Capítulo 9 3/3
Recorro la habitación que Bishop adecuó para Maciel y es bastante espaciosa. Lo único que le hace falta es un toque más humano o al menos que parezca que es la habitación de un bebé.
—Jamil, ven a la habitación de Maciel.
Llamo mentalmente a la bruja y espero que llegue pronto.
—¿Qué quieres? —sé que detrás de mi está Biltrix —¿Bishop te envió a vigilarme?
Se me hace que ya se enteró de lo de Portela, una semana después que bonito.
—Primor, no seas agresiva. —pongo los ojos en blanco y lo encaro —Solo quise venir a saludar. Además, este volcán esta entre los que tengo que vigilar —hace una pausa y me mira —Así como Portela está completamente bajo mi mando.
—Estaba, ahora ya es mío.
El ríe con gusto. —Solo porque tu lo dices.
—Tu ausencia también lo dice. Has pasado casi un mes sin ir a ver el volcán cuando no puedes dejarlo más de una semana solo. Y para colmo has estado está última semana en la tierra —su sonrisa se desdibuja —Tal vez Bishop no te diga nada pero que no se te olvide que este círculo le pertenece al noveno y por ende a Lucifer, a él no le va a gustar lo que está pasando.
—¿Por qué estás haciendo todo esto? Ya tienes a Ônix, para que más.
—Porque alguien tiene que tomar el control, los demonios no se mandan solos. —intento que mi voz suene lo más severa posible.
—A Bishop no le va a gustar para nada cuando se entere.
Me encojo de hombros. Bishop se puede para en sus cachos si quiere. —Probablemente ya lo sabe y si no ha venido, su motivo tendrá. —el demonio me mira al parecer enojado —Y aprovechando que estás aquí y que seguramente ahora irás donde Bishop, dile que necesito salir del infierno.
Biltrix se marcha sin decir nada.
—Aquí estoy.
Dice la bruja al cruzar la puerta.
—Podrías cambiarle la apariencia a todo, quiero que se vea más humano
La bruja me mira y niega —No sé cómo es más humano, no conozco a los humanos.
—Pídele ayuda a Dorcas y si necesitan muebles y todas esas cosas pídanselas a Bishop, yo ya me tengo que ir y cuando vuelva tiene que estar listo.
Salgo con dirección a mi habitación, allí me cambio de traje y me guardo algunas armas por si las moscas.
Voy hasta el salón del viento, que es el que conecta con la salida principal y donde están las quimeras. Busco en las celdas a Guardián y se ve mejor pero el viaje es largo y no sé si aguante.
—¿Va a salir?
Escucho una voz masculina que ya he escuchado antes, volteo a ver y es un ser raro. Algo me dice que es un demonio pero parece más un dragón no muy grande. Mejor dicho, es un dragón.
—Tú... ¿Me estás hablando? —él asiente con la cabeza —¿Y que eres?... Lo digo por tu apariencia, espero que no te moleste es que pareces ser una quimera.
El dragón suelta una risotada que suena más como un rugido —Soy un demonio ¿Ya no te acuerdas de mí? —niego, no sé quién es —Bueno no importa.
—¿Estas ocupado? —niega mientras se acerca a mí —Fantástico. Podrías llevarme a la ciudad.
El demonio asiente y entra a uno de los calabozos, cuando vuelve trae puesto una montura. Él extiende una de sus alas para que yo suba y sin dificultad alguna lo hago. A paso lento se encamina hasta la cueva de salida. Y anoto en mi mente «hacer una salida más grande como la del Azrhen» El demonio se lanza al vacío y me muerdo el labio inferior para evitar gritar, la sensación de vacío es horrible; por cosas como esas no he aprendido a volar.
Empezamos el ascenso y este atraviesa la corriente roja por la que viaje la primera a la Ciudad con Bishop. Pasamos un par de minutos dentro de ella pero él continua su ascenso, hasta que sigue él curso volando sobre ella.
—¿No es mejor volar dentro de la corriente para que no te desgastes?
—Sí, pero no todos los demonios vemos bien ahí dentro.
—Entiendo.
A lo lejos veo el cinturón de Azrhen y me da rabia, ya llegará el momento en que vuelva a Azrhen.
El resto del viaje lo hacemos en silencio, él se desliza suavemente por el aire denso, hace que se vea muy fácil volar. Este viaje es mucho más largo que el de la otra vez y no es solo porque él va fuera de la corriente sino porque Ônix está más lejos de la Ciudad que Azrhen.
—Puedes volar por debajo de la corriente.
Él de inmediato desciende y está vez no ahogo el grito. Bajamos tanto que su cola y patas tocan los lagos de lava que hay, desde aquí todo es más bonito, se siente muy familiar y más por ese calor delicioso que se siente en el aire. A lo lejos diviso aquellas puertas porque las que un día me aventure a buscar a Bishop en la cima de aquel volcán, mi piel se estremece. No pasa mucho hasta que el demonio me deja justo en frente de la puerta.
Cambio a mi forma humana y bajo de su lomo. No hace falta que toque la puerta, esta misma se abre dejando ver a los edificios y luces imponentes de la ciudad.
—Vendré a buscarte más tarde.
—Te lo agradecería.
Ingreso a la ciudad y hay muchos humanos. Sin distraerme con las luces y sonidos llamativos que salen de los diversos bares y casinos, voy hasta el Lux: Tu pecado.
Apenas pongo un pie dentro del lugar, llegan a mi mente los recuerdos que presidían lo que estaba por venir. Vuelvo en si cuando varias mujeres se me acercan he intentan poner joyas egipcias.
—Es por la temática —explica una humana —Y...
Sigo de largo, que temática ni que nada.
Busco a mi padre que según lo que me dijo Masxacre está en la suite. Subo al ascensor y los nervios y recuerdos vuelven a mi mente. Ya ha pasado más de un año y aun pienso que yo puede haber hecho algo para evitar la muerte de mi madre. Aunque era malvada, la quería y la extraño.
Las puertas se abren y oh sorpresa que el cuarto está lleno de mujeres. Localizo a Lucifer en el mini bar, lo miro de forma interrogativa y solo se ríe, su actitud solo hace que me pregunte si tiene un lado malo.
—Si lo tengo y te juro que no lo quieres conocer.
Responde mientras me entrega una copa, la huelo y es champán.
—¿Dónde está Maciel? —apunta con la boca hacia una habitación semi abierta —Antes de que lo veas...
Me quedo sin aire —¿Le paso algo?
Lucifer niega —Esta igual que el día en que me lo dejaste. — no saben cómo me hace bien escuchar eso. —Quería hablar contigo de un asunto. Es sobre algo que Bishop quiere.
Niego. Por ahora no quiero saber nada de él.
—Milufer escúchame, él te va a pedir algo y si tu aceptas él te puede cumplir cualquier cosa. Imagínate cualquier cosa.
Vuelvo a negar, pero aun así la curiosidad me invade.
«La curiosidad mato al gato» me dice el satán. Pues que me mate.
—Y qué es eso que quiere.
—No me dijo, pero ha de ser algo bastante importante —rio. Quiere que haga algo que él ni siquiera sabe que es —Pero mírale el lado bueno, podríamos pedirle varias cosas entre ellas que cure a Maciel.
Parpadeo varias veces y desvío la vista hacia la habitación donde esta Maciel y es donde me pregunto qué estoy dispuesta a hacer por él y su bienestar.
—¿Estás seguro que no sabes que es lo que quiere? —niega. Respiro hondo, ahora si me pusieron a pensar. —Dile a Bishop que no, que no acepto hacer eso que quiere.
Lucifer se encoge de hombros y voy hacia donde esta Maciel. Apenas abro la puerta me vuelvo a sorprender, es más casi me muero al ver varias mujeres y más a una que le está dando de lactar. Corro hacia donde esta esa mujer y técnicamente se lo arranco del regazo, lo siento por su pezón. Lo más rápido posible busco su hucha y lo meto ahí. No sé si me preocupa más que lo hayan alimentado o que haya estado mucho tiempo fuera de la hucha.
—¿Eres su madre? —la mujer que le estaba dando de mamar. No le respondo —Pues tienes un bebé muy raro, parece muerto en vida...
Miro la piel de Maciel y en definitiva sí, no está nada rozagante como un bebé normal. Cojo la hucha y salgo de ahí.
—Piénsalo Milufer. —quiero decirle que no hay nada que pensar, pero... Hay mucho que pensar. —Bishop le dibujó una runa para que cuando salgan de la ciudad el niño no se ahogue. Apenas llegues lo llevas a su habitación y no lo saques mucho.
—Pensé que sabias que no lo podían alimentar ni tener mucho tiempo fuera de la hucha, pudo morir.
Lucifer se acerca muy calmado mientras bebe de su copa y conserva una mano el en bolsillo del pantalón.
—Ya sabes cómo son las mujeres, solo quiso ayudar.
Puede que esa haya sido su intención, pero pone en riesgo la vida de mi hermano. —Tal vez, pero aun así es muy grave.
Mi padre retira la mano de su bolsillo y la extiende hacia donde está Maciel. Sobre su pecho pone lo que parece ser una gota de oro líquido, pero después toma la forma de una delicada cadena con un dije de dos alas. Es su bastión.
—Lo ahí hasta que pueda usarlo, cuando quieras otra forma vienes y yo se la cambio—me mira a los ojos—Cuídalo muy bien y si necesitas cualquier cosa solo, búscame y ahí estaré.
Se acerca a Maciel y le da un beso en la frente, luego me da uno a mí.
—Gracias por cuidarlo.
Me encamino hacia el ascensor y antes de que ingrese en él Lucifer me dice —No olvides que su futuro está en tus manos.
Creo que voy a tener que pensar muy bien la propuesta de Bishop. Lo que me enfurece es que si es tan importante porque el mismo no me lo comentó. De seguro ha de estar muy ocupado con el entrenamiento de la asquero...
La puerta se abre y lo primero que veo es a un sexy Mammón recostado en el marco de la puerta.
—Llegue justo a tiempo —dice mientras se acerca y me da un beso en la mejilla. Noto que huele a un perfume caro.
—Justo para qué, no entiendo.
Salgo del ascensor con rumbo a la salida, Mammón camina muy animado a mi lado.
—Te dije que vendría más tarde por ti.
Rio unos segundos hasta que comprendo. De razón se me hacía conocida esa voz.
—Eres el dragón.
—Sí, esa es una de mis formas de demonio. —así que tiene otra—Sabes estuve pensando y es mejor que vayamos a mi castillo y de ahí a Ônix—frunzo el ceño —No me mires así, es por la distancia. Podemos cruzar un portal hasta uno de mis castillos que es el que está más cerca de Ônix pero si gustas volamos desde aquí.
—No, no, no. Si tú dices que es más cerca pues hagámoslo.
Solo espero que sea verdad.
—Entonces salgamos de la ciudad para poder crear el portal.
Le susurro un está bien y le sigo el paso. Caminar hasta la salida por las calles que yo conozco es casi imposible dado que hay un montón de personas en ellas por lo que Mammón se desvía y nos toma más tiempo llegar. Durante todo el camino no dejo de pensar en lo que me dijo Lucifer; mi curiosidad me dice que busque a Bishop y le pregunte acerca de ello, pero no puedo, tengo que pensar primero muy bien lo que voy a hacer y lo que le voy a decir. Mentalmente le pregunto al espíritu del Satán que qué me aconseja pero no responde.
—¿Estas bien?
—¿Yo? —lo miro con los ojos muy abiertos, es obvio me lo está preguntando a mí. Por si las moscas miro hacia los lados —Disculpa. Sí, estoy bien.
—Entonces porque estas tan callada, es que no te conozca mucho pero tienes cara de que siempre tienes algo que preguntar.
¿Me estará diciendo chismosa? No creo.
—Estoy un poco cansada, solo quiero llegar a casa.
Espero que no lea mi mente.
—Si quieres te ayudo —sin esperar mi respuesta intenta quitarme la hucha de Maciel.
—¡No! —le grito a lo que le doy la espalda intentando proteger la hucha con mi cuerpo.
—Tranquila. —dice con un tono muy pasivo y calmado.
Dejo de darle la espalda y lo encaro —No te quería gritar es que... Es que en lo que tenga que ver con él no confío en nadie. Pero gracias por tu... —tomo aire —Gracias por la intención.
Él eleva brazos en forma de rendición y veo que intenta contener la risa.
—Mejor sigamos... Que ya falta poco—dice entre risas. —Perdón, pero tu cara fue muy chistosa.
Sinceramente esta no era la imagen que yo tenía de los demonios, son muy sonrientes respecto a lo que yo pensaba.
Lo ignoro y sigo adelante, ahora no estoy de humor para reírme. Una vez llegamos a la salida, él crea un portal y dudo en entrar unos segundos más al final lo hago. El viaje es corto y no sentí nada raro pero al poner un pie en el castillo siento un poco de mareo el cual me hace ver las estrellas. Cierro los ojos unos segundos mientras me recupero.
Al abrirlos me siento prácticamente en otra época. Nos encontramos a las afueras de un enorme castillo iluminado únicamente con antorchas. Es hermoso.
Escucho un rugido y es Mammón que ya está en su forma de dragón.
—Si quieres más tarde vienes y te muestro todo y de paso nos tomamos unos vinos en mi habitación.
Saca su enorme lengua tal cual una serpiente y no puedo evitar reírme. Antes de montarlo guardo a Maciel en el bastión y alzamos vuelo. Aprovecho para mirar su territorio y es bastante extenso es muy semejante a Dite.
Así como él dijo, el vuelo es mucho más corto y en unos cuantos minutos ya estamos entrando a Ônix. Mammón me deja justo en el lugar que me encontró.
—Ahora que me acuerdo ¿qué hacías aquí?
—Vine a ver si tenías celdas adecuadas para el dragón. —verdad que me regaló uno.
—¿Y son adecuadas?
Niega a lo que cambia de forma —No pero si tu apruebas puedo mandar a construir una idea para él.
—Sí, hazlo.
Nos quedamos en silencio y él se acerca hasta que me acorrala contra la pared. —Entonces, ¿te espero más tarde?
—Si, pero vienes por mí —le sonrió así de sexy como él lo hace mientras muerdo mi labio inferior.
—Eres tan hermosa —se acerca y me da un beso en la comisura de los labios —Nos vemos.
Sin mirar hacia atrás comino lo más rápido posible hacia la habitación de Maciel. Solo espero que si llega a pasar algo con Mammón Bishop no me mate. Entro a la habitación y por cierto ya está decorada como Dios manda.
—Buen trabajo. —le digo a Jamil y Dorcas. Mi mirada cae en Biltrix —¿Qué haces aquí?
—Vine por ti, Bishop necesita hablar contigo.
Enarco una ceja, pongo cara de asombro y me cruzo de brazos —Vea pues. Te iras solo porque tengo cosas que hacer.
Procedo a sacar a Maciel del bastión y camino hacia el baño con él. Lo despojó de todas las pequeñas prendas que tiene y con cuidado lo introduzco en la bañera. Antes de echarle agua pruebo la temperatura y esta buena.
—Primor, por favor colabora.
No le respondo y me concentro en lo que hago. Noto que el sello que le estaban dibujando dejó de crecer, pero aun así esa parte se ve mal.
Salgo del baño y lo pongo en la cama.
—En verdad tengo cosas que hacer. —Biltrix me mira con súplica. —Me ayudas a vestirlo, le pido a Jamil— ella me mira y asiente sonriente.
Voy hasta donde esta Biltrix —No nos vamos a tardar mucho Milufer, has el esfuerzo.
Niego.
—De que quiere hablar Bishop y no me digas que no sabes.
El demonio me hace señas para que salgamos y cuando ya estoy por salir Jamil grita: —¡El sello de Destiny!
De inmediato voy hasta ella que apunta el pecho de Maciel —Ese es el sello de ella, lo quiere matar.
Mi respiración se comienza a agitar y todo empieza a ralentizarse—¿Estás segura? —la bruja asiente.
Sin pensarlo dos veces salgo corriendo de ahí. Cuésteme lo que me cueste Destiny hoy me las paga.
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