Capítulo 9 2/3
Estuve pensando durante varios minutos y llegué a la conclusión de que no tiene sentido que me ponga así por Bishop. Después de todo él y yo no tenemos nada. No me puedo quedar encerrada llorando en mi habitación mientras hay tantas cosas que hacer.
Busco mi bastión y salgo a ver las quimeras. Llego a los calabozos y lo primero que hago es buscar a Guardián. La quimera apenas siente mi presencia mueve la colita, me le acerco un poco y lo acaricio; ya está un poco mejor, sin embargo tiene que estar en reposo una semana más. Busco a las otras y cada pareja está en una celda. La primera pareja tiene forma de salamandra gigante, no tienen alas, la otra es similar a guardián solo que tienen cabeza y cola de león, los últimos son raros; podría decir que son kelpies con alas.
Le regalo la última mirada a las quimeras y voy al cuarto de las armas; nada que no haya visto antes: látigos, espadas, sables, puñales, dagas, arcos, flechas...y más. Antes de ir al salón Marmita paso por las cuevas de los diablos, el sitio donde habitan es una caverna oscura llena de huecos en las paredes y piso, ahí es donde permanecen la mayor parte del tiempo.
Llego a Marmita y ya están mis comandantes, espero que hayan aprovechado las pocas horas que los deje libre.
—Gracias por venir. —miro a cada uno de ellos y hace falta Masxacre —¿Dónde esta Masxacre?
—Está en Azrhen, no debe de tardar.—responde Amaru.
No sé si es mi imaginación pero el ambiente está tenso y no es por la mezcla de energías diferentes que emanamos cada uno.
—Primero que todo, les voy a decir que no quiero conflictos entre los que estamos aquí —miro a Dorcas y a Liszt —Y aquí se hace solamente lo que yo diga y cuando no esté dejaré a un encargado. — todos me regalan asentimientos de cabeza. —Entonces como ya había dicho, todos serán marcados con mi sello, solo será una marca de reconocimiento, no cambiará nada en ustedes. También harán un pacto de lealtad, el cual será una pequeña runa; el que lo incumpla obviamente paga con su vida. Así que alisten una parte de su cuerpo.
No quiero que pase lo mismo que con las sombras, por eso busqué en el libro que Yara me dio juramentos de lealtad y no siempre se hacen con rituales, también se puede hacer con runas.
Saco la daga del bastión y empiezo con Amadeus que decide hacérselas en el ante brazo. Como tengo los sellos de Dite y de Lucifer en cada mano, al juntar las palmas abiertas se forma una pequeña figura no muy compleja y ese es mi sello que simboliza la lava y el hielo.
Marco sin problemas a cada uno y les hago jurar lealtad, excepto a Dorcas que puso unos cuantos peros; piensa que la voy a matar con esa runa... pero al final accedió.
—¿Y ahora qué sigue? —inquiere Jamil
Reviso lo escrito en la piedra, tacho lo que ya hicimos:
Organizar el volcán e ir por Dorcas solo falta que traiga al resto del aquelarre, Bishop nos facilitó armas, pero seguimos necesitando más gente.
Cojo un pedazo de carbón y escribo un objetivo más: Tomar el control de Portela.
—Ônix necesita más territorio, por eso nos vamos a tomar por las buenas o por las malas a...
La puerta se abre. Primero entra Masxacre, seguida por Melz, Yara y Naziffi.
—Aquí estamos —dice Yara muy animada mientras viene y me saluda.
Me pongo de pie para recibir a Melz ya que Naziffi ya tomó asiento —Espero que no te molestes, las traje porque pienso que son importantes. —Explica la demonia de cabellos naranjas.
—Son bienvenidas siempre y cuando estén dispuestas a colaborar.
Voy y saludo a Melz, nos estrechamos las manos y espero llevarme bien con mi prima, le regalo una pequeña sonrisa y la invito a sentarse.
—Antes de continuar y ya que estamos todos, solo quiero pedirles lealtad hacia mí a las que llegaron y piensan quedarse. —observo a las recién llegadas —Tienen que dibujarse mi sello y/o la runa de lealtad.
—Yo solo la runa de lealtad —dice Yara y Naziffi la apoya.
Mi mirar va a Melz —Yo si me quedo, así que los dos.
Rápidamente le dibujo a cada una lo que escogió y ahora si continúo —Les estaba diciendo que nos vamos a tomar Portela.
—¿Por qué? —pregunta Yara.
Por capricho, porque quiero...
—Porque ese volcán está muy abandonado. No vamos a llegar a esclavizar a todos los demonios. Lo único que pasará es que va a dejar de estar bajo el mando de Biltrix, del resto todo será igual. —Los integrantes de la mesa parecen pensarlo —¿Alguien se niega?
La única que eleva la mano es Yara y como es democracia gana la mayoría.
—Yo coordino —se ofrece Amadeus —Será sencillo solo hay que entrar, hablar con el encargado y dibujar el sello de Milufer.
—Entonces iremos lo que sabemos luchar —Amaru y Jamil no saben —Lleven los diablos que necesiten.
—Nunca he luchado, pero voy. —dice Amaru.
—Ok, entonces vamos a alistarnos lo más pronto posible.
***
A Portela se llega mediante túneles dado que es un volcán totalmente subterráneo; tiene varias entradas pero la más corta es atreves de Ônix y una salida externa a pocos metros de aquí. Naziffi, Amaru, Melz, Dorcas se fueron por la entrada de Ônix y Amadeus, Masxacre, Liszt y yo vamos por la externa.
Estos túneles son demasiado estrechos, menos mal que según Amadeus no corremos ningún peligro, pero aun así mandamos primero a los diablos para movilizarnos mejor.
Tras unos cuantos minutos más de caminata por fin llegamos a Portela. La entrada de este volcán está completamente desprotegida, por lo que entramos sin ningún problema.
—Ya estamos aquí —le informo al otro grupo —Estén atentas, busquen a su grupo de diablos.
Analizo el estado de la infraestructura del sitio y está destruida, pero no se ve tan agradable como las ruinas que hay cerca de la ciudad. Nos adentramos en él y llegamos a lo que parece ser una plazoleta, solo veo desorden: lo primero que nos recibe es una nube de humo y el ruido de distintas canciones sonando a la vez a todo volumen, demonios ebrios, teniendo sexo por todos lados, huele a cilantro salvaje, hay botellas de alcohol, empaques de comida y barro en el suelo por doquier, hay basura cosa que creí no ver en el infierno y además de eso hay humanos y demonios de otros círculos, no me extrañaría que hubieran ladrones. Esto es como una pequeña Sodoma.
—Deja a los diablos alrededor de la plazoleta. —le ordeno a Amadeus.
Me le acerco a un demonio que porta un uniforme y por su aspecto, está borracho. —¿Quién está a cargo?
—Sorat—dice entre risas —Y ustedes tan bonitas nunca las había visto por aquí. Pidan todo lo que quieran Portela paga.
—¿Donde esta Sorat? —el demonio apunta hacia arriba.
Hacemos lo mismo y allá en lo alto se ve lo que parece ser un balcón.
—Y por cierto —eructa —No se puede volar.
Ignoro su cometario y vamos hacia las escaleras.
—Vamos a subir —Amadeus le informa a las demás.
Empezamos a subir la escalera y aparece un demonio robusto y con cara de licántropo —No pueden pasar.
Detengo a Amadeus cuando esta por sacar su espada —Necesitamos hablar con Sorat. —el demonio niega.
—Yo le diré que vinieron y él verá cuando los recibe.
Observó a mis demonios —¿A las malas? —pregunta Masxacre mentalmente. Niego.
—Somos del consejo de Ônix, ella es— inicia Liszt.
—Soy Milufer, hija de Lucifer y nueva comandante de Ônix, y es muy urgente lo que necesitamos hablar con Sorat ya que al parecer no está Biltrix.
El demonio nos observa por un par de minutos, al parecer habla mentalmente con alguien. Ojalá que no le avise a Biltrix.
—Puede pasar solo la Milufer.
—No creo que sea buena idea que vayas sola —Amadeus habla mientras mira al demonio con severidad.
—Tranquilo no creo que se atreva a tocar a la Milufer de Bishop —dice Masxacre y tiene razón.
—Si algo ocurre suban de inmediato.
El demonio me abre paso e inicio el cansino ascenso. De solo ver todos esos escalones me dan ganas de devolverme y dejar todo como está. Cuando he subido la equivalencia a dos pisos, comienzo a subirlos corriendo, tengo que sacarle ventaja a este cuerpo glorioso que no se cansa. Después de lo que para mí es una eternidad, me detengo frente al balcón. Me acerco y miro todo el lugar, y desde aquí se ve peor, parece una ciudadela de indigentes.
Voy hasta donde está la puerta y esta se abre sin darme chance a tocar. Antes de cruzar convierto el bastión en una pequeña bolita y la llevo en la mano. Ingreso al cuarto y todo está oscuro por lo que enciendo mi cabello.
—Ya no respetan ni la hora de dormir—dice una voz masculina y seguidamente escucho pasos.
De la nada se enciende una chimenea y varias antorchas, aun así el cuarto queda un poco oscuro, que por cierto es una habitación no una oficina como creía.
—Con que tú eres Milufer. —dice Sorat mientras emerge de la oscuridad. —Sígame por favor.
Con recelo lo sigo a una pequeña, fría y oscura oficina... Me siento como si estuviéramos en el siglo XVIII.
Me siento y la silla suelta un chirrido horrible —Tranquila es por falta de uso.
Asiento no muy convencida. —Te tengo una propuesta.
—¡Soares! —grita y escucho que alguien viene corriendo. Una demonio —Ella es mi hermana.
La súcubo se sienta junto a él.
—Como ya te habrán informado, yo soy la nueva comandante de Ônix, el día de mi juramento dije que si Ônix necesitaba expandirse lo iba hacer. Nadie se opuso a mi requerimiento.
—Y? Eso a nosotros que nos importa. —habla con desdén Soares.
—¿Quién es el comandante de este volcán? —hablo mirándola directamente a los ojos.
—Biltrix y cuando no está Sorat.
—Tú lo has dicho, entonces cállate o salte que yo vine fue a hablar con él no contigo.
Ella se pone de pie y ríe—No me voy ni callo.
Creo que va tocar hacer esto por las malas. Le ordeno a mi grupo que suba y que esperen en el balcón.
—Déjala hablar Soares. Continua por favor Mi-lu-fer —dice mi nombre pausado mientras observa a su hermana.
—Lo que quiero es tomar el control de Portela, casi todo será igual con la diferencia de que yo estaré al mando.
Soares suelta una risa escandalosa y estúpida. Sorat me mira a los ojos.
—¿Biltrix sabe? Mejor dicho, Bishop sabe.
—Bishop todo lo sabe. —sinceramente no sé si lo sepa y no quiero ni pensar en su reacción. —Les anticipo que si no es por las buenas, es por las malas.
Sorat observa a su hermana. Le ordeno a mis demonios que ingresen al pequeño cuarto.
—¿Y estos quiénes son? —pregunta la demonio. —Sorat sácala, aquí no tiene nada que hacer—el incubo me observa— ¡Sorat! —llama su atención al ver que no dice nada,
—Amadeus y Amaru, es grato volver a verlos ¿Están con ella?
—Somos sus comandantes —le responde Amaru.
—Que dices Sorat, después de todo quien está a cargo es Bishop y quien mejor que su Milufer e hija de Lucifer para estar a cargo de este lugar.
El demonio se toma varios minutos para pensar —Acepto pero si Bishop o Biltrix vienen a hacerme reclamos...
—No te preocupes por eso que yo respondo ante ellos y mi padre.
—Él va a seguir siendo el comandante, verdad —pregunta la hermana de Sorat.
—Si él así lo desea porque si gusta puede cambiar de rol con alguno de mis otros comandantes.
—Por ahora será mejor que cambie, puedo tomar el lugar de Amadeus.
Miro a Amadeus y este asiente con una sonrisa en el rostro.
—Entonces solo queda cambiar de sello.
Inicio dibujándole mi sello y la runa de lealtad a los dos demonios. Después todos vamos al centro del volcán; que es un lugar muy bonito, parece un oasis con la temperatura de un sauna. Este volcán afortunadamente si está activo, pero según Sorat ha disminuido su intensidad.
En el fondo de un pequeño lago de lava se ve dibujado el sello y Dite y uno que me imagino es el de Biltrix.
Recuerdo lo que me dijo Yara antes de salir de Ônix: Buscas los sellos y sobre el del comandante dibujas una runa de pureza la cual borrará el sello y ahí si dibujas tu sello, pero aquellos sellos están blindados con más runas que posiblemente están alrededor del lugar
—Hasta aquí te acompañamos. —dice Dorcas —No olvides que hay otras runas.
Me quito los zapatos y camino hacia manantial. Pongo un primer pie dentro de este para probar y la lava está caliente más no es nada que no pueda soportar. Avanzo lentamente, tratando de mirar alguna runa mas no veo nada, de un momento a otro la última runa que me dibujé cuando hice las dieciséis en LufYana se ilumina y siento un corrientazo horrible que amenaza con paralizarme pero no me detengo.
Llego a donde están los sellos y sin perder tiempo hago la runa y después mi sello. Intento caminar lo más rápido posible, pero siento como si tuviera un gran calambre por todo el cuerpo.
—Listo ya es tuyo solo falta avisarles a los demonios. —dice Amadeus.
Sorat me ayuda a salir de la lava y me siento en el suelo para recuperarme, aun siento la corriente fluir por mi cuerpo.
—¿Estas bien?
—Si Amaru —le extiendo la mano para que me ayude a poner de pie. —Ahora si vamos a ver a mis nuevos demonios.
Bishop que se prepare porque esto no acaba aquí.
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