es Nafghel Anne Milufer —dice Rimini antes de cruzar el portal.
Los ultimo en cruzar son los jinetes junto a Mammón los cuales no dudan en advertirme que no vaya a hacer ninguna locura.
Cuando ya no quedan ningún demonio de nuestra orden, corro hacia la parte alta con un sinfín de demonios y diablos tras de mi. Rapidamente creo un portal hacia un calabozo y un escudo protector para que no puedan llegar a mí.
—Esta es su última oportunidad de redención, los que quieran ser salvados pueden cruzar el portal.
El demonio que quedó a cargo se hace lo más cerca posible del escudo —No pierdas tu tiempo y mejor huye con los otros, rata cobarde.
Era todo lo que necesitaba escuchar, cierro el portal y me preparo para la función.
—Audient vocem Dite audeo te excitaret ut promissi omne tuendasque moenibus! —hago una breve pausa y miro a este demonio a los ojos para luego continuar —Nec refert, in animabus pretium solvit quod debet, vigilaveris veniam ad vocationem.
Termino con una sonrisa y con el corazón a mi mil. No pasa mucho hasta que se escuchan gritos y rigidos de ellas, cada vez las siento mas cerca y estos ni se dan cuenta que están a punto de morir. Bajo la mirada cuando una de ellas llega a mi y las otras dos empiezan a matar a cualquier ser que se atreva a mirarlas a los ojos.
—Quis tu, ut ad audendum evigilare faciatis tres furies?
Este es el momento definitivo —Yo soy Milufer, dueña y señora de Dite quien las despertó —le respondo a una de las tres furias sin quitarle la vista de los ojos.
Como si nada ella cruza mi escudo protector, empieza a olfatearme en busca de miedo en mis venas, pero no lo va a encontrar.
—Ut suscitem iuramentum quod iuravi.
Lo logré, las tres furias cuidadoras de Dite han acudido y aceptado mi llamado, ahora si empieza lo bueno.
Superviso hasta que ellas barren con todo ser que se mueva a mi alrededor. Unas vez terminan me abro paso entre los cuerpos casi disecados para llegar a ellas.
—En cuento regrese al noveno les enviaré las almas como recompensa —una de ellas asiente —¿Saben dónde está Bishop?
Las tres niegan y vuelven a lo suyo, me despido y doy media vuelta. Abandono el campo de batalla y acada paso que doy mi melancolía aumenta, esto no tenía que ser así, en este momento los dos deberíamos estar celebrando nuestra victoria.
—¡¿Donde estás, Bishop?!
Sigo caminando con la intención de aclarar las ideas pero no funciona. Niego una y otra vez, esto no me puede estar pasando a mi, la vida no me puedo quitar al ser que amo y tan luchó por estar junto a mi.
No pierdo más tiempo y creo un portal hacia el noveno, mi padre ha de saber algo, él me tiene que ayudar. Llego y todos los pasillos están desolados por lo que sigo la energía que emanan.
—Menos mal te encuentro, necesito saber donde...
—Ya me entere que despertaste a las tres furias, desde eones que ningún demonio hace eso por el temor a su furia y tu las pudiste control, te felicito —dice Lúcifer —Quería agradecerte independientemente de que seas mi hija eres una demonio muy fuerte que en poco tiempo ha logrado hacer cosas maravillosa, estoy muy orgulloso de ti.
No puedo evitar la caída de más lágrimas ni sonreír y se me arruga mas el corazón cuando me da un abrazo.
—No te preocupes por Bishop, su cuerpo no aguanto la carga de energía pero está buscando la forma de crear otro.
No lo puedo evitar y ahora si rompo en llanto pero de felicidad, creí que lo había perdido para siempre. Me alejo de mi padre para darle las gracias y limpiar mis lágrimas.
—Y por último quería decirte que tu valentía y esfuerzo merece ser premiados, por eso he decidido que serás la encargada de todo esto, de cada demonio, círculo y cualquier rincón del infierno desde ahora están bajo tu mando.
Elevo ambas cejas sin poderlo creer, esto tiene que ser una broma. Lo miro a los ojos y parece decir la verdad.
—¿De verdad?
Asiente y sonríe —Desde ahora todo esto es tuyo, eres la máxima autoridad del infierno.
No puedo evitar sonríe mientras doy pequeños saltos, yo no vine aquí con la intención de convertirme en el ser con más poder del infierno pero de alguna u otra forma lo logré y siento que esto es una recompensa a todas mis buenas acciones y esfuerzos.
Ahora lo único que me falta es Bishop para poder estar completamente feliz.
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