Final
Llegamos al campo de batalla el cual fue preparado un día antes. Así como ellos llenaron el suelo de runas nosotros lo hicimos, pero fuimos más allá: Bishop creó unos súper portales que solo funcionan en demonios que no tengan nuestros sellos, cuando un demonio cae en el portal queda ahí encerrado, también hay pozos con runas elementales de fuego y hielo que se activan del mismo modo y ni hablar del sin fin de trampas morales que los esperan, todo esto fue necesario porque ellos nos triplican en número.
—Creo que no pudimos elegir mejor lugar —dice Mammón y está en lo cierto.
Nosotros nos encontramos en una parte alta pero al frente tenemos una bajada que da a un amplio terreno casi plano, hasta donde tenemos que guiarlos.
—Ellos vendrán con toda, creen que estamos débiles así que demuestren lo contrario. Esta vez está prohibido rendirse —nos dice Lucifer.
Todos los demonios de orden mayor vamos hacia atrás y le damos paso a las legiones de diablos y a los demonios de bajo poder.
—Ya se ve la primera horda de Leyva, traen muchas quimeras —comenta Bishop.
Mammón se me acerca, cruza uno de sus brazos por mi hombro y me da un beso en la mejilla.
—¿Estuvieron tomando sin mí? —no se me pasa por alto que todos menos Maciel tienen un intenso olor a alcohol. Mammón me da un leve apretón y se ríe.
—En mi círculo siempre celebramos antes de una batalla por si no volvemos y pues quise invitarte pero como que estabas ocupada bebiendo de otras fuentes —comenta Mammón y deseo que no siga —Muy linda tu cambiando vino por se...
—Sí, ya te entendí. —él se encoge de hombros y mis hermanos me voltean a mirar y niegan. —Las charlas para después —le digo y me alejo de él y voy hasta donde está Bishop.
Todos esperamos a que Lucifer de la orden. A cada segundo que pasa me siento más ansiosa.
—Ya pueden avanzar.
Nuestras tropas lo hacen y no puedo evitar acompañarlos hasta la bajada. Me siento sobre el suelo húmedo para poder observar algo de la batalla, esta empieza y al parecer vamos parejos, minutos después Bishop activa todas las trampas y ¡hermoso! Simplemente hermoso ver que todo está funcionando.
—¿Todo bien? —pregunta Sorat, me pongo de pie y asiento con una sonrisa en el rostro —Ya casi es el turno de las sombras y no es seguro que estés tan al frente.
—Sí, tienes razón.
Vamos al centro de las legiones que quedan y dejo salir a mis sombras, las cuales aumentaron en número ya que pude crear más y desde mi propio cuerpo. Una vez todas afuera me pongo de pie sobre el pentagrama que Bishop hizo pasar mí y espero la orden de salida. Esta vez la misión de las sombras es poseer la mayor cantidad de demonios de Leyva, yo nunca he poseído algún ser y más de segundo orden por lo que esto será un reto para mí.
Lucifer me indica que ya pueden avanzar y respiro hondo.
—Intenta poseer primero al más débil y ahí si ya intentas con uno de segundo orden.
Me dice Bishop mientras posa sus manos sobre mis hombros.
Hago la conexión con la líder de las sobras, la cual será la primera en poseer. Me muevo entre los demonios buscando al más desprevenido y débil hasta que lo encuentro.
—Solo entra a su cuerpo... —me va guiando Bishop, a la cuenta de tres lo hago y... —¿Estas bien?
—Por Lucifer... —digo mientras me recompongo del mareo tan bestial que me dio entrar a ese cuerpo, menos mal Bishop me tenía agarrada. Me sacudo e intento recobrar la cordura. —... Sí, estoy bien.
Restablezco la conexión y todo salió bien, ya tengo el control. Continuo así poseyendo un gran número de demonios y apenas los demás se dan cuenta empiezan a matarlos, justo como lo planeamos.
—Creo que ya es hora de que te detengas, vamos a comenzar con la tercera fase.
Las sombras regresan a mí y de nuevo me mueven el piso, me toca quedarme unos cuantos segundos agarrada del brazo de Bishop.
«Llegó la hora» me dice Satán «Completemos la unión y veras que en menos de un minuto ya acabamos con todo»
No hace falta que lo piense ni que responda porque simplemente no es el momento, aun no estoy lista.
De la mano de Bishop avanzo hasta la bajada y analizo el panorama, nuestros demonios y diablos siguen luchando y lo más importante, los demonios mayores y Leyva ya entraron al campo.
—¿Leyva completo la unión con su hermano? —pregunta Maciel y donde ya haya ocurrido será muy difícil vencerlo.
—Sí, ayer terminó la unión pero no os preocupéis —dice Mammón, yo lo observo y él hace lo mismo pero me lanza un beso, me da la impresión de que está un poco ebrio —Ya tenemos el plan para acabar con él.
Dejamos de hablar y procedemos a luchar y a cada paso que doy se me sube más la adrenalina. Saco del bastión un puñal y este lo convierto en espada, no pierdo tiempo y busco a mis contrincantes.
—A ti te quería, eres la poseyó a mis soldados.
Dice el demonio con el que me voy a enfrentar.
—Aquí me tienes.
Me detengo para analizarlo ya que no tiene ningún arma aparte de sus manos y dado que lleva una túnica de capucha, ya sé que lo de él es la magia y no estaba equivocada. De sus manos se desprende una luz roja y la lanza hacia mí, alzó vuelo para esquivarla. Sé que lo mejor sería luchar con magia, pero no porque ese es el fuerte de él, por lo que inició un combate con espadas. Intento acercarme, pero él es muy ágil y no me deja por lo que me veo obligada a dejar salir a la sombra líder, a esta le sedo gran parte de mi energía para que se haga más sólida y mientras ella lo distrae yo me le acerco y lo envuelvo con mi cabello.
Intento apretarlo lo más que pueda pero este se resiste así que empiezo a drenar su energía. Todas las betas se mí cuerpo se iluminan... Se siente tan bien esto que lo hago hasta dejarlo disecado.
—No era tan fuerte como esperaba —le sussurro a lo que queda de su cadáver.
«Es que tu eres más fuerte de lo que el creía» me responde Bishop y sonrió orgullosa.
La sombra líder vuelve a mí y de inmediato empiezo a luchar con otro, mientras lo hago estoy pendiente del grupo de demonios que se acerca; sonrió al ver que ahí viene Leyva y me afano por darle muerte al demonio con el que lucho y al parecer mis compañeros también.
Me acerco a Bishop para preguntar: —¿Vamos por él?
Este se me acerca, me da un casto beso en los labios y sonríe.
—Van a ir tus hermanos y tú, mientras...
—¿Por qué será que a ustedes siempre les da tiempo de hablar y de andar de melosos mientras luchamos? —Mammón como siempre de inoportuno.
—... mientras Mammón y yo nos encargamos del resto de su sequito.
Me despido de él con un beso y voy en busca de mis hermanos, pero en el camino me topo con un rostro conocido.
—Alan...
Este me observa fijamente. «¿Necesitas ayuda? Déjamelo a mí, encárgate de Leyva» me dice Dorian mentalmente y lo dudo un poco pero tampoco quiero enfrentarme a quien una vez fue mi amor platónico «Déjalo, después yo voy por él unos demonios no me quieren dejar pasar»
Dispuesta a hacerlo intento esquivarlo mas este se interpone en mi camino.
—Quien iba a creer que íbamos a terminar así y todo por tu culpa...
Empieza a decir y me pongo en posición de ataque, no estoy para escuchar lo mismo de siempre.
—Yo tome una decisión creo que ya deberías de aceptarla y superarme.
—Decidiste mal, estas del lado equivocado.
Al terminar se lanza sobre mi y logra derribarme, forcejeamos en el suele y este intenta ahorcarme, pero logró quitármelo de encima. Me lanzó sobre él y le doy golpes a lo salvaje, no pasa mucho hasta que Bishop llega a ayudarme.
—Ve con tus hermanos.
Asiento, pero de verdad quiero quedarme y ver como es destrozado. Llego a donde están los tres jinetes y consigo ver de cerca a Leyva y no pasa por desapercibido la energía que emana: no perdemos tiempo y los cuatros lo atacamos a la vez pero este es demasiado ágil y logra evitar nuestro ataque.
Mentalmente le pido a mis hermanos que nos organicemos, que canalicemos nuestra energía y que cada uno ataque con su mejor habilidad. Eso hacemos y logramos impactarlo varias veces.
—Cuidado, van más demonios hacia ustedes —nos advierte nuestro padre y creo que llego la hora de dividirnos los contrincantes —Y por favor dense prisa que ya casi se acerca la hora de la unión.
Escuchar lo de la unión me hace poner los pelos de punta mas sin embargo no es momento para pensar en ello.
—¡Nosotros iremos por esos ángeles! —grita Dorian antes de irse con Abbaton.
Y de la nada alguien me haga del cabello de forma fruzca, un diablo cree que va a lograr derribarme jalando mi cabello, desvio la atención un par de segundo y veo que Maciel intenta darle la pelea a Leyva pero es derribado, creo que llego la hora de liberar parte de satán solo espero no perder la cordura.
Narra Maciel
Milufer me ayuda a levantar y también evita que Leyva me decapite. Miro hacia los lados y cada vez vienen más demonios a atacarnos.
—Yo voy a luchar con él —Milufer me entrega su bastión y no entiendo porque lo hace —Conviértelos en arco y flecha, ve hasta la parte alta y espera mi señal.
—¿Segura que no necesitas ayuda?
—Tú me vas a ayudar, solo ve. Me avisas cuando ya estés listo.
Asiento y salgo corriendo lo más sápido posible hacia la parte alta, al llegar fusiono ambos bastiones para luego convertirlos en las armas que Milufer dijo, apunto para probarlos y están óptimos, así que se lo comunicó a Milufer y ella me indica que le dispare a todo ser enemigo que se le intente acerca, por lo que me concentro en no perderla de vista. Desde aquí veo que cambia a su forma de demonio y una parte de cabello empieza a aferrarse al suelo mientras la otra enreda a un diablo y también su cuerpo se ilumina. Posteriormente junta sus manos y empieza a crear un espada, al terminar de inmediato se lanza sobre Leyva y me sorprende la agilidad que tiene.
Mientras ella lucha yo voy haciendo mi parte y también aprovecho para quitarles unos cuantos de encima a mis otros hermanos. Vuelco mi atención de nuevo en Milufer y al parecer está manejando la energía de la demisión ya que crea muros, rocas y muchas cosas más.
Me alegro cuando uno de los cabellos de Milufer agarra la mano de Leyva y esta cada vez se acerca más, su cuerpo empieza a emitir una luz naranja algo intensa y me preparo para lo mejor. Todos nos detenemos por unos segundos ya que una intensa luz blanca ilumina todo y seguidamente empiezan a caer luces brillantes. Todos estamos sorprendidos, no son simples luces, son ángeles.
Mi mirada rapidamente va a lucifer que parece no creerlo «Miguel arcángel y sus legiones están aquí» nos dice mentalmente y va hacia ellos.
Hay tantos puntos interesantes hacia donde ver pero no me puedo desconcentrar. Vuelvo a Milufer y ahora un hilo de sangre corre por su frente y boca, sigue luchando pero se ve furiosa y de repente como que se llena de energía, se lanza sobre Leyva y lo empieza a golpear, desde aquí se ve que lo hace con una fuerza antinatural y él no se queda atrás, también le da duro.
Veo que ella lo inmoviliza contra al suelo y luego me mira gesticulando un ahora, esa es la señal, no puedo fallar porque corro el riesgo de darle a Milufer, respiro hondo y dejo ir la flecha; el recorrido de esta se me hace en cámara lenta y así mismo va mi corazón. Cuando lo impacta no puedo evitar gritar de euforia.
—¡Lo logré, le di, lo logramos!
Del cadáver empieza a salir una luz y temo que explote o sea algo tóxico por lo que corro hacia donde esta Milufer. —Lo hiciste muy bien, lo lograste. —ella me observa y parece desorienta, se agarra la cabeza como si le doliera —¿Estas bien? —no responde, solo se lleva la mano a la boca, introduce dos dedos, luego saca una muela y me la enseña.
Se deja caer al suelo y me preocupo por lo que llamo a Bishop, este tarda un poco, pero al final llega, la toma entre sus brazos y la lleva a la parte alta.
—Leyva me dio un cabezazo que casi me reinicia la vida. —le enseña la muela a Bishop y ambos reímos. —Denme un momento yo me recompongo.
Bishop le da un beso en la frente y le susurra un te amo y no solo lo dice si no que también puedo percibir que lo siente ¡Si ama a mi hermana!
Bishop se va y ayudo a sentar a Milufer. Miro hacia el campo de batalla y todo está hecho un desastre, esos demonios se enfurecieron por la muerte de Leyva, mas están los ángeles luchando de Lucifer sabrá que lado... la batalla no ha terminado.
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